Vegania
La página
SIN LACTEOS


LECHE, QUESOS, OTROS LACTEOS Y
LAS 100 ENFERMEDADES QUE PROVOCAN
(continuación)
(artículo aparecido en la revista argentina
HOLISTICAMENTE n°2, Noviembre/98, págs. 8 a 12)
[Enviado por Silvia Alzieu]

(Anticipo del libro homónimo, del Dr. Esteves, próximo a editarse)

Se aconseja leer la Primera Parte de esta nota en el N°1 de Holisticamente, donde se detallan cuáles son las 100 enfermedades y cuáles los 12 mecanismos fisiopatológicos por los cuales los lácteos las generan (junto a otras causas) y el desarrollo de los dos primeros mecanismos. En esta Segunda Parte va el desarrollo de los mecanismos 3 a 7 inclusive.


3) Transformación en microbios del excedente proteico (caldo de cultivo) (proteínas organizadas para abrirse paso por sí mismas y así eliminarse del organismo):

Si bien las dietas muy pobres en proteínas pueden favorecer enfermedades infecciosas, porque incluso los mismos anticuerpos son proteínas y no podrían producirse adecuadamente, está demostrado que el exceso proteico también favorece a estas enfermedades. Wilhelm Reich, uno de los científicos más brillantes de este siglo demostró irrefutablemente en laboratorio que la generación espontánea realmente existe. Su experiencia fue filmada y reproducida por otros científicos, incluso algunos de nuestro equipo como para que no queden dudas. Sin embargo, como este libro será seguramente muy polémico por todo lo que implica y al solo efecto de contribuir a no levantar más polvareda, para no espantar a colegas escépticos, hagamos de cuenta que la generación espontánea no existe (recordemos que no por nada Wilhelm Reich murió en la cárcel). No es necesario basarse en esto para explicar nuestra teoría con respecto a este punto, aunque sí animarse a pensar más allá de lo que le conviene a los laboratorios que venden antibióticos, antimicóticos, antiparasitarios y antivirales, solos o en cocktails on the rocks. Hay cosas tan simples que hasta un niño podría deducir, pero que a los médicos nos cuesta mucho por toda la programación mental que nos formaron en la facultad... pero hagamos el intento.

¿Cómo están constituidas las bacterias, los virus, los hongos y los parásitos? Básicamente proteínas y algunos otros nutrientes, un ph adecuado (grado de acidez / alcalinidad) y una temperatura apropiada. Todo esto es variable según el supuesto (aunque lo indispensable de esto pudiera cuestionarse por lo antedicho), también se requiere sembrar en el caldo de cultivo, algunos pocos gérmenes de la especie que se intente hacer multiplicar.

La otra pregunta es ¿qué hace el organismo cuando al mismo se le aporta un exceso cotidiano de proteínas? (carne de cualquier tipo, lácteos, etc.). Si fuera un exceso de grasas las acumularía como tales en el tejido adiposo en diferentes órganos, vasos sanguíneos (arteroesclerosis) tejido celular subcutáneo, etc.; si fueran hidratos de carbono los transformaría en glucógeno (almidón animal) o en grasas. Pero el exceso de proteínas no es tan fácil de manejar: una parte trata de eliminarse por materia fecal, otra parte se convierte en urea y se elimina por riñón con la orina, los aminoácidos que la componen pueden convertirse en glucosa, sobre todo para compensar caídas del azúcar sanguíneo, pero muchas veces quedan, pese a esto, excedentes que justamente sirven de caldo de cultivo para diferentes organismos, cuando el resto de las condiciones (temperatura, ph, caída de las defensas, etc.) lo permita. De acuerdo con cuáles sean esas condiciones y esas proteínas, se multiplicará un tipo de germen o bien otro tipo de los ya presentes en el organismo o eventualmente de algunos que hubieran llegado por contagio, por ejemplo. Estos microorganismos (generalmente bacterias, hongos o parásitos, o a veces virus), son en otras palabras conjuntos de proteínas y otros elementos organizados en forma de organismos vivientes, que de esta forma adquieren la capacidad de abrirse paso por sí mismos para terminar eliminándose del organismo en secreciones, pus que ellos mismos hacen formar, etcétera.

