HISTORIA DE LA EMIGRACIÓN DE LOS GITANOS Y DE SU LENGUA

 

Para poder entender la naturaleza y el estado actual del grupo de lenguas que conforman el denominado Romaní, se hace necesario partir de los orígenes y la evolución del grupo humano que construye y elabora dichas lenguas a través del uso cotidiano. En definitiva, sólo conociendo las circunstancias socio-históricas de una población puede llegar a entenderse el estado actual de las lenguas que representan a la misma (variedades lingüísticas, distribución geográfica de las mismas, número de hablantes, características gramaticales, etc.).

El acuerdo en torno a los orígenes y evolución de los gitanos no es absoluto, pero existen ciertas tendencias aceptadas internacionalmente por la comunidad científica. Entre éstas, se encuentra el hecho de que el origen gitano se ubique en India, lo cual ha sido propuesto y ratificado por las teorías lingüísticas, que han conseguido establecer una relación entre las lenguas romaníes y las lenguas indoeuropeas habladas en aquel país Asiático. Los gitanos representan un magnífico ejemplo que pone de manifiesto la creencia de que las lenguas son la llave de la identidad de los pueblos que las hablan: esparcidos por el mundo en una diáspora que ha durado muchos siglos, los Rom (como también se les conoce) están unidos por un origen común que los datos lingüísticos prueban. Subdividido en tantos dialectos como países en los que estas personas han vivido, este idioma común lleva la impresión de sus viajes y los une a India, su patria original: llama la atención la persistencia de ciertas formas gramaticales que, junto con un vocabulario básico referido fundamentalmente a los conceptos más comunes (a pesar de los cambios fonéticos), se encuentran de la misma manera en las actuales lenguas Hindi y Punjabi, así como en las Lenguas Dárdicas:

Así pues, el camino de los Gitanos comienza en la India, en concreto se piensa que partieron de la zona Noroeste del país, desde donde iniciarán lo que será un largo peregrinar que les llevará hacia el Oeste, hasta llegar al extremo occidental de Europa (España) en torno al siglo XV. Es por ello errónea la opinión que se generó en muchos países occidentales acerca del origen egipcio de este pueblo, de donde provendrá el nombre de "Gitanos", que se utiliza actualmente como denominación de éstos en lenguas como el español y el inglés (Gypsies). El pueblo gitano, entonces, es indio de origen y europeo y transnacional de proyección.

Una de las teorías más avalada por los estudiosos del tema atestigua la salida de la India en el siglo IX, época en la que el Islam invade este país. Esto obligó a emprender una gran migración hacia el Oeste a los indios que moraban en los territorios noroccidentales de la península indostánica. La segunda gran migración reconocida se produciría en el siglo XIII, cuando los hoy llamados gitanos abandonarían sus casas ante la llegada de los ejércitos mongoles que comenzaron la conquista del territorio. A partir de entonces, el éxodo de viajeros es continuo, y el contacto de éstos con los pueblos que se extienden por toda Europa irá dando lugar a la variación intralingüística de ese Proto-Romaní, que finalizará en el estado actual de variedades existentes. Para entender esto, es necesario concebir una migración discontinua de poblaciones no homogéneas: las oleadas de gente procedente del Este protagonizaban periodos sedentarios en los que se asentaban temporalmente en los países que cruzaban; esto provocaba que se produjesen préstamos culturales y lingüísticos entre "huéspedes" y "posaderos". Sin embargo, y como regla general, los gitanos nunca se quedaban de forma permanente, lo que evitaba la asimilación total de éstos y la pérdida de su identidad.

Aun así, antes de extenderse por el continente europeo, los romaníes atraviesan Persia, donde probablemente comienzan a surgir, a raíz de la mezcla entre las distintas etnias que habían partido de Asia (Sindhi, Sott...), las primeras generaciones del considerado grupo Rom o Dom (en la zona del Cáucaso), de quienes descienden los actuales gitanos. Allí se establecieron durante un tiempo y ejercieron de soldados, agricultores, artesanos, artistas, etc., y de allí tendrían que emigrar más tarde debido a las invasiones de los hunos, de los árabes y de los mongoles, que, junto con graves hambrunas y una aguda desesperanza por encontrar unas condiciones de vida mejores, hicieron que éstos tuviesen que partir en busca de tierras europeas que les ofreciesen una oportunidad. De ese recorrido hasta las puertas de Europa, han quedado marcas en las lenguas romaníes, tales como la presencia de elementos léxicos de origen iraní o armenio. Algunas de estas palabras iraníes que se encuentran en todas las variedades del romaní son las siguientes: baxt (suerte, fortuna), ambrol (pera), khangeri (iglesia), angustri (anillo), ruv (lobo), vurdon (¿?). Las Palabras de origen armenio son: bov (horno) y grast (caballo). Otras, en cambio, guardan a su alrededor una polémica por el origen armenio / iraní, el cual aún no está muy claro: zor (fuerza), cikat (frente).

