Pieces

 

Capítulo 2: What I used to call live… (Parte 1)

Me dolía un poco la cabeza de solo pensar que él se podría llegar a enterar. Pero que podía hacer? Por ahora solo quería dormir para recuperar fuerzas ya que la caminata me había agotado lo suficiente como para no querer mover ni un dedo. Con los ojos cerrados y escuchando su voz desaparecer poco a poco detrás de las puertas era más fácil recordar… por que las cosas no podían ser como eran antes?

Cuando abandoné este país hace tres años creía que las cosas podían mejorar para mí. Ya no me era tan difícil hacerle el habla a alguien ya que había aprendido a sociabilizarme más y a no ignorar a la gente como si fuesen simples objetos móviles sin ningún valor. Todo fue sencillo al principio.

Me alegraba el día escribirle para contarle todas las cosas que había hecho, sentía como si lo tuviera al frente mío y estuviéramos en su bicicleta paseando por las calles. Le hablaba de la gente nueva que había conocido y que todos me trataban bien y que no tenía ningún problema pero si había algo en lo que pensaba cada vez que empezaba alguno de esos relatos era que jamás encontraría gente como ellos.

La rutina en mi casa tampoco había variado mucho. Mi mamá salía a trabajar temprano y regresaba por las tardes casi de noche. Mi papá como siempre se quedaba en casa y de cuando en cuando se le ocurría asistir a algún club para hacer lujo de sus habilidades con la raqueta y de paso ver a las chicas que también iban a jugar… era un tonto.

Mi hermano casi nunca estaba en casa. Como había ingresado a la universidad se había mudado con un grupo de chicos a unos departamentos cerca de su facultad. Según yo su vida era muy relajada por que solo tenía clases por las tardes y las noches; cada vez que mamá lo llamaba él estaba durmiendo. En ocasiones también lo invitaban a jugar en otras ciudades y estados… en otras palabras era feliz por que eso le permitía conocer chicas… si, había heredado el lado lujurioso de oyaji.

Yo por otra parte seguía envuelto en mi rutina. Me levantaba, iba al colegio, salía y me iba al club a jugar y de vez en cuando buscaba alguna cancha o regresaba a la casa para jugar contra la pared o con oyaji si es que lo encontraba despierto.

Ya por la noche nosotros tres nos juntábamos para comer algo ligero e ir a dormir… yo no podía dormir sin antes haber acabado mis tareas por que si bajaba el promedio mis privilegios, aunque pocos, se verían cortados.

Mientras intentaba concentrarme para hacer la tarea era el mejor momento para escribirle a Momo y contarle todo. Siempre le escribía, nunca deje de hacerlo… hasta que llego cierto día.

Cierto día regresé del colegio hacia mi casa. La verdad es que me iba a ir al club a jugar pero me había quedado algo corto de efectivo y necesitaba monedas para comprarme mi Ponta y no morir de sed después del entrenamiento. Entré a la casa corriendo y subí a mi cuarto a buscar algo de plata… por lo general escondía mis monedas debajo de mis libros para evitar que mi papá hiciera uso de ellas… le encantaba desestabilizar mi economía, pero para mi mala suerte parecía que él ya había encontrado mis monedas… me las iba a pagar.

Baje corriendo a buscarlo a la sala pero no estaba, intenté en la cocina pero tampoco estaba ahí. Si no estaba durmiendo o comiendo entonces debía estar en el jardín tomándose una siesta o jugando un poco, las dos cosas eran parte de sus grandes pasatiempos.

Salí al jardín y lo encontré apoyado en una de las mesas veraniegas… por alguna extraña razón se estaba cogiendo el estómago. Seguro se había comprado algo con mi plata y le había caído mal… se la tenía merecida por coger plata ajena… y en especial si era de su hijo.

-“Que te pasa? Te cayo mal la comida?” – le pregunte con afán de fastidiarlo antes que el comenzara a hacerlo conmigo.

-“Ayyy! Hijo malagradecido… me duele muchoooo!” – su actuación estaba mejorando pero aún así le faltaba mucho para convencerme y con aquello no lo iba a hacer.

-“Que comiste? O mejor dicho que te compraste con la plata de mi cuarto?”

