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         ANÁLISIS COMENTARIO Y DEMÁS  | 
    
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             MEDIOS/Televisión 
 El
            fenómeno de  El Chavo
            
             Tres décadas después de haber sido grabado, El Chavo del 8
            mantiene altos ratings a cualquier hora que sea transmitido
            en más de 40 países. He aquí un bosquejo a sus personajes, mucho
            más pensados de lo que se cree FEBRERO, 2007. Independientemente de todas las sátiras,
            caricaturas y demás parafernalia típica de Televisa existe algo
            innegable respecto a El Chavo del 8, esto es, su genialidad.
            Al igual que las que el caricaturista Rius llamaba "inmorales
            del cine nacional", esta serie es la única sobreviviente de
            una época de la TV mexicana que se ha ido para siempre. No importa
            el horario en que se transmita: El Chavo siempre arrastra
            gente dispuesta a sintonizarlo, lo cual le proporciona un respaldo
            publicitario nada despreciable. Antes de proseguir debo puntualizar que no he leído la
            biografía de Roberto Gómez Bolaños, aunque si me han dicho que
            está muy bien escrita y documentada, algo que no debe extrañarnos
            pues este comediante es, aparte de lector incansable, un agudo
            observador de la vida en México, y aun latinoamericana si tomamos
            en cuenta el enorme éxito que ha tenido en otros países, y el
            hecho que se haya inclinado a producir una serie eminentemente
            populachera no le quita mérito alguno. Todo esto lo recalco porque
            quizá lo mencionado en este texto difiere en torno a lo que Gómez
            Bolaños escribió respecto a sus personajes. Y es que pese a las críticas de los intelectuales de los setenta
            quienes, desde su Olimpo de cinco centímetros de altura, nos
            decían que El Chavo era un programa "para retrasados
            mentales", entonces su éxito evidencia que millones de
            personas en el continente padecen de esa condición. Nunca les pasó
            por la mente que se trataba de una parodia donde un grupo de adultos
            personificaban unos niños de vecindad, nada más. Pero detrás de
            esos personajes existía un perfil perfectamente identificable, ya
            fuera don Ramón, doña Florinda o doña Clotilde, mucho más
            cercanos a su entorno que otros protagonistas de comedia más
            falsos, casi artificiales, como los creados por Eugenio Derbez, por
            ejemplo. El perfil de estos personajes se remonta a la infancia de Gómez
            Bolaños. De hecho, cuando la serie se transmitió por primera vez a
            inicios de los 70, los televidentes ya sentían que esa vecindad
            pertenecía a otra época; aunque hubo escenas en exteriores donde
            el ambiente es más contemporáneo --hay una filmada en Acapulco--
            el comportamiento del elenco sigue patrones de un tiempo distinto,
            como cuando Los Picapiedra fueron enviados al futuro. Uno de esos perfiles pertenece al profesor Jirafales,
            inequívocamente un maestro a la usanza cardenista --incluso el
            bigote hace que el actor Rubén Aguirre adquiera un enorme parecido
            con el ex presidente Cárdenas-- y que incluye el tono de expresarse
            y, claro, el puro, característico de quienes vestían con
            formalidad en los años treinta. Apenas cabe dudar que el futuro
            Chespirito tuvo uno de estos maestros cuando cursaba la primaria. Otra muestra de la escuela cardenista la tenemos en las escenas
            del salón de clases donde están juntas todas las clases sociales
            pues durante aquellos años de "educación socialista"
            hubo un intento por integrar a todos los estratos en instituciones
            públicas. A lo largo de los capítulos Gómez Bolaños dio varias claves
            sobre el origen de sus creaciones. Así tenemos que don Ramón es un
            ex boxeador al que le propinaron una golpiza tal en el ring que
