En Busca de la Corona
por Lorena
González
Capítulo 8: El enemigo busca a Serena.
Sailor Venus empujó a Sailor Moon hacia un lado, donde pudiera estar segura, aunque el látigo la atrapó a ella y Annes la llevó hacia él.
- ¡Venus! - exclamaron todas. Sailor Moon estaba inmóvil, por su culpa Mina ahora estaba atrapada.
- ¡Suéltala! ¡Déjala ir!
Arista, que ya había reaccionado por el impacto del fuego, fue hacia Annes y Sailor Venus.
- Oye, ¿pero qué te pasó? Mira tu ropa. - le dijo Annes en tono bajo.
- No me preguntes, la impertinente de la sailor vestida de rojo me hizo esto.
- Se llama Sailor Mars, inculta. - le dijo Sailor Venus que estaba escuchando.
- ¡Cállate niña entrometida! ¡Nadie pidió tu opinión! - dijo Arista.
Las demás sailors estaban preparadas para cualquier ataque y no iban a permitir que ellos se llevaran la gema. La chica atacada empezó a despertar. Sailor Mercury le dijo:
- Corre lejos de aquí, nosotras nos encargaremos.
La muchacha asintió y huyó. Sailor Jupiter tomó la gema y la guardó. Sailor Mars preguntó:
- ¿Para qué quieren las gemas? ¿Qué es lo que desean?
- Necesitamos las cinco gemas para encontrar la Corona y a la Princesa. - dijo Annes. - Y tranquilas, niñas, la víctima no muere al arrebatarle la gema.
- ¿La Corona? ¿Princesa? - dijo Sailor Jupiter - ¿De qué princesa hablan?
- Las gemas se encuentran en los cuerpos de los elegidos, aquellas personas que tienen la capacidad para dar amor sin esperar nada a cambio. Esos inútiles son los que nos servirán para conquistar el Universo. - dijo Arista.
- Si ellos pueden dar amor y no esperan recibir nada, no son inútiles. Son el tipo de gente que ustedes nunca llegarán a ser. - dijo Sailor Moon.
Annes, que todavía tenía prisionera a Venus, les dijo:
- ¡Silencio! Les recuerdo que ahora yo estoy en mejor condición que ustedes. Tengo a su amiguita, así que tengan cuidado, si no algo terrible le va a pasar. ¡Denme ahora mismo la gema! ¡Háganlo si no quieren que su amiga muera!
Sailor Jupiter, que tenía la gema, la sacó y se la entregó a Sailor Moon.
- Entrégasela, Sailor Moon. - dijo ésta.
- ¡No! ¡No te atrevas a hacerlo, Sailor Moon! - exclamó Sailor Venus.
Pero ésta había empezado a avanzar hacia Annes para entregarle la gema.
- ¡Sailor Moon! ¡No lo hagas, piensa en lo que harán con ellas!
- ¿Y crees que no lo sé? Venus, no te puedo dejar morir. - le dijo Sailor Moon. Luna y Artemis miraban con horror lo que sucedía, aunque nada les aseguraba que iban a encontrar también las otras gemas, estaban ayudando al enemigo a realizar su plan, pero era lo correcto, no podían permitir que le hicieran algo a Sailor Venus. Annes, a medida que Sailor Moon se acercaba más, más apretaba el látigo con el que sujetaba a Sailor Venus.
- ¡No lo hagas Sailor Moon! ¡No les entregues la gema, eso es lo que quieren que hagas! - exclamó Venus. Arista, al oir todo lo que ésta decía, le gritó:
- ¡Cállate, entrometida!
Y la golpeó en la cara.
- ¡Venus! - exclamaron las chicas.
- ¡Hey! ¡Cálmate! ¡No te daremos nada si la golpeas! ¡Suéltala ahora mismo! - les dijo Sailor Mars. Sailor Moon se detuvo y les dijo:
- Prométanme que la soltarán, ¡prométanlo!
