Resumen: La
humanidad se ha extendido por la Galaxia, colonizando mundos y más
mundos. Cinco o seis superpotencias en guerra permanente se reparten los
planetas de la Esfera Interior, restos de la antiguamente gloriosa
Liga Estelar. Las guerras se libran empleando enormes fortalezas de
combate de aspecto humanoide, los mortíferos Battlemechs. A pesar
de los constantes combates, la Esfera Interior se mantiene en un delicado
y frágil equilibrio, hasta que una boda que pretende unir a la
Federación de Planetas y la Mancomunidad de la Lira amenaza con sumir la
galaxia en el caos...
Opinión:
Los
libros de Battletech me los descubrió una gran amiga de la Universidad,
que me atrevería a aventurar que está de acuerdo con mi próxima frase
(si no és així m’ho dius, Anna!): Afronto los libros de Battletech con
el mismo espíritu con el que leo cómics de la Patrulla-X. Me explico: en
ambas historias hay acción (peleas con supervillanos en el caso de los
X-Men, fatigosos combates entre Battlemechs en el otro) y conflictos
personales (el síndrome “culebrón”). Y en ambos casos me divierto
mucho más con los temas personales que con las aventuras mamporreras.
Marujo que es uno en el fondo, supongo. Así, si en la Patrulla-X me
interesa más quién se acuesta con Pícara o si Lobezno y Jean Grey se lían
ya de una vez, en los libros de Battletech me divierto con los conflictos
personales de los acomplejados protas (el síndrome de inferioridad de Kai
Allard y cómo lo supera, la relación con el poder de Phelan
Kell, el
complejo de Napoleón de Victor Davion y su hermosa y desesperada relación
con su enemiga racial Omi Kurita). En segundo lugar me gustan las
entretenidísimas maniobras políticas que constantemente se cuecen en las
novelas: algunas amorales y brillantes (agentes dobles, financiación a
guerrillas, sabotajes, elaboradísimos asesinatos), otras llanamente estúpidas
(aún me río con el trozo en que Victor
hace pasar un vídeo de una masacre accidental en un pueblo por el trailer
de una próxima holopelícula). Y, la verdad, lo menos interesante para mí,
supongo que porque no he jugado demasiado al juego original de Battletech,
es la prolija y algo repetitiva descripción de las batallas entre las
enormes máquinas de combate (los Battlemechs, tanques enormes de aspecto
humanoide). En plan “El Bloodhound disparó su láser medio y su cañón
de partículas y le voló al Daikishi blindaje de la pantorrilla. Después
le dispararon misiles de largo alcance y el blindaje del pecho quedó
destruido...”. Aunque eso sí, hay batallas muy bien narradas y
francamente emocionantes, sobretodo en la primera trilogía, la de Justin
Xiang (épico resulta, por ejemplo, el combate que tiene que acabar a hostia limpia al haberse
quedado sin munición). Ahora que hablamos de las diversas trilogías: en
mi opinión la mejor sin duda es la segunda, la de “La sangre de
Kerensky”, en la que se narra la llegada de una fuerza militar
avasalladora (los Clanes) al conflictivo mundo de la Esfera Interior, y
los desesperados recursos que se emplean para poder hacerle frente. Además,
en ella se describen también a los protas con más jugo (los antes
mencionados Victor, Kai, Phelan,...)., todos ellos arrastrando algún
horrible trauma o handicap al que se enfrentan de un modo u otro. Las dos primeras trilogías están
escritas por Michael A. Stackpole. De la pléyade de libros de las
siguientes series, me atrevo a recomendar SÓLO los escritos por el propio
Stackpole, ya que los libros de otros autores que he leído me han
parecido peñazos considerables. Quien avisa no es traidor.
Fragmento: