Fue la fusión del sustrato ibérico con la cultura celta, a finales del siglo IV antes de Cristo, lo que dio lugar a la configuración cultural de esta provincia, surgiendo en ese momento los llamados castros. Eran asentamientos celtíberos situados estratégicamente y fortificados de forma natural aprovechando elevaciones de mayor altura o bien rodeados de murallas que solían tener un grosor de entre 1.5 y 2 metros. Su forma se adaptaba a las características del terreno, encontrandonos así con castros de forma circular como el de Castilfrío de la Sierra, triangular como el de Langosto, oval como el de Arévalo de la Sierra o trapezoidal como el de Villar del Ala.
Las viviendas más antíguas de estos castros debieron ser
simples cabañas hechas con maderas y ramas, pero las más
frecuentes estan hechas con madera y ramas. En la foto podeis observar
la Murralla derruida del castro de Los Castillejos (Cubo de la Solana).
El pueblo celtíbero surgió en el siglo IV a.C. como resultado de la fusión de los celtas y los iberos, constituyendose con una personalidad diferente fruto de la simbiosis de ambas culturas. Se localizaron entorno a las cordilleras Ibérica y Central además de sus zonas aledañas. No obstante esta delimitación resulta bastante imprecisa al no coincidir entre sí los diferentes autores clásicos.
Las tribus asentadas en los límites de la actual provincia de
Soria eran: las de los Pelendones, que llegaron en la primera oleada celta
y desarrollaron la denominada Cultura Castreña Soriana, y los Arévacos,
los Tittos y los Bellos todos ellos llegados posteriormente.
De las ciudades arévacas las más importantes fueron las de Numantia (Numancia),Uxama (Osma) y Termantia (Santa María de Tiermes). La ganadería y en menor medida la agricultura, condicionaron la densidad de población y el número y tamaño de sus asentamientos.
La organización social distinguía tribus y clanes. Los clanes, en los que la propiedad de la tierra era colectiva, estaban constituidos por "gentilates" o miembros unidos por lazos de sangre y las "gentes" o tribus, que eran organizaciones superiores que a su vez podían agruparse o confederarse en lo que se conoce como pueblos.
Existían dos asambleas. Una de tipo popular en la que participaban los adultos o guerreros y discutian asuntos que afectaban a la colectividad y otra de ancianos o jefes de tribus que, al parecer, poseía capacidad de decisión.
Tenían una lengua y cultura propias, así por ejemplo sabemos
que en su modo de vida tenían un hábito repugnante y sucio:
se lavaban el cuerpo y se frotaban los dientes con orinas; así creían
cuidar su cuerpo.
Practicaban culto a la luna y al sol principalmente aunque también divinizaron el fuego y algunos bosques y montañas.
En los plenilunios pasaban la noche saltando y bailando a las puertas de sus casas y en el solsticio de verano realizaban fiestas de purificación con danzas, carreras, luchas y sacrificios fuera de la ciudad. En los animales considerados sagrados destacaban el caballo y el toro.
El ejercito Celtibérico se organizaba para pelear en grupos de a pie y a caballo. Usaban escudo circular pequeño, abrazaderas, dardos, hondas, espada corta de punta aguda y doble filo y casco de doble cimera. Jinetes e infantes iban mezclados y utilizaban la táctica de la acción por sorpresa.
La gesta de Numancia, capital de los pueblos celtíberos controlada por la tribu de los Arévacos, ha pasado de generacion en generacion ya que lucharon por su independencia hasta límites sobrehumanos frente al poderío romano.
El primer ataque a Numancia se produjo al comienzo de la segunda guerra celtíbera ( 153 a.C.) al frente del cónsul romano Quinto Fulvio Nobilior quien cercó a Numancia con 30.000 hombres y la atacó con 300 jinetes y 10 elefantes. Esta fue tambien la primera derrota del ejercito de Roma frente al valor numantino abriéndose un periodo de veinte años de infructuosos ataques posteriores que hicieron temblar al propio senado romano.
