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ANÁLISIS, COMENTARIO Y DEMÁS

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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El fin del CBGB

Conocido mundialmente desde mediados de los setenta por haber dado a cabida a varias leyendas del punk y del new wave, este bar cerró en definitiva el pasado octubre

DICIEMBRE, 2006. "La primera vez que estuve ahí fue para ver a tocar a Television. Nadie les hacía caso y los únicos clientes jugaban billar; de hecho el escuchar cómo chocaban las bolas era lo único que recibían como aplauso...". Quien dijo lo anterior a Rolling Stone es Patti Smith, una de las leyendas del CBGB quien, como se ve, al principio de todo --su referencia se ubica en 1975-- era junto con Television y su propio grupo una mera ambientación musical.

Eso es algo que caracterizarían a quienes fueron los artistas hoy considerados esenciales en la historia del CBGB: lejos del glamour y el despilfarro que hoy rodea a las figuras de rock --bueno, las que quedan--, Smith vivía a unas cuadras de ahí en un departamento rentado mientras que The Ramones, las megaleyendas del punk neoyorquino, solían llegar ahí luego de tomar el metro y cargando sus instrumentos como si vinieran del supermercado.

Como se ve, quien quisiera hacerse millonario con la música no tenía los aires más favorables en el CBGB. Pero el talento acumulado ahí, sobre todo el último lustro de los setenta, es espectacular. Es verdad que, con la probable excepción de Talking Heads y Blondie, ningún otro artista salido de ahí logró tener una limosina para viajar a casa y a los estudios de grabación; más bien, el atractivo del CBGB era otro, tanto para los grupos como para los parroquianos, esto es, disfrutar la música, beber varias cervezas, divertirse y, también hay que decirlo, aguantar la fetidez proveniente de los baños y, según Smith, "el olor a orines que flotaba en el ambiente".

La cantidad de artistas que llegaron a presentarse en el CBGB es incalculable, aunque fueron Smith, Blondie, The Ramones, Talking Heads y Television los que le dieron fama. Más adelante estuvieron sobre ese escenario grupos británicos como The Clash, The Jam del talentoso Paul Weller y aun los irlandeses U2 cuando eran poco conocidos. Inclusive los rapperos Run-DMC actuaron en el CBGB, eso sin contar las decenas, cientos quizá, de organizaciones musicales que se desintegraron poco después de presentarse en ese sitio.

El pasado octubre llegó el turno a CBGB. Acosado por las deudas, el fisco y una audiencia cada vez menor, el legendario sitio cerró en definitiva sus puertas, por lo menos en Nueva York. Se piensa reabrirlo en Las Vegas, aunque no hay seguridad que tenga éxito pues, como dijo un ciudadano de la Gran Manzana a The New York Post, "CBGB es parte de la esencia de esta ciudad, ¿se imagina usted a los Yanquis jugando en otra ciudad sin que dejen de ser los Yanquis? ¡Imposible, mi amigo...!"

Ron Branson, el último propietario del CBGB, coincidía con quienes estuvieron en el mando antes que él: el bar no se convertiría en franquicia mundial como ocurrió con el Hard Rock Café. Era una decisión de orgullo aunque económicamente no brindaba mucho futuro al lugar; había imitaciones del CBGB en Londres, Tokio, Buenos Aires y Berlín, pero ninguno alcanzó el estatus de este sitio donde las paredes estaban tan pintarrajeadas y llenas de garabatos que ya no existía un centímetro para agregar algo más. "El CBGB era como la habanera Bodeguita del Medio, sólo que en versión new wave", comentó hace años David Byrne, líder de The Talking Heads, grupo que nació en el escenario de ese bar.

El grueso de los visitantes del CBGB los últimos días eran mayoritariamente turistas, atraídos más por los recuerdos del lugar que los artistas más nuevos que se presentaban ahí todos los días de la semana. Y es que la emoción de aquellos grupos new wave o punk, era más parte de la leyenda del CBGB que de sus activos actuales.

Tres miembros de The Ramones ya han fallecido, la reformación de Television fue un fiasco tan grande que ni siquiera la prensa especializada se molestó en cubrir la nota, la enemistad entre los ex elementos de The Talking Heads --sobre todo la de David Byrne con la bajista Tina Weymouth, calificada por algunos como "de grado patológico"-- hace imposible revivir la chispa de los mejores días del CBGB. Solamente Blondie y Patti Smith estaban disponibles, y de hecho acudieron a la última presentación en ese escenario.

Pero es inevitable señalarlo: los discos que vendió la señora Smith en los setenta fueron adquiridos por los críticos --eso si no obtenían una copia de cortesía--, mientras que Debbie Harry y su reformado Blondie, si bien son los únicos sobrevivientes de aquella camada, le deben más a ese pasado que a su presente: ¿alguien puede mencionar otro hit reciente de Blondie además de "Maria", grabado en el 2001?

Una similitud igual ocurrió con el CBGB: su cierre, que equivaldría a una muerte humana, se debió a causas naturales. Algunos han querido culpar al ex alcalde Rudolph Giulani, quien impuso una política de actualizaciones fiscales (o lo que es lo mismo, perseguir a los morosos) a las decenas de centros nocturnos neoyorquinos, muchos de los cuales tenían adeudos con el ayuntamiento, vaya, desde mediados de los setenta. Entre ellos estaba el CBGB. El actual alcalde Bloomberg ha mantenido ese programa. Pero ahí no radica la causa verdadera. El ciclo del CBGB terminó, y quizá debió haberlo hecho hace ya mucho. Sin embargo siempre quedará la curiosidad, aun con las narices tapadas, de haberlo visitado, aunque fuera para comprobar todo lo que se decía de este mítico bar.