Nació en Saltillo, Coahuila, en 1889, murió en la Ciudad de
México en 1971. Perteneció al grupo del Ateneo de la Juventud
(1910). El poema en prosa alcanza en Julio Torri el extremo de resolver, en
unas cuantas proposiciones, series complicadas de supuestos, a veces de origen
culto y en ocasiones tomados de fuentes populares. Por encima del sentimiento,
ha preferido la emoción de la inteligencia, y contra la elocución
farragosa se ha propuesto el juego de la síntesis. Malicia e ironía,
a menudo buen humor, trascienden de sus breves trabajos. La heroicidad, los
grandes ademanes, los desplantes oratorios, el afán de superioridad,
caen bajo su vigilante sonrisa más entregada a la suspicacia que a
la aceptación. De él dijo Alfonso
Reyes que solía fingir "fuegos de artificios con las llamas de
la catástrofe". Injustamente parca su producción, resume el
testimonio de "los escritores que no escriben", alienta el fervor de buscar
en lo que cuenta el lado menos inmediato, el matiz capaz de darnos la sorpresa.
Contra la corriente, delata el aspecto casi desconocido de un personaje o
de una idea. Desde el rincón de su biblioteca, Torri ha procurado
los asuntos que, en unas cuantas frases, tuercen el significado normal que
estamos acostumbrados a otorgarles.*
Obras: Ensayos y poemas (1917 y 1937); De fusilamientos (1940); Tres libros (contiene los dos libros anteriores y Prosas dispersas, 1964).