En el año 133 a.C. Escipión llegó a las inmediaciones de Numancia junto con 60.000 hombres y levantó una muralla de nueve kilómetros circunvalandola y estableciendo siete campamentos alrededor de ella. Había comenzado el asedio, dejando a los numantinos sin provisiones ni recursos para vivir. La carencia de alimentos se fue haciendo cada vez más insoportable hasta que en el verano de 133 a.C. se produjo la caída heroica de Numancia, suicidándose y entregando la ciudad en llamas.
Se sabe que la ciudad celtíbera ocupó más de 20 hectáreas estando atravesada longitudinalmente por dos calles principales. Sus casas tenían cimientos de piedra, paredes de madera entramada con ladrillo y cubiertas de ramaje y barro.
La ciudad incendiada permaneció abandonada durante un siglo y
posteriormente fue habitada por los romanos e indígenas celtíberos
hasta que finalmente pereció ante las invasiones bárbaras.
Imprescindible complemento de la visita a Numancia es la visita al Museo Numantino en Soria donde encontraremos un verdadero compendio arqueológico e histórico de la provincia de Soria.
Tiermes, ciudad celtibérica, tradicional aliada de Numancia y como ella situada en la parte alta del cerro y más fácilmente defendible. Las fuentes sobre Tiermes son escasas y no esclarecen la importancia real de esta ciudad en el mundo prerromano.
En las excavaciones realizadas en la necrópolis celtibérica
encontramos que los enterramientos más antiguos corresponden al
rito de la incineración. Los restos óseos y objetos del ajuar
se depositaban de formas diversas: en hoyo excavado en el conglomerado
natural, directamente en el suelo, en una urna, etc. Por regla general,
las tumbas quedan protegidas y cubiertas por un pequeño amontonamiento
de piedras, debajo de la cual se halla el ajuar. La jerarquía social
queda clara según la riqueza de los ajuares.
La naturaleza del estrato rocoso que sirve de fundamento a Tiermes hizo posible la arquitectura rupestre, enclavada en piedra, como idónea frente al duro clima incluso en época celtíbera. Esto ha sido básico para una buena conservación de las estructuras de la ciudad, a lo que hay que añadir la realización de las estructuras romanas a base de muros de sillería y/o mampostería.
Restos de la presencia romana en Tiermes son:
La existencia de Tiermes se difumina durante el Bajo Imperio y durante los períodos visigodos e islámicos. Sólo con la Reconquista vuelve a tenerse alguna noticia del lugar, en el que se construye una iglesia y dos monasterios. La iglesia quedará en el siglo XVI como ermita de Santa María de Tiermes.
La vida de Uxama se inició en el siglo IV a. C., como establecimiento celtibérico del grupo arévaco. Sabemos que durante las guerras celtibéricas servía de almacén de víveres para los rebeldes numantinos por lo que fue atacada repetidamente.
Con la romanización experimento un notable desarrollo como también
fue el caso de Tiermes y Numancia. Factor importante para esto fue su posición
sobre la vía Asturica a Cesaraugusta. Poseia una amplía y
compleja red de abastecimiento de aguas, combinando acueducto y cisternas
e importantes edificios públicos. Otras construcciones a destacar
son:
En el siglo X se funda Osma.
En la segunda década de este siglo se descubrieron en Cuevas de Soria los restos de una villa romana del siglo III-IV. Sus habitantes intentaron vivir con el mismo lujo con que pudieran haberlo hecho en Roma ,sin embargo la poca riqueza de materiales que se han encontrado nos hace suponer que fue abandonada voluntariamente y de una forma escalonada .
La villa vivió de la explotación agrícola y ganadera y por un "osculario" encontrado sabemos que sus habitantes optaron por el cristianismo.
Presenta una estructura con gran patio central y peristilo o pasillo rodeado de columnas simétricas al eje de una gran habitación con ábside sobresaliente. A sus lados se adosan habitaciones menores y pasillos, también absidados.
Los suelos están cubiertos de ricos mosaicos de variados y complicados dibujos geométricos, con un curioso anagrama en algunos medallones centrales, que se puede interpretar como una marca de propiedad. Las habitaciones, unas 24, tienen todas distinto modelo de mosaico.