El
camino de Santigo por tierras de La Rioja
Navarrete
Al
reanudar la marcha, después de Logroño, la primera población que se
encontraban los viajero del siglo XII era Villarroya.
De la importancia de este lugar en los primeros años de la duodécima centuria,
es bastante significativo que sea uno de los pocos lugares riojanos
que cita Aymeric e su «Guía».
Una vez dejada a la espalda la ciudad de Logroño se asciende la
Cuesta de la Grajera. Paisaje espléndido de viñedos, pinares y zonas
recreativas. Desde su cima un descenso suave con la imagen de Navarrete al
fondo. Y en esa pendiente, junto a una serrería, se encuentra, una valla
que se ha convertido en el lugar donde los peregrinos dejan como recuerdo de
su paso esas crucecillas hechas con dos trozos de madera.
Navarrete
A 9 kilómetros de Logroño la villa de Navarrete que, desde la concesión
del fuero por Alfonso VIII en 1195, se convirtió en una importante plaza
fuerte frente a Navarra. Han desaparecido el castillo y casi la totalidad de
las muralla sin embargo, su organización urbana, con sus calles
concéntricas sobre la ladera del monte, sigue ofreciendo un aguerrido
aspecto en el que sobresale la imponente mole de la Iglesia parroquial,edificada en el siglo
XVI, sobre el cerro Tedeón.
La iglesia es un proyecto de
Juan de Vallejo, iniciando su construcción Hernando de Minorza y acabandose
en el XVII por Juan Pedro de Solarte.
La portada constituye un retablo de dos
cuerpos divididos en dos calles, en cada una de las cuales hay un portón en
el cuerpo inferior y una ventana en el superior. También las columnas que
las separan difieren entre la parte inferior, jónicas, y la superior,
corintias. El retablo está coronado, en la hornacina, por una imagen de la
Asunción, que da nombre a la iglesia. En su visita a Navarrete, Jovellanos
estimó su diseño como obra de Herrera, constructor del escorial; Sin
embargo, es sabido que el autor es Aguilera, y que sus honorarios fueron de
24.000 ducados.
La planta de la iglesia consta de tres
naves. La central es más alta que las laterales, las cuales terminan de
sendas capillas -dedicadas a San José y Nuestra Señora del Rosario- de bóvedas
de horno y cañón casetonado con decoración renacentista y columnas
corintias.
El retablo barroco consta de tres cuerpos con cinco calles separadas por
columnas salomónicas, cuajadas de uvas doradas. El cuerpo superior es una
representación de la Asunción de la Virgen. En la calle central hay un
crucufijo del S.XVI.
Consta, en la parte inferior, de banco que, en cualquier otro retablo menos
espectacular, habría de ser considerado el primer cuerpo del retablo.
A los pies de la iglesia se encuentra la
torre con tres cuerpos y chapitel piramidal en sillería. El primer cuerpo,
con decoración de resalte; el segundo, con doble orden de vanos adintelados
enmarcados bajo frontón recto en el vano inferior y curvo en el superior; y
el tercero, con huecos de campanas entre pilastras pareadas. La construyó
Pedro de Aguilera, creando un prototipo clasicista de que tendría un gran
impacto a lo largo del siglo XVII
Recorriendo sus calles, con sus «cocinillos» -las traseras
de las casas vuelan por encima de la vía, convirtiéndola en calle
cubierta-, nos encontramos con numerosas referencias a los temas jacobeos. Una
de las puertas de la población recibe el nombre de Santiago. La imagen del
Apóstol campea como Matamoros en una estela pétrea sobre la fachada,
parece
labrada en el siglo XVI.
Las fachadas de las casas
de las Calle Mayor, Alta y Baja, Santiago y La Cruz, jalonadas de escudos de
armas, nos informan de la alcurnia de los antiguos moradores de la Villa. Se
conservan más de cincuenta escudos, lo que no es poco para una población
tan pequeña. Muchos de los blasones muestran veneras y aspas. Un capitel de factura gótica, encastrado en
una pared
moderna, representa el torneo de Roldán y Ferragut.
Justo
después de salir de la villa, se encuentra uno de los monumentos más
importantes de la arquitectura románica de la Rioja.En su inicio fue
portada del monasterio de San
Juan de Acre, fundado en 1185 por Doña María Teresa Ramírez,
viuda de Fortún Baztán y madre de Martín Baztán, obispo de Osma, que pasó
luego a ser bajo la custodia de la Orden de San Juan hospital para los
romeros que iban de camino hacia Santiago de Compostela, «in strata
beati jacobi prope Navarret» .
Durante el siglo XIX fué destruido y los restos
aprovechados, la portada y dos ventanas fueron transladados para servir de
entrada al cementerio. Durante el pasado año fueron restaurados con dudosa
eficacia artística. Igualmente se han efectuado obras en el antiguo recinto
del hospital a la entrada del pueblo por su zona norte donde se han
encontrado algunos restos arqueológicos que permiten reconstruir la planta
del antiguo hospital.
La clasificación de la portada es un tanto problemática.
Aquí siempre se ha dicho que es románica, aunque en algunos libros aparece
como gótica. En cualquier caso, los primeros vestigios de arte gótico
aparecen a partir del 1150 aproximadamente, y la portada es del 1185,como se
decía más arriba, es decir, si es gótica, será de los primeros góticos
del mundo, lo que hace suponer, puesto que la transiciones entre estilos
habrían ser graduales, que la portada puede tener elementos que recuerden a
ambas épocas.
Tiene cinco arquivoltas de baquetones con dientes
de sierra y cuadrifolios; impostas de tallos y entrelazados y capiteles de
profunda talla, que representas leyendas -San Jorge y el dragón- o escenas
cotidianas: peregrinos comiendo y bebiendo.El frontón estaba rematado por
un capitel en que se representa una pelea entre dos caballeros, que ha sido
interpretada, según señala Antonio Cillero Ulecia en su Historia de la
Villa, como la lucha entre Roldán y Ferragut.
Ventosa
Seguía el Camino
ascendiendo hacia el municipio de Ventosa,
donde el Convento de San Antón ofrecía refugio a los caminantes. Hace unos
años, al arar unos campos en las inmediaciones de este convento, surgió
una imagen del Salvador, posiblemente procedente del tímpano de una
portada, obra interesante del románico del últímo tercio del siglo XII,
que se conserva en la actualidad en el Museo de Bellas Artes de Logroño.
La primera cita documental que se conoce de Ventosa data del s. XI, al donar
el rey de Nájera Sancho III el Mayor, el Señorio de Ventosa al Monasterio
de San Millán. En lo alto de un pequeño cerro su iglesia parroquial
dedicada a San Saturnino ofrece al peregrino que sale de Navarrete el
itinerario inequívoco de su viaje.
Najera
>
|