-“Pedazo de mocoso… me muero de dolor… puedes llamar a una ambulancia por favor?” – su dolor parecía real… al principio no era para creerle pero cuando lo vi tirarse al piso y revolcarse un poco comprendí que esto no era una broma cualquiera… era real… pero si hubiese sido una broma de parte suya sería una de muy mal gusto. – “Que esperas… llama a la ambulancia!” – me quede tieso… nunca había estado cerca de una ocasión parecida a esta… cual era el número de la ambulancia? A donde podía llamar?

Mi papá seguía revolcándose en el piso y yo no podía moverme ni un centímetro hasta que por fin llego a mi mente un número pequeño pero sumamente útil en casos de emergencia… y esto era una emergencia muy grande… el problema ahora era que estaba lejos del teléfono pero si corría y hacía la llamada rápido podía regresar con él y vigilarlo hasta que viniera la ambulancia. Corrí hacia la casa y a medio camino recordé algo muy importante… tenía el celular en mi bolsillo!

-“Alo… 911 cual es su emergencia?”

-“Mi papá esta mal… parece que comió algo que le cayó mal y ahora se retuerce en el piso como una lombriz… necesito una ambulancia por favor!” – al otro lado del auricular podía escuchar que la chica que me estaba atendiendo tecleaba de manera sumamente rápida y analizando mi situación.

-“Hay alguien más contigo?”

-“Solo yo y mi papá…”

-“Pregúntale a tu papá que le duele.”

-“Que te duele? Oyaji!” – Papá no paraba de moverse y eso me preocupaba bastante. Después de un rato me señalo de nuevo su estómago. – “Parece que le duele su estómago… no me dice nada”

-“Que parte esta señalándote?” – eso era una buena pregunta… que parte sería esa? Yo nunca había prestado mucha atención a las clases de Biología o anatomía… que demonios tenía uno en ese parte del cuerpo! – “Sigues ahí?”

-“Ehhh… no se que parte exactamente me esta señalando pero es cerca al estómago… quizás sea su hígado… no sé…” – el no saber me ponía nervioso y cuando estaba nervioso no atinaba a ser muy coherente o a dar las respuestas deseadas. Donde estaba mamá en estos momentos?

-“Mira… dame la dirección de tu casa para mandarte una ambulancia…” – mi dirección… cual era mi dirección? Se me paso por la mente la puerta de mi casa, la casa de California, en templo en el que vivíamos en Japón pero en ningún momento se me venía la dirección de la casa…

-“Mi dirección es… es… no recuerdo mi dirección…”

-“Tranquilízate chico y piensa rápido… cual es la dirección de tu casa? Donde estas en estos momentos con tu papá?” – la pregunta la había entendido perfectamente lo que no podía era recordar la dirección de mi casa… que frustrante!

-“Dale la dirección que me muero!” – pero no podía hacerlo y más ahora que me decía que se moría… tenía una mujer medio histérica esperando a que le diera la dirección de mi casa al lado del teléfono, tenía a mi papá que no hacía nada más que quejarse de dolor y repetir constantemente que se moría… y si mamá se enteraba de esto y papá se moría me iba a matar…. Y si Ryoga se enteraba de esto se burlaría de mí por el resto de mis días… - “Avenida… Hillside… cerca al Silver Lake Park… número 123… Staten Island…” – al escuchar la dirección pude recordarla pero me costó un poco reproducirle toda esa dirección a la operadora

-“La ambulancia ya esta en camino… trata de tranquilizarte y si sucede algo dímelo esta bien? Yo te puedo asistir en algunas cosas hasta que venga la ambulancia…” – pero esperar con ella la llegada del vehículo no fue necesario por que a lo lejos ya las podía oír llegar…

Cuando llegaron la operadora colgó la llamada y los paramédicos entraron a mi casa hasta el jardín donde asistieron a mí papá… al parecer el dolor venía del hígado y según la cara de los enfermeros su condición no se veía del todo buena… Al final lo cargaron y lo subieron a la ambulancia para ir a hacerle una serie de chequeos. Con todo ese problema yo también fui arrastrado hacia el móvil del hospital.

En el camino pude ver como le preguntaban cosas acerca de cómo se sentía y trataban de averiguar por síntomas que cosa podría ser. yo por mi parte no podía hablar. Estaba sentado en la esquina del carro tan silencioso como un gato asustado pero pendiente de todo lo que pudiera entender… a veces los términos médicos eran demasiado complicados.

Ya cuando llegamos al lugar me di cuenta de algo importante que fue una de las cosas que debí haber hecho en primera instancia… llamar a mamá. Ella se preocuparía mucho si llegara a la casa y encontrara el desorden y sobre todo no vernos ahí para explicárselo.

