sino ante Sus Leyes.
Es posible que no nos guste  tener que descartar ideas  que aseguran que la confesión  y la absolución borran nuestros pecados y los desastres que a veces creamos con ellos, pero ocurre que nuestras preferencias y deseos personales nada tienen que ver con las leyes de la Naturaleza. Inmutables como son, éstas operarán invariablemente.
Cuando la Mónada humana hace su transición desde el reino animal al humano para adquirir conciencia individual, el resultado va a ser un individuo en extremo primitivo, lleno de tendencias animales. Antes de que pueda expresar una medida de verdadera humanidad, deberá transcurrir mucho tiempo. El problema es que, dada su densidad, el cuerpo humano tiene un período de vida de alcance limitado. No es razonable suponer que algo tan complejo como la evolución de un ser humano  pueda completarse en  80 o menos años. El potencial que se está desenvolviendo desde dentro de cada uno de nosotros es, se nos dice, de un esplendor, una belleza y una sabiduría sin par, pero se requiere muchísimo tiempo para que pueda expresarse plenamente.  En consecuencia, se precisa de muchas vidas  para lograr la totalidad de nuestro desarrollo. Esto es lo que la Reencarnación provee: el retorno del alma humana (que es el verdadero ser) a la encarnación para un desarrollo gradual cuya finalidad es la perfección humana.
   
Uno de los principales argumentos que se esgrimen en contra de esta doctrina es que el continuo aumento de la población mundial claramente indica que hay almas que nunca han encarnado antes.  Ello, por cierto, es verdad. Nuevas almas se están manifestando  continuamente  como resultado de la transición  de las monadas  procedentes del reino animal hacia el reino humano.  Es también un hecho, que la población mundial fluctúa  como resultado del hundimiento de continentes, un hecho  científicamente documentado por  ambas la geología y la antropología. Muchas almas con cierto desarrollo ya logrado deben esperar a veces las condiciones apropiadas -- astrológicas o de otro tipo -- para encarnar y continuar su aprendizaje.
El incremento en población no es pues un argumento válido para negar la validez de la doctrina.
Esta doctrina es probablemente una de las más antiguas  en la historia del hombre pensante. No sólo procede de religiones antiquísimas como el budismo, el hinduismo y otras disciplinas espirituales orientales. También era sostenida en el antiguo Egipto, en la Cábala esotérica de los judíos (Libro de Josefo), entre los Sufis islámicos y, sorprendentemente, en la propia Iglesia Cristiana Romana. En el año 553, durante el Concilio de Constantinopla, la iglesia lanzó 14 anatemas en contra de la doctrina de la Reencarnación, eliminándola así de sus enseñanzas oficiales. Pero, hombres notables a través de la historia tales como Pitágoras, Platón, Schopenhauer, Emerson, Goethe, Tennyson, Thoreau, etc., afirmaron su validez.
El resultado de los esfuerzos de la iglesia por eliminar la doctrina tuvo como consecuencia un deplorable aumento en el egoísmo de la gente, ya que, teniendo una sola vida para vivir, todos se lanzaron a vivirla apresuradamente atropellando a los demás. La idea, sensata y razonable, de que el propósito de la vida planetaria  es el aprendizaje y la evolución de la conciencia, es decir, el desarrollo de nuestras posibilidades latentes en poderes activos, se tornó en la persecución de la felicidad a cualquier precio, y el resultado de tan funesto cambio es el mundo actual, lleno de injusticias, ignorancia  y desdicha.
Si bien estas líneas no conllevan la intención de convencer a nadie a que adopte una creencia en la Reencarnación, se sugiere que antes de entrar en una discusión al respecto, la persona se informe apropiadamente acerca de la doctrina. Nadie que opere con una mente racional y desapasionada se sentirá fácilmente inclinado a disputar su validez después de estudiarla cuidadosamente.

PAGINA ANTERIOR

VOLVER A:  OCULTISMO E INICIACION

CASA / HOME PAGE / ACERCA DE ETERNIDAD / OCULTISMO E INICIACION / ENSEÑANZAS Y PRACTICAS ESPIRITUALES / REFLEXIONES Y OPINIONES EN LA NUEVA ERA