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los fabulosos cadillacs


As time goes by


En 1985, un grupo de amigos de Buenos Aires formó una banda. Primero se llamaron Cadillacs '57, más tarde, Los Fabulosos Cadillacs. De Madness y The Specials habían tomado no solamente el gusto por el ska sino también el look del trajecito negro. Despreciaban a todas las figuras del rock argentino y se situaban a un costado de sus tradiciones. O, mejor dicho, en ninguna parte.
   "Incluso antes de nuestro primer show, siempre nos creíamos músicos, aunque fuéramos malos", admitirían en 1988. "Me acuerdo que antes de existir como banda fuimos a Fire y en la entrada decíamos que éramos los Cadillacs... y ¡nos dejaban pasar!"

Lo que sigue es una crónica de sus primeros pasos como banda en el mundo real: "Una de sus primeras presentaciones fue en un festival llamado Subterock, que se realizó en dos jornadas en Palladium.  Era algo así como un quién es quién del mundillo alternativo y pese a no comulgar con él, Los Cadillacs consiguieron ocupar un lugar.  Fueron el grupo más numeroso del festival y también uno de los más ruidosos. Desafinaron, tocaron mal, tropezaron entre ellos y despertaron a una audiencia apática. El grupo había llegado al escenario de Palladium, porque a poco de sus primeros shows consiguieron un contrato para grabar un disco en Interdisc. El show causó tanto asombro como espanto."
   "Enseguida subieron los nueve Cadillacs, dando la sensación de que ocupaban sus tardes mirando videos de los Madness y escuchando discos de los Specials," escribió Sebastián Adúriz en 1986. "Pero al segundo tema nos dimos cuenta  de que de esas tardes no fueron muchas las que se habían destinado a ensayar. Sin embargo, por sobre el caos musical, merced al desparpajo con que se movían sobre las tablas, se las ingeniaban para mantener el auditorio pendiente."
   Ese mismo año Los Fabulosos Cadillacs grabaron su disco debut, Bares y Fondas, bajo la dirección artística de Daniel Melingo (Los Twists, Los abuelos de la nada, Lions in Love), trabajo que contiene los temas "Silencio, Hospital", "Yo quiero morir tocando ska" y "Basta de llamarme así" (este último, dicho sea de paso, en una versión bastante distinta de la que cerraría su Best of del '94, Vasos Vacíos). Los nueve músicos que grabaron el disco fueron Gabriel 'Vicentico' Fernández Capello (en voz), Sr. Flavio (a.k.a. Flavio Cianciarulo, en bajo), Aníbal Rigozzi (en guitarras), Mario Siperman (en teclados), Fernando Ricciardi (en batería), Luciano Junior (en percusión), Naco Goldfinger (en saxo tenor), Sergio Rotman (en saxo alto) y Daniel Lozano (en trompeta).

En 1987, editaron su segundo LP, el popular Yo te avisé. "Mi novia se cayó en un pozo ciego" se convirtió en un hit; "El genio del dub" y "Yo no me sentaría en tu mesa" son dos de los temas de un disco que mostraba ya el progreso modesto del combo.
    El álbum fue presentado oficialmente en el estadio de Obras, tras una gira por el interior de la Argentina. Después de la presentación en Obras comenzaron un tour por América del Sur, y tocaron en Chile, Perú y Bolivia.

