FRIO

Por más que me tapaba no lograba conseguir quitarme el frío, por que esta vez no era por fuera, era por dentro. No era mi cuerpo el que estaba congelado, era mi alma. Me vi, definitivamente ya no quedaba nada de mi, eso que estaba enfrente del espejo no era yo. La vida hecha un asco, la persona hecha un asco... y sobre todo solo. Solo como nunca en mi vida he estado, esta vez estoy totalmente conciente de que si vivo o muero será algo tan natural que a nadie le va a extrañar en absoluto, de un tiempo a la fecha el tener instintos o reacciones, o cualquier, pero cualquier tipo de sentimiento es considerado una máscara para llamar la atención, o un simple pretexto para alucinar. Y la verdad es que ni siquiera me interesa que sepan que existo, esta vez ya no, estoy demasiado harto de todo, por más que me veo al espejo no dejo de encontrar que soy un asco por fuera y por dentro, y no sé a ciencia cierta en cuál de las dos facetas estoy peor, pero creo que en la interna. Ya ni siquiera intento matarme, por que no estoy absolutamente seguro de que esa sea la manera adecuada de liberarme de todo, de todos. ":Quizás nunca vuelva a estar del todo cuerdo, pero sobrevivirá ":, y sobreviví, pero nunca estuve del todo cuerdo. Y cuando realmente la necesito, cuando siento tanto frío ella no está, ni siquiera puedo sentirla cerca, aún cuando dice, o presume que siempre está a mi lado, todo lo que puedo sentir es frio. Frío en mis venas, en mi sangre, en mi cerebro, y confié, y creí; y ese fué mi grave error, jamás debí permitir la entrada de turistas a mi vida, por que han hecho lo que todo buen turista, han sacado dos o tres fotos de lo interesante, se han admirado y han hecho exclamaciones por cada cosa mal colocada (que ellos consideran una artesanía), pero al fin de cuentas han ensuciado el piso, pisoteado las flores, y de poco a poco irse llevando recuerdos lo han convertido en un sitio demasiado vacío; pero sobre todo, Frio. Y es ese frío el que no me puedo tapar, y esa sensación es la que me envielve, la que me embriaga, y me hace senterime cada vez menos humano y un poco más conciencia astral, o qué se yo qué tipo de estupidez. Pero lo que más me duele es darme cuenta de que aún los necesito, de que aún no puedo arreglármelas en una montaña, o en un desierto, y por eso tengo que estar metido en una vitrina siendo estudiado por todos como si fuera un bicho raro, una especie de troglodita con la especial facultad de poder exhibir sentimientos, aunque yo no lo desee, aunque nadie qiuera verlos, aunque ni siquiera los tenga. Nunca supe como entré en esto, pero ahora todo lo que quiero es encontrar la puerta, volar aunque mis alas ya estén rotas, en fin, quiziera llegar por fin a un sitio donde vuelva a sentir calor.

26/3/96

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