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ENTREN
SANTOS PEREGRINOS
POSADA-PASTORELA
DE TOMÁS URTUSÁSTEGUI
1989
PERSONAJES:
MARÍA
JOSÉ
MELITÓN
ARTEMIZA
EVARISTO
ANASTASIO
ESCENOGRAFÍA.- La calle y el interior de una casa de clase media
baja. Puerta a la calle. Se puede resolver la escenografía con
solo una puerta situada en medio del escenario.
ÉPOCA.- ACTUAL.
ACTO ÚNICO.
En la calle se encuentran Evaristo y Anastasio. Beben directamente de
una botella. Son borrachines de barrio. Cantan abrazados la “Barca
de oro”
“Yo ya me voy
Al puerto donde se halla
La Barca de Oro,
Que debe conducirme,
Yo ya me voy;
Sólo vengo a despedirme,
Adiós mujer,
Adiós para siempre adiós.”
EVARISTO.- ¡Por ellas aunque mal paguen!
ANASTASIO.- Por ella, la que me dejó para irse a vivir cerca del
mar.
EVARISTO.- El mar, a mí me gusta. ¿Tú alguna vez
has ido al mar?
ANASTASIO.- ¿Al mar o al mar...eo? Cada vez que me pongo hasta
atrás me dan mareos.
EVARISTO.- Hablo del mar, del mar como el de Tampico.
ANASTASIO.- Sí, qué desperdicio ¿no crees?
EVARISTO.- ¿Por qué lo dices? ¿Por lo que lo empuercan
o por qué?
ANASTASIO.- Por tanta agua que ni se puede beber. Imagínate un
mar de tequila, de roncito, de aguardiente. Ese sí sería
mar.
EVARISTO.- Eso sí.
ANASTASIO.- Ya veo a los tiburones todos pedos, dando y dando vueltas
a lo pendejo.
EVARISTO.- Con sus dientotes nomás riendo. Riendo de lo que les
dicen las toninas, las ballenas, los pulpos.
ANASTASIO.- El pulpo diciéndole que lo va a abrazar con dos brazos,
con cuatro, con seis, con ocho...Abrazarlo y acariciarlo por arriba, por
abajo, adelante, atrás...
EVARISTO.- Ya párale, hasta a mí se me está poniendo
la piel chinita.
ANASTASIO.-Y eso que no has oído lo que dicen las toninas. Esas
sí que son cargadas.
EVARISTO.- Me gustaría oír lo que dicen las jaibas.
ANASTASIO.- Yo soy decente, no te puedo decir eso. Las jaibas del puerto
son...pa`qué te cuento.
EVARISTO.- Todas están como para comérselas.
ANASTASIO.- Para chupártelas.
EVARISTO.- Ya me imagino a los huauchinangos todos colorados del coraje
de que se coman a sus jaibas preferidas.
ANASTASIO.- O a sus langostas, esas sí que son bien lángaras.
ANASTASIO.- Y vieras a las mantarrayas volando de aquí para allá,
y los cangrejos agarrándose unos con otros de las pinzas, y los
robalos robándose a las robalas...y para qué seguirle.
EVARISTO.- A mí las que me interesan son las sirenas. Ahí
tendiditas sobre camas de coral, nomás esperando que yo llegue...
ANASTASIO.- Te digo que qué desperdicio. Un mar de tequila y nosotros
sólo con este resto. ¡ Salud, compadre!
EVARISTO.- ¡Salud!
ANASTASIO.- Oye, ¿a ti no te han invitado a ninguna posada? Ahí
dan chíngere gratuito. Estamos en época.
EVARISTO.- Sólo tengo seis y además la cena de Navidad con
los de la telera: el Sabledosky, el Derbes, la Lorenota, la Ta... que
no se aguanta de buena es la Ta...lía. Todos me rogaron para que
fuera. Pero yo me puse mis moños.
ANASTASIO.- Bien hecho.
EVARISTO.- ¿Y si nos vamos por otra jarra? Ya sabes, una no es
ninguna...
ANASTASIO.- Ya vas.
Anastasio camina hacia la derecha de escenario. Se detiene. Señala.
ANASTASIO.- Mira quién viene. El José. A la mejor él
trae trago.
EVARISTO.- Viene con una mujer. No te digo...
ANASTASIO.- Es su vieja...No andes de mal pensado.
EVARISTO.- Vámonos.
ANASTASIO.- Pérate, vamos a pedirle...
EVARISTO.- Le debo una lana, mejor nos pelamos.
ANASTASIO.- Ya ves cómo eres.
Los dos salen por el lado izquierdo del escenario. Entra la Virgen María
en avanzado estado de embarazo junto a su marido José se detienen
frente a la puerta de la casa de Melitón y Artemiza.
MARÍA.- (A José). Toca, ojalá y ahora sí se
nos haga.
JOSÉ.- Mejor ya no, ya sabes que me da harta pena.
MARÍA.- Más pena te va a dar si tengo al niño en
plena calle.
JOSÉ.- Ya ves lo que nos dijeron en la casa anterior, que nos fuéramos
mucho a..
MARÍA.- ¡No lo repitas!
JOSÉ.- Pues eso fue lo que dijeron.
MARÍA.- Eran unos léperos.
JOSÉ.- (Contempla la casa). Esta no está tan mal, hasta
tiene antena de tele.
MARÍA.- (Tocándose el vientre). Se está moviendo
mucho, ya ha de querer salir.
JOSÉ.- De seguro va a ser niña, las viejas nunca saben estarse
quietas.
MARÍA.- Ya te dije que va a ser niño. Siempre son fregones.
JOSÉ.- (Preocupado). ¿Pero todavía no te empiezan
los dolores, verdad?
MARÍA.- No tardan, ya estoy en fecha.
JOSÉ.- No veo el timbre.
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