En 1988, editaron su tercer disco, El ritmo Mundial. "Le pusimos El ritmo... porque hay muchas cosas distintas entre sí, pero todas hechas por los Cadillacs," declaraba Vicentico. "Pusimos un poco de percusión electrónica, las baterías suenan fuerte y hay mucha base. 'Vasos Vacíos' es una canción lindísima que tiene un toque mucho más romántico al ser cantada a dúo con Celia Cruz."
    Rock, ska, salsa, reggae son algunos de los muchos ritmos recreados por los Cadillacs en El Ritmo Mundial, álbum que también contiene un cover de "Revolution rock", de los Clash.
    Incluso en esos primeros días, la curiosidad era más poderosa que los desaciertos, y los Cadillacs comenzaban a dejar que las influencias se filtraran en su música; el ska estaba cediendo terreno a otras sonoridades menos limitadas. ¿Cómo se fueron adentrando esos nuevos ritmos en el repertorio del grupo? "Eramos de ir a escuchar músicas que no tuvieran que ver con el rock," explica Vicentico. "De la salsa nos interesaba mucho ver a los instrumentistas de oficio. En el primer viaje a Perú, íbamos a escuchar bandas de salsa a todas partes. Los músicos de oficio no tienen ninguna otra pretensión que la de tocar su instrumento. Y para tocar salsa tenés que tener mucho oficio. Nosotros siempre tratamos de emular esa labor, pero nos salió hasta ahí, es muy difícil lograrlo. Siempre estuvimos como acercándonos. Así como los cantantes que son cantores, que van y cantan y después se van a su casa. Tienen el oficio de cantar, no importa si su voz es mala, o buena. También nos atrapó mucho el bolero, la música funcional, la música de película."
    En septiembre de 1988, presentaron el trabajo en Obras, y al poco tiempo entraron a grabar su sucesor, El Satánico Doctor Cadillac.

En 1989, apareció Volumen 5, que contiene temas como "Miss You" de los Stones, "Electrasonic V", "Radio Kriminal", "Los Olvidados", y el popular "Demasiada Presión". Por esa época, Luciano Jr. abandonó el grupo.
   También en 1989, Thomas Cookman, un músico norteamericano devenido manager en Buenos Aires, empezó a trabajar con los Cadillacs. En 1990, consiguió meterlos en la programación de un festival en los Estados Unidos, Rock en Español, en el que compartieron cartel con Alejandra Guzmán (!) y El Tri (!). Por algo se empieza. Gran parte de la "proyección internacional" del grupo, sus miembros se la deben a Cookman.

A mediados de 1991, apareció Sopa de Caracol, un maxi de cuatro temas.
   A principios del año siguiente, los Cadillacs viajaron a Los Angeles para grabar su séptimo disco, El León, producido por K.C. Porter. Por esos días, Naco Goldfinger dejó el grupo para ser reemplazado por Toto Rotblat, y el trombonista Fernando Albareda se incorporó a la sección de vientos.
    Influenciado por los hallazgos de grupos como Mano Negra y con el oído puesto en la música popular del continente (salsa, merengue, bolero, candombe), El León promueve una actitud de apertura y búsqueda.  
    "Todo este montón de estilos está pasado por el tamiz de los Cadillacs," explicaba Vicentico. "Lo importante no son los estilos sino las cosas que las canciones propongan. Nosotros no tratamos de encasillarnos dentro de algo, hacemos la música que nos gusta." El trabajo contiene una fantástica versión de "Desapariciones", de Rubén Blades, y contó con la participación de múltiples invitados especiales, entre ellos Flaco Giménez (acordeón), Paulinho Da Costa y Luis Conte (percusión), y Gustavo Santaolalla (guitarras).
    Vicentico expresaba la satisfacción del grupo con El León al declarar: "El disco está bien acabado, con él llegamos hasta el final, teníamos ciertos objetivos y lo logramos. Los temas suenan exactamente como queríamos que sonaran". Y no sólo eso, sino que hasta entonces los Cadillacs no habían sido capaces de componer trece canciones tan seductoras -ni de ofrecer un disco tan redondo y placentero. En julio del '98, la edición argentina de la revista Rolling Stone, eligió este disco como uno de los esenciales del rock local producido en la década del '90, argumentando: "Si con El ritmo mundial habían dado señales de su interés por los géneros latinos bailables (allí está 'Vasos Vacíos', con Celia Cruz como invitada), con El león los Cadillacs demuestran que los ritmos caribeños y brasileños son su principal fuente de inspiración. Del ska y el reggae elemental con que se habían dado a conocer, pasaron al rap y a la música disco. Y en El león consiguieron volcar todos sus gustos e influencias en catorce canciones casi perfectas. Este es, sin duda, un muy buen ejemplo de lo que en los '90 dio en llamarse 'rock latino': samba, salsa, reggae, canción mariachi, ska, flamenco, bolero, vals y punk-rock al estilo de Mano Negra o the Clash. Las letras, además, mantienen un sutil equilibrio entre un perfil combativo y protestón y el costado cadillac más cínico y romántico, todo interpretado por la voz cascada y sensible de Vicentico. Integran este álbum historias de perdedores, de barras de amigos, en ocasiones bastante misóginas. Entre lo más representativo están un melancólico llamado al espíritu guevarista ('Gallo Rojo') y una bella y respetuosa versión de 'Desapariciones', la canción del panameño Rubén Blades."
    En 1992, el grupo participó en el festival Rola '92, en México, donde también tocaron Mano Negra, los Paralamas y Titás.

