
Bajo la categoría de "Ensayos" he
reunido varios tipos de escritos, pero todos tienen en común que hacen referencia a
algún tipo de realidad, ya sea social, política, religiosa o la mía misma.
En realidad muchos de los aquí presentes son de
índole muy personal y podrían ser catalogados más como autobiográficos, pero en muchos
sentidos son para mí más "gramáticos", experimentación verbal que aludiendo
a tópicos de mi pasado pretende jugar con la palabra escrita creando una composición que
busca impactar afectivamente al lector.
En cuanto a los otros estos tratan temas tan
diversos como la sociedad nicaragüense y la reencarnación, y es que me gusta mucho la
filosofía de lo cotidiano.
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Soy un pionero en los caminos de la vida, mis pies
descalzos son los receptores de mi alma y mis manos desnudas son los mensajeros de mi
corazón. Pionero porque cada camino es nuevo para mí, cada día es distinto, cada
momento virtualmente diferente al anterior.
Cuestiono cada paso y me hago preguntas acerca de los demás y acerca de mí mismo; mi
humanidad implica la duda, incluso de lo que mis propios sentidos me transmiten, entonces
reflexiono, cogito... ergo sum.
Ya hace 19 años de este caminar, mis pies, aunque llagados por las heridas de tiempos
pasados, se fortalecen con cada nuevo paso, con cada nueva experiencia.
Soy hombre nacido de mujer, criado sin compañías fraternales, protegido a veces en
exceso y amado como único fruto del amor. Como niño guardé mis temores en soledad, como
hombre la soledad engendra mis temores.
Hoy me reestructuro a mí mismo, en esa eterna transformación del Yo; aprendo de ese
niño y de ese hombre, pero ya no lloro ni los temores ni la soledad, sino que arrojo al
viento las desdichas y aprendo de mi dolor.
Soy la patria de muchos ideales: el Yo humano, capaz de amar y ser amado, capaz de sentir
el suspiro de las almas de otros hermanos; el Yo amigo, dando de sí todo lo posible,
escuchando al que busca ser escuchado; el Yo hijo que conserva la experiencia de días
pasados e intenta sanarse y recuperar aquello perdido en un día lejano; el Yo padre,
deseoso de darse por completo a sus hijos, por formar gentes que sepan amar; el Yo esposo,
unido en alma y en cuerpo a un alma gemela, compartiendo la vida en todas sus facetas; y
el Yo Psicólogo, intentando abarcar los profundos enigmas de las ideas, esperando el
momento de poder ayudar.
Soy música y soy alegría; intento encontrar el humor en cada día, me complazco ante la
sonrisa de un ser humano y más es mi gozo si yo la he causado. Me agrada complacer a mis
hermanos, aunque debo tener cuidado en no ser víctima de tal afición. Hoy dependo de mi
propia crítica, pero ayer sometía mi alma al juicio de los demás. Me confieso único,
reconozco que busco la originalidad, pero no la perfección, puesto que lo perfecto es el
acto puro, la ausencia de potenciales y por ende de evoluciones y cambios en forma y
fondo, lo cual se traduce en fin de movimiento, es decir, la nada.
Soy realidad y soy fantasía, soy acierto y soy error. Como humano soy imperfecto y eso me
permite el dinamismo de la autocrítica, la búsqueda de ideales, la transformación y el
cambio constantes. Antes era duro juez de mí mismo y me condenaba a encajar en un molde
de "perfección" idealizada, ahora me complazco en la metamorfosis de las ideas,
sabiendo que no es la perfección lo que busco, sino la espontaneidad de las ideas y la
libertad del amor.
Soy el límite que yo delimite; soy la frontera que yo me otorgue. En el pasado limité
mis sueños y le puse fronteras a mi vida, en el presente libero mis fantasías y busco
expandirme en experiencias.
Soy el muchacho de la magra figura, soy el hombre que busca aprender de la vida. Poseo
aún el egoísmo de antaño y el frío de la soledad aún se calienta con el aliento de
amor de mis más allegados.
