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Lovecraft según BorgesCarles Bellver Torlà <CBT@iName.com> |
Borges emitió su más célebre juicio sobre Lovecraft en el epílogo del Libro de Arena: El destino que, según es fama, es inescrutable, no me dejó en paz hasta que perpetré un cuento póstumo de Lovecraft, escritor que siempre he juzgado un parodista involuntario de Poe. Acabé por ceder; el lamentable fruto se titula There Are More Things. No es que esta acusación debiera preocuparnos: Borges fue siempre amigo de la provocación y la polémica. Además, en esta ocasión fue tan injusto con su víctima como consigo mismo: There Are More Things está muy lejos de ser un cuento lamentable. Tampoco deberíamos suponer que estaba simplemente mal informado, que conocía a Lovecraft sólo superficialmente. Prueban lo contrario los concisos párrafos que le dedica en el capítulo «Novela policial, "Science Fiction" y el lejano oeste» de su Introducción a la literatura norteamericana. Difícilmente se podría decir más, transmitir tanta información y con tanta exactitud, en tan poco espacio. Sin duda este resumen es una de las mejores presentaciones de Lovecraft que se han escrito:
Vemos que el tono es aquí más mesurado. Lovecraft ya no es ningún «parodista», tan sólo imita el «patético estilo de Poe». ¿Qué quiere decir eso? En el capítulo correspondiente a Poe, al tratar sus cuentos de miedo Borges únicamente destaca la recomendación de escribir cada frase y cada palabra del relato en función del estremecedor («patético») desenlace concentrado en la última frase. La construcción metódica del cuento en dirección a un pesadillesco clímax final, desde luego es también característica de Lovecraft. Lo que separa decididamente a ambos autores es el fondo filosófico, más que la técnica narrativa. Tras algunos relatos primerizos como The Rats in the Wall (Las ratas en la pared) o In the Vault (En la cripta), Lovecraft abandonó la tradición macabra y aplicó al género un giro copernicano con títulos como The Colour Out of Space (El color que cayó del cielo), The Call of Cthulhu (La llamada de Cthulhu) o At the Mountains of Madness (En las montañas de la locura). De igual modo que hizo Nietzsche, Lovecraft estaba sacando consecuencias de la muerte de Dios en la cultura occidental. Sus cuentos expresan la soledad y la pequeñez de lo humano en un universo infinito y amoral, azaroso y hostil, carente de significado y angustiosamente ajeno a nuestras preocupaciones y cavilaciones. El miedo ya no lo provoca el morboso encuentro con cadáveres o espíritus, sino la conciencia de nuestra situación en el mundo. Parece que esta cosmovisión es un rasgo esencial de la obra de Lovecraft. Uno tiene que simpatizar (en el sentido etimológico: comunidad de sentimientos) con esos ridículos antihéroes que se desmayan o enloquecen, incapaces de afrontar la terrible verdad, para apreciar en su justa medida el llamado ciclo de Cthulhu. Supongo que es eso precisamente lo que le ocurre a Borges: su análisis és más distante y objetivo, más literario y menos anímico, y por eso los adeptos a Lovecraft lo encontramos a primera vista tan gratuito e improcedente. |
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15/7/1998 http://www.oocities.org/SoHo/Cafe/1131/04borges.html Copyright 1998 malacandra, los autores
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