Todos los grupos de las variedades de romaní son un compendio común, más o menos, en los niveles léxico y morfológico. El nivel sintáctico y, aún más, el fonético-fonológico se ha adaptado, en cada una de estas variedades, a las estructuras propias de las lenguas mayoritarias de las zonas donde estas variedades habitan. Esto ha dado lugar a la situación multilingüística que caracteriza a los grupos Roma hoy en día, y explica cómo ha afectado y afecta la asimilación que los grupos sociales mayoritarios infringen sobre los gitanos. Para revisar cuál es el recorrido histórico que estas lenguas han vivido hasta nuestros días, véase el apartado “Historia de la emigración de los gitanos y de su lengua, a partir del cual se pueden entender mucho mejor las características actuales propias de todas estas variedades, sirviendo, por ello, de base perfecta para acceder a la descripción general que ahora se presenta:
1-. El Léxico
En el plano léxico, el romaní se caracteriza por la multitud de capas de palabras adoptadas en diferentes momentos históricos. Las llamadas “palabras originarias” indias y los “prontos préstamos” del persa, el armenio y el bizantino-griego, configuran el conocido nivel de las “palabras heredadas”. Este nivel, por tanto, es la parte del romaní asiático. La parte europea del léxico se conforma de los denominadas “préstamos posteriores” y de las “palabras adoptadas”, que tienen su origen, respectivamente, en las lenguas de Los Balcanes y en otras lenguas europeas.
Por encima de la palabra eslávica “prano”, esta tabla sugiere un léxico común a todas las lenguas romaníes. Los lexemas más lejanos son procedentes de variedades específicas: la “palabra adoptada” rumana “pomána” pertenece al léxico de la variedad kalderash-romaní; “kalápa”, de origen húngaro, es usada, entre otros, por los romaní-burgenland; el lexema “vélto”, una “palabra adoptada”, procedente del alemán, es atribuida a las variedades de Sinte.
Sería, entonces, posible, a partir de los estratos del nivel léxico, reconstruir la ruta migratoria de los diferentes grupos romaníes hacia Europa. La primera parada desde la salida del Noreste de India fue Persia. Esto es supuesto por la presencia de lexemas de origen persa en todas las variedades romaníes. Además, debido a la ausencia de préstamos árabes en el léxico de dichas variedades, es fácil deducir que la partida de los gitanos, de estas tierras, se produjo antes de la arabización de aquella región: es decir, antes de la criollización de las culturas iranias y árabes en dirección a Armenia y siguiendo hacia el área de influencia bizantina. Esta teoría se sostiene sobre la base de la existencia de préstamos desde el armenio y no exclusivamente de la influencia léxica del griego-bizantino.
Continuando con la trayectoria seguida, se ha de decir que la emigración desde Asia Menor peninsular tuvo que tener lugar, necesariamente, antes de que esta zona fuera influenciada por el turco (un proceso que es descrito como la criollización de dos culturas), ya que el léxico de los grupos romaníes que llegaron a Europa Central y del Este no muestran elementos turco-otomanos.
La parte asiática de la migración, y la posterior a Los Balcanes, es ilustrada por la siguiente oración en el romaní del grupo Lovara:
La fuerte y mencionada caracterización del romaní por el (bizantino-)griego se ve reflejada, entre otras cosas, en los números cardinales que aparecen listados en el siguiente cuadro. Éstos, después de los lexemas de origen indio (a.i) están compuestos exclusivamente por lexemas griegos:
2-. Fonología
El inventario fonológico del romaní no difiere, en la mayor parte, del de las lenguas europeas. En cuanto a su vocalismo, todas las variedades tienen cinco vocales principales: /i, e, a, o, u/. Dicho sistema vocal se ha ido conformando, desde un modelo original en el que el carácter cuantitativo (duración) era distintivo, hasta la configuración actual puramente cualitativa (se pierde la duración como rasgo fonológico). Esto contrasta, entonces, con lo que ocurre en las lenguas indias actuales, en donde este rasgo sí es distintivo:
Dependiendo del contacto con otras lenguas, las variedades romaníes pueden llegar a contener vocales centralizadas, como es el caso de las que lo han adoptado del rumano o del turco; o incluso las vocales redondeadas que también son de origen turco:
El sistema de consonantes difiere en un aspecto del de las lenguas europeas: éste dispone de aspiradas tenues y aspiradas sordas oclusivas /ph, th, kh/, que es propio de las lenguas indias y que puede remontarse al antiguo indio, donde existía ya la expresión de las aspiradas oclusivas sonoras /bh, dh, gh/. Para la gran mayoría de las variedades romaníes, el sistema /ph, th, kh/ tiene función distintiva por lo menos en posición inicial de palabra.
