PIRATA HONRADO

En 1997, las compañías fabricantes de software dejaron de ganar unos 11.400 millones de dólares (1,7 billones de pesetas), por culpa de la piratería informática. Uno no sabe si la cifra es grande o pequeña Ūsuena más bien discreta, teniendo en cuenta las inmensas cantidades de pasta que se crían en este mundo de los ordenadoresŪ, ni tampoco sabe con quién está su corazón, si con los fementidos piratas o con los pobrecitos fabricantes.

 Hace años, en 1990, publiqué un artículo que se titulaba «Yo, el pirata» y en el que venía a decir que a un pobre escritor no se le podían cobrar 90.000 pesetas (precio de entonces) por un procesador de textos y que, por consiguiente, el pobre escritor estaba moralmente autorizado a robar. Hasta cierto punto tenía razón: no es normal que nos cobren un ojo de la cara por un aparato superferolítico y que luego resulte que hay que invertir el otro ojo de la cara en aditamentos imprescindibles para que la maravilla nos sirva de algo.

 Hoy en día, además, la Red es una fuente casi inagotable de software gratuito. Usted no tiene que pagar un céntimo por su navegador, ni por su aplicación de correo electrónico, ni por la mayoría de los plug-ins, ni por excelentes programas criptográficos como el PGP, ni por un montonazo de programillas más o menos caprichosos que ayudan a convivir con el ordenata. Y también tenemos, en la modalidad shareware, diversos productos de gran calidad a precios muy módicos.

 El shareware plantea problemas éticos. El shareware puede bajarse de Internet «a prueba»: usted paga si decide seguir utilizando el programa; si no, lo desinstala, y pelillos a la mar. Para evitar que abusemos, los desarrolladores suelen defender sus aplicaciones por diversos procedimientos.

 Ni que decir tiene que estas defensas apenas si constituyen estorbo para un experto, que las elimina con facilidad. Incluso los no expertos maquinan sus modos de escaquear el pago: como casi todos las trabas para evitar el uso indefinido están basadas en el transcurso de un plazo de tiempo, hasta al más tonto se le ocurre que basta con trampearle la fecha al ordenador para gozar de la gratuidad eterna. (Digo yo que será por eso por lo que recibo tantos emilios con fechas imposibles.)

 Pero el caso es que no parece muy lógico ni muy honrado que sigamos utilizando estos programas sin pagar por ellos. Por lo general, son de compañías o individuos que han trabajado bastante en su desarrollo y que no poseen la potencia económica de Microsoft, IBM, Sun, etc.; personas que tienen derecho a vivir de su esfuerzo, que confían en nosotros para que probemos gratuitamente sus productos, que en modo alguno nos obligan a utilizarlos y que, por lo general, también ejercen la moderación a la hora de fijar sus precios. Creo que si nos gastamos tranquilamente 5.000 pesetas en unas cuantas copas, no hay motivo alguno, por ejemplo, para no pagarle 32 dólares al señor Ghisler por una utilidad tan fantástica como Windows Commander (aunque él la haya fusilado del viejo Comandante Norton; pero esa es otra cuestión).

 Seamos piratas honrados, caramba.

 

Guía de páginas Web de recursos gratis: sitio.net/gratis/

Links to Free Stuff: www.soprano.com/frees.html

Duros a cuatro pesetas: www.arrakis.es/~melgar/gratis/

Por el morro: www.areas.net/porelmorro/home.htm

FreeByte: hjh.simplenet.com/

FreeWare Now.com: www.freewarenow.com/win95.html

FreeWare Arts & Crafts: www.zianet.com/rayk/index.html

ZDNet Free Software: www.hotfiles.com/hot/newfree.html

  Todas estas direcciones funcionaban perfectamente en el momento de escribirse este artículo.


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