- Ya cállate, niña, ahora ¡entréganos la gema! - dijo Arista.
- ¡Prométanlo! ¡Háganlo! - repitió Sailor Moon llorando. - Suéltenla.
- Danos la gema y te devolvemos a tu amiga. ¡Hazlo! - exclamó Annes.
Las demás Sailors Scouts se acercaron a Sailor Moon y les pusieron la mano en los hombros. Sailor Mercury le dijo:
- Hazlo Sailor Moon, eso es más importante.
Finalmente Sailor Moon quedó frente a Annes y Venus.
- ¡Sailor Moon, no! ¡No lo hagas! - le gritó Sailor Venus.
- Dámela Sailor Moon, mira a tu amiga cómo sufre, dámela. - le dijo Annes. Aunque ella estuviera decidida a entregársela, no se atrevía a estirar el brazo y darle la gema, no sabía porqué. Sailor Venus seguía repitiéndole que no lo hiciera, que no importaba, que ella se iba a arreglar el modo de escapar de ellos, pero que no se la diera. Finalmente Sailor Moon estiró su brazo y abrió la mano. El brillo de la gema era muy fuerte y Sailor Mars les dijo:
- Allí tienen, ahora suelten a Venus.
Annes puso su mano sobre la de Sailor Moon para tomar la gema, y con la otra empezaba a aflojar el látigo. Arista le dijo:
- Eres una tonta Sailor Moon, me entregas la gema por salvar a una amiga, te hubieras ido corriendo con ella y no estuvieras en esta situación, me das lástima.
- Lástima me das tú, que no conoces el significado de la amistad, eres una insensible. - respondió Sailor Moon. Annes tomó la gema y soltó a Sailor Venus, que cayó al suelo. Las chicas se acercaron a ella y Mercury le dijo:
- ¿Estás bien?
- Que bueno que ya estás a salvo, Venus. - le dijo Mars.
- Tranquila, todo salió bien. - dijo Sailor Jupiter. Sailor Moon se mantenía en silencio, pero satisfecha porque sabía que había tomado la decisión correcta, y estaba feliz porque Mina ya se encontraba bien. Annes miraba con asombro aquella escena: Sailor Moon, Mercury, Mars y Jupiter reunidas alrededor de Sailor Venus preocupadas por ella, y él, atrás de ellas con Arista, todavía allí, con la gema... Y ellas felices porque su amiga estaba bien...
Pasó un rato, las chicas seguían en el parque, ya destransformadas. Annes y Arista se habían ido sin que ellas lo notaran.
- No debiste hacerlo, Sailor Moon. - dijo Mina. Serena le contestó:
- Más me hubiera lamentado si algo te pasaba. Si era así, hubiera sido por mi culpa.
Mina sonrió y le agradeció. Luna y Artemis estaban en silencio, se notaba que estaban preocupados. Artemis dijo:
- Serena, me temo que ahora debes tener cuidado. Ellos están buscándote.
- Sí, Serena, debes tener precaución. Tú eres su objetivo. - dijo Luna.
- ¿Yo?
- Sí Serena, tú. ¿No recuerdas que dijeron que debían buscar las gemas para encontrar la Corona y a la Princesa? - le dijo Lita.
- Y esa princesa no es otra sino tú. - agregó Mina. - Creo que es hora de empezar a cumplir con mi misión.
- Ya empezaste, y lo hiciste muy bien, Mina. Pero creo que esto es algo de lo que nosotros solos no podemos ocuparnos. Serena también debe aprender a cuidarse sola. - dijo Luna.
- Sí, lo intentaré. Lo haré por ustedes, chicas. - les dijo Serena.
- No, Serena. Debes hacerlo por tí, y por Rini. - aclaró Amy.
Todas decidieron que lo mejor era irse a sus casas, estaban muy cansadas y no habían estudiado nada, por lo que prometieron que mañana llegarían a casa de Raye más temprano.
Página hospedada por
Visitalos y conseguí tu propia página
gratis.