En muchas variedades, los sonidos africados sordos no aspirados y sus complementarios aspirados forman oposiciones fonológicas pertinentes. Igualmente, pueden aparecer dos fonemas /r/ distintivos en algunas variedades:
3-. Morfología
3.1-. El nombre
El romaní tiene dos géneros: masculino y femenino. Asimismo, la categoría de número se haya comprendida del singular y del plural. Sin embargo, es en la categoría del caso donde se establecen las mayores diferencias respecto a las lenguas europeas. La conformación en dos niveles de flexión nominal, tres casos primarios y cinco secundarios, forma parte de la herencia del romaní indio. Los tres casos primarios son: el caso recto, el caso oblicuo y el vocativo. Mientras el vocativo defiende una posición aislada especial, la categoría [+/- animado] se manifiesta en la diferenciación funcional entre el caso recto y el oblicuo. El caso recto siempre funciona como nominativo con nombres animados, funcionando también como acusativo en el caso de los nombres inanimados; el caso oblicuo, por el contrario, simboliza acusativo con nombres animados. Es más, el caso oblicuo es la base para los cinco casos secundarios: dativo, ablativo, locativo, instrumental y genitivo. La doble sufijación que aparece en la formación de los casos secundarios (morfema oblicuo (/es/, /a/, /en/) + morfema de caso: dativo (/ke/, /ge/), ablativo (/tar/, /dar/)...) se describe, entre otros, en Boretzky (1989: 358) como un rasgo aglutinante del romaní. Los morfemas de los casos secundarios son gramaticalizados a partir de las posposiciones de lenguas indias anteriores.
Sin embargo, se establecen diferencias entre las distintas variedades a la hora de la realización de los casos. En el caso instrumental, por ejemplo, hay divergencias en la forma singular:
En el caso genitivo, que es utilizado sobre todo en forma atributiva y aparece reducido en género y número, también aparecen diferencias:
De una manera gradualmente diferente, una multitud de variedades ha desarrollado una formación analítica del caso, en el curso de la cual el caso sintético es frecuentemente reemplazado. Se ven afectados por este proceso, fundamentalmente, el caso locativo y el ablativo. El caso instrumental, por el contrario, muy rara vez se ve implicado. En las variedades romaníes que comparten este desarrollo, que es el resultado de los contactos con lenguas de Los Balcanes, las “viejas” formas sintéticas son complementadas por “modernos” casos preposicionales analíticos (frecuentemente en la forma “preposición + nominativo”):
La declinación en el área nominal restante (artículos, adjetivos, adjetivos pronominales) tiene dos niveles y se caracteriza por la denominada “dicotomía de nominativo”: caso recto / caso oblicuo. Dentro de la oración nominal, la rección se conforma según los nombres-núcleo, como se ilustra en los siguientes ejemplos:
La tabla siguiente muestra las posibilidades específicas de variación del artículo definido, que puede remontarse a la influencia de la lengua griega en su momento
:
La variación del adjetivo y del adjetivo pronominal se restringe a la forma del femenino singular del caso oblicuo:
A parte de estos adjetivos flexivos, el romaní también dispone de unos pocos adjetivos indeclinables, como es el caso de šukar, “bonito”.
Hasta ahora, los nombres usados como ejemplos han sido elementos del léxico heredado, que son marcados morfológicamente de forma distinta a las palabras adoptadas. En cuanto a los adjetivos, las formas adoptadas son flexionadas de forma distinta en comparación a las heredadas: por ejemplo, no hay distinción de género o, incluso, ni de género ni de número.
Además, los masculinos heredados / adoptados se distinguen generalmente por las diferencias de vocalismo del sufijo oblicuo de singular, que en el caso de la declinación temática de las palabras heredadas se realiza como /-es/ y en el caso de la declinación atemática de palabras adoptadas hay evidencia de asimilación o de analogía de acuerdo con la vocal en posición final del nominativo.