Pero aquellas espinas que ahogaban mi alma han
dejado lugar a la rosa fragante del propio perdón. Y es que es necesario saber perdonarse
a sí mismo antes de poder perdonar a la vida o a un hermano mayor.
Eso soy, pero aún falta que el tiempo me señale lo que seré...
Alberto Sánchez Argüello 12/11/1995.
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En el principio todo era juego y soles sin fin, la
vida parecía estar llena de acacias y otros niños con quien jugar. No había sombras que
opacasen mi caminar, ni espinas que lastimaran mis pies.
Mis recuerdos son confusos y la más de las veces inexistentes en relación a la infancia,
mi mente parece negarse a vislumbrar más allá de algunas anécdotas graciosas y
episodios grises sin conexión, estos sonolvidos para los que no tengo explicación.
Entonces llega primaria y estás tú, como una columna sobre la que puedo edificar algunos
de los recuerdos más antiguos; puedo vislumbrarme a mí mismo espiándote en el salón,
apreciando cada uno de tus gestos y aprendiendo de ti aquella cualidad que más te
envidiaba:
el Humor.
La identificación física no podía pasar desapercibida, pero era algo más lo que me
atraía a tu espacio existencial; tal vez la mirada vivaz y algo sardónica con que te
dirigías al mundo o simplemente la facilidad con que hacías brotar la risa en aquellos
que se te acercaban.
Yo quería ser así, aún dentro de mi armadura de hierro oxidado sentía deseos de sentir
en mí la piel de manos extrañas o tan sólo poder disfrutar de algunos momentos de
"normalidad" con otros seres
humanos, y la risa, aquel "humor" parecía ser la clave para lograrlo.
¿Pero cómo hacer reír?. Te admiraba y envidiaba desde mis murallas, entre mis
constelaciones de odios y rencores tu te convertías en el oasis de aprendizaje de las
socialización. Pero también nació junto con aquel silencioso conocimiento, el deseo de
entrar en tu espacio, de ser participe de tu vida, de ser tu amigo.
Los intentos fueron muchos, pero todos parecían vanos, a veces era que no tenía
"temas" que te interesasen, a veces sencillamente mis esfuerzos de
"encajar" no funcionaban, y a veces sencillamente yo no creía poder lograrlo.
Mis intentos fallidos me hacían sentir aún más "diferente", haciendo
engrandecer el concepto que tenía de tu persona.
El tiempo pasó y mi personalidad, ahora llena de sombras y noches sin fin, era sin
embargo capaz de apreciar con más detalle al mundo que la rodeaba, ahora te observaba
como ser inteligente, con grandes capacidades intelectuales, así como sociales, sin
embargo también podía apreciar ahora que teníamos al menos una cosa en común y eso me
hizo sentirme un poco más cerca de ti, aquello era el complejo por el aspecto físico,
complejo que en mí funcionó como viento que inflamó aún más mis hogueras de odio y
rencor, pero que en ti te hizo recorrer un camino más largo hacia la transformación
social y modificación física.
El saber que tenías aquello que yo consideraba tan mío, me hizo verte más humano, más
cercano a mí, pero el camino que habías escogido se alejaba aún más de mi universo, y
por un buen tiempo sólo pude saber de ti por los ecos de aquellos de atisbaban a mis
murallas.
Nuestros mundos parecían haberse separado para siempre, y fue entonces que eventos
inesperados atravesaron mi vida, cambios súbitos y aún no del todo comprendidos, me
hicieron salir de mi fortaleza para apreciar nuevamente el sol y poder contemplar cara a
cara a mis congéneres, pero tu no estabas allí.
Ahora, sintiéndome capaz de ser tu amigo te busqué, pero me era imposible seguir tu
camino, y sólo podía contentarme con breves intromisiones en tu espacio sin poder decir
ninguna palabra de mi realidad.