"Matador" y "Quinto Centenario" son los dos únicos temas inéditos que aparecen en la colección retrospectiva Vasos Vacíos, de 1994. El álbum cierra con una nueva versión de "Basta de llamarme así". Pero el hit del disco, y el que lanzó a los Cadillacs en el exterior (con una ayudita del enemigo: MTV), fue el antes mencionado "Matador", "un samba-reggae que hizo Flavio, que tiene que ver con un viaje que hicimos a Brasil. Nos encantó descubrir a fondo esos ritmos y mezclarlos con una letra porteña" (Rotman dixit). Sea como sea, "Matador" llevó a los Cadillacs a vender 250.000 copias y a llenar varios Obras.
   El comentario social del disco corrió por parte de "Quinto Centenario" que, según Rotman, "está dedicado a los 500 años de la conquista de América, pero negándola.  Es algo que de alguna manera ya pasó, pero a nosotros nos sigue pegando.  Y lo loco es que la gente no se hace cargo de esas cosas.  Acá vinieron, mataron a todo el mundo -sigue sucediendo de otras maneras- y la gente celebró como si fuera una fiesta.  Quisimos fijar nuestra posición."

El primer disco en vivo de los Cadillacs fue grabado en varios recitales brindados en Obras Sanitarias, Prix D'Ami y Pociano. Fue editado en 1995 bajo el original nombre Fabulosos Cadillacs en vivo. Contó con la participación de Willy Crook en saxo tenor, el acordeonista Flaco Giménez, y Gervini. El disco abre con el tema "No acabes", de Prodan-Arnedo y Troglio.

Su siguiente disco de estudio, Rey Azúcar, fue grabado en Bahamas, y producido por los ex-Talking Heads Chris Frantz y Tina Weymouth. Mientras que la música continuaba expandiendo las fronteras, el contenido se politizaba, en especial en temas como "Las venas abiertas de América Latina" y "Mal Bicho", el corte de difusión. Sin embargo, Vicentico declaraba, "Para mí, decir que ahora los Cadillacs dicen mucho en sus canciones es lo mismo que cuando no teníamos nada.  ¿Alguien puede definir bien qué decimos ahora, qué línea bajamos? Sí coincido con un cambio de actitud, un crecimiento que se dio porque hace mucho que estamos juntos y laburamos para crecer.  Pero ahora no van a empezar a decir que somos Piero.  Quiero decir, no nos fuimos a la otra punta, no somos equizofrénicos."
    Rey Azúcar también contiene una versión de "Strawberry Fields Forever", en la que participó de invitada Debbie Harry, de Blondie.

En 1996, los Cadillacs emprendieron una gira por el exterior. Su primera parada tuvo lugar en Estados Unidos, en donde participaron junto a Fishbone de la grabación del tema "What's new pussycat?", de Burt Bacharach, para el disco Silencio=Muerte de la Agrupación Red+Hot, destinado a recaudar fondos para la lucha mundial contra el SIDA. De este emprendimiento también participaron, entre otros, Todos Tus Muertos, Los Auténticos Decadentes, Café Tacuba y Andrés Calamaro.
   Poco después viajaron a Italia y Suiza. Allí formaron parte de un importante festival en el que compartieron cartel con los Sex Pistols, los Red Hot Chili Peppers y Cypress Hill.

