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La campiña yaracuyana no tiene nada que envidiarle a la inglesa en forma y colorido; a lo largo de la carretera hacia Nirgua -la tercera ciudad más grande de Yaracuy- la vista se deleita con hermosas colinas sembradas de fino pasto, innumerables sembradÃos de naranjas y ganado pastando en los verdes prados. Dejando atrás la carretera de Nirgua tomamos rumbo a Temerla, un pueblito enclavado en un amplio valle agrÃcola casi olvidado por el gobierno de Yaracuy que deberÃa prestarle un poquito de atención y poner en práctica un programa de restauración y embellecimiento. Bueno, empieza la caminata en la plaza BolÃvar de Temerla. Saliendo del pueblo, pasando frente a varias fincas de naranjos cargados -creemos que se dan las naranjas más dulces y jugosas que hemos probado ¿o será porque no tuvimos que pagar por ellas?- cruzando más de cinco rÃos comenzamos a subir la empinada cuesta hasta una humilde casita de bahareque donde comienza un pequeño descenso y se empieza a oÃr el rÃo que corre entre unas piedras gigantescas. Cuando se llega al sitio, la gran sorpresa: una cascada y varios pozos, como para escoger el de su preferencia, lo invitan a bañarse en unas aguas con la temperatura perfecta, rodeado de una vegetación espesÃsima. El lugar está cargado de una silenciosa espiritualidad que solamente rompen las chicharras. Las inmensas piedras nos intimidan recordándonos lo pequeños que somos dentro de aquel paraÃso que quiera Dios podamos volver a visitar. RECOMENDACIONES: Lleve bolsas para la basura que origine y sea benévolo con la naturaleza, recoja la que encuentre allÃ. Lleve repelente contra los zancudos, es vital para poder disfrutar al máximo y tenga cuidado de estar de vuelta en Temerla antes de las cuatro de la tarde para poder volver a Nirgua, los domingos el último autobús para Valencia sale a las 6 p.m..
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