La entrada, al fin, al continente europeo se produce a través de Grecia, en donde hay dataciones que los sitúa allí en el siglo XIV. En esta época se detectan ya asentamientos en todas las islas mediterráneas y en la Grecia contiental. Fue aquí donde más se prolongó su estancia, lo que ha dejado una importante huella léxica y gramatical que han heredado después todas las variantes romaníes de Europa. Entre las palabras de origen griego se encuentran: drom (camino), karfin (uña), klidi (importante), kokalo (hueso), papin (ganso), petalos (herradura), tsox (falda), zumi (sopa), (v)amoni (yunque), y isviri (martillo). En cuestiones gramaticales, muchos dialectos Rom tienen morfemas de origen griego: -me, utilizado normalmente para formar el participio pasado (ramome: escrito; pahome: helado; vezlime: bordado); y -mos, que es utilizado para formar nombres deverbales o deadjetivales y que sustituye a la desinencia -pe de origen indio que aún sobrevive en algunos "dialectos" (pimos o pibe: bebida, de la pi-: para beber; nevimos o nevipe: novedad, noticias, del nevo,: nuevo; ternimos o ternipe: juventud, del terno,: joven; barvalimos o barvalipe: riqueza, del barvalo: rico).

A partir del siglo decimocuarto, las lenguas de los Rom comenzarán a transformarse y a divergir rápidamente en función de la zona geográfica en la que éstas se instalaban.

Entre estas transformaciones, se encuentran las que afectan a las ya de por sí ricas y complejas estructuras morfológicas propias de estas variedades romaníes que entran en el continente. Éstas destacan por una amplia gama de declinaciones del nombre, las cuales se adaptan de manera distinta según qué sitio las acoge. En las variedades balcánicas, por ejemplo, dichas declinaciones se conservan más dificultosamente, pero el sistema casual de estas lenguas permite que un nombre, masculino o femenino y singular o plural, mantenga hasta ocho casos morfológicos. Tomando el ejemplo del plural de "phral" (hermano):

Los verbos en estas variedades tienen cinco tiempos: presente: kerav (yo hago) el pretérito imperfecto: keravas (yo estaba haciendo) el pasado: kerdem (yo hice) perfecto: kerdemas (yo he hecho) el futuro: kam-kerv (yo haré).

La declinación de nombres sobrevivía, sin embargo, con menos dificultad en Europa oriental, debido a la influencia de los idiomas eslavos, en los que el nombre se mantiene completamente declinado. Otros "dialectos", como es el del ahora grupo extinto de Gitanos galeses, conservaban también ricas y complejas declinaciones. No obstante, en Europa Occidental la tendencia para las declinaciones era la de desaparecer, y los casos morfológicos ceden el protagonismo a la expresión de las mismas relaciones mediante mecanismos sintagmáticos liderados por las preposiciones. En algunos dialectos Sinte de la Europa central, se han tomado, como ejemplo de esto que se dice, algunas de las preposiciones propias del alemán: fon u pral (del hermano) an u pral (al hermano) mit u pral (con el hermano ).

Otras transformaciones de las lenguas de los Rom, al entrar en El Viejo Continente, son las que se refieren a los procesos de formación de palabras: sorprende la formación de temas utilizando como base raíces de base etimológica distinta. Algunos ejemplos de esto los proporcionan las variedades del ya mencionado grupo Sinte, en el que se pueden encontrar ejemplos como el de la palabra svigardaj ("suegra"), que está compuesta de daj ("madre"; palabra de origen indio) y una adaptación de la palabra alemana Schwieger (Schwieger-mutter: "suegra"). Otras palabras de formación similar: "ledome" ("helado"), que aparece en un "dialecto" de un grupo de gitanos musulmanes del sur de Yugoslavia, y que se compone de la palabra eslava led ("hielo") seguida del sufijo -me de origen griego (como se ha visto antes).

Por último, no se puede dejar a un lado la cuestión léxica, que constituye una de las fuentes más sencillas para la comprobación del contagio que tiene lugar entre dos o más lenguas en contacto. Las situaciones de préstamo en este nivel lingüístico suelen concurrir en primer lugar y, por tanto, antes de que otras cuestiones gramaticales, como las mencionadas antes, entren en juego. Por ello, en el conjunto de las lenguas romaníes, podemos encontrar palabras extraídas de los idiomas con los que han convivido o conviven: lenguas eslavas, lenguas bálticas, italiano, rumano, alemán, húngaro...

Para ver con más detalles las cuestiones gramaticales actuales propias de las lenguas romaníes, ver apartado Características generales del romaní.

Producto de esa histórica y variada influencia, por parte de otras lenguas, a lo largo de su recorrido histórico, se observa cómo esas lenguas originarias de los antecesores de los gitanos se van enriqueciendo y adaptando a las nuevas circunstancias / medios (como toda lengua viva), lo que supone, por otra parte, la inevitable divergencia entre las mismas, comprometiendo de esta forma su intercomprensión. Llegamos así al establecimiento, en función de las zonas de asentamiento de estas poblaciones gitanas, de los actuales grupos lingüísticos que conforman el denominado "Grupo Romaní". En este aspecto, se ha de decir que no hay un verdadero acuerdo entre los distintos especialistas o en las publicaciones que respecto al tema se hacen. Algunas sólo contemplan a los principales núcleos gitanos que han sobrevivido hasta hoy, entre los que sólo incluyen a los cuatro más famosos: Caló, Lovari, Sinte, y Kalderash. Otros, sin embargo, detallan algo más la situación, y presentan el siguiente cuadro:

  1. El grupo Danubio, muy frecuentemente denominado VLAX, término que enfatiza la notable aportación del vocabulario rumano (Kalderash, Lovara, Curara, etc.)