-“Mamá… tengo algo que decirte pero no te pongas nerviosa si?”

-“Dime que paso?” – su voz de un tono amable y normal había pasado a uno completamente alterado e imperativo. – “Ha pasado algo malo? Te accidentaste? Donde estas?”

-“Tranquilízate mamá… yo estoy bien…”

-“Que hizo tu papa? Esta bien? Habla rápido!” – ella me corto la parte de la que le interesaba saber más… creo que en vez de calmarla la había alterado más de la cuenta.

-“Estoy en el hospital pero no sé exactamente que tiene él… parece que tiene algo que ver con el hígado pero a mi no me quieren decir nada… mejor ven rápido… no sé que pasa!” – por primera vez era conciente que había tenido que afrontar algo duro y solo por primera vez en mi engreída existencia.

-“Ya… tranquilo… dime de una vez donde estas?” – mamá pareció notar mi estado y trato de llamar a mi calma. Otra vez me di cuenta que no sabía donde estaba, es decir no sabía a donde me había llevado. Tuve que salir con mi celular hasta la puerta para ver el nombre por que en el momento tampoco se me ocurrió preguntarle a alguna de las enfermeras que cuchicheaban al lado de la mesa de recepción.

Mamá tomo nota de la dirección y me prometió que no tardaría mucho. Me encargo que buscara a papá por que cuando lo bajaron de la ambulancia se lo llevaron tan rápido que lo perdí de vista. Una vez que se termino la llamada me puse en acción.

Las enfermeras encontraron muy cómico el hecho que hubiera perdido a papá de esa manera y luego me dijeron donde podía ubicarlo pero tendría que llenar unas hojas ya que yo era el único familiar en ese momento.

Me pareció muy tonto que me obligaran a llenar la ficha médica cuando yo era menor de edad y alguien como yo con las justas sabía el nombre de mis padres… como iba a saber yo la edad de oyaji? Se veía viejo pero no parecía tanto. Si no sabía su edad menos sabía su año de nacimiento y si la casa era propia o alquilada… profesión? Hacer deporte toda la vida era profesión?

Dios todo ese papel era tan complicado… Se me ocurrió llamar a mamá para que me pasara las respuestas como si fuera un examen del colegio pero quizá ella también estaría tan nerviosa y desconcentrada como yo, lo mejor era llenar los espacios conocidos así no tenía pierde.

Poco después que empecé por suerte llego ella para ayudarme a acabar con los procedimientos y luego juntos nos fuimos a ver a oyaji que estaba en un cuarto bastante mejor que como lo había visto hacía solo un par de horas. Mamá dejo su cartera en una silleta solitaria en la esquina del cuarto y se acerco a su cama para verlo mejor. Yo por otra parte preferí quedarme en la esquina solitaria esperando a verle alguna reacción… no sabía por que pero de pronto no los quería incomodar.

-“Ya te sientes mejor?” – mamá le pregunto con tono de preocupación, yo la entendía muy bien. Papá jamás se había enfermado antes y menos de esa manera tan escandalosa… bueno, de por sí él era escandaloso pero esto fue de verdad y no como la mayoría de las bromas que él sería capaz de hacer.

-“No fue nada… algo me cayó mal eso es todo”

-“No mientas oyaji… si te hubiera caído mal la comida te dolería el estómago y no el hígado como dijeron los enfermeros”

-“Quieres callarte que vas a preocupar a tu madre! No le hagas caso Rindo, ese chiquillo esta otra vez hablando estupideces…”

-“No creo que Ryoma este mintiendo. De todas maneras ahora me voy a enterar cuando vea al doctor y me diga que rayos te pasó. Ahora se pueden quedar aquí los dos solos sin pelear por un instante mientras voy a ver al doctor?” – mamá decía eso en voz de juego pero en medio de todo sus advertencias tenían algo de razón, la cara de oyaji parecía querer fastidiarme. Mamá salió del cuarto y yo me quedé solo con él… al principio estuvimos en silencio… todo estaba bien pero yo no me sentía cómodo en ese lugar… no me gustaba ir a visitar a alguien al hospital y mucho menos estar ahí por que alguien cercano como oyaji estaba enfermo… todo ese ambiente me fastidiaba demasiado.

