| 
                         El dia que tus padres esten viejos y ya no sean los 
                        mismos, ten paciencia y compréndelos.  
                        Cuando derramen comida sobre sus camisas y olviden 
                        como atarse sus zapatos, recuerda las horas que pasaron 
                        enseñándote a hacer las  mismas cosas. 
                         
                        Si cuando conversas con ellos, repiten y repiten 
                        las mismas palabras que sabes de sobra como terminan, 
                        no les interrumpas y escúchales. Cuando eras 
                        pequeño/a para que te durmieras, tuvieron que 
                        contarte miles de veces el mismo cuento hasta que cerrabas 
                        los ojitos.  
                        Cuando esten reunidos y sin querer hagan ruidos desagradables 
                        o sus necesidades, no te averguences y comprende que 
                        no tienen la culpa de ello, pues ya no pueden controlarse. 
                          
                        Piensa cuántas veces cuando niño/a 
                        te ayudaron y estuvieron pacientes a tu lado esperando 
                        a que terminaras lo que estabas haciendo.  
                        No les reproches porque no quieran bañarse; 
                        no les regañes por ello. Recuerda los momentos 
                        que te perseguian y los mil pretextos que te inventaban 
                        para hacerte mas agradable tu aseo. Acéptalos 
                        y perdónalos.  
                        Ya que son ellos los niños ahora.  
                        Cuando los veas inútiles e ignorantes frente 
                        a todas las cosas tecnológicas que ya no podrán 
                        entender, dales todo el tiempo que sea necesario para 
                        no lastimarlos con tu sonrisa burlona. Acuérdate 
                        que ellos fueron quienes te enseñaron tantas 
                        cosas: comer, vestirte y tu educación para enfrentar 
                        la vida tan bien como lo haces, son producto de sus 
                        esfuerzos y perseverancia por ti.  
                        Si en algún tiempo, mientras conversas con 
                        ellos, se les llegue a olvidar de qué estan hablando, 
                        dales todo el tiempo que sea necesario hasta que lo 
                        recuerden, y si no pueden hacerlo no te burles de ellos; 
                        tal vez no era importante lo que hablaban y se conformen 
                        con que les escuches en ese momento.  
                        Si alguna vez ya no quieren comer, no les insistas. 
                         
                        Ellos saben cuanto pueden y cuanto no deben.  También 
                        comprende que con el tiempo ya no tienen dientes para 
                        morder ni gusto para sentir.  
                        Cuando les fallen sus piernas por estar cansadas 
                        para andar, dales tu mano tierna para apoyarse como 
                        lo hicieron ellos cuando comenzaste a caminar con tus 
                        débiles piernas.  
                        Por último, cuando algún dia les oigas 
                        decir que ya no quieren vivir y solo quieren morir, 
                        no te enfades.  Algún dia entenderás 
                        que esto no tiene nada que ver con tu cariño 
                        o cuanto te aman. Trata de comprender que ya no viven 
                        sino que sobreviven, y eso no es vivir.  
                        Siempre quisieron lo mejor para ti y han preparado 
                        los caminos que has debido recorrer.  Piensa entonces 
                        que con el paso que se adelantan a dar estarán 
                        construyendo para ti otra ruta en otro tiempo, pero 
                        siempre contigo.  
                        No te sientas triste o impotente por verlos como 
                        los ves. Dales tu corazón, compréndelos 
                        y apóyalos como lo hicieron ellos cuando empezaste 
                        a vivir.  
                        De la misma manera como te han acompañado 
                        en tu sendero, acompáñalos a terminar 
                        el de ellos.  Dales amor y paciencia, que te devolverán 
                        gratitud y sonrisas con el inmenso amor que ellos tienen 
                        por ti. 
                     |