Salimos de aquel mundo que tantas marcas dejó en mi alma, y nos fuimos otra vez por
senderos paralelos para acabar frente a frente en una circunstancia en la que estabamos
más cerca y aún así más alejados que nunca.
Recién iniciado yo en las lides del afecto me había topado sin querer con tu espacio y
la ironía de la vida pareció regocijarse con aquella extraña casualidad. Sumido en un
infierno de indecisiones y confundido con emociones desconocidas, mi mente perdió la
brújula y el poco sentido que aún me mantenía en tierra desapareció. Después fue la
sombra y el dolor, las distancias se hicieron insondables y parecía que la vida había
edificado precipicios entre nosotros dos.
Y llegó la reconciliación, charlas de tonterías, temas sin importancia acompañados de
historias cómicas de eventos algo incómodos. La vida parecía seguir su curso y por
primera vez iniciábamos lo que parecía ser un "amistad".
Desde entonces has podido ver los senderos abruptos de mi mente, me has acompañado en mis
eternidades de demencia y estupidez, me has dado la mano en mis frustraciones y amarguras,
has sido brutalmente franco con mi alma y una constante en mi pequeño universo de
soledades.
Sin embargo, si alguna vez pensé que yo iba en pos de ti estaba equivocado, por que en
realidad soy la sombra de tus pasos, soy el reflejo de todo lo que eres y de lo que no
quieres ser, así como tu lo eres de mí.
Porque tu y yo no somos amigos, no, en realidad somos rivales de la mente y el corazón,
somos enemigos mortales que luchan por la superación en la vida, somos lobos que se
muerden el uno al otro para saberse vivos y relativamente fuertes, somos soldados que
constantemente están al acecho en una lucha que no tiene ganadores, tu y yo somos los
hermanos que no pudieron serlo de sangre y tuvieron que serlo de sarcasmo e ironía, del
odio y del amor, eso es lo que somos y lo que siempre seremos.
Alberto Sánchez Argüello 10/8/98
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De nuevo amigo mío, introduzco mis ojos dormidos
en el insondable universo de brumas estivales, ahí donde el oído alcanza a oír las
risas infantiles del ayer y nuestras manos casi tocan la piel áspera de los recuerdos
olvidados.
Contemplo maravillado aquellos lugares llenos de reminiscencias lúdicas, en donde alguna
vez me acosté en la hierba mientras mi corazón dormía con una melancolía que ya en
aquel entonces asediaba mi espíritu.
Entonces te veo, con aquella apariencia desaliñada, alto, muy alto desde mi perspectiva
de dimensiones y volúmenes. Recuerdo anteojos de marcos gruesos y un cabello negrísimo,
y claro, también estaba aquel acento evidentemente foráneo, pero que a mí me era
difícil de precisar su origen o siquiera sospechar su pasado.
En aquella época te vi solo, acompañado la más de las veces por uno que en otro tiempo
fuera mi amigo y compañero de soledades.
El tiempo (como siempre lo hace) y sin saber el como ni el porque, nos encontramos juntos
en los rincones apartados de aquella institución, recitando algún discurso de
tonalidades bizantinas o simplemente prediciendo las futuras mediocridades de nuestros
compañeros.
Sin embargo, aquellas charlas dieron paso a discusiones existenciales cargadas de
paradojas y sin sentidos, que llegarían a convertirse en compartires francos llenos de
nuestras cargas cotidianas, que
externabamos con la ilusión de hacer más ligeras nuestras propias vidas, para entonces
tu ya eras mi amigo.
Pero...no éramos dos, en realidad éramos tres con aquel que completó el trío algo
tardíamente, aunque nunca completamente integrado a aquellas charlas tan extrañas como
complejas. Si aquel que fuera objeto de mi envidia por tanto tiempo, envidia que se
transformaría en una admiración por el humor y agudeza que parecía poseer en cuantía.
Y sin embargo fuimos tres, un trío abigarrado que el mundo miraba con extrañeza y algo
de burla, pero un trío al fin y al cabo que permanecería imperecedero en la memoria de
aquellos que le integraron, así como los que lo criticaban por no poder comprenderlo.