-“Para la próxima es mejor que te quedes callado por que después la vas a preocupar más… es lo que aprendí al vivir con ella… espero que te sirva de lección”

-“No veo para que… yo no soy de ocasionarle problemas a menudo… y tu siendo mayor tampoco deberías hacer. La próxima vez aguántate para no asustarla” – era muy fresco de su parte pedirme que no la preocupara más aunque en medio de todo mis palabras si la habían puesto más preocupada de lo que estaba cuando llego.

Una vez afuera del cuarto caminé hacia el pasillo principal para mirar por la ventana. Adentro del hospital todo era horrible, en especial era un ambiente demasiado pesado pero viendo la calle la situación cambiaba un poco.

Afuera era un mundo completamente diferente. Los árboles estaba verdes y el viento pasaba entre las ramas haciendo que el perfume de algunas flores se colara por la ventana, pero ese perfume no podía remediar la situación de adentro.

Sentí un ruido rápido que se acercaba hacia mí. Una camilla con un chico de apariencia normal iba en el, al parecer lo iban a operar por que su mamá lo seguía de cerca tratando de tranquilizarlo pero la preocupación en su cara era igual a la de mi mamá. Había una habitación abierta que mostraba a algunos familiares de quien sabía quien que visitaban a un señor de edad. Mas allá gente que salía de visitar a alguien, unos llorando, otros riendo, flores de recuperación, coronas de defunción… este lugar esta lleno de cosas pero por sobre todo de muerte.

-“Estabas aquí, te estuve buscando… que hacías?”

-“Papá esta bien? Ya nos podemos ir? Este lugar me enferma”

-“Bueno… aún no nos podemos ir. Lo de tu papá parece ser algo serio pero los doctores no están del todo seguros. Le harán algunos exámenes mañana a primera hora así que tendré que venir con él”

-“Y estos resultados cuando estarán?”

-“Depende de cuantas pruebas tengan que hacerle… pero máximo será una semana. Por mientras tu papá se quedara acá” – que papá se quedara en el hospital por mientras significaba dos cosas.

La primera era que estaría solo en casa sin él fastidiándome a cada rato. Lo segundo era que yo me tendría que hacer responsable ahora de las cosas que hacía papá… pero felizmente él no hacía mucho. Pero sin ser malo y todo había algo que no me gustaba para nada y eso era tener que venir a visitarlo hasta que le dieran de alta. Yo quería salir de ese hospital para siempre y no tener que regresar… suena egoísta pero así me sentía.

Mamá y yo volvimos al cuarto para acompañar a papá hasta que entró el doctor.

-“Bueno señor Echizen… por el momento usted tiene algo que califica como hepatitis pero pensamos que podría ser algo más por lo que los exámenes para descartar otras posibles enfermedades los tomaremos a partir de mañana” – papá aceptó de mala gana. Le dieron algunos medicamentos y lo dejamos a pasar la noche solo… o al menos eso pensé.

Mamá me llevo de regreso a la casa. Yo me fui a mi cuarto para avanzar con las tareas por que no podía bajar las calificaciones. Cuando bajé a servirme un poco de leche me encontré con mi mamá y un gran maletín con ropa.

-“Que bien que bajas. Mira me voy a pasar la noche con tu papá y mañana trataré de regresar antes de que salgas al colegio. Te dejo plata para que mañana almuerces algo por que no voy a tener tiempo de cocinar. Sería bueno que comieras y te vayas a hacer tus tareas al hospital de paso que mantienes acompañado a tu padre. Otra cosa estuve llamando a tu hermano pero no me contesta… puedes volverlo a llamar en el transcurso de la noche y contarle todo? De repente el puede venir también mañana para acompañarte con tu papá” – mamá había dejado por un segundo de dar las indicaciones respectivas para respirar un poco. – “Cuando estés con tu papá trata de no darle mucha lata, no se puede enojar con nada, no le des la contra, y no lo hagas rabiar demasiado… si?”

-“Esta bien” – me resigne a volver al hospital. Durante toda la semana fui a verlo y a hacer mis tareas a su lado. Me di cuenta que en ese tiempo yo era su único entretenimiento. Hablarme cuando intentaba estudiar, pedirme que le trajera cosas justo cuando iba a empezar a escribir en mi cuaderno, ayúdame a pararme, pásame el agua, llama a la enfermera, llama a tu mamá, dile a tu hermano que venga a verme. No culpaba a Ryoga de no venir pero en medio de todo el tenía la excusa que se le venían exámenes muy fuertes e ir desde donde vivía hasta el hospital para que encima papá no le dejara estudiar no era su mejor opción.

