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Parroquia de San Francisco El más importante monumento colonial que tiene la población es la iglesia y exconvento franciscano ubicado en el centro de la ciudad. Fue iniciada su construcción en el siglo
XVI por Fray Diego de Grado Cornejo, quien de esta manera logro apaciguar a los pueblos náhuatl y otomí que se encontraban en guerra.Una particularidad de esta construcción religiosa son las almenas que rodean
el atrio. Semejan gigantescas cabezas y llevan unas orejas de claras reminiscencias prehispánicas, que mucho recuerdan ciertas esculturas como el Chac-mool. Esta muestra arquitectónica es privativa de la iglesia y
convento de San Francisco ya que no se ha encontrado algo semejante en los templos de la Nueva España. La presencia de la cultura indígena se encuentra presente de tal manera en esta construcción
que incluso algunas de las piedras del muro que rodea el atrio tienen forma de cráneos trabajados conforme al arte prehispánico. También existe una inscripción en náhuatl en lo alto del contrafuerte, arriba a la derecha
de la puerta lateral de la iglesia, existe un símbolo prehispánico cuyo significado se ignora. También en el muro poniente están escritas estas palabras: nochtli, tquiotl, tlasaloa. En la parte media del contrafuerte, a
unos siete metros de altura, al lado derecho de la porciúncula o puerta lateral, está un símbolo prehispánico del cual hasta ahora ignoramos su significado. El atrio se utilizó antiguamente como panteón
y en el centro del mismo existió, igual que en todos los templos, la cruz atrial, misma que se derrumbó o fue retirada. La capilla abierta que vemos al lado sur de la entrada tuvo la función de servir para los oficios
religiosos, ya que los naturales no estaban acostumbrados al culto en espacios cubiertos. En el claustro podemos ver otros elementos donde los antiguos dejaron su huella: los capiteles de los pilares que
sostienen los arcos lucen al centro flores prehispánicas y en cada extremo de las flores aparece el símbolo de la palabra. En la parte posterior de la iglesia, en lo alto de un muro que delimitaba la
llamada "huerta del curato", fue labrada en el siglo XVI una custodia en cantera, como símbolo de la unión de Tepexic y Otlazpan. Tanto el muro como el símbolo fueron derribados por acción de la picota en los años
cincuenta, al iniciarse la construcción del colegio Sor Juana Inés de la Cruz. |
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Descripción del monumento El
plateresco es un "estilo arquitectónico español del siglo XVI, en el que se emplean elementos clásicos y ojivales con profusión de adornos y bajorrelieves" según la definición que nos proporciona el Larousse y
Pablo C. de Gante, en su libro La arquitectura de México en el siglo XVI, clasifica al convento de Tepeji como "plateresco colonial propio", es decir, arquitectura plateresca con ciertos ornamentos
característicos de México, como los ya referidos elementos de la cultura indígena o que no se encuentran en el plateresco español.A continuación se transcribe las apreciaciones que George Kubler
consigna en su obra citada, acerca del monumento de Tepeji, haciendo al propio tiempo la analogía con otros edificios de Hidalgo y México. Cabe señalar que Kubler ofrece como fuente de esos datos a diversas obras, entre
ellas el Catálogo de construcciones religiosas del Estado de Hidalgo y el Códice Franciscano. "Fachada: En Tepeji del Río(... ), por ejemplo, el contrafuerte está reforzado con mampostería en
dirección este a lo largo del muro sur de la nave". "Por su aspecto general, la iglesia recuerda Atlixco, aunque la nave presenta una bóveda en cañón. El extradós de la bóveda no muestra ninguna
señal de reconstrucción, salvo un antepecho lesionado del siglo XVIII. El coro descansa sobre tres arcos, como en Atlibuetzia. En el convento, una fina escalera de una sola rampa se levanta hasta el segundo piso, justo
al este de la portería. Las arcadas del claustro se apoyan en cuatro gruesas columnas (... )". "Puerta principal norte: Cuatro(...) sugieren la obra de un mismo diseñador, debido a sus
características comunes: Tula (...) la fachada norte de Tepeji del Río, la fachada poniente del templo dominico de Tlaxiaco, en la Mixteca Alta, y la puerta norte de Zempoala. La puerta de Tlaxiaco (... ) es la más
rica, con una triple banda tablerada en el arco y las jambas, y con remate de candelabro. La de Tepeji del Río es la más culta, con frontón partido en las esquinas (... ); la de Zempoala (...) es la más académica; y la
de Tula, la más elegante, de rasgos toscanos. La puerta de la fachada poniente de Tepeji (...) parece de menor pureza, por el marcado énfasis de la impostura y las molduras de las puertas laterales".