Aún hoy en día me maravillo del misterioso mecanismo que nos mantuvo unidos por tanto;
cualquiera diría que los temperamentos irascibles y altamente sensibles que nos
caracterizan, sumados al ánimo más bien jocoso y sardónico del tercero, más que
fomentar una unión deberían haber creado una pequeña guerra de racionalidades que
acabara pronto con aquella extraña amistad, pero aquello no sucedió (al menos no tan
bruscamente). Tal vez fuera por nuestra eterna búsqueda de afecto o por el deseo profundo
de compartir el frío de nuestras soledades o tan sólo una ironía del destino que se
complace en juntar almas en apariencia disímiles pero hermanadas en su demencia.
Tu amigo, fuiste fuente de ideas nuevas y posturas distintas, le distes sentido a mi
manera de filosofar y una base para aprender a reflexionar en silencio. Ambos nos
acompañamos en momentos obscuros, llenos de la gelidez de muchas miradas y de palabras
hirientes con sabor a hiel.
Ambos recorrimos caminos tortuosos de lineamientos izquierdistas y cárceles del corazón,
supimos lo que era ver hacia el mundo con los ojos vacíos y sentir que les gentes nos
rehuían al pasar...
Hasta aquí llego con mis recuerdos, no es tan fácil moverme entre las brumas estivales,
las heridas aún gritan al tocar los recuerdos olvidados, pero aún tengo la suficiente
fuerza para ver una vez más hacia atrás y ver una línea sinuosa que une al pasado con
MI presente y tu, amigo mío, eres esa línea que siempre me recordará sus orígenes.
Entonces abro mis ojos al presente y veo que sigues ahí, incólume en mi memoria y
siempre presente en mi vida.
Si éramos tres y lo seguimos siendo, aunque en un principio fueron dos los que
conversaron de ángeles y demonios bajo un sol de brillos incandescentes, pero sabes
qué?, en la hermandad de sangre y soledad que nos une desde aquellos días, tu y yo
siempre seremos UNO.
Alberto Sánchez Argüello 21/10/1998.
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Nuevamente nuestra Nicaragüa se ve
asediada por pugnas políticas y guerras de poder entre dos grandes grupos; y es que ya
sea con los Fiebres y Serviles, Timbucos y Calandracas, o Liberales y Frentistas, nuestra
tierra nunca ha dejado de ser objeto de repartijas territoriales, acuerdos por cuotas de
poder o caudillos, que ,con un discurso demagógico y señalando a un nuevo enemigo,
utilizan al pueblo para enriquecer aún más sus arcas y pasar a formar parte de nuestra
interminable lista de "gobernantes".
A todo esto la sociedad civil ha reaccionado de
diversas maneras ante el cinismo de sus gobernantes y la corrupción de sus instituciones,
y así encontramos que desde la carta de la independencia hasta la revolución del 79, el
pueblo nicaragüense siempre ha sido actor de su destino y crítico del sistema.
Dentro de esta historia de convulsiones políticas
sobresale una nueva manera de protesta "cívica", una manera que ha sido
asociada a ciertos grupos políticos de izquierda y que, sin embargo, hoy por hoy parece
difundirse más allá de credos políticos o ideológicos; es la protesta que involucra el
daño a propiedad pública o privada como un medio de obtener resultados de manera rápida
sin considerar costos ni consecuencias.
A donde miremos podemos encontrarnos con los
signos de esta nueva "moda". Aún aquellos que simbolizan el germen cultural de
nuestra Nicaragua futura, como son los estudiantes de nuestras universidades. Ahí, hasta
los grupos que pregonan la protección ambiental no tienen empacho en incinerar llantas en
las vías públicas o tirar "morterazos" hacia la atmósfera. Y si decimos, como
el antiguo florentino, que "el fin justifica los medios", caeríamos en un error
fundamental en casos como la exigencia del "6%", en el que la protesta, de
modalidad particularmente destructiva, dejó daños a la propiedad pública que tuvieron
que ser pagados con el erario municipal y presupuesto estatal, siendo este último el
origen de los fondos del "6%".
