IV   EL TRÁNSITO

LAS DIMENSIONES DEL YO








primero

 a. conocemos la vida que presuponemos sin conciencia ( v. g. las plantas.)
 b. y la conciencia que tiene la vida como base (v.g. nosotros),
 c. ¿existirá una conciencia sin la vida?
 

segundo

A partir de primero b., se desprenden las siguientes dimensiones del yo:

1. superficial: esa que no logra sacudirse las pequeñas urgencias cotidianas y, por lo tanto, es incapaz de sumergirse en la audición musical, concentrarse en un libro o un problema, en un paisaje.
((recordemos que el juego conciencia/yo (conciencia del yo/
                                                             yo de la conciencia) aunados, nos permiten la percepción e intelección)).
2. profunda: la que se libera de las urgencias (preocupaciones, proyectos, recuerdos, ilusiones...) del yo superficial y se concentra en algo fuera de él o en su propia conciencia, en la introspección.
3. ideal: suma de las dos anteriores y la siguiente
4. real: la menos conocida.
5. desyoizada: la pretendida por las fuerzas sociales que buscan su enajenación, su desintegración, su aplanamiento: los únicos y auténticos zombies, circulan, hablan, consumen y se reproducen en el mundo presente, pero, ¡cuidado! también la ambicionada por el regressus ad uterum de los alquimistas y los místicos.


tercero

Dentro del anterior esquema, ¿no significará entonces superarse a sí mismo el llegar de 5 a 1 y, posteriormente, de 1 a 2 ?

 Sin soberbia ni hipócrita humildad,
 sin orgullo y sin autodesprecio,
 sin vanidad, ni envidia, ni resquemor,
 ni odio,
 sin proliferación de gestos ni
 movimiento impropio,
 sin esperanzas pero con alegría,
 ni futuro, ni ayer, salvo este sol audaz
 que te baña de sed y de ventura,
 así es tu yo real, tu gozo,
 que, sin ambicionarlo,
 arriba paulatinamente al infinito.
Buenos Aires, agosto 1996



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