J.C.A:

- CASO J. C. A..PROFESORA.
 
- CAUSA-ANTECEDENTES
     Una maculopatía en ambos ojos. Enfermedad de origen desconocido que origina zonas ciegas y de imágenes deformadas.Fue la causa de una búsqueda completa de posibles enfermedades por si pudieran ser origen de la misma.
     Lo único que se encontró fue, el dentista, pérdida ósea y el perodontólogo una posible infección bajo una muela del juicio, por lo que consideró imprescindible su extracción antes de hacer ninguna otra cosa.
     Jamás hubo molestias en las muelas (ninguna), pero el oftamólogo opinaba que era importante curar cualquier foco de posible infección.Y para una profesora de dibujo,era imprescindible luchar por no perder más vista.

-OPERACIÓN
      En Junio de 1995 se realizó la operación de extracción de las cuatro muelas del juicio con anestesia general,(las dos inferiores estaban en posición horizontal incrustadas en el hueso). La operación duró en si misma dos horas y la paciente paso por tres picos de tensión, (a pesar de tener una tensión  bastante normal).Las osteotomías fueron muy amplias. Para cerrar la herida se cosió parte de la carne contra la del carrillo. El alta hospitalaria se producía tres días después.

-RESULTADOS EN CURSO.
- Días después fui a la médico de cabecera, (era mi obligación, ya que estaba de baja), le dije que me encontraba mal, que me dolía, que no me atrevía, siendo una fumadora empedernida, a dar una chupada a un cigarrillo y que casi no podía  comer. Ella me miró las cicatrices y en contra de mi opinión, opinó que las cicatrices estaban bien y por tanto yo estaba bien. Así que en lugar de enviarme a un especialista, me dijo que la baja normal por unas muelas del juicio era una semana, así que me "daba" como mucho quince días para curarme. Opinó que posiblemente yo quería la baja para luego pedir las vacaciones en otro mes y que además, ¿para qué quería la baja, si estaba de vacaciones?. Así que inocentemente, sin saber lo que sucedía y creyendo que aquello iba a curar en los dos meses y pico que faltaban para empezar el curso, soporté en contra de mi parecer que la médico de cabecera me diese de alta.

- Llegó septiembre, y no había mejorado, hacer los exámenes y preparar el curso parecía posible, pero solo pensar en dar clases sentía terror. En estos meses había cambiado de ... a .... El nuevo médico de cabecera no sabía bien a que especialista enviarme, ni parecía entender que me sucedía, (yo no tenía ni idea), por lo cual no parecía dispuesto a darme la baja.
-El máxilofacial que me había operado estaba de baja. ... no tenía máxilofacial en la ciudad, así que acudí a la única máxilofacial que conocía tenía consulta privada que era a su vez ... del ... donde me opere. Yo tenía miedo a contarle a un médico que si apretaba atrás en la muela del juicio me dolía la lengua, estaba segura que me iban a decir que era psicosomático o algo semejante, así que me quedé asombrada cuando la máxilo lo encontró de lo más natural. Me dio inyecciones de Núcleo C.P.M.. Me dijo que sí era, una causa de baja, pero me puso todo tipo de inconvenientes para darme un informe por escrito para el médico de cabecera, se enfadó y me dijo que eso ya lo tenía que saber él. Yo insistí, (lo necesitaba tanto), hasta que finalmente me escribió a mano una nota donde viene a decir algo así, como que "la paciente dice que le duele".

- De vuelta en el médico de cabecera, volví a explicarle que no podía hablar y así no me era posible dar clase. No fui capaz de enseñarle la nota de la máxilofacial, no me parecía serio. Solo le hablé de los medicamentos recetados. Viendo que no tenía ni el más mínimo deseo de darme la baja se la pedí directamente y el me contestó que eso del dolor era algo que solo yo sabía cuanto me dolía. Argumenté aún un par de cosas más, entre ellas lo humillada que me sentía suplicando la baja, hasta que en un ataque de amor propio salí de allí llorando y dispuesta a dar clase fuera como fuera.