Si las defensas del organismo están actuando bien, limitan estos procesos ayudando a una eliminación muchas veces imperceptible (infección sin enfermedad) o perceptible: enfermedad infecciosa aguda que muchas veces puede superarse sola mejorando la defensas orgánicas y dejando de aportar elementos que se usan como caldo de cultivo (proteínas de lácteos, carnes y otras fuentes, dulces especialmente para los parásitos, etc.) desintoxicando al organismo de múltiples formas y cambiando las condiciones que enriquecían esos caldos de cultivo (ph, temperatura, etc.). Existen hierbas, medicamentos homeopáticos, etc., que pueden no sólo demostradamente mejorar las defensas, sino también tienen acción antibiótica, antimicotica, antiviral o antiparasitaria suave como para controlar el proceso sin contradecir lo que el organismo está queriendo hacer: desprenderse del excedente de nutrientes que pasan a convertirse en basura. Sólo si la infección progresa y no se puede controlar con estos métodos, salvo infecciones graves como tuberculosis, etc., en la que hay que aceptarlos desde un principio, pasa a ser lógico, medicar con antibióticos, antimicóticos, etcétera. Lo inadmisible es que se den antibióticos de entrada, ante problemas simples incluso en casos virósicos donde no hacen absolutamente nada más que perjudicar, ya que siempre se ha dicho que por ejemplo una angina virósica se cura en 7 días con antibióticos y en una semana sin antibióticos, ya que éstos actúan sobre bacterias y no sobre virus. Últimamente, por suerte, son mayoría los que piensan dos veces antes de medicar. Si es un error estar siempre en contra de medicar, también lo es estar sistemáticamente a favor.

4) Depósitos múltiples y anómalos del excedente proteico no eliminado como microorganismos. Depósitos de calcio, etc.

Al matar esos gérmenes que estaban siendo eliminados del organismo, toda esa basura sigue quedando adentro. Según parece las bacterias muertas o moribundas podrían ser quienes den origen a virus a los que ya no les afectan los antibióticos, y como éstos pueden perjudicar las defensas, harían que la infección virósica se prolongue más tiempo. Si no siguen por el camino de la transformación en virus o en bacterias resistentes a los antibióticos empleados, otra opción podría ser que esa basura (excedentes de proteínas, grasas, calcio, etc.) se acumule formando verrugas, quistes, displasias, fibromas, tumores benignos o a la larga también malignos, si este modus operandi se sigue repitiendo, y se suman otros factores. Es lógico pensar en estos pasos si comprendemos que estas patologías son, en definitiva, células u otras formas más o menos organizadas de proteínas y otros residuos que, por lo antedicho y por otros motivos (incompetencia de los órganos depuradores del organismo, excesivo aporte con balance positivo, etc.), no se pueden eliminar y se van acumulando.

Hace falta consultar con un médico no muy cerrado a lo ortodoxo, ni muy fanático en contra de esto, para saber cuál es el punto a partir del cual ya pasa a ser peligroso no aceptar el antibiótico que él debería indicar, y no ser automedicado, y por cuánto tiempo se debe tomar. Esto se ampliará en el capítulo de enfermedades infecciosas.

Es paradójico apreciar cómo el calcio de los lácteos no se deposita en donde se necesita (zona de los huesos que lo requieren) sino en cualquier otro lugar. Es más, como veremos, roban más calcio del que aportan, siendo por esto causales de osteoporosis, como queda demostrado irrefutablemente en los más grandes y serios estudios científicos que mencionaremos al hablar de esta enfermedad. Como se recordará, dijimos en el punto 1 de este capítulo, que al bajar la IgA intestinal, las proteínas de la leche pueden absorberse enteras sin degradarse. El calcio de la leche y sus derivados vienen en forma de compuestos, unidos a proteínas formando, por ejemplo, caseinato de calcio. Si se absorbe de esa forma, o incluso, aunque se absorbiera como calcio aislado, o que el mismo se liberara al atacar el sistema inmunológico a esta proteína extraña, es muy probable que persista una memoria molecular similar a la que tiene una proteína por su estructura cuaternaria o disposición en el espacio, que le haga recordar para qué fue preparada en realidad esa molécula: para formar parte de la estructura ósea y desarrollar otras funciones en el ternero, que poco o nada tiene que ver con los huesos, y las otras funciones que en el ser humano debe desarrollar. Si bien esto es sólo una suposición, lo innegable es que el calcio de los lácteos, por el motivo que sea, se deposita, por ejemplo, en las zonas articulares de los huesos, formando los típicos osteofitos de las artrosis, también conocidos como “picos de loro”; o en los riñones formando litiasis o cálculos de oxalato de calcio, o en la vesícula constituyendo, junto con el colesterol, los famosos cálculos biliares. También se lo encuentra en las mamas, en forma de macro o microcalcificaciones aisladas o confluyentes, siendo estas últimas signo radiológico de malignidad tumoral, o en las arterias integrando las frecuentes placas de ateroma calcificada que las van obstruyendo, o en núcleos del cerebro, que se calcifican, o en la opacificación del cristalino, conocida como catarata, o en cualquier otro lugar del cuerpo. Serios trabajos científicos demuestran, que la leche fortificada con vitamina D y sus derivados, aumentan estos depósitos anormales de calcio.