A fines del '96, Vaino Rigozzi dejó su puesto de guitarrista para convertirse en manager del grupo. Su lugar fue ocupado por las hábiles manos de Ariel Minimal (PEZ). La nueva formación dio pruebas de buena salud en el festival Rock and Pop Alternativo, que tuvo lugar el 23 y 24 de noviembre.
    Los Cadillacs siempre habían tenido problemas con las compañías grabadoras y los managers. Que uno de ellos tomara la posta parecía lo más lógico y saludable. En una entrevista concedida en ocasión de la presentación de su siguiente disco, Vicentico declaró: "Ahora estamos en otro problema grave. Concretamente, de manager. Eso fue así desde el principio, en ese sentido sí soy político-sindicalista. Si me parece que una compañía me está haciendo daño o me está frenando, tengo la necesidad de decir: Basta, chau o ¡Tomátelas!. Sea quien fuere. Decidimos no estar más con nuestra última agencia y al mes: carta documento, juicio, etc.. Pero seguiremos adelante. Es una locura que le agarra a la gente que rodea al negocio del rock por tener partecitas de algo que les pertenece a los músicos. Nadie que esté fuera del grupo puede tomar nada de nosotros: somos los únicos dueños del grupo. Puedo compartir trabajo con alguien y darle un porcentaje pero en cuanto siento que me están explotando, se terminó la relación. Y esa sí es una cuestión política: los grupos son totalmente esquilmados por las compañías y los managers y nadie hace nada."