- El mes de octubre, noviembre y diciembre de 1995, asistí a clase, incluso intenté ejercer de profesora. No lo conseguí. (Y eso que soy profesora de dibujo). A la tercera hora de clase era totalmente incapaz de soportar el dolor que me producía, veía como mis alumnos adolescentes llevaban su comportamiento a situaciones en que era imposible eludir mi obligación de profesora de llamarles la atención sobre el mismo, pero al mismo tiempo no podía soportar el aumento de dolor necesario para hacerlo. No me cabía hacer otra cosa que cerrar los ojos y aguantar.
     Todos los día sucedía lo mismo, el nivel de dolor de la mañana, iba aumentándose hasta el extremo que por la tarde era incapaz de hacer ninguna cosa diferente a simplemente pasear de un lado a otro intentando soportarlo. Tardé muy pocos días en hablar sin mover la mandíbula.
- Una oportuna caída con rotura de ligamentos en la rodilla me libero de la tortura de hablar durante el resto del curso, pero al mismo tiempo ayudaba mucho a aislarme y inutilizarme. Yo no podía comprender como estaba de baja por una pierna, siendo una profesora que se sentía incapaz de hablar,cuando era mucho más fácil dar una clase sin la pierna que sin pronunciar palabras.
- Fui a una neuróloga, yo insistía en que quería estar de baja por la boca y es difícil explicarse cuando duele hablar, ella me daba largas y me decía que ya veríamos, después cuando me curase la pierna. Todo lo que conseguí de aquellas consultas es que me escribiese en un papel junto con la receta de Triptizol, "Neuralgia Facial Atípica", fechado el ..-..-1996.
-Durante meses acudí a varios médicos. Soporté alguna opinión sobre el origen psicosomático de mi enfermedad. Hasta que finalmente y después de acudir a la misma consulta de modo reiterado, conseguí un informe fechado el .. de ... de 1996,donde se hablaba de parestesia y parálisis. Hacía un año que sufría dolores y por primera vez conseguía que alguien me hiciese un informe presentable que mostrar en ... ó al médico de cabecera.
- El dolor por aquellas fechas, no se refería solo a la mandíbula inferior y a la lengua, si no que subía por toda la cara hasta los ojos, era un tipo de dolor enloquecedor. No es que no pudiera dar clase, es que era incapaz de cosas como cocinar (que antes hacía en media hora). Me llevaba dos horas vestirme porque olvidaba constantemente lo que estaba haciendo debido al dolor, lo mismo me sucedía caminando por la calle
-Me hablaron de una posible neuralgia del trigémino, ya que el dolor bajo las órbitas de los ojos no me dejaba vivir, (el lingual es una rama de este). Me aconsejaron probar con acupuntura, ésta hizo desaparecer de un modo asombroso los dolores de la cara, fue entonces cuando descubrí lo mucho que me dolía la lengua.
- En noviembre acudí a la consulta del Dr. ... en .... Me señaló que los músculos de mi cara estaban duros como piedras y que eso no era normal. Nada de lo que me recetó me sirvió para nada. Pero me dijo que muchas de estas neuralgias curaban en el plazo de dos a tres años, que me lo tomara con mucha paciencia. Esto sirvió para mantenerme, cuando comprendía que así era imposible vivir y que mi única solución era la muerte. En esta esperanza seguí soportando el dolor.  Me preguntaba la razón por la cual no movía la mandíbula al hablar y yo no tenía respuesta.
-En la primavera de 1997 me aseguraron que el médico que me había operado estaba bien. Así que reuní valor y le pedí que me recibiera, soporté el dolor y aparecí en su consulta a las ocho de la mañana. Su respuesta fue tajante, de la operación estaba seguro que no era, que iba a hablar, consultar la posibilidad de que  yo padeciese una enfermedad degenerativa del sistema nervioso. El asombro y la cara de paciencia, por mi parte fue total. Por suerte, yo estaba bastante segura de no padecer una enfermedad degenerativa. Casi habían pasado dos años.
- Durante el verano del 97, los dolores en la cara volvieron con su intensidad del 96. A pesar de que durante todo este tiempo yo no fui a dar clase y me mantuve prácticamente aislada de los demás para no tener que hablar.
- En este verano acudí por primera vez a la consulta del Dr. ... A él si le pareció muy factible que tuviese el nervio de la lengua dañado. Estaban descritos entre un 2 y un 4% de casos en operaciones de muelas del juicio. Era la segunda persona (antes ..., internista) que claramente me decía que mis dolores podían ser de la operación y no me los imaginaba ni aseguraban que eran psicosomáticos o algo semejante.
     Me habló de dos posibilidades, operar siguiendo el nervio para ver si algo lo ocluía o quemar selectivamente las fibras del dolor. Era la primera vez que oía hablar de esto y habían pasado más de dos años. - Me envió a un neurocirujano, éste desechó claramente una neuralgia del trigémino. Por entonces empezaba a estar claro que tenía dos problemas uno debido al nervio y otro mecánico debido, por un lado a la propia configuración, de la mandíbula y de otro al dolor que finalmente se había encargado de romper el equilibrio forzado en que esta se había mantenido a lo largo de mi vida.
     La neuralgia parecía clara del lingual y el neurocirujano no me aconsejaba operarme matando fibras, pues aseguraba que se mataban de más y el resultado no le parecía aconsejable para mí. Se hubiese animado más si yo tuviese 70 años. Opinaba que era mejor arreglar antes el problema mecánico.

