Resumen: Tyler
es un joven de clase media, ambicioso y ansioso por triunfar, en parte
debido al miedo a la pobreza que el pasado ultra-hippy y campestre
de su madre le grabó a fuego en sus años de niñez. Vive en una ciudad
cercana a un vertedero nuclear, donde se saca dinero falsificando
productos de marca, sale con una novia tan carente de objetivos como él y
compra aparatos ultramodernos para su cuarto hi-tech (el Modernario).
Se vislumbran problemas en el horizonte, sin embargo: un ligue europeo
fruto de un viaje loco de verano, la caprichosa Stéphanie, se presenta de
repente en la ciudad...
Opinión: Mientras vagaba una tarde sin rumbo por Paseo de Gracia, me
fijé por casualidad en una oferta en el escaparate de Happy Books:
libros a un euro. Como podréis imaginar, me abalancé sobre el montón
desordenado de libros de todo tipo que había expuestos (arrojados en
cajas, mejor dicho), y entre los catálogos de floristería china y las
guías de viaje caducadas encontré algún que otro libro interesante:
alguno que comentaré más adelante ("Dr. Guillotin",
"La cabeza de mis parientes")... Y una joyita personal:
uno de los primeros libros de uno de mis escritores favoritos: el Douglas
Coupland que me hizo disfrutar como un enano con su "Generación X".
Adoro el estilo de este hombre: frases fluidas y ritmo constante,
metáforas nada rebuscadas y muy originales ("su
conversación era como una tarjeta de crédito agotada e inservible"),
y una capacidad única para retratar las miserias (y grandezas, por qué
no) de unos personajes que deambulan por el mundo sin rumbo fijo, sin
saber demasiado qué hacen allí ni por qué deberían preocuparse por
ello. Es inevitable encariñarse con los personajes: la madre de Tyler, Jasmine,
hippy de la vieja escuela anclada en el pasado pero que ha abierto
finalmente la puerta al futuro... Los abuelos, millonarios que se
hunden en la miseria al tratar de revolucionar el mundo de la comida para
gatos con un dispensador de comida gatuna, el KittyWhip... Dan,
el ex-novio de Jasmine, un tipo ruin y mezquino que a nadie cae demasiado
bien pero al que eso no le importa en absoluto... Los amigos desquiciados
de Tyler y sus diálogos de bar a cuál más absurdo... Y por supuesto, la
formal novia de Tyler, Anna-Louise, con su corazón de oro y sus
tartas de manzana, y la bella pero inconstante Stéphanie. El autor
consigue que todos estos personajes tengan alma y voz propias. Magistral
a ese respecto es la escena en que Tyler se dedica a crear "dinero
trágico": escribe con rotulador negro en billetes de un dólar
las pequeñas tragedias que conforman la personalidad de las personas que
conoce. Así, en uno puede poner "Disfrazas tu pereza como orgullo",
o en otro "Te aturde la facilidad con la que se consigue el olvido".
Tyler, por su parte, quiere llegar al futuro cuanto antes, y su tragedia
personal es el pavor que le tiene al fracaso.
Prueba del gran interés que tiene este libro es el enorme número de
páginas que marqué por contener frases o párrafos brillantes (un mar de
puntos de libro y/o páginas dobladas). En el tiempo que hace que llevo
esta web ya he citado fragmentos de "Planeta Champú" en varias
secciones: Grandes Flechazos, el Seré
Breve de la Filosofía Fisher-Price... Aceptad mi consejo: pillad una
copia de este libro (puede que no la consigáis tan barata como yo, pero
en fin, nada hay perfecto) y dadle una oportunidad. Ah, y espero que en
vuestra edición no se hayan saltado un detalle divertidísimo: al
principio y al final del libro hay dos tablas periódicas, con los
elementos químicos sustituidos por los ladrillos de los que se compone la
vida: Gasolina, Lotería, Gravedad, Comida basura, Cafeína, Agonía,
LSD... Jejeje.
Fragmento:
“En
mi nuevo silencio me dirijo a mi Granja de Globos Terráqueos y hago girar
los planetas. Pienso en Jasmine y en Dan. Pienso en que pienso que conozco
a una persona, y luego ¡puf!, me doy cuenta de que sólo conozco una
versión en dibujos animados. De pronto hay una criatura de carne y hueso
que me impone su presencia, y es imposible de conocer y anda tan perdida
como yo, igualmente incapaz de recordar que todas las almas de este mundo
sienten dolor, no sólo ellas”.