"Capilla Abierta: Otra modalidad, el arco de cinco centros o carpanel, se dio en Tepeji del Río (...). El tipo es distinguible, excepto por la infrecuente gran dimensión del arco del presbiterio. Como en Actopan
(... ). Esto nos hace suponer un despliegue de virtuosismo por parte de los diseñadores y artesanos". "(...), el sencillo arco de la capilla abierta de Tepeji del Río (...) participa de la misma aguda y
brillante ejecución. El alfiz y el arco rebajado descansan sobre medias columnas jónicas, de fustes delgados y anchos capiteles. Los Soportes Muestran poca preocupación por la exactitud canónica, pero su inspiración es
claramente clasisista, dentro de un alfiz medieval". El presbiterio de Tepeji de Río presenta un muro trasero curvado". |
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Joyas de nuestro monumento El saqueo, el tiempo, el descuido han hecho desaparecer numerosos tesoros que guardaban la iglesia y el convento de San Francisco: pinturas coloniales, objetos para la
celebración, imágenes de santos, elementos arquitectónicos (cruz atrial, capilla posa, capilla de María Auxiliadora, entre otros). Sin embargo, todavía hay mucho que ver y admirar y es obligación de todos los tepejanos
ocuparse de su conservación: el archivo parroquial, donde se guardan decenas de libros de la época colonial, los cuadros de gran formato obra de Juan Correa (1646-1716) y de Francisco Martínez (?), las pinturas y las
imágenes de bulto, el Señor del Santo Entierro, la pila bautismal (verdadera obra de arte trabajada en piedra y que conserva todavía restos de pintura original), las pinturas murales de los claustros. |
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Pinturas En efecto, las pinturas
de la época virreinal constituyen uno de los aspectos más valiosos de la iglesia y el convento de San Francisco. Es probable que entre los siglos XVII y XIX el altar principal haya contado con un retablo y éste tuvo
como elemento principal pinturas de la época con motivos religiosos. En el siglo XIX esos elementos se dispersaron por la construcción del retablo (pudo haberse incendiado, aunque no existe ninguna versión en ese
sentido) y ahora sólo se cuenta con algunas pinturas distribuidas en diferentes espacios del interior del inmueble, como el curato. En apoyo a la tesis anterior, existe el testimonio en las Escrituras
de la familia Velásquez Ujarza (donde se consignan los antecedentes y la historia del mesón de Las Palomas en los siglos XVII, XVIII y XIX). Tales documentos dicen entre otras cosas: "( ... ) don
Jacobo Ramírez Montejano, por el gobernador, oficiales de República, común, y naturales de la parcialidad de Otlaxpa, jurisdicción de la provincia de Tula, como mejor por (...) proceda, paresco ante vuestra excelencia y
digo, que mis partes tienen concertado el vender un solar a don Francisco de Barrera, en cantidad de ciento y cincuenta pesos, por no necesitar de el, respecto a quedarles otras tierras, a mas de ser inutil,
resultandoles de la venta tanta utilidad, que con el dinero que perciban concluirán o adelantarán mucho, en la necesaria obra de un retablo, como todo se percibe de la in formación, que ante la justicia del partido,
tiene dada y presento debidamente en cinco fojas(...) México y mayo, doce de mil setecientos, cuarenta y siete (...)" Aparte de esas pinturas que presumiblemente fueron adorno del citado retablo,
tenemos las pinturas de gran formato obra de Juan Correa y Francisco Martínez (?); cabe decir en este punto que ambas reclaman con urgencia un exhaustivo trabajo de restauración, antes que se pierdan de manera
definitiva. La del primero se titula "Anima sola" y se encuentra en el costado izquierdo de la entrada principal del templo. No tiene fecha pero es seguro, tomando en cuenta la época en que vivió Correa, que
fue realizada antes que la de Matínez que lleva la fecha 1748. No tenemos datos de Francisco Martinez; de Juan Correa, Antonio Espinoza nos dice: "Fue un mulato nacido en la ciudad de México en 1646
y muerto en 1716. Su condición racial no fue un obstáculo para que llegara a ocupar un lugar destacado en la sociedad novohispana. Discípulo de Antonio Rodríguez, llegó a ser maestro y a tener uno de les mayores
talleres de la época, ocupando dentro de su gremio una de las posiciones más relevantes. Fue uno de los pintores más prolíficos de su tiempo, con una producción que comprende más de 400 obras. Fue tanto su prestigio,
que hay cuadros suyos o de su taller no sólo en México sino también en España, Estados Unidos, Francia, Guatemala,Hungría, Perú y hasta en Roma". |
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