No sólo el calcio de los lácteos puede depositarse en forma anómala sino también el calcio medicamentoso que se suele aportar desmedidamente por temor a la osteoporosis. El calcio calculado por la Naturaleza para el ser humano es otro, el que se encuentra en los alimentos que mencionaremos al hablar de saludables reemplazos. Por cierto, no solo proteínas o calcio, son los elementos provenientes de los lácteos que pueden depositarse en forma inadecuada. Varios de los elementos que lo constituyen, también podrían seguir lo ya visto para el calcio y las proteínas. Un ejemplo muy estudiado es el de las grasas.

5) Grasas por acción directa e indirecta

Las grasas o lípidos de los lácteos, son saturadas, o sea, más densas y más sólidas y con sus carbonos unidos por ligaduras simples. Estas son las grasas que prevalecen en todos los alimentos de origen animal, con excepción del pescado de mar, donde prevalecen las llamadas poliinsaturadas. En los vegetales, prevalecen en cambio, las mono o poliinsaturadas que son menos densas, más líquidas y de más fácil digestión, con excepción del coco, cacao y palma, que presentan un considerable contenido de grasas saturadas. En las saturadas que constituyen la leche y sus derivados, encontramos colesterol y ácidos grasos, siendo estos últimos en el organismo convertidos, por ejemplo, en triglicéridos, al unirse con glicerol (alcohol de la glicerina). Tanto el colesterol como los triglicéridos, como ya es conocido por todos, se han correlacionado, cuando están en exceso, con los trastornos conocidos como arterioesclerosis y ateroesclerosis. Esto puede afectar tanto a arterias coronarias, conduciendo a la larga a un infarto de miocardio, como a arterias cerebrales, deteriorando en forma progresiva las funciones y estructuras del cerebro. También puede producirse esto en los riñones, en el intestino o en las arterias de las piernas (empobreciendo su circulación y en ocasiones obligando a llegar a amputaciones) o en cualquier parte del cuerpo.

Se ha demostrado que la leche homogeneizada, es doblemente más perjudicial para la arterioesclerosis que la no homogeneizada. La homogeneización es el proceso que permite que la grasa de la leche se subdivida en finas partículas y se distribuya homogéneamente, evitándose así la separación de la nata y el suero, para que así sea más comercial el producto. Las grasas se encierran en pequeñas partículas llamadas liposomas, que también incluyen y protegen de la digestión que normalmente harían los jugos digestivos, a un peligroso elemento llamado Factor X-O o enzima Xantino Oxidasa. Si bien esta enzima también se produce en el organismo para degradar las purinas de la dieta y convertirlas en ácido úrico, en este caso y en los lugares correspondientes no provoca riesgos para el organismo. Pero este factor XO proveniente de la leche y sus derivados que entra al torrente sanguíneo sin escollos gracias a la homogeneización de la misma, parece ser el principal detonante de las lesiones de las arterias donde luego se depositarán grasas como el colesterol y los triglicéridos, plaquetas y minerales como el calcio obstruyéndose gradualmente la luz arterial y el paso de sangre y/o endureciéndose las arterias favoreciéndose también así la hipertensión arterial en personas predispuestas. En el 7° punto de este capítulo daremos más datos sobre el factor XO y en el de enfermedades cardiovasculares ampliaremos la información sobre lo antedicho.

