El
charco de lagrimas
Tal
vez estás pensando que Alicia debió sentirse muy contenta cuando
comió el pastel y se encontró que empezaba a crecer tantísimo.
Porque claro, ahora ya podía coger la llavecita de la mesa de
cristal y abrir la puertecita.
Bueno,
sí, efectivamente podía; pero ¿de qué le serviría abrir la
puerta, si ya no podía pasar por ella? Su situación era peor que
nunca, pobrecita. Si bajaba la cabeza hasta el suelo podía mirar
por la puerta con un solo ojo. ¡Pero esto era lo único que podía
hacer! De manera que no te sorprenderás si te digo que la pobre
larguirucha se sentó en el suelo y lloró como si tuviera
destrozado el corazón.
Lloró,
y lloró. Y sus lágrimas corrían por el centro de la sala como un
río abundante. Y muy pronto formaron un Charco de Lágrimas
bastante grande, que ocupaba la mitad de la sala.
Y
así podría haber seguido Alicia hasta hoy mismo, si no hubiera
acertado a pasar por la sala el Conejo Blanco que iba a visitar a la
Duquesa. Venía magníficamente vestido, y llevaba un par de guantes
blancos en una mano, y en la otra un pequeño abanico; y no paraba
de mascullar: «¡Ay, la Duquesa, la Duquesa! ¡Ay cómo va a estar
de enfadada si la he tenido esperando!»
Pero
no vio a Alicia, sabes. Por eso, cuando ella empezó a decir «por
favor, señor», le pareció que la voz venía de lo alto de la
sala, porque la cabeza de Alicia estaba tan altísima. Y el Conejo
se llevó un susto horrible, y dejando caer los guantes y el abanico
salió corriendo a toda velocidad.
Y
entonces sí que ocurrió una cosa verdaderamente extraña. Alicia
recogió el abanico y empezó a abanicarse, y mira por dónde,
¡volvió a menguar y en un minuto se quedó del tamaño de un
ratón!
Ahora
mira el dibujo, y en seguida adivinarás lo que pasó a
continuación. ¿Verdad que parece el mar? Pues en realidad es el
Charco de Lágrimas --todo él formado por las lágrimas de Alicia,
¿lo ves?
Y
Alicia se ha caído dentro del Charco: y el Ratón también: y ahí
los tienes, nadando juntos de un lado a otro.
¿Verdad
que está guapa Alicia, nadando en el dibujo? Si te fijas puedes ver
sus medias azules a través del agua.
Pero
¿por qué quiere el Ratón alejarse de Alicia con tanta prisa?
Pues
lo que pasa es que Alicia se puso a hablarle de gatos y de perros:
¡y los ratones odian muchísimo que les hablen de gatos y perros!
Imagínate
que estuvieras nadando en un Charco formado por tus propias
Lágrimas: y que entonces viene alguien y se pone a hablarte de
aprender lecciones y de tomar medicinas, ¿a qué te alejarías
nadando a toda velocidad? |