- Consulte a otros maxilofaciales y ninguno parecía inclinarse por la operación, hubo incluso quien me dijo que el resultado solía ser que el paciente sintiese más dolor que antes de ella.
-Era de nuevo un callejón sin salida. Yo estaba dispuesta a intentar lo que fuera. Durante los meses de noviembre y diciembre, fui de nuevo a sesiones de acupuntura para mejorar el dolor de la mandíbula y a una homeópata para tratar el nervio con inyecciones de un anestésico rebajado. En un principio mejoré ambas cosas, el dolor del nervio pareció adormecerse.
- La mejoría duró poco, pues a finales de enero de 1998, los dolores volvían a su situación inicial y yo ya estaba psicológicamente agotada, y harta de ir al médico, para nada.
- Por entonces dejé de ir a la consulta del estomatólogo al que durante dos años había estado acudiendo casi cada mes. El me hizo la primera férula, que me sirvió exactamente para nada, yo era incapaz de seguir yendo al médico a nada.

- Fui a un nuevo estomatólogo. La Dra. ..., ella había estudiado en ... y varios estomatólogos me habían comentado que allí trataban los problemas de ATM con bastante éxito. Ella me hizo una nueva férula, totalmente a mano. Esta, además de dejar separadas la muelas, me obligaba a morder en una única postura, evitando el desplazamiento a la izquierda del que yo me quejaba. La nueva férula ante mi incredulidad y para mi sorpresa fue casi un éxito, en tres días los dolores habían disminuido.

- Verano de 1998. Sigo usando la férula, al principio casi ni me atrevía a sacarla. La disminución del dolor fue la inicial. No parezco avanzar más. La diferencia es tremenda. Ya que ahora soy capaz de desarrollar un pensamiento lógico, puedo hacer cosas, como escribir esto o cocinar algo. Pero el precio es férula casi todo el día y el silencio.
     El hablar parece el peor estímulo para el nervio, la lengua me hierve y el dolor bajo los dientes se agudiza hasta extremos que hacen sentirme rabiosa.
     Todo el trabajo que los relajantes musculares y la férula hacen para mejorar los dolores de la cara, quedan anulados por las contracciones y tensiones que yo realizo al intentar paliar el dolor que me produce hablar.
     Este dolor es aún peor, es menos intenso que el del nervio, pero es en cambio insufrible
- No parezco encontrar solución y así, el volver a dar clase es para mi un imposible. No solo por la imposibilidad de soportar el dolor, sino también por que el riesgo de que dañe con ello de forma grave la mandíbula parece cada vez más evidente.
 

Para ponerse en contacto conmigo "...@....com"
 

Gracias

 


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