Ya para cuando termino esa Lara semana de espera tuve que quedarme una vez más con papá mientras era mamá quien iba a hablar con el medico. A mi me hubiera gustado entrar con ella para no quedarme más rato con él y para enterarme de una vez cual era la situación por que papá me fastidiaba para que fuera a espiar y contarle las cosas antes de tiempo.

-“Si voy prometes no fastidiarme más?”

-“Eso es imposible. Tu eres mi hijo y te fastidiare hasta que me muera! Ahora ve y averigua de una vez por todas que le dice el doctor a tu mamá”

-“Creo que muerto no fastidiarías tanto. Esta bien iré… pero quiero que no me fastidies por lo menos en lo que resta del día… trato?” – un apretón de manos selló el trato y salí a investigar.

Cuando llegué a donde estaba el consultorio empuje despacito la puerta para tratar de oir pero la puerta era una mantequilla y podía oír todo lo que pasaba al otro lado.

-“Señora le hemos hecho muchos exámenes a su marido tratando de revisar si tenía algo más como lo sospechamos un poco al principio. Al principio todo parecía ser una simple hepatitis pero un colega mió me sugirió que le hiciera más exámenes de los que yo mismo tenía planeado para descartar algo más”

-“Me esta poniendo nerviosa… puede darme los resultados de una vez por favor?” – mamá estaba estrujando un papel en sus manos mientras el doctor trataba de buscar alguna palabra para tranquilizarla. A estas alturas mamá y yo sabíamos que no eran noticias nada buenas…

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-“Y? Que averiguaste? Dime, no te quedes callado!” – papá estaba impaciente pero yo no sabía como contarle lo que había podido oír… ni si quiera yo podía asimilarlo bien.

-“No llegue a tiempo para lo que él doctor le dijo a mamá… ella ahorita esta en el baño. Ahora yo tengo sueño… me voy a dormir en la silleta y si mamá viene y me dice para irnos me despiertas si?” – lo ignoré por completo y me senté en una silleta de respaldo duro y de brazos de madera. En ese pequeño espacio traté de hacerme tan pequeño como pude, quería desaparecer en ese sillón.

-“A mi no me engañas… tu has oído algo y no me quieres decir!” – papá intentó ponerse solo de pie pero si lo hacía se podría caer… yo había escuchado algo del peligro de las caídas… no podía dejar que se parara… No perdí mi tiempo y me paré para sostenerlo pero papá era más pesado y se me vino encima. Con mi cuerpo traté de frenarle el golpe así me doliera más a mí. – “Dime de una vez! Cáncer?” – Negué con mi cabeza – “Hipertensión arterial?” – Seguí moviendo la cabeza como un loco – “cirrosis? Pancreatitis? Apendicitis? Evoca? Dime de una vez que tengo!” – comenzó a agarrarme de los hombros y zarandearme en el piso.

-“Deja a tu hijo en paz!” – mamá había aparecido en escena y a mi rescate. Me pare como pude y me fui al carro. No quería volver a entrar a ese hospital nunca más… o al menos hasta que papá mejorara si es que eso era posible.

Esperé fuera del carro por un rato hasta que mamá bajo con los ojos hinchados. Abrió el carro para que pudiera entrar yo y los dos nos quedamos sentados un buen rato sin hacer nada y en silencio. Me gustaba estar en silencio pero en este momento el no escuchar algún otro sonido además de nuestras respiraciones lograba hacerme pensar más de la cuenta.

-“Que tanto escuchaste?”

-“Solo lo que me pidió papá… solo sé lo necesario… nada más…” – mamá parecía preocupada por algo más. Cogió su celular y marco un número antes de volver a hablar. – “Hola Ryoga… mañana tienes tiempo?” – mamá sacó una agenda para apuntar lo que le decía Ryoga. – “Muy bien… los resultados de tu papá salieron ya y no son muy favorables, al menos para él. Por eso necesito que me ayudes mañana y tanto tu como tu hermano vayan a hacerse ese examen… a que hora puedes pasa por tu hermano?” – examen? Yo también?

-“Mamá… yo también?” – esa parte no la había escuchado… el labio me comenzó a temblar.