En romaní kalderash, entre otros, las palabras heredadas se distinguen de las palabras adoptadas, además, a través de la acentuación: mientras en las palabras heredadas la acentuación recae sobre la última sílaba, en las palabras adoptadas recae, generalmente, sobre la penúltima:
3.2-. El verbo
En contraste con la conjugación temática de los verbos heredados, la conjugación atemática de los verbos adoptados se caracteriza por la adición de morfemas que, de acuerdo con Boretzky/Igla (1991: 35-38), provienen del griego:
Dos clases de morfemas de la categoría “persona” participan en la conjugación de los verbos, éstos son: {av}, {es}, {el}; {as}, {en}, {en}, que son añadidos al tema de la forma presente, y los sufijos que se adhieren a la forma perfecta, {/om/um/em/}, {/an/al/}, {/as/ah/a/}; {am}, {/en/an/}, {e}. Hay, además, dos morfemas más: {a} y {/as/ahi/}. Dependiendo de la aparición del sufijo {a}, se distinguen las formas cortas y largas para el presente:
Las funciones de la formas larga y corta del presente difieren de una variedad de romaní a otra: en el romaní kalderash, por ejemplo, la forma corta funciona como presente de indicativo, mientras que la forma larga tiene un significado conjuntivo y futuro. En el romaní arlije y bugurdzi, la forma larga es generalmente usada como presente de indicativo, mientras la forma corta implica conjunción o alternativamente también presente de indicativo. En el romaní de burgenland, la forma corta funciona como presente, y la forma larga como futuro. Como contraste, las variedades habladas en Los Balcanes forman el futuro a través de la partícula {/ka/kam/kama/},que deriva del verbo kamel (“amar, querer, desear”) más la forma corta. La forma corta de presente es, además, la base para el pretérito imperfecto, el cual, como en el caso del pluscuamperfecto, es formado a través de la sufijación con el morfema {/as/ahi/}. Para el pluscuamperfecto, sin embargo, es la forma perfectiva o perfecta la que funciona como base. Estas tres formas pretéritas se muestran en la tabla siguiente:
Es característico de estas formas pretéritas la aparición de formantes infijados entre el tema y el final de palabra (en el caso de la tabla mostrada arriba, /-d-/), que frecuentemente aparecen palatalizados /-dj-/ o, como se ve en el siguiente ejemplo, cambiados por una forma africada. Este ejemplo del romaní de burgenland muestra el afijo /-ahi/, que es característico de esta variedad y de las circundantes en su zona geográfica. Es más, el ejemplo muestra cambios legítimos y reducciones de los límites de morfema, así como funciones modales de las formas pretéritas, con el pluscuamperfecto usado sólo como irreal:
La voz pasiva se forma sintéticamente con los afijos {/-ov-/-av-/}, por ejemplo: mardjovav (“Estoy siendo golpeado”), de la forma marav “golpeo”. Si esta formación no es productiva, como ocurre en el romaní de burgenland, se realiza analíticamente mediante el participio del pasado perfecto + el verbo ser: mardo ojav “soy golpeado”. La formación de la pasiva para las variedades individuales no puede ser tratada de forma completa aquí. Como conclusión, las formas del presente del verbo ser son presentadas a continuación en varias variedades de romaní, incluyendo la etimología y la comparación con las nuevas lenguas indias:
3.3-. Otras partículas
Dentro de la categoría de los verbos, se debe diferenciar entre los adverbios modales derivados y los adverbios temporales y locales heredados o prestados. Los adverbios modales se derivan de los adjetivos por medio de morfemas {/es/e/}que son sufijados al tema: bar-e(s), tikn-e(s), etc. (“grande”, “bonito”, “pequeño”, etc.).
Para los adverbios locales, concurren pares formados con sufijos de locativo y ablativo procedentes del antiguo indio, tales como:
Estos adverbios de lugar frecuentemente funcionan como preposiciones, por esto, una parte del artículo definido que sigue es asimilado o incorporado:
Entre las variedades de Los Balcanes, hay una fuerte variabilidad con respecto a los adverbios de lugar heredados que no distinguen entre quietud o movimiento (Boretzky/Igla 1994: 383):
El romaní conserva sólo unos pocos adverbios de tiempo heredados del indio. La gran mayoría de estos adverbios son producto de préstamos y derivaciones que generalmente existen en un ancho espectro de variedades:
Por otro lado, la partícula de negación na aparece en todas las variedades de romaní y es de origen indio:
En relación con las partículas coordinativas que pueden remontarse a los orígenes indios, se destacan thaj/taj “y” ( ai. tatha:pi) y vaj “o”( ai. Va); la última de éstas ha sido reemplazada por otros préstamos recientes en multitud de variedades:
Por último, y en lo que concierne a las conjunciones subordinadas, generalmente persiste la diferenciación entre el kaj indicativo (ai.kasmin) y el te conjuntivo (ai.tad), que es funcional, por ejemplo, en las lenguas balcánicas. Como ejemplo, se muestran los datos del romaní de burgenland:
Algunas muestras escritas de romaní (con traducción al inglés y al español)
- Información extraída de Dieter W. Halwachs: "Romani - attempting an introductory overview "