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Este es en cierto modo un disco maldito. Para las expectativas suscitadas por nuestros dos primeros singles, nuestro debut en gran formato supuso una decepción. Pese al gran esfuerzo económico que hizo nuestra compañía, el cambio de estudio (Kirios), la falta de preparación del disco y el hecho de no interrumpir las actuaciones en directo durante la grabación influyeron negativamente en el resultado. Me puedo imaginar la cara de pasmo del comprador medio al encontrarse con aberraciones como Lo que hay y Derribos Arias y con las flojas versiones de Crematorio, Aprenda alemán o La chica del Brasil. Es un disco que siempre odié, aunque con el tiempo me he reconciliado con él. |