A principios de 1997, grabaron un tema para un disco homenaje a The Clash. [Sobre la célebre banda inglesa, Vicentico declararía hacia 1998: "Yo te voy a confesar una cosa que, probablemente, ningún pibe de la banda se anime a decir, y no es para ponerlo de título ni nada, pero yo estoy seguro de esto: nosotros somos mejor banda que los Clash. Nunca fueron mis ídolos, ése nunca fue mi rollo".] Durante abril y mayo regresaron a estudios para registrar su décimo disco de estudio, Fabulosos Calavera -que se probaría el salto más arriesgado y el más exitoso de su carrera.
   Producido por K.C. Porter y grabado en Bahamas y Buenos Aires, Fabulosos Calavera (BMG) se encargó de revelar a unos Cadillacs insospechados: oscuros, experimentales, enamorados de Buenos Aires, sus imágenes, mitos y sonidos, maduros, inquietos, liberados. Como escribieron Gustavo Alvarez Nuñez y Pablo Krantz, Fabulosos Calavera "los encuentra con un pie en la adultez y la nariz en el adulterio musical, léase temas largos con muchas partes, el casamiento del death metal con el jazz, del calipso con Ennio Morricone."
   Las diferencias del nuevo disco eran el efecto natural de los cambios dentro del grupo; llámeselo reagrupamiento, replanteamiento -un comienzo nuevo, fresco. "La primera vez que paramos mucho tiempo fue ésta: hace un año que no tocamos," explicaba Vicentico en julio del '97. "Igualmente, siempre estuvimos tocando afuera del país o en el interior, en lugares que no salían en los diarios. Entonces parecía que no existíamos. Pero esta vez paramos en serio, lo último que hicimos fue tocar en Suiza y en Italia, en una gira re-grossa. Ya antes de esa gira habíamos dicho: Esta es la última gira que hacemos y después paramos por tiempo indefinido, sin saber si volveríamos a tocar o no. Terminamos la gira y no nos vimos por unos cuantos meses. Al tiempo empezamos a juntarnos sólo a hablar. Charlábamos durante ocho horas todos los días. Nos decíamos de todo: que vos tal cosa, que la concha de tu madre. Era como que todos estábamos buscando nuestro lugar dentro del grupo. La amistad hacía que en un punto ya no respetáramos lo que tocábamos. Si bien los lugares de cada uno dentro de la banda son super respetables, no somos todos iguales. Hasta era un quilombo para nosotros decir: ¿Por qué no probás este arreglo? Hubo que aclarar que lo más importante era ponernos bajo las órdenes de la música. Lo otro puede estar bueno cuando sos pibe y te cagás de risa, pero después ya no está tan bueno. Cada uno tiene su familia. Si digo: Me voy con mis amigos, ¡en mi casa me mandan a la concha de mi hermana! Si te vas a trabajar, todo bien, pero si te vas con tus amigos, no. Así que pensamos todo eso y después nos retiramos a una quinta a ensayar e hicimos el disco nuevo." Disco encarado de una forma novedosa para los Cadillacs; en las palabras de Vicentico, "Es como asumir todo y decir, Vamos a hacer música poderosa, realmente poderosa. Olvidarnos de todas las boludeces, los mitos de los Cadillacs: la amistad, la cerveza, los rugbiers. Limpiar todo y dejar la energía sólo para la música."
   Fabulosos Calavera es un disco ubicado fuera de las modas, concentrado sólo en sí mismo. Si suena más parecido al rock de tres décadas atrás, no fue planeado de antemano: "Es de puro melancólicos, no lo veo como algo más que eso," explica Vicentico. "Sonó lindo y después nos fuimos dando cuenta, nos fue cerrando. No fue algo preparado. Cuando estábamos casi terminando, empezamos a notar que el disco era medio setentoso, urbano, porteño, y entonces repensamos algunas cosas como la tapa. Creo que no tenemos compromiso con nada. Es un disco entretenido."
   Un disco entretenido es, sin lugar a dudas. Lo que también es es arduo, y seguramente BMG, que los contrató justo después del éxito de "Matador", no escuchó con placer esas complejas canciones sobre la muerte y la melancolía que difícilmente podían abrirse paso en el limitadísimo panorama de las FM. Según Vicentico, "Cuando las compañías discográficas nos buscaron para firmar un nuevo contrato estaban pensando en un nuevo 'Matador'. Y los engañamos. Tengo la esperanza de que esto que hacemos sea un camino nuevo para nosotros. Está el punto de que las canciones que pegan tienen estrofa-estribillo, etc.. Es un formato que hay que respetar. Ante el hecho de cómo estaban armadas, la compañía pidió que por lo menos hagamos un edit de los temas que son muy largos, para que fueran radiales. Ellos estaban preocupados porque no los iban a poder pasar en FM Hit. A lo mejor sí los pasan, no tengo ni idea. No me compete a mí si a un tema lo pasan o no en las radios. La verdad es que no sé por qué me importa que se venda el disco. Lo que sí está bueno es que una banda grande se salga del espectro y pueda hacer otras cosas."
    ¿Cómo funciona ahora la relación de Vicentico con BMG y amigos? "No me enojo más," explica. "Al tomar distancia de lo que hago me pueden decir: Es poco comercial, tendrían que hacer esto. Y yo: ¡Ah, sí, mirá qué bueno, dale! Y después voy y hago lo que quiero. La verdad es que aprendí que nada me haga cambiar de idea. A la vez puedo aceptar escuchar un rato largo que me digan: Tienen que ir al programa de Tinelli. Esas cosas pasan todo el tiempo porque estamos en una compañía grande, que nos dio mucha plata y entonces tiene derecho a exigirnos ciertas cosas. Tendría que ser muy normal que todo el mundo pudiera decir: Yo tengo ganas de hacer esto y lo hago. En las compañías hay tipos medio raros, que nunca van a entender más de lo que entienden. Nosotros somos responsables de todo lo que sacamos como música. No hay excusas en esto. En LFC todo lo malo que hicimos partió de nosotros y con todo el placer del mundo."
   Pero, afortunadamente, no hay nada malo en Fabulosos Calavera. Sólo la muerte -el tema que recorre el disco de una punta a la otra, desde el título hasta el arte de tapa, desde "El muerto" hasta "A.D.R.B. (en busca eterna)", primer y último tema respectivamente. (Aunque, ¿cómo saber si la muerte es realmente mala? La muerte es la gran incertidumbre de la vida, ¿no es así?) Vicentico: "Ya en el primer disco había referencias a la muerte. Todo el tiempo me llama la atención ese tema: los vacíos que puede dejar alguien que desaparece de la tierra. ¿Qué queda donde él estaba? ¿Cómo es el momento en que se moría? ¿Es parecido a cuando nacés? Me pegó mucho el nacimiento de mi hijo: yo estaba ahí mirando. Es tan explosivo ese momento, un remolino en que todo empieza a dar vueltas y de repente nace una persona. La muerte debe ser en un punto parecida, pero al revés, se chupa todo. Me atrae la idea de imaginarme cómo es la muerte. También hay canciones de Flavio sobre la muerte. En algún punto con él estamos muy unidos por algo raro: siempre pensamos las cosas al mismo tiempo sin decírnoslas. Con todo el grupo es así, pero con Flavio a mí me pasa en especial. Nacimos con un día de diferencia en el mismo hospital, aunque nuestras mamás no se conocían. Estuvimos juntos en la nursery. Después nos volvimos a conocer a los 15 años. Cuando empezamos a escribir las canciones del disco, si bien cada uno tiene su personalidad, nos pasaba que dábamos vueltas sobre lo mismo. Había un ambiente muy oscuro pero a la vez muy divertido. Seguimos teniendo una visión muy infantil del mundo de los muertos: susto y también interés. Tenés ganas de saber y a la vez un cagazo terrible."
   Fabulosos Calavera reivindicó a los Cadillacs como una banda capaz de sorprender gratamente con su creatividad y de escapar por completo a las expectativas: de un grupo con un futuro comercial cómodo y un horizonte musical monótono, se convirtió en uno capaz de arriesgarse y de explorar nuevos territorios. Para los propios miembros del grupo, Fabulosos Calavera también significó un descubrimiento y una revolución modesta. "Siento que hay un cambio importante," admitía Vicentico. "No sé si el gran cambio, pero crecimos mucho como compositores. Nos dimos mucha libertad para hacer lo que fuera. No hubo ningún límite. Se nota mucho en las canciones de Flavio, que dijo: Ahora voy para acá, ahora voy para allá. Todo dentro de una canción, que tiene miles de vueltas y que se pasea por todos lados. Hay temas que duran 6 o 7 minutos, pero mientras a mí y a mis compañeros no nos aburran... Hasta hace un tiempo teníamos ciertos límites en cuanto a lo que eran LFC. En este disco ningún ritmo tiene nombre, no podés decir: 'Esto es tal cosa'. Son canciones, cosas raras, con muchas partes." La aparición de Ariel Minimal en el horizonte sonoro del grupo contribuyó no poco al nuevo sonido de los Cadillacs: "Es un pibe con una personalidad grossa, mucho power y muy buen gusto," afirma Vicentico. "Desde el día que entró hasta hoy es como si hubiera estado siempre. Nos cambió mucho, podemos escribir canciones para la viola. No había solos, ahora hay muchos. Nos sacamos las ganas, en todos los temas le decíamos: Hacé un solito."
   En 1999, mirando el disco de manera retrospectiva, Flavio declararía: "Se lo tildó de oscuro, quedó en esa cárcel. Alguien que realmente escucha ese tipo de música se preguntará ¿qué tiene esto de oscuro? Y es cierto. Más que nada diría que aspirábamos a crecer musicalmente, buscando ajustar un poco las clavijas. Creo que el disco denuncia una mayor pretensión: acordes con sextas, novenas, polirritmia, otros timbres. Para alguien realmente amante de la música compleja, esto es tan básico como que dos más dos son cuatro. Sin embargo, en nuestro pequeño universo de posibilidades, la intención se nota. Es el gran quiebre."
    Durante junio y julio del '97, tocaron en los Estados Unidos y Latinoamérica y el 29 de agosto presentaron su disco en Cemento (Buenos Aires). 