            terminó acobardado, y por eso huye cada vez que doña Florinda
            intenta pegarle (las cachetadas le son propinadas siempre que está
            distraído ofreciendo explicaciones). Don Ramón es uno de los
            habitantes de la vecindad más queridos por el público: cuando
            Ramón Valdés salió del programa hubo un descenso en el rating
            (el actor falleció en 1987 y la comedia mexicana aún lo extraña,
            como sucede con su hermano Germán Valdés Tin Tán). Por su parte, las ínfulas de doña Florinda pueden deberse que
            tuvo un hijo con alguien de la alta sociedad que al final la
            abandonó con Quico, cuyo traje "de marinerito" era común
            para la foto familiar de los niños acaudalados de los años 30; su
            modo de hablar, asimismo, es una muestra de cómo se expresaban los
            adolescentes de padres adinerados, aunque Carlos Villagrán llegó a
            afirmar que hablar con los cachetes inflados fue idea enteramente
            suya. La vestimenta de doña Clotilde, la "Bruja del 71" era
            de uso común en las clases medias de la capital a mediados de los
            años 20, en especula el sombrero con pañoleta a la Penélope
            Glamour. El señor Barriga es el único de los personajes más
            ubicados en los setenta, y podríamos ubicarlo como alguien que
            recibió la vecindad en gerencia y por ello es doblegado cuando
            llega a cobrar la renta; siempre llega a la vecindad en auto y lleva
            consigo un maletín sin motivo específico. Los personajes que se fueron agregando, como don Jaimito y
            Godínez son más bien genéricos. Por su parte, El Chavo es un
            huérfano que, contra lo que se piensa, no vive en el barril sino en
            el otro lado de la vecindad, en el departamento 8, de ahí el
            nombre, aunque originalmente se le denominaba así porque nació en
            el Canal 8, propiedad de Televisión Independiente de México, donde
            Bolaños trabajó hasta 1970. Dos años después TIM y Telesistema
            Mexicano se juntaron para dar lugar a lo que hoy es Televisa. En suma, el proyecto original de El Chavo como lo
            concibió Roberto Gómez Bolaños no era para "retrasados
            mentales", como vociferaban los intelectuales de los setenta.
            Es un producto de televisión exitoso que aún logra enormes ratings
            con capítulos grabados hace más de 30 años, un fenómeno que se
            repite en una cuarentena de países y hasta en cinco idiomas. Tal
            vez los señores intelectuales, que sienten ostentar el derecho de
            lo que es bueno y lo que no para el populacho, nunca le tuvieron
            paciencia.  | 
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             ¿Desea opinar sobre este texto? ________________________________________________________ morrison_86 escribe 28.02.0.7 PERFECTO, SE HAN USTEDES METIDO EN LA MENTE DE CHESPIRITO Y SABEN QUÉ PENSABA CUANDO INVENTÓ SUS PERSONAJES. DE DONDE SALIÓ EL CHAPULIN COLORADO, ME PREGUNTO? ACASO FUE POR SU MAESTRO DE EDUCACIÓN FISICA QUE LE GUSTABA VESTIRSE DE ROJO? EL CHOMPIRAS ESTARÁ INSPIRADO EN UN MALANDRÍN QUE VIVÍA EN SU CUADRA.. MAS AUN, EL SEÑOR BARRIGA SE LLAMA ASÍ PORQUE ESTÁ GORDO? ESTA VEZ SI SE FUERON USTEDES AL BAÑO esther_malerva escribe 01.02.07 Hace 10 años visité Ecuador y quedé sorprendida por la popularidad que El Chavo dewl 8 tiene en la TV, pues había cadenas rivales que lo transmitían. Todos los personajes de Chespirito son unos héroes por allá y cada vez que algun miembro del elenco va para allá causa tumultos y la atención de la prensa. Son personajes muy queridos allá por eso es una lástima que en México se considere a Chespirito como promotor de retrasados mentales. Millones de personas en Sudamérica están agradecidas con Roberto Gómez Bolaños, y aunque debido a su edad le quedan muy pocos años entre nosotros aunque personalmente espero que sean muchos, me enorgullece que Chespirito sea mexicano y haya compartido su humor del Río Bravo hasta la Patagonia. Felicidades por su artículo. 
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