-“Bien… pasa a recogerlo mañana y yo te explico cuando regreses. Nos vemos mañana hijo” – Mamá tomo una respiración profunda y guardo su teléfono en la cartera. Luego se volteó como para hablar conmigo… se notaba que hacía un gran esfuerzo para no llorar. – “La enfermedad que tiene tu papá es genética… hay posibilidades que se le haya pasado a uno de ustedes… o a los dos. Como ustedes al parecer no presentan ningún síntoma aún se pueden tratar para que puedan resistir más… es mejor ahora que después…” – mamá encendió el carro y comenzó manejar hacia la casa.

Cuando llegamos ella una vez más me dejo en casa y alisto sus cosas para pasar la noche en vela al lado de papá. Me imaginaba que a estas alturas el ya sabía lo que tenía… yo en su lugar no vería a nadie, ni siquiera a mi hijo. Pasé la noche solo pensando y buscando en Internet un poco más de esa enfermedad… no se veía tan trágica al principio pero conforme más información llegaba a mí me dí cuenta que era algo que no me gustaría tener… si tenía eso mi vida se iba a acabar… al menos mi vida como la solía vivir…

Para hacer un resumen de ese día Ryoga me recogió tal y como había quedado con mamá. Yo no quería hacerme las pruebas por miedo a que me dijesen los mismo que papá… por eso en todas las pruebas me pase tenso cuando había la necesidad de pincharme para sacarme sangre mis venas trataban de desaparecer por lo que la experiencia se volvía un poco más dolorosa por que tenían que pincharme varias veces y las enfermeras n eran tan delicadas después de todo.

Después de eso pasé una semana bastante intranquila y más cuando supe que Ryoga no podría venir el día en el que habíamos quedado para ver los resultados por lo que retrasamos nuestra cita un par de días. Ese par de días extra me hizo estar más intranquilo que nunca tanto así que no me pude concentrar en nada y eso incluía el colegio y estar con papá en casa ya que recientemente lo habían dado de alta.

Me di cuenta que era incapaz de esperar un día más a Ryoga y decidí ir yo solo por mis resultados al día siguiente después del colegio. Después de clases tome un bus hasta el hospital y me senté en una de las silletas fuera del consultorio. El doctor demoró un rato en salir de ahí despidiendo a una señora que salió algo apresurada del lugar pero con paso firme y la cabeza bien erguida.

-“Hola… tu debes ser Echizen verdad?” – el doctor se dirigió a mí pero con su mirada parecía buscar a alguien más – “Entremos al consultorio” – se hizo a un lado para dejarme espacio por la puerta y luego que entramos cerró la puerta – “Tu debes estar aquí para recoger los resultados verdad? Pero déjame decirte que no te los puedo dar… tu no pareces ser mayor de edad”

-“Bueno, mi hermano no va a poder venir hasta dentro de un bueno tiempo así que me pidió que viniera a recogerlos… puede ser?”

-“y tu mamá? Ella no puede venir por los resultados?” – el doctor parecía no querer entablar una conversación conmigo

-“Ella también se encuentra demasiado ocupada para venir a recoger los resultados por eso todos me mandaron a mí. Si piensa que me desmayaré si tengo noticias desfavorables esta pensando mal. No soy de los que se ponen a llorar ni intenta morirse… por mi no se preocupe” – traté de infundirle confianza para que me los dijera de una vez y al parecer lo convencí aunque a duras penas.

-“Esta bien… la verdad los resultados no los he visto por que estoy acostumbrado a verlos con el paciente a mi costado pero no hay problema. Trataré de explicarte lo mejor posible para que le puedes contar a tu hermano sus resultados aunque de todas manera preferiría que se diera un tiempo para venir a verme si… bueno, tu sabes” – con el tu sabes se estaba refiriendo a si es que el tuviera la enfermedad o como había escuchado decir a mi papá “el ticket premiado”.

Yo miraba impaciente como él doctor me daba la espalda para buscar en su gaveta los informes que le habían enviado. De pronto estaba sentado frente a mí con dos sobres Manila perfectamente sellados intentando abrirlos. Para abrir los sobres el doctor requirió abrir el cajón de su escritorio y saco algo parecido a una daga pero era especial para abrir correspondencia sin malograr el contenido del empaque. Miró los primeros paquetes y luego me mostró su cara por encima de ellos

-“Bien… Ryoga al parecer tú eres perfectamente sano y no has heredado la enfermedad… Felicitaciones!”

