En la Ciudad Prohibida. Y con Teresa, faroleando de saber leer chino.
Abrimos la muralla...
...y con Alsa (gracias a Nacho, Ramón, Teresa y Carlos) siempre
llegamos.
No paramos de viajar ... y de comer. Por cierto, magnificamente bien.
El embajador, y sin embargo amigo, Juan Leña, su señora
y el staff de la legación, nos abrieron sus puertas con afecto.
Algunos se lo tomaron con solemnidad, otros hasta se disfrazaron. Pero
hubo siempre dialogo con el pueblo.
Por cierto, si alguien no se ha dado cuenta, le informamos que se comió
y mucho...
Visitamos parques y jardines y nos subimos a lo alto de Shanghai para
echar un vistazo.
Algunas instantaneas como souvenir... mientras Bosch conspira con Luo
Qing (Lucy).
No podía faltar el folclore local.
Dicen que en China hay 500 millones de bicicletas. Y no son solo para
el verano.
Despué de habernos dejado los cuartos en tiendecitas y centros
comerciales como éste...
Llegó el momento de los brindisis y de la despedida... Alguien
lloró.
En el avión, ya se percibía la morriña...
... porque habiamos dejado atrás unos amigos entrañables.
Como Guo (Cielito Lindo) e Yu (Antonia), a los que nunca
olvidaremos.
En este fotoreportage realizado
por
falta una foto:
La de
Miguel Ángel Aguilar, que en el último
momento
tuvo que renunciar a un viaje y
a una misión que solo gracias a él pudo realizarse.