Poco después de iniciar la faja se cerró todo de nuevo, apenas podíamos distinguir los enormes precipicios que nos rodeaban (lo cual no sabíamos si era una suerte), mientras que arreciaba el agua y el granizo. Para arreglar la situación, desde lo alto del Gallinero caían ingentes cantidades de agua que hacían bastante impracticable el recorrido. ¿Que mas podíamos pedir? |
![]() |