Las grasas saturadas también enlentecen el tránsito intestinal y todo el mundo sabe que los quesos son, junto con la carne, los más importantes causantes de constipación o estreñimiento. Indirectamente, a través de provocar esto y de transportar toxinas liposolubles (solubles en grasas), muchas de las cuales son cancerígenas, permiten que estas toxinas por ellos acarreadas y otras no llevadas por ellos, tengan tiempo de actuar en la luz del intestino o de absorberse y afectar cualquier sector del organismo. Esto está relacionado con el cáncer de colon y de otras localizaciones y con las afectaciones hepáticas ya que el hígado capta esas toxinas que se absorbieron debido a la constipación, para intentar bloquearlas, pero a costa de producirse típicos síntomas hepáticos como cefaleas o hemicráneas, dolor en la zona del hígado, fotofobia (rechazo por la luz), contracturas musculares (sobre todo en la región cervical), náuseas, irritabilidad con o sin hipertensión arterial, etc.

La leche, quesos, yogures y otros lácteos descremados o “dietéticos” si bien tienen menos grasas que los enteros, como mucha gente los cree más sanos, come más, con lo cual puede en muchos casos, estar ingiriendo la misma o a veces mayor cantidad de grasas e indefectiblemente más cantidad de proteínas bovinas, que por lo visto pueden ser más perjudiciales que las grasas por lo menos en cuanto a variedad de enfermedades que pueden desencadenar.

Además, existen evidencias científicas de que la caseína y quizás otras proteínas de la leche, se pueden transformar en grasas saturadas como el colesterol, lo cual implica que ni siquiera utilizando moderadas cantidades de lácteos descremados se logra hacer una verdadera prevención y menos aún tratamiento, de las enfermedades cardiovasculares y otros trastornos vinculados con este tipo de grasas.

6) Por su hidrato de carbono (intolerancia a la lactosa)

La lactosa es un disacárido, o sea un hidrato de carbono producido por la unión de dos monosacáridos: la glucosa y la galactosa. Es el único hidrato de carbono de la leche y es característico de la leche de todas las especies mamíferas, incluso de la leche humana. Para su utilización debe degradarse en el intestino delgado preferentemente, a través de una enzima llamada lactasa. Esta se empieza a producir en el tercer trimestre del embarazo y declina sustancialmente luego de los primeros años de vida.

Se verificó que cuando se aporta leche de vaca antes de los 3 meses de vida, más rápidamente va disminuyendo la producción de la lactasa intestinal. Cuando por excesivo aporte de la leche o por déficit en la producción de lactasa, quede lactosa sin degradar, ésta pasa al intestino grueso donde es atacada por la flora intestinal que la convierte en ácido láctico por putrefacción y fermentación. La mayor parte de los productos de este proceso son tóxicos e irritantes, incluyendo éteres, ácidos y algunas aminas, como la tiramina y las cancerígenas nitrosaminas. Todo esto genera una acidificación también de la sangre que se verifica en un aumento del hidrógeno en la respiración de personas que padecen este trastorno, muchas veces no diagnosticado. Pueden producir gases, inflamación y dolor intestinal con o sin diarrea tanto en niños como en adultos que lo padecen y desaparece al poco tiempo de dejar los lácteos por completo. Al hablar de estos trastornos gastrointestinales mencionaremos también que otros hábitos pueden sumar su acción, ya que de no eliminarse estos, quizás no alcance con dejar la leche y sus derivados para obtener una gran mejoría.

Si bien la lactosa no es alergénica, puede potenciar la acción alergénica de las proteínas de la leche vacuna. La deficiencia de la lactosa varía mucho de acuerdo con el país (entre un 2 y un 90% de la población lo padece) siendo mayor el porcentaje de gente afectada en África y Asia, pero en la raza caucásica se incrementa luego de los 13 años. Los pediatras, clínicos o gastroenterólogos que la diagnostican indican fórmulas de leche vacuna libres de lactosa, con lo cual mejora lo concerniente a este punto, pero no lo que tiene que ver con los otros 11 mecanismos, que suelen ser peores.

