Web Oficial de uno de los dramaturgos mexicnos más singulares de nuestro tiempo
           
   

CARRETERA DEL NORTE

TOMÁS URTUSÁSTEGUI
1990

FELIPE.- No preguntaron.
NATALIA.- Si no preguntan se les ofrece, se les rebaja a la mitad, se les pide lo que sea, algo para comprar tortillas.
FELIPE.- Querían saber cómo se llega a San Mateo.
NATALIA.- San Mateo ya lo pasaron, no digas mentiras. No quisiste venderles.
JEREMÍAS.- ¿ Por qué no iba a querer?
NATALIA.- Quiere que me muera, que se muera su hermano. Lo odia desde que nació.
FELIPE.- No es cierto. FELIPE MOLESTO SE RETIRA A SU LUGAR DE VENTA
NATALIA.- Antes me ayudaba, me acompañaba; claro, ha de decir que si mi marido me abandonó, él por qué me tiene que hacer caso. LE GRITA A FELIPE Pero no, tu padre no me abandonó, se fue al otro lado a ganar dinero para que vivamos mejor, para que tu vivas mejor aunque no lo merezcas.
JEREMÍAS.- Ya se detendrá otro auto.
NATALIA.- IRÓNICA .Usted creé.
JEREMÍAS.- Nos podríamos poner del otro lado de la carretera. Ahí pasan más carros..
NATALIA.- Los de aquél lado nunca compran, esos vienen con regalos para sus familiares, para sus novias, para sus amantes. Regalos para que olviden que los abandonaron un año. Una semana aquí y un año allá.
JEREMÍAS.- Una semana es suficiente, tienen que trabajar.
NATALIA.- ¡ Que se queden con todo, con sus planchas, sus radios, sus dulces! Nosotras queremos a nuestros hombres, que estén con nosotras, con sus hijos. Una semana sólo sirve para dejarnos embarazadas, para nada más.
JEREMÍAS.- Tú dejaste ir a tu marido.
NATALIA.- Me venció el hambre, la sequía, lo caro de todo. ! Imbécil de mí! Todos me decían: tu hombre va a regresar con dinero, con mucho dinero. Usted fue el primero en decirlo. Ahora no tengo hombre ni dinero.
JEREMÍAS.- Pronto regresará, todos regresan tarde o temprano. La tierra los llama.
NATALIA.- Que no regrese, ya no lo quiero, que se queda allá, que se acueste con todas las gringas que pueda.
JEREMÍAS.- No te entiendo.
NATALIA.- Me entiendo sola.
JEREMÍAS.- ¿ Para qué tuviste a este hijo si ya no lo quieres?
NATALIA.- Lo tuve para que no se fuera, sólo para eso.
JEREMÍAS.- Lo tuviste porque le abriste las piernas. Por eso todas tienen hijos, no para retener al marido.
NATALIA.- Usted que sabe.
JEREMÍAS.- .El calor por dentro es peor que el que hace ahora, y eso sólo lo calma el hombre, o la mujer, ninguna otra cosa.
NATALIA.- Sí... SE EXCITA CON EL RECUERDO No es calor, es fuego, fuego que va quemando todo, destruyendo todo, borrando todo. Fuego son nuestro pechos, nuestro vientre, nuestras manos, nuestra boca. GIME DE PLACER Y DOLOR.
JEREMÍAS.- Debes ser buena en la cama.
NATALIA.- Lo soy y de nada me sirvió. El se fue.
JEREMÍAS.- Volverá, volverá si de veras lo eres. Tu fuego es lo único capaz de hacerlo volver. El hijo no.
NATALIA.- El hijo también, es igual a él, salió a él.
JEREMÍAS.- Felipe también es su hijo y lo dejó.
NATALIA.- Felipe se parece a mi familia, por eso no lo quiere.
JEREMÍAS.- Tú tampoco.
NATALIA.- Yo sí, pero quiero más a éste; ACARICIA AL BEBÉ éste decidí tenerlo, a Felipe no, Felipe vino, no lo traje. NATALIA ACUESTA AL BEBÉ CON MUCHO CUIDADO, LE SONRÍE, LO TAPA CON EL PARAGUAS. SE SECA EL SUDOR CON UN TRAPO
JEREMÍAS.- Me avisas a la hora que te quieras regresar.
NATALIA.- Cualquiera es buena.
JEREMÍAS.- Ayer regresamos muy tarde, después no me levanto para ir al campo a cazar los animales. Quedan pocos.
NATALIA.- Los que no vendemos nos los comemos.
JEREMÍAS.- Terminaremos comiendo zopilotes y víboras.
NATALIA.- ¿ Siempre fue así?
JEREMÍAS.- ¿ Qué?
NATALIA.- Esto, las tierras secas.
JEREMÍAS.- Algún año llueve.
NATALIA.- Dos o tres días; si eso es llover...
JEREMÍAS.- Cuando tu marido tenía la edad de éste SEÑALA AL BEBÉ llovió más de una semana. Hubieras visto el escándalo que hacían las ranas y los sapos.
NATALIA.- No hay por aquí.
JEREMÍAS.- No en tiempo de secas. A la mejor la lluvia los trajo consigo. RÍE Sí, una nube de ranas y sapos y otra de mosquitos. Eran millones. A tu marido lo tuvimos que tapar con quien sabe cuantas cobijas para que no se lo comieran.
NATALIA.- ¿ Cómo se veía el campo?
JEREMÍAS.- Todo era verde, verde tierno. Una semana después el sol había acabado con todo.
NATALIA.- Me hubiera gustado verlo.
JEREMÍAS.- Ya te tocará.
NATALIA.- A mí o a mi hijo.
JEREMÍAS.- Debimos irnos a otro sitio, al sur; allá siempre llueve.

           
<< Anterior / Siguiente >>
Indice de Obras