JEREMÍAS.- Está bueno. Tú luego luego te
enojas. QUEDAN EN SILENCIO. JEREMÍAS CONTINUA OBSERVANDO
A NATALIA. ELLA SE DA CUENTA QUE NO VE AL NIÑO SINO QUE
VE A SU PECHO DESNUDO. SE CUBRE.
NATALIA.- No me gusta que me vea tanto el pecho.
JEREMÍAS.- RÍE. Veía a Fabián.
VUELVEN A QUEDAR EN SILENCIO. NATALIA TERMINA DE DAR EL PECHO,
LE SACA EL AIRE AL NIÑO, LO ACUESTA EN LA CAJA DE CARTÓN.
JEREMÍAS.- ¿ Qué se trae el otro?
NATALIA.- ¿ Quién?
JEREMÍAS.- Felipe.
NATALIA.- ¿ Por qué?
JEREMÍAS.- Le da pena orinar aquí, antes lo hacía.
NATALIA.- Ya lleva tiempo con eso, también se esconde cuando
se baña; creo que está así desde que vio
una vez desnudo a su padre.
JEREMÍAS.-¿ Encima de ti?
NATALIA.- Claro que no.
JEREMÍAS.- Qué tendría. Yo vi muchas veces
a mis padres. Cuando se tiene un solo cuarto...
NATALIA.- Eso es malo.
JEREMÍAS.- ¿ Malo? No me digas que Felipe nunca
ha visto a los toros y a los caballos. Es lo mismo.
NATALIA.- A la mejor sí nos vio.
JEREMÍAS.- Pues bien vistos.
NATALIA.- Nunca quiere hablar de su padre.
JEREMÍAS.- ¿ Por eso o porque se fue? Todos los
hombres jóvenes se van, no tienen a que quedarse.
NATALIA.- Nos quedamos las mujeres y los niños.
JEREMÍAS.- También los viejos. Del otro lado no
quieren a ninguno de nosotros.
NATALIA.- A los jóvenes, sí.
JEREMÍAS.- Sólo si tienen papeles.
NATALIA.- También sin ellos, todos se pasan el río
y ya está.
JEREMÍAS.- A algunos los agarran.
NATALIA.- Los detienen un rato, los amenazan y los hacen cruzar
la frontera. Eso es todo.
JEREMÍAS.- Les quitan su dinero y sus cosas.
NATALIA.- Eso sí.
JEREMÍAS.- A algunos los golpean.
NATALIA.- Dicen que hasta los matan. A la mejor eso le pasó
a su hijo.
JEREMÍAS.- Ya lo sabríamos.
NATALIA.- ¿ Cómo?
JEREMÍAS.- No sé, pero verás que va a regresar
con dinero y carro SEÑALA UNO DE LOS QUE PASAN, como uno
de esos.
NATALIA.- Ninguno de los que pasan es de aquí.
JEREMÍAS.- Sí lo son. Se van pobres y regresan ricos.
El que no regresa es porque está mejor allá.
NATALIA.- El único que ha regresado es Esteban, vino en
uno de esos carros grandototes con un radio que tocaba bien fuerte
y muchas luces, luces por todos lados. Vino y se fue. Su familia
vive igual de pobre que nosotros. SE ACERCA FELIPE A TOMAR UN
POCO DE ALIMENTO PARA LOS ANIMALES. LO SACA DE UNA DE LAS BOLSAS.
NATALIA.- No les des mucho.
FELIPE.- Ninguno de los animales ha comido.
JEREMÍAS.- A FELIPE ¿ Ya orinaste? RÍE Recuerda
que el que no enseña no vende.
NATALIA.- Déjelo. A FELIPE ¿ Ya quieres comer?
FELIPE.- Antes dijiste que todavía no.
NATALIA.- Antes dije una cosa, ahora digo otra.
FELIPE.- Ya no tengo hambre.
JEREMÍAS.- Por eso estás tan flaco. UN AUTO SE ESTACIONA
CON MUCHO RUIDO. LOS TRES REACCIONAN INSTINTIVAMENTE. NATALIA
DEJA AL NIÑO EN LA CAJA, CORRE POR UN ANIMAL Y DESPUÉS
AL COCHE. FELIPE Y JEREMÍAS TAMBIÉN CORREN. FELIPE
ES EL PRIMERO EN LLEGAR AL AUTO, LOS OTROS DOS MUESTRAN SU ANIMAL
POR LOS VIDRIOS DEL COCHE, DESPUÉS SE RETIRAN. FELIPE HABLA
CON LOS DEL AUTO. NATALIA Y JEREMÍAS ESTÁN ATENTOS
A LO QUE SUCEDE, MIRAN ANSIOSOS AL CARRO. FELIPE SE RETIRA DEL
AUTO CON SU ANIMAL. EL AUTO ARRANCA Y SE VA A GRAN VELOCIDAD.
FELIPE CAMINA HACIA DONDE ESTÁ NATALIA QUE LO ESPERA MOLESTA
NATALIA.-¿ No vendiste? FELIPE NIEGA CON LA CABEZA. NATALIA
SE ENOJA Si se pararon fue para comprar, tú sabes que no
tenemos para comer, que tu padre no nos dejó nada; pero
eres el primero en correr. Nos hubieras dejado a mí o a
tu abuelo. Tú no sirves para nada. Seguramente era el único
cliente de todo el día y lo dejaste ir.
FELIPE.- Ellos...
NATALIA.- Te importa poco tu madre y tu hermano. Ya te oigo, de
seguro les dijiste que adelante iban a conseguir mejores animales
que los nuestros y más baratos. Claro que los van a conseguir.
Es lo único que hace todo el pueblo, vender animales.
JEREMÍAS.- ¿ Cuánto les pediste?