7) Otros componentes naturales

Uno de los más nefastos componentes naturales de la leche vacuna, que se concentra más aún en sus derivados y que probablemente también se encuentre en la leche de otras especies mamíferas es el Factor de Crecimiento Epitelial o EGF (Epitelial Growth Factor). La vaca produce naturalmente y segrega por su leche esta sustancia destinada a estimular el crecimiento de los tejidos epiteliales del ternero. Recordemos que un ternero suele aumentar de sesenta a doscientos kilogramos en un año, pero un estímulo de este tipo en un bebé que crece mucho menos, y peor aún en un adulto que ya no crece es indiscutiblemente peligroso: puede ser como kerosene para un incendio para cualquier tipo de cáncer o tumor benigno epitelial. La mayor parte de tumores benignos o malignos del ser humano son epiteliales: no sólo los epiteliomas de la piel, sino los adenocarcinomas y carcinomas epidermoides de mama, útero, ovario, colon, páncreas, estómago, esófago, pulmón, próstata, parótida, laringe, riñón, vejiga, vías biliares, etc., son de tipo epitelial. En casi todos estos tumores se verificó que la leche vacuna y sus derivados tienen un importante rol como factor causal y/o como detonante o facilitador de otros factores.

En los estudios anatomopatológicos exhaustivos se está evaluando en estos tumores qué porcentaje de las células atípicas tienen receptores para el EGF, es lamentable ver que aún muchos encumbrados oncólogos no han caído en la cuenta y siguen diciendo a los pacientes que padecen estas patologías y que incluso en su estudio histológico muestra muchos receptores al EGF, que pueden comer de todo y en abundancia, sobre todo mucha carne y muchos lácteos para mantenerse “fuertes” para afrontar la cirugía, quimio o radioterapia que se le haga. De esta forma lo que se ataca por un lado con la consabida toxicidad, se fortalece por el otro. Lo mismo veremos que sucede con los estrógenos que analizaremos al hablar de aditivos. El EGF no está presente en la carne y el pollo y quizás esto sea decisivo para determinar lo que hemos descubierto en nuestra investigación: que los lácteos son más cancerígenos incluso que la carne y el pollo.

Además del cáncer la otra gran causa de muerte en países como el nuestro donde prevalece el hiperconsumo en general, son las enfermedades cardiovasculares. Muy serias investigaciones responsabilizan a la leche homogeneizada y a los productos elaborados con ella, como el principal iniciador de estas enfermedades a través del factor x-o (enzima xantinooxidasa) otro componente natural de la leche del cual algo hablamos en el punto 4 de este mismo capítulo.

Según el Dr. Kurtoster, autor junto a Donald Ross, Ph. O y a Hazle Richmond Dawkins, del libro “The XO Factor: Homogenized milk may cause your heart attack”, la xantinooxodasa biológicamente activa es más importante y decisiva que el colesterol, los triglicéridos y el tabaco, en la generación de arterioesclerosis. Si bien se encuentra en forma natural en la leche vacuna y por este motivo lo analizaremos en este punto, en la leche tal como sale de la vaca, el Factor x-o no es biológicamente activo porque puede degradarse fácilmente en el estómago. Pero como dijimos en el punto 4, al homogeneizarse la leche se hace inmune al ataque de los jugos digestivos y penetra en la sangre sin inconvenientes junto a las grasas. Cuando llega a la misma en parte es atacada por anticuerpos con lo que puede provocar los trastornos vistos en el punto 1 y 2, pero está demostrado que por sí sola, o quizás unida a estos anticuerpos circulantes que la atacan, se deposita en las capas superficiales internas de las paredes arteriales y del mismo corazón, atacando un tejido conocido como plasmológeno y produciendo la liberación de superóxido (O2) (radical libre de oxígeno), un producto muy tóxico para las células que constituyen la zona interna de las arterias. Donde se acumula XO esa zona arterial queda literalmente carcomida.

Luego esta zona empieza a endurecerse por el depósito de minerales y a continuación se depositan colesterol, triglicéridos y plaquetas, conformando las típicas placas de ateroma que van obstruyendo las arterias de cualquier parte del cuerpo, tal como se vio en el punto 5 de este capítulo y se ampliará en el de enfermedades cardiovasculares donde también analizaremos un tratamiento integral de estas afecciones que en muchos casos ha hecho innecesaria la siempre riesgosa solución quirúrgica de las mismas.

