Encuentros Cercanos



- "Ahora resulta que somos nosotros disfrazados de momias" cruza los brazos Reubén.
- "Eso quiere decir que si las autoridades se enfadan, inmediatamente nos van a encarcelar a todos
    nosotros y no habrá Presidente Municipal que nos salve" se lamenta Brenda.
- "Ay Lupita, porqué no estás... Yo me encargaré de localizar al Presidente Municipal y asegurarle
    que no somos nosotros los que andamos disfrazados, porque si no, vamos a tener muchos
    problemas" se previene Susana.
- "Yo seguiré intentando averiguar la fuente de ese Qi. En vista de todo lo que nos ha pasado, no
    duden que ese Qi tenga algo que ver con eso de las momias, y que no sean ninjas disfrazados."
- "Mientras no salgan zombies, todo está bien. Y bueno, si las momias son unos tipos difrazados,
    ¿qué nos afecta ese Qi de muerto que cubre la ciudad?" se cruza de brazos Reubén.
- "Lo que pasa es que por ser Qi de muertos, naturalmente afecta a los vivos. Por ejemplo, la gente
    que vive cerca de un cementerio puede que tenga muy ligero el sueño, o se sientan más cansados
    durante el día, tengan mala suerte, o cositas así. Es un Qi muy débil. Lo malo es que este Qi que
    siento es una concentración enorme, y no sé qué efecto tenga sobre la población" concluye
    Brenda.
- "Atch, ha de ser lo mismo, pero afectando a más gente."
- "Lo tendría que investigar."
- "Yo por mi parte seguiré entrenando, pues no quiero que vuelvan a intentar asesinarme y que me
    quede indefenso."
- "¿¡No vas a ayudarnos?!" se sorprenden las muchachas.
- "Pues... Creo que es mejor que yo entrene mientras ustedes investigan. ¿Qué tal si los ninjas
    disfrazados de momias son muy fuertes? ¿Qué tal si ya no puedo transformarme en Angel?" les
    pregunta preocupado.
- (Reubén... Finalmente entiendes.....) le sonríe Susana.
- "Es algo muy apático de tu parte para una situación tan seria" le reprime Brenda, como
    queriendo hacer referencia a otro asunto.
- "Yo sé que es seria, pero todavía no me he podido reajustar a mi nueva vida: Otra vez soy pobre,
    no pude pagar para distribuir mi navegador de Internet, el proyecto de mi manga está
    desatendido prácticamente por completo, y con trabajos he entrenado. Por lo menos mi mano
    parece estar bien" sonríe Reubén a Brenda.
- "Tienes razón. Es mejor que entrenes. Y tú, Susy, ten mucho cuidado con lo que haces" una vez
    más, Brenda quiere hacer referencia a otro asunto.
- "Gracias. Lo tendré" le capta Susana a las intenciones de Brenda, sin que Reubén lo
    note.

    Reubén deja a Susana en su casa, y una vez más decide caminar hasta la suya, lo que le sirve de entrenamiento. En su camino se encuentra con la misteriosa muchachita del día anterior: Natividad.

- "!Hola!" lo saluda ella.
- "Hola" saluda Reubén algo extrañado.
- "Ven, te invito un helado."
- "¿? Bueno."

    Mientras comen los helados en silencio, Reubén se le queda viendo, queriendo recordar el sueño que tuvo en la mañana. Su mente se va a otras cosas, otras posibilidades, otro destino... Y Reubén suelta un suspiro mientras tiene la mirada perdida frente a Natividad.

    Ella pone mirada de sorprendida, mientras Reubén se apena porque estaba tan sumergido en sus fantasías, que no suprimió el suspiro.

- "¿Qué tienes? ¿Qué miras que te pones rojo?" le pregunta cubriéndose el pecho en broma.
- "No, no es nada" agacha Reubén la mirada.
- "A ti te pasa algo."
- "Es que... debería estar entrenando. Tengo que irme. ¡Gracias por la nieve!" sale corriendo.
- "¡Espera!....."

    Reubén regresa a su casa muy confundido y atribulado, con Natividad a su lado, simplemente acompañándolo, sin molestarlo. Cuando llega a su casa, ella interrumpe el silencio.

- "¡Así que aquí vives!" se alegra Natividad.
- "" le contesta Reubén resignado.
- "¿Y ya tienes que entrar?"
- "Eh... Sí"
- "¿Y no necesitas que alguien te acompañe?"
- "N-no....."
- "Quisiera poder acompañarte en tu entrenamiento, pero ni modo, cuando una persona necesita
    estar sola, es mejor no intervenir. Además, yo también tengo algo qué hacer."
- "Pues... Adiós..."
- "¡Pero espera! Es que se me olvidó darte algo. Ven."
- "¿Qué?"

    Natividad lo toma por sorpresa y le planta un beso francés sin encontrarse con mucha resistencia. Al terminar esto, ella sale corriendo. Reubén se queda inmóvil, limitándose a verla irse, confundido ante la respuesta de su cuerpo: Su corazón palpita fuertemente como si fuera a romper su pecho, siente sudor en las manos, y su pantalón le empieza a apretar.

    Justo cuando ella dobla la esquina, Reubén da media vuelta para entrar a su casa, cuando por el rabo del ojo puede ver una figura extraña, andrajosa y vieja a unos cuantos metros.

    Voltea bien la cabeza, y puede ver muy bien que se trata de una momia que se acerca lentamente.

    Inmediatamente comienza a dirigirse hacia ella, limitado por su reacción corporal. Pero justo cuando puede utilizar su cuerpo a toda su capacidad y le tira una fuerte patada voladora, la momia desaparece, sin poder recibir daño.

- (¿¡Qué está pasando aquí?!) se preocupa Reubén acuclillado en la banqueta.

Capítulo Anterior Guía de Capítulos Siguiente Capítulo


© 1989-2001 Los Defensores del Tanuki™