El ritmo se puede usar de forma creativa para hacer que las melodías que se toquen sean má atractivas, pero, ¿cómo se puede hacer esto?
Primeramente, sin intención de asustar a nadie, es conveniente aprenderse las subdivisiones rítmicas, como negras, corcheas, tresillos de todas clases, y fusas (treintaydosavos ó 32avos). Pueden conocerse las semifusas (64avos, pero jamás me he topado con algo así en un papel escrito, fuera de obras escritas para virtuosos, de los cuales yo no me considero uno. He escuchado esas notas en música exótica como la hindú, en donde se tocan relativamente lento en compases muy largos en las ragas, pero de ahí en fuera no lo he escuchado.
Si se pueen escuchar agrupaciones irregulares como los grupos de cinco y los grupos de siete y a veces se ven también los de nueve y los de once, los de diez, para mí es más fácil entenderlos como dos grupos de cinco.
¿Cómo se ven esos grupos?
Para
escuchar el ejemplo haz clic aquí o en la imágen
Para escuchar el ejemplo haz clic aquí o en la
imágen
Para escuchar el ejemplo haz clic aquí o en la
imágen
Para escuchar el ejemplo haz clic aquí o en la
imágen
Para escuchar el ejemplo haz clic aquí o en la
imágen
Para escuchar el ejemplo haz clic aquí o en la
imágen
Para escuchar el ejemplo haz clic aquí o en la
imágen
Para escuchar el ejemplo haz clic aquí o en la
imágen
Bajar ejemplos.zip
(archivo comprimido con todos los
ejemplos)
Estos son algunos ejemplos de melodías a las que se les varió el ritmo de alguna manera e incluso mezclan las herramientas. Cuando logras hacer esto le das mucha riqueza a tus improvisaciones por que dejan de convertirse en despliegues técnicos par ser algo más, una melodía que podría ser completamente autónoma del resto de lo demás, una parte que se vuelve indispensable para el tema que estés tocando, e incluso puede convertirse en algo que sea la base para un tema ya no improvisado sino obligado, en fin, los límites son hasta donde tu los quieras poner. Aprende las herramientas a tu paso, no hay prisa, es mejor aprenderlas bien que rápido pero no muy bien aprendidas. La clave está en estudiarlas despacio y después de que han quedado bien grabadas en el disco duro de tu cerebro, comienzas a aumentar la velocidad.
Ya que las tienes bien aprendidas, aplícales diferentes ritmos y verás que esto se pone bueno. Entre más conozcas las herramientas en tu instrumento, menos barreras tendrás para ejecutar lo que tu corazón tiene que decir, y ya que las dominas, puedes enfrentarte a improvisar "olvidando" lo que sabes, en cierta forma, para crear, ahora sí, algo espontáneo.
Permíte a tu mente y tu corazón, disfrutar del estudio, engolosínate con los sonidos y lo que puedes hacer con sonido y con silencio, y recuerda que a veces, la mejor nota es aquella que no tocas, improvisa como si respiraras, con pausas, como si llevaras una conversación con los demás músicos y con la gente que te escucha, cuénales un cuento con tu melodía, tócales el alma.