Era una fría y lluviosa tarde de invierno, al fondo de la calle, un cartel de neón parpadeaba sin descanso. Sin saber que allí, alguien escribía una carta a su mujer. Un hombre, que desesperado, buscaba amparo en las palabras. Que sin saber que hacer, escribió una carta.

Hola cariño, como estás; vaya pregunta más tonta. Pero...es que no se que hacer, como decirte, que te añoro, que te sigo queriendo. Supongo que allí  estarás bien y habrás dejado de sufrir. Después de tan larga enfermedad. Yo, aquí, no hago nada más que recordarte. Ver entre lagrimas como era tu sonrisa, y como seguirá siendo. No lo soporto, necesito verte, volver a escribirte un poema, y dejártelo en la cama, junto con una rosa. Espero que nos veamos pronto, y no nos separemos más

                                                                        Besos; tu amor.

En ese momento el cartel de neón dejó de parpadear.