Los últimos frutos de Fabulosos Calavera fueron la distinción de los Cadillacs con un Grammy a la mejor banda latina de rock alternativo, en el año '98, y la deserción de Sergio Rotman en favor de su proyecto paralelo Cienfuegos. Sobre el saxofonista, Vicentico declaró: "Es ireemplazable. Nunca va a haber uno como él.  Se fue muchas veces.  Estábamos grabando un tema del primer demo en el que él tocaba el saxo, se enojó y se fue a Los Pillos. A los dos días volvió. En la mitad del simple se volvió a ir, estaba cansado de la vida de estrella de rock, se fue a Ibiza. Al mes me llamó y me preguntó si podía volver. Nunca nadie le decía que se fuera ni nadie le decía que volviera. Siempre estuvo. Ahora va a ser parecido, o no. Está más pilas con su grupo Cienfuegos...". "Con la salida de Sergio Rotman, los Fabulosos Cadillacs se separaron," agrega Flavio. "Al menos ésa es mi sensación. A tal punto que creo que seguimos con el mismo nombre casi de casualidad... Pero fue para bien. Porque no está mal admitir que, sin Sergio, ésta es otra banda, porque su ausencia es muy fuerte. Más aún, en algún momento tuvimos ganas de cambiar de nombre. Llamarnos simplemente Fabulosos Calavera, algo que realmente me hubiera gustado. Porque casi te diría que es así. [...] No recuerdo si la salida de Luciano fue tan importante... Eramos más jóvenes, fue hace demasiado tiempo. Pero su salida fue inevitable, como la de Sergio. En ambas oportunidades, el barco estaba tomando un rumbo que a ellos no les quedaba bien. Ni a ellos, ni a nosotros. Es duro, pero es así. Esta es la era Fabulosos Calavera."
   Poco después de haber ganado el Grammy, los Cadillacs realizaron una gira (US Tour 98) a través de los Estados Unidos: de costa a costa, con Cherry Poppin Daddies de soporte, y perfectamente SOLD OUT. "Esta es la gira que a todo el mundo le gustaría hacer," declaró al cierre de la misma Flavio. "Una gira sin presiones, donde la única estrella es la música. [...] Así es. Nada de sexo, droga y rock'n'roll. Comer, tocar y dormir." Durante la gira también se presentaron en algunos festivales, una experiencia que a Vicentico le resulta muy placentera: "Me encanta tocar en festivales. Disfruto mucho cuando hay que salir al toro, sin haber probado sonido, a shockear a un público que no sabe bien qué es lo que viene."
   De cualquier manera, la gira duró sólo un mes, aunque "en un principio nos habían ofrecido girar durante seis meses," según Flavio. "Pero ya no estamos para esos trotes. Yo ya no tengo veinte años, no quiero vivir en un ómnibus, quiero estar con mi esposa y mis hijos. [...] Los tipos [de la compañía] no lo pueden creer: todas las bandas están buscando el momento para llegar acá y hacer algo como esto, y cuando nos toca sólo queremos girar un mes. Pero nosotros estamos tranquilos: si lo vamos a hacer, será a nuestra manera, con nuestros tiempos. En este momento sentimos que con lo que tenemos nos alcanza y nos sobra. Así que lo que venga de más es yapa." "La verdad que nuestra estrategia es no tener estrategia", agrega Vicentico. "Lo único que a mí me importa, de verdad, es mi familia, mi nueva casa y las clases de fútbol de mi hijo. Pero esta actitud que estamos tomando también sirve, ¿sabés?, porque no te imaginás la cantidad de puertas que se te abren simplemente diciendo no. Esta gira deja tranquilo a Cookman, a la compañía y, además, confirma nuestra idea de cómo son las cosas. Seguramente vamos a volver todos los años. Ya nos están ofreciendo girar de nuevo. Pero nosotros tenemos nuestros tiempos. Las cosas ya no son como cuando estaba Rotman, que quería llegar muy rápido a ninguna parte."