¿Pero a qué se debe este tipo de protesta?,
yendo más allá de las obvias influencias de grupos políticos de oposición, la
incorfomidad social y la corrupción de nuestros gobiernos, nos encontramos ante el
individuo y el grupo nicaragüense como sujetos que merecen ser estudiados, no como
"pueblo" sino como seres humanos con motivaciones y necesidades que reaccionan a
su medio e intentan adaptarse a los cambios.
Nuestra sociedad se encuentra en la actualidad en
lo que podría denominarse etapa "Post-Revolución", la cual conlleva una serie
de características que podemos encontrar tanto en el ciudadano común como en los
diversos grupos y asociaciones nicaragüenses. Una revolución es un cambio o
transformación de un objeto, situación o estado, así mismo puede entenderse como la
vuelta completa de un objeto alrededor de su eje. Tomemos ambas acepciones en el caso de
la revolución del 79.
En 1979 un sistema socio-político fue derrocado y
sustituido en su totalidad por estructuras nuevas. Esto implicó una etapa de caos y
anarquía seguido por una imposición rápida y radical (necesaria para evitar la
desintegración social) de un nuevo orden, basado en una ideología de izquierda. Sin
embargo la sociedad siempre requiere de tiempo para asimilar una nueva cultura, sobre todo
cuando las transformaciones sociales ocurren tan bruscamente y no como parte de una
evolución natural. La sociedad con el tiempo logrará internalizar las nuevas
ideologías, junto con su política, arte, figuras heroicas y hasta misticimo. Incluso los
grupos de oposición aprenden a identificar a su nuevo enemigo y a usar el nuevo lenguaje.
Que ocurre cuando la revolución da una vuelta
entera a su propio eje?. Aún antes de 1991 la nueva ideología "revolucionaria"
estaba en decadencia y sus lideres mostraban una cara que no coincidía con sus discursos.
Nicaragua cambia de gobierno y con ello nuevamente se trastocan las estructuras
socio-políticas. La sociedad ha tenido 10 años para acostumbrarse a un sistema y ahora
tiene que adaptarse a otro. Si bien más pacífica y menos dramática, pero es una nueva
revolución.
La sociedad reciente estos cambios y si a esto
agregamos la desvalorización de nuestros lideres políticos, así como su falta de
congruencia, nos encontramos con que Nicaragua se mueve como un barco a la deriva en el
que los valores sociales han sufrido tantos cambios que el ciudadano común decide por
hacer sus propias leyes y vivir de acuerdo a sus normas personales.
No hemos llegado al caos y la anarquía al que
este estado podría conducirnos, sin embargo los síntoma sociales son claros: aumento de
la violencia, crímenes sexuales, suicidios, incremento de los crímenes y por supuesto la
falta de respeto a la propiedad pública y privada. Es claro que la extrema pobreza y la
falta de equidad económica son variables de suma importancia para la inconformidad social
y la perdida de valores, pero es necesario considerar la mecánica social desde el punto
de vista histórico para comprender mejor nuestro presente y edificar así un mejor
futuro.
El ciudadano común intenta adaptarse al nuevo
milenio que está por venir, pero sus lideres le han abandonado, su mundo cultural ha
tenido cambios demasiado bruscos en los últimos 50 años y las nuevas generaciones se
nutren con ideologías importadas de la globalización. La identidad y los valores
nicaragüenses están muy lejos de ser fijos o estables.
Las nuevas protestas "anti propiedad" no
son más que una señal de autodestrucción social, ya que el mismo bien que el
"pueblo" destruye es el "pueblo" el que lo paga. Antes de llegar al
caos es necesario darnos cuenta de que la política es propia de individuo
Alberto Sánchez Argüello 29/Enero/1999
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