Resumen: Euchrid
Eucrow es un mudo deforme pero dotado de una extraña sensibilidad que
trata de sobrevivir sin volverse loco a una madre permanentemente borracha
y violenta, a un padre psicópata y al acoso de los ukulitas, los
hipócritas y desagradables vecinos del pueblo cercano. Euchrid está
convencido de que Dios le encargará una misión, un propósito
relacionado con la lluvia incesante y con la hermosa niña Beth.
Opinión: Como
iréis viendo en mi recién nacida sección musical, desde hace años me
encanta Nick Cave, uno de los cantantes más extraños con los que he ido
a topar... Alto, delgado, con una pinta de psicópata que da miedo
verla, y capaz de cantar las mayores barbaridades o las canciones de amor
más tristes y desgarradas. De piedra me quedé al enterarme vía San
Google de que había escrito un libro, una novela nada menos, y que había
bastante unanimidad de crítica y público en cuanto a su buena calidad!
Me enteré del título (“And the ass saw the angel”, es decir
“Y el asno vio al angel”, aunque lo primero que traduje fue: “Y el
culo vio al angel”), y me puse a buscarla como un loco. Finalmente, en
una visita a Cardiff (donde residía entonces la viajera Núria),
topé con una edición inglesa de la novela en una librería diminuta. Me
la compré al instante, y al leerla me encontré con un buen obstáculo:
el inglés amorfo.
Me explico: el
protagonista de la novela es Euchrid Eucrow, un mudo deforme fruto
de nisesabe cuántas generaciones de endogamia, y gran parte del libro son
los pensamientos que pasan por su cabeza y que es incapaz de expresar en
voz alta. Lo malo es que no sólo están escritos con acento sureño
(“mah” en lugar de “my” por ejemplo), sino que Euchrid inventa
palabras nuevas, expresiones y refranes extrañísimos, cosas así. La
pesadilla de cualquier traductor, y también de los lectores no
angloparlantes... Sin embargo, me las apañé para leer el libro como
pude, “filling the gaps” como dicen en las academias, y la verdad es
que disfruté como un enano con la historia. La perra vida del pobre
Euchrid narrada en primer persona (sus alucinaciones, pensamientos íntimos,
lamentos, insultos) se mezcla con la voz en tercera persona de un narrador
omnisciente que nos explica cosas sobre la disfuncional familia de Euchrid
(impactante la madre-bruja-ballena Crow Jane) o sobre la vida de
los ukulitas, los sectarios ultracatólicos habitantes del pueblo
cercano. Acosado por la gente del pueblo, por su diabólica madre y su
desquiciado padre, y por la angelical imagen de la niña “divina” Beth,
Euchrid se va volviendo progresivamente más y más loco, hasta que al
fin... Bueno, digamos que el libro está dividido en tres partes, y en la
tercera el bueno de Euchrid está ya tan desquiciado que el narrador
omnisciente empieza a escribir en cursiva, como si quisiera distanciarse
lo más posible de aquello en lo que se está convirtiendo el mudo. La
jugada de Nick Cave es muy inteligente: presenta un personaje patético y
desgraciado con el que es imposible no simpatizar y lo va volviendo
progresivamente loco y violento sin ningún tipo de piedad...
El libro está
fenomenalmente bien escrito, con dos estilos muy diferenciados y
claramente distinguibles: por una parte los pensamientos de Euchrid se
mueven siempre en un tono entre soñador y descarnado que empieza
siendo claramente inteligible y se va volviendo cada vez más inconexo y deshilvanado
a medida que Euchrid pierde facultades mentales, como un globo
pinchado perdería aire. Por otra parte los trozos narrados en tercera
persona son casi siempre fríos y descriptivos, desapasionados y
objetivos, lo que se hace evidente sobretodo en la tercera parte, en la
que hacen de contrapunto realista a las fantasías desbocadas de
Euchrid. El que decida arriesgarse con la versión inglesa encontrará párrafos
auténticamente musicales, especialmente entre los pensamientos de
Euchrid: no en vano uno de los discos de Cave consiste en trozos recitados
del libro junto a música ambiental bastante paranoica.
La incapacidad de Euchrid para comunicarse, su mudez, puede verse
como un reflejo de la dificultad de un artista (de cualquier artista) para
materializar los impulsos y sentimientos que lleva dentro. Al menos esto
decía Cave en una entrevista, en la que comentaba que el proceso de
desintegración del pobre Euchrid es paralelo al de cualquiera que,
teniendo impulsos creativos en su interior (creedlo o no, Euchrid tiene
alma de poeta), no encuentra la manera de manifestarlos.
Y en fin, como nota anecdótica:
dos semanas después de terminar de leer la novela, aún sudando por el
esfuerzo traductor, encontré una versión castellana entre los
libros de Juan Nicho... Hay que joderse.
Fragmento:
“Y
todos los días sopló algún viento apestoso y cada una de las noches
salió alguna estrella malvada y no pasó ni un solo día sin que me
tocase comerme una mierda u otra. Lo de haber nacido mudo, junto a un
hermano muerto, dentro de un charco de aguardiente de peladuras, en los
asientos traseros de un trozo de chatarra quemada, sobre la cumbre de una
colina de basura... todo eso no fue más que la primera baza, una mera
insinuación de lo que me tenía reservado el destino. Lo que yo tal vez
no supiese, pero sí mi hermano, es que éramos dos enanos sin suerte”.