A fines de abril del '98, Sony Music lanzó el disco doble Los Fabulosos Cadillacs - 20 grandes éxitos, que cuenta con un viejo tema inédito, "Igual a quién".
   Poco después realizaron cuatro conciertos en el teatro Broadway de Buenos Aires, bautizados Calavera Experimental Concherto, con los que confirmaron su crecimiento y su nueva pasión por el jazz, el tango, y el viejo rock argentino. El Calavera Experimental Concherto fue elegido como uno de los grandes shows argentinos de los '90; Daniel Riera explica por qué: "Nadie hubiera dicho a fines de los '80 -cuando eran gordos, pelados y desafinados, y tocaban ska- que los Fabulosos Cadillacs se descolgarían alguna vez con un show como éste. Calavera Experimental Concherto fue el reflejo en vivo y el vivo reflejo de la mutación que atravesó el grupo a partir del ingreso del guitarrista Ariel Minimal y la grabación del álbum Fabulosos Calavera. Durante aquellas noches atípicas, Vicentico se pasó la mayor parte del concierto sentado al piano y Flavio Cianciarulo prefirió en casi todos los temas la sonoridad del contrabajo acústico a la del bajo eléctrico. La banda tocó una música difícil, contaminada por el jazz y la herencia de Astor Piazzolla, que hasta entonces, en la historia del rock argentino, sólo había recogido Serú Girán. Los temas viejos, incluso, fueron adaptados al estilo Calavera. Para reconciliarse en público con una tradición de la que solían abjurar en la primera época de la banda, los Cadillacs sorprendieron al auditorio con sus propias versiones de clásicos como 'Una casa con 10 pinos', de Manal, y 'El anillo del capitán Beto', de Invisible. Las diapositivas que se proyectaron sobre el fondo del escenario -fotos familiares de los músicos- mostraban cómo habían crecido los integrantes de la banda en el transcurso de tantos años y cómo, incluso, algunos de ellos habían formado familia y criado hijos. La música que tocaron también mostró que habían crecido, y que crecer no tiene nada que ver con aburguesarse. En el Broadway, los Cadillacs presentaron en sociedad una nueva etapa en su carrera. Etapa que todavía siguen recorriendo, inquietos, experimentales y calaveras."

