I   PROPUESTAS INICIALES






1.    Las sociedades se desempeñan perfectamente bien sin filósofos o seres con autonomía conceptual que las critiquen. Son innecesarios y, por lo general, molestos. Siempre entrometidos, se dedican a descubrir imperfecciones allí donde el común de los mortales, que, usualmente, nunca los llama, aprecia un orden insustituible.
      En cambio, no pueden prescindir de distintos tipos de brujos (los terapeutas, los comunicadores sociales, los sacerdotes, los políticos, entre los más actuales), que se encargan de dar sentido a su rutina, dirigir los rituales cotidianos que las sostienen y exorcizar el tiempo, para que los cambios afecten mínimamente la seguridad (gnoseológica, psicológica, trascendente y práctica) de los integrantes de la sociedad

2.    ¿Dónde, sino en su fragilidad, reside la belleza de la vida?

3.    La clave para alcanzar la libertad consiste en el ejercicio de una desobediencia raigal a cuanto afecte el itinerario que nos propusimos. También, y fundamentalmente, en no vernos precisados a dominar a otros para llevarla a cabo, porque, a la postre, dependeríamos de ellos.

4.    La convivencia vuelve a los perros con amos irascibles en seres de similar conducta, a los parientes que soportan a un paranoico, en personajes perseguidos; el contacto diario con los hipondríacos "enferma" incluso a los más sanos. El contagio afecta gran cantidad de aspectos propios de la existencia, no solamente los biológicos. Hay hombres que en su afán por asimilar las propuestas teóricas que aceptan quisieran que éstas poseyesen rostros para retratarse con ellas y mostrar a todo el mundo el parecido asombroso que los une.

5.    Los animales, suponen los etólogos, carecen de libertad porque cada uno de sus actos los moviliza el instinto, se encuentran "programados", los rigen las hormonas. Los hombres, en cambio, han superado esa etapa. Intercambian ideas y habitan complejos nudos culturales ... en los cuales las costumbres que los rigen han ocupado el sitio del instinto.
      Por eso, entre los humanos, en cambio, la libertad esplende soberana ... como una alegoría, sin contenido alguno, pero declamativa, borrosa, fantasmal, molesta.

6.    Sostienen los biógrafos de los místicos que su desapego por lo mundano es tan grande que, a veces, hieden, pues el éxtasis provocado por la unión con lo divino los lleva a despreciar cosas tan vulgares como el jabón y el agua ...
      ¡Qué hermosos resultan, aunque no trasuden contacto alguno con la divinidad, esos cuerpitos femeninos limpios, perfumados, tersos!

7.    Por encima de todo, agradezcamos la existencia de la fantasía, porque los sentidos no suelen engañarnos mostrándonos belleza donde reina la fealdad, ni armonía donde se impone la discordia. Ni la vida es un sueño: su tangibilidad nos apabulla Menos aún, como pretenden los hindúes, el mundo es "maya"; por el contrario, abunda en realidades superpuestas, en gritos disonantes, en arpegios sutiles, en silencios.
      Qué sería sin ella, de nosotros?. Estaríamos condenados a creer que cuanto vemos existe indubitablemente y la chatura de las cosas nos aniquilaría.

8.    ¿Quién sino la fantasía sostiene que existimos porque un dios nos sueña? A El, en cambio, aterroriza y enloquece la idea de que alguna vez nos despertemos definitivamente.

9.    No he sido desprendido de ningún Ser Absoluto, Uno, Trascendencia Suprema o Inmanencia divina. La Coincidentia oppositorum de la Alquimia mística o el Regressus ad uterum que pretendían realizar sus celebrantes gracias al empleo de la Piedra Filosofal no me parece sólo un disparate racional o lógico, sino un atentado contra mi integridad. En consecuencia, no anhelo restituirme a esa Realidad Ultima que equivaldría a la disolución de mi yo en un todo —o nada — excluyente del carácter supremo de la vida: la variabilidad de su paisaje.

10.    No dudo que el yo sea efímero; pero ¿qué otra cosa se extiende detrás suyo?

11.    Las tablas de salvación, explícitas abundan y sus voces de sirena atraen a diversos acantilados con el fin de demostrar, en el oleaje, sus virtudes. Implícitas ... una y sólo una: la del yo.

12.    Que algunas ilusiones se vuelvan realidades no es imposible. Sí, en cambio, veo más difícil que la realidad las deje incólumes.

13.    Creo en un solo tipo de ignorancia, la real. Abomino de la ignorancia pedagógica de los sabios y los iluminados; tiene un tufo a mentira que me descompone.

14.    Igualmente, siempre desconfié de los ingenuos y de los inocentes. Ocultan un estado secreto de falsedad y oportunismo que me altera.

15.    La vida sin ilusiones o ideales tal vez carezca de sentido. Lo cual me lleva a aplaudir la maravillosa existencia de ultratumba de quienes se matan por aquellos. Debe ser tan grande su hermosura que, por lo mismo, debemos admirar la generosidad puesta en juego por esos idealistas-altruistas, que buscan conducir a los demás antes que a ellos mismos, a esas fuentes de donde brota la verdad, y, con ese fin, los exterminan piadosamente.

16.    Que todos los hombres sean iguales ante la ley y dispongan de las mismas oportunidades para desarrollarse lo considero no sólo correcto sino imprescindible. Pero detesto esa igualdad y aplanamiento que busca el proceso de unificación de la cultura planetaria actual. Sin la diferencia, ella se acrisolará nihilizando a todos y a cada uno de sus componentes.

17.    Los maestros y guías espirituales brindan seguridad a cambio de una módica retribución, un único pago: el de la servidumbre.

18.    La relatividad de todos los valores (menos el de la vida) y el escepticismo como base del conocimiento, el no tomarnos en serio ni a las cosas ni a nosotros mismos constituyen las armas de mayor eficacia contra el fanatismo y la obsecuencia, la petulancia de cuantos atesoran en su puños cerrados la verdad.

19.    Por ello hay que quitar de la mesa los "libros de cabecera". Contraen la verdad y se introducen en el cerebro como tirabuzones. No una idea o un libro sino miles; no una sola hilera de argumentos conducentes a una conclusión segura sino múltiples donde la incertidumbre retoce alegremente. Por ello si, en medio de la turbación, entonces, afloran tus ideas, propias pero conscientes de la multiplicidad que las precede, no pretendas convertirlas de únicas para tu mente también en únicas para la mente ajena.

20.    Dios, para no desilusionar a los hombres con una presencia que, por habitual, se torne aburrida, deja de existir iterativamente. Cuando la nostalgia de estos infelices solicita su presencia a gritos, regresa, triunfador y despótico ...y, también, cambiante. ¿De qué otra manera se explica el tránsito de un elemental fetichismo al politeísmo, de un panteísmo inmanentista al monoteísmo trascendente? ¿Qué nueva metamorfosis nos reserva ahora, luego de su postrer deceso?

21.    La homilía religiosa, la arenga política o militar y otras manifestaciones por el estilo persuaden, ordenan, insinúan, descalabran la voluntad, someten la inteligencia, convierten al sujeto en un pelele, lo entusiasman, lo angustian, lo incitan a la matanza o al recogimiento, lo manipulan hasta el límite de lo grotesco ..., pero le colman el entendimiento de convicción profunda, transforman su mente, la ennoblecen y la fortifican, y, como el hígado de los gansos, la dejan preparada para hacer paté.
 

Redactadas en Piedra Blanca,
provincia de San Luis, en febrero de 1998



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