  2. El grupo balcánico occidental (Istrians, Slovenes, Havates, Arlija, etc.)

  3. Los Sinte (Eftavagarja, Kranarja, Krasarja, eslovacos, etc.)

  4. Grupos Rom de la Italia del centro y del sur

  5. Grupo británico (galés, ahora extinto; hoy sólo sobrevive el denominado Anglo-Romani, que conlleva una mezcla de inglés y Romaní)

  6. Grupo finés

  7. Grupo greco-turco (su existencia como un grupo separado es discutible)

  8. Grupo ibérico (hoy representado por el caló, el dialecto de los gitanos hispano-Romaníes)

Sin embargo, aunque esta clasificación ya introduce claves útiles para la división de las distintas variedades romaníes, se sigue poniendo excesivo énfasis en la perspectiva de los grupos humanos principales, dejando de lado ciertas lenguas que hoy día los gitanos hablan. Por ello, y sin dejar de tener en cuenta lo que el anterior cuadro aporta (nombres de las principales poblaciones gitanas desde el punto de vista cultural), prefiero centrarme en una clasificación específicamente lingüística y que, por tanto, prima la mención de las lenguas romaníes existentes en Europa.

Es necesario especificar, a partir del marco interlingüístico que se presenta en Europa, que hoy en día hay un importante empeño por configurar una lengua romaní unificada que integre o reúna a todas las variedades de los diferentes países. Esto no se hace, sin embargo, con fines de unión política o territorial (dada las peculiares características de esta población, la cual configura una "nación" sin un país donde hacerse efectiva), sino que surge de una motivación que empuja hacia la unión cultural basada en sus orígenes y valores comunes. De momento, esto es tan sólo una intención de difícil realización, puesto que, como todo lingüista debe saber, las lenguas no son entes que puedan diseñarse a placer en un despacho (estas iniciativas ya se han dado en otras lenguas con el ulterior fracaso), sino que son un instrumento de comunicación y acción sujetas en todo momento al uso de los hablantes. Esto quiere decir, que no hay una lengua sino ésta no usada por los hablantes como herramienta cotidiana, para lo que debe ser asumida y transmitida como lengua materna para la exitosa fijación de la misma.

Actualmente, no obstante, comienzan los principios de este largo y costoso proceso: hay una extendida tendencia a escribir en el llamado "Romaní", que no sólo ha dado forma a canciones gitanas y a fábulas, sino que también comienza a darse en otros ámbitos más privados, como los de los trabajos literarios, que tienen poco que ver con el folklore tradicional. También comienzan a aparecer revistas publicadas en esta lengua (por ejemplo, en Ex-Yugoslavia), así como gramáticas propias que la describen. Todos estos usos señalados manejan todavía una agrupación de dialectos, pero la publicaciones literarias y la propagación en forma escrita pueden ser un primer paso hacia la unificación, conllevando un conocimiento más profundo de este idioma entre las personas que lo utilicen (que desembocará en su uso cotidiano y su consecuente transmisión a las próximas generaciones, que ya podrían poseerla como lengua materna).

Tenemos, entonces, y para terminar de construir este apartado que hará las veces de introducción, partiendo del éxodo de los Rom, que en torno al siglo XV los gitanos ya han llegado a España, encontrándose ya en aquella época completamente extendidos por todo el Continente. No se puede dejar de mencionar, habiendo llegado pues a este punto del desarrollo, que durante toda esta migración, y hasta nuestros días, este pueblo ha sido y es objeto de constante marginación y racismo en todos y cada uno de los países en los que se han asentado o se asientan en la actualidad. Junto a la situación lingüística actual ya mencionada, los gitanos europeos luchan todavía hoy por alcanzar una situación social justa, en la cual puedan desenvolverse en igualdad de oportunidades, y en condiciones de vida dignas, para preservar su cultura y costumbres, entre las que se encuentran las lenguas romaníes. Todo lo referente a este aspecto será desarrollado convenientemente en el apartado que trata "La situación actual de los gitanos en Europa", así como en cada una de las secciones que corresponden a cada país donde éstos hoy se encuentran. En el desarrollo discursivo de los mismos, se imbrican de forma indisoluble los dominios sociales y lingüísticos, pues observando la situación específica que los Rom soportan en Europa, puede llegarse a la justificación lógica del estado actual de las lenguas que éstos abanderan.

 

- Información e imágenes extraídas de:
  • Giulio Soravia: "A Wandering Voice: The Language of the Gypsies"
  • página Web de la asociación Unión Romaní