En niños de corta edad ya se verifica también una incipiente arterioesclerosis comprobada en diferentes estudios que encuentra una lógica explicación en la cantidad y variedad de productos elaborados en base a leche homogeneizada (yogures, helados, postres, leche chocolatada, etc.) que, “con mucho amor” sus padres y pediatras los incitan a consumir cotidianamente.

Otro componente natural que en dosis bajas es útil, pero en altas dosis por consumir lácteos en exceso o, peor aún, por el habitual agregado que hacen las industrias en la leche, es la vitamina D. Normalmente se forma en la piel en base al colesterol que allí se encuentra, gracias a la acción de los rayos ultravioletas que la simple exposición al sol durante algunos minutos por día permite (basta con 10 a 15 minutos de exposición diaria al sol en cara y brazos o piernas para que se forme la suficiente cantidad de vitamina D) que luego se activa y almacena en el hígado, adquiriendo su forma final en los riñones, para luego desarrollar su acción facilitadora de la absorción de calcio y fósforo en el intestino. Sin embargo se suele aconsejar a los lácteos como indispensable fuente de vitamina D (además de calcio) y para esto se lo fortifica con esta vitamina y también con la A (que en grandes excesos, sobre todo medicamentosos, puede generar múltiples trastornos, incluso hasta encefalitis). La vitamina D estimula la acción del factor x-o (recién descripto) y por lo tanto su exceso, asociado a las leches homogeneizadas y sus derivados, juega un importante rol en la generación de enfermedades cardiovasculares. También en exceso esta vitamina puede suprimir fácilmente varias funciones del sistema inmunológico: la producción de interleuquina 2 por el glóbulo blanco, con lo que se afecta la producción de los ya mencionados linfocitos t auxiliares o helpers, supresores y de anticuerpos. Si bien puede prevenir una proliferación excesiva de linfocitos y anticuerpos, la vitamina D en exceso resulta peligrosa por su efecto inmuno supresivo. Esto es particularmente grave en pacientes con SIDA y en comunidades carenciadas donde las enfermedades infecciosas son tan frecuentes y “para hacerles un bien” se les obsequia a estas familias o en las iglesias o en los colegios, litros de leche homogeneizada y fortificada con vitamina D y sus derivados. También la hipervitaminosis D causa altos niveles de calcio y fósforo en sangre y en orina. Los trastornos que esto provoca fueron descritos en el punto 4 de este capítulo. Sin embargo también el déficit de vitamina D puede ser perjudicial para el sistema inmunológico por deprimir la actividad fagocítica. Los corticoides, tan frecuentemente usados tienen una acción antagónica de esta vitamina, entre tantos otros efectos adversos.

En el capítulo de saludables reemplazos describiremos fuentes sanas de vitamina D, para épocas o zonas con poco sol, porque recordemos que un poco de sol a diario permite su producción normal (en esta sociedad de consumo estamos acostumbrados a consumir, consumir y consumir y nos cuesta creer que algo tan barato como el sol -tampoco en exceso por lo que todo el mundo sabe-, puede ser muy útil. ¿Será porque al sol no lo venden en la farmacia ni en el supermercado, ni a través de tentadoras publicidades por televisión?).

La glándula hipófisis o pituitaria de la vaca, al igual que la del ser humano produce varias hormonas, entre ellas la STH u hormona de crecimiento que, lógicamente aparece en la leche vacuna para ayudar al crecimiento del ternero. En seres humanos adultos el exceso de esta hormona puede predisponer al cáncer y a la osteomegalia, enfermedad caracterizada por el agrandamiento de diferentes partes del cuerpo, sobre todo, manos, pies y mandíbula.

Como se dijo antes de la caseína se extrae la cola de carpintero. Esta y otras mucoproteínas y sustancias mucilagenosas son las principales responsables por acumulación en el organismo, de todas las flemas y mucosidades respiratorias, digestivas y de otras localizaciones. Estas también influyen en la obesidad tan estrechamente vinculada a los lácteos incluso descremados y se potencia con la generación de mucosidades que traen también las harinas sobre todo horneadas (pan, facturas, galletitas, pizzas, etcétera).


Mantenido por David Román -