Historias para destapar el excusado
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Citlali Isabela Roberto Remes Mi mejor amiga se llama Citlali Isabela o Isabela Citlali, no es que no esté segura de cómo se llama sino que en realidad tiene dos nombres, no sólo porque su nombre oficial se compone de dos nombres, pues también es ése mi caso, Ana Luisa, sino porque sus padres la registraron dos veces, una como Citlali Isabela y otra como Isabela Citlali. Incluso no la registraron nada más dos veces sino cuatro, porque cada quien la registró por separado con el nombre individual, Isabela y Citlali. La historia de Isabela Citlali comienza desde antes de que naciera su hermano mayor, Sebastián, es más, todo inicia desde antes de que sus padres lo concibieran. Los padres de Sebastián y Citlali fueron a visitar algunas mueblerías cuando ni siquiera eran novios. No buscaban nada en particular, sino mesas, credenzas, escritorios, camas, libreros, además de artesanías de madera, o sea, ver sin comprar. Quizá lo que les gustaba era estar juntos y pensar en su futuro sin que ninguno de los dos pudiera asegurar que se casarían, porque la duda y el presentimiento los acompañaron por muchos meses, pero se metían a las mueblerías con la esperanza de mantener vivos esos sentimientos. Ella descubrió de repente una cuna de madera barnizada con chapopote que tenía un cofre encima, si le quitaban el cofre y los barrotes se podía convertir en una cama para un niño más grande. Era, en verdad, un mueble bonito que seguramente duraría muchos años, Mira, la cama de Sebastián, exclamó ella, y fue así como él se enteró de que si alguna vez tenían un hijo juntos se llamaría Sebastián, nombre que en principio no le pareció malo, le gustó incluso, aunque luego recordó los sebastianes que había conocido a lo largo de su vida, entre ellos un personaje negado para la música que estudiaba en la Escuela Nacional de Música y al que todos gritaban Sebastián, con desesperación, cada vez que decía o hacía una tontería como tantas que le vieron hacer. De cualquier manera él, el padre de Sebastián, estuvo de acuerdo en que el niño, si alguna vez llegaba a nacer, como nació, se llamara así y no de otra manera, Andrés, como él mismo pensaba, o cualquier otro nombre, Si ella elige el nombre de nuestro hijo, pensó, yo tengo el derecho de decidir al menos el de la hija, así que cuando vieron un ropero infantil gritó, Y este ropero es para Citlali, No, contestó ella, para Isabela, Citlali, insistió él, Isabela, a mí no me gusta el nombre de Citlali, y su significado, estrella, no me dice nada, en cambio Isabela es muy bonito, más incluso que Isabel. Esa plática fue la anticipación de un conflicto irresoluble entre los padres de Citlali Isabela. Nació Sebastián y sus padres no tuvieron ninguna discusión pues el padre no quiso imponer su criterio a cambio de que cuando naciera Isabela Citlali la madre no quisiera imponer el suyo. Llegado el momento, cuando la hermosa niña morena de ojos claros llegó a los brazos de su madre, ésta dijo Ay Isabela, qué preciosa estás y luego se la pasó a su padre, quien sólo abrió la boca como si estuviera a punto de babear y dijo Citlali, Citlali. Pasaron las semanas y los papás de Citlali Isabela no se ponían de acuerdo, discutían, que si Citlali, que si Isabela, pero nada, hasta que cada quien, tomando el acta de matrimonio en la mano, se presentó ante el juez y la registró con el nombre que quiso, Isabela, su madre, Citlali, su padre. Los primeros años de vida cada quien llamaba a la niña como quería. Cuando la niña entró a preescolar, la madre, quien se dedicaba de tiempo completo a ella, no tuvo ningún empacho en inscribirla en la escuela con el acta de Isabela, lo cual terminó por revivir el conflicto entre los dos padres, pues dado que ya había dos actas de nacimiento, el que utilizara el acta primero iba a ganar, y en eso la más lista fue la madre. Durante unos días él durmió en la sala porque ella le cerró la puerta del cuarto con llave. Finalmente llegaron a una solución que no fue solución, registrar a la niña con los dos nombres. Si a la niña le seguían llamando Isabela en el kínder entonces existía el riesgo de que quien ganara fuera su madre, así que el padre insistió en que fueran al Registro Civil a presentarla por tercera ocasión, para así tener una sola acta pero con dos nombres. Al llegar les preguntaron Cómo se va a llamar, a lo que respondieron sincronizada pero no simultáneamente, Isabela Citlali y Citlali Isabela, según el caso, cada uno, y empezaron a discutir cuál nombre iría primero, Citlali o Isabela, hasta que el juez los sacó de la oficina y les pidió que cuando estuvieran de acuerdo volvieran. El resultado fue que sí volvieron, pero por separado. Después de eso mi amiga tuvo cuatro nombres posibles, Citlali, Isabela, Isabela Citlali y Citlali Isabela. En la escuela actualizaron el nombre como Isabela Citlali, porque obviamente fue su mamá quien hizo los trámites, Siempre te sales con la tuya, le dijo su marido, pero aceptó que mientras no comenzara la primaria el nombre inicial fuera Isabela. Cuando hubieron de inscribirla en la primaria, el padre de la niña pidió vacaciones en su trabajo, pero simuló en casa que estaba laborando, para que así pudiera él llegar un día temprano, coger el acta de nacimiento de Citlali Isabela, e inscribirla en el colegio que, eso sí, ambos habían escogido. Y en efecto, la registró con el nombre que él había elegido al principio. Después de ese acto ventajoso durmió como dos meses en la sala y otros dos en casa de un amigo. Aún así, se mantuvo su decisión de que Citlali Isabela hiciera su educación básica con ese nombre, y así fue como la conocí. Para la secundaria se llamaría diferente, porque su madre, quien aparentemente había perdonado al marido después de cuatro meses, esperó seis años para la venganza. Al momento en que entregaron el certificado de primaria con el nombre de Citlali Isabela fue a la escuela a decir que se habían equivocado porque el acta de nacimiento decía Isabela Citlali, así que se destruyó el certificado y se emitió uno nuevo y con ese mismo la inscribió en la secundaria. Al final de la secundaria la venganza fue inversa porque quien solicitó la corrección del certificado fue el padre de mi amiga y con ese nombre la registraron en la preparatoria, que es el grado que estudia ahora. Ella dice que no le importa mucho cual nombre va primero y que tampoco le preocupa la confusión de papeles porque cuando sea mayor de edad piensa cambiarse el nombre pues ni Citlali ni Isabela le gustan, aunque aún no ha decidido por cual nombre los cambiará. Incluso, recuerdo que cuando su papá solicitó la corrección del certificado de secundaria ella se consideró con la edad suficiente para dar una opinión, pero se abstuvo de hacerlo porque para empezar le divertía el pleito de sus padres, pero además porque los dos nombres con los que salían sus documentos oficiales venían a reforzar su signo zodiacal, Géminis, y su carácter, que manifiesta la dualidad del de sus padres. Es más, hasta su rostro es reflejo de esa dualidad, porque si la vez del lado derecho, es el temperamento de su madre, segura de sí misma, pero si la vez del lado izquierdo parece que tiene el de su padre, menos seguro de sí, pero con la intención de defender algunas ideas hasta el final, como el nombre mismo de Citlali. |
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