A mediados de 1999, editaron La marcha del golazo solitario: un disco muy distinto a Fabulosos Calavera (el rock casi brilla por su ausencia), pero que se alimenta con el mismo espíritu de libertad, y encuentra a los Cadillacs tocando en las orillas del jazz, y rindiéndose a los encantados sonidos del Río de La Plata. Flavio Cianciarulo es responsable en parte del cambio que había comenzado dos años antes con Fabulosos Calavera. "Hace unos años embalé todos mis discos de rock y los guardé bien atrás en un placard", asegura. "No dejé nada de los '80 para acá." Y si los guardó, y no los arrojó por la ventana uno a uno, fue "sólo por mis hijos [Astor y Jaco, nada menos], porque quizá cuando sean adolescentes les interese." "A La marcha del golazo solitario lo veo como una conbinación del camino que Fabulosos Calavera nos abrió, con el sonido Cadillacs clásico que le faltaba, de temas como 'Demasiada presión' o 'El león'. Me gusta esa textura, igualmente este último disco me resulta más completo." Como escribió Daniel Flores, en La marcha... "las canciones son efectivamente más canciones, sin tantas partes ni sobresaltos, con ritmos más bailables y estribillos que piden ser recordados. 'La vida', primer single, retoma una base fiestera, menos centroamericana y más rioplatense, con coro a lo Jaime Roos y bandoneón. El candombe sigue con 'Los condenaditos' y, en menor medida, con 'Vos sabés' -una letra naïve como para aviso publicitario de leche en polvo- y 'Cebolla, el nadador'. El rock steady -casi no se ha leído nota sobre los Fabulosos que no cite su viejo slogan Quiero morir tocando ska- asoma difuso en 'C.J.' y 'El baile de la mar', única firma del baterista Fernando Ricciardi -el resto se reparte entre Flavio y Vicentico. Además, 'El Roble' parece inspirada por... ¡Serú Girán! 'Piraña, todos los argentinos somos DT' y 'La marcha del golazo solitario' remiten directamente a Fabulosos Calavera, con record de cambios de acordes y de tiempo. Las últimas tres piezas -'Negra', '57 almas' y 'Alamo'- son notables instrumentales. Hasta aquí la discografía básica. Que el conjunto guarde coherencia explica por qué los oficios de K.C. Porter, su productor, son tan caros y requeridos. Al menos eso en cuanto a lo técnico. Por otro lado, el eclecticismo se ve atravesado por al menos dos ingredientes recurrentes que, además de confirmar aquello de que Flavio ya no tiene tiempo para el rock, dan la impresión de un disco sutilmente conceptual. Jazz (eléctrico) y tango (moderno) salpican o empapan, según el track, un álbum para archivar bajo el catálogo de 'popular'."

Escuchar en orden cronológico todos los discos de los Cadillacs, desde Bares y fondas hasta La marcha del golazo solitario provee un recorrido altamente entretenido, varias sorpresas y una certeza: el grupito irreverente y desafinado de antaño, el que supo darle al rock argentino tantos hits y pequeñas gemas escondidas aquí y allá, es ahora el más inquieto, vital, sorprendente e inclasificable de los nacidos en los '80. Ha sabido desembarazarse de las expectativas ajenas y hacerse tozudamente a un lado. Su libertad, ahora, ilumina su música. Su música, ahora, nos ilumina a nosotros.

m.
julio de 2000


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