-“Mi hermano mayor se llama Ryoga… mi nombre es Ryoma” – por lo menos mi hermano había salido bien librado de este asunto. El doctor pidió disculpas por no revisar el mió primero así que para la segunda vez que uso la daga lo hizo con mayor habilidad pero sobretodo con rapidez. Una vez más escondió su cabeza detrás de los papeles pero a diferencia de la primera vez ahora reviso papel por papel… mis dedos no se podían cruzar más esperando a que mi buena suerte llegara para acompañarme y hacer que todo este bien conmigo… por que no?

-“Me gustaría hablar mejor con tus padres o con alguien mayor de edad… no puedes llamar a alguien?” – si el doctor había accedido a darme mi informe médico y ahora no quería decirme nada solo significaba una cosa…

-“Nada le cuesta decírmelo a mí… si estoy enfermo mejor dígamelo de una vez, no necesito la compasión de nadie… además aunque no lo crea puedo tomar esto con madurez… total no es para morirme verdad?” – sabía que esa enfermedad era cosa sería pero si me lo acababan de detectar significaba que no era mortal…

-“No es que no lo tomes con madurez es que estas cosas se conversan mejor entre gente adulta… además es lo acostumbrado…” – me lo quede mirando esperando a que cambiara de opinión… - “Esta bien… te lo diré pero por favor que conste que quise hablar de esto con tus padres, tu te encargaras de informarles…”

Trate de permanecer impávido esperando a que terminara de decirme todo lo que me tenía que decir. Mamá me había pintado la enfermedad de manera bastante más bonita de lo que por si era. La vida después de ese día nunca sería igual al menos para mí.

Salí de su consultorio bastante serio aunque por dentro me sentía mal. Caminé un rato por las calles antes de ir a mi casa… no quería darle explicaciones a nadie. Subí a mi cuarto y esa noche me acosté sin comer nada… después de todo las cosas que me gustaban era preferible dejar de comerlas. Mamá estaba preocupada por mí pero no podía decirle nada aún por que si se lo decía se pondría más triste de lo que ya estaba además de enojarse conmigo.

Permanecí en el más absoluto silencio por más de una semana. Fue una semana en la que con las justas tenía ganas de comer, de todas maneras iba a clases en el colegio y no bajaba mi nivel de entrenamiento aunque mi falta de concentración no me dejaba ser tan bueno como de costumbre. Un día llegué a mi cuarto con la firme intención de decirle a mi mamá lo que me carcomía el cerebro pero me quede dormido en mi cama y solo me desperté cuando ella abrió la puerta de golpe y se sentó a mi lado con sus manos en mis hombros tanto de despertarme… estaba llorando…

-“Dime que no es verdad… dime que no lo sabías… dime que no es verdad…!” – traté de pensar rápido para adivinar de que se trataba todo esto… pero después adiviné… Ryoga estaba algo agitado parado en el marco de mi puerta ahora abierta de par en par esperando quizá oír lo mismo que quería oír mamá.

-“Creo que no tuve tanta suerte… quise decírtelo antes pero no te ví de humar para otro problema más… no te preocupes todo va a estar bien… no es del todo malo… no me siento mal… estoy bien…” – pero a quien quería engañar, no estaba bien… por dentro quería quedarme dormido eternamente o despertar de este mal sueño… yo no quería vivir así…

-“Que te dijo el doctor?” – pregunto Ryoga que no parecía terminar de creer toda esa racha de mala suerte que de pronto había cubierto nuestra casa.

-“Lo mismo que a papá… aunque lo mio es algo más favorable por que en medio de todo soy más joven” – no sabía como lograba hablar normalmente pero tenía que hacerlo por que con eso estaba logrando calmar a mamá de a pocos. – “Me dijo que me harán unas pruebas más para ver en que nivel voy pero que no sería nada serio”

-“No me engañes Ryoma… tu no estas bien… por eso casi no has estado comiendo… toda la semana aquí encerrado en tu cuarto, con las justas te veía” – mamá si se había dado cuenta después de todo…

-“Bueno… es natural no? Si estoy enfermo no voy a hacer una fiesta…” – no se dijo más en mi cuarto. Mamá salió y me quedé con mi hermano ahí dentro.

-“No deberías cerrarte tanto chibisuke… la gente solo te quiere ayudar… tus amigos de allá harían lo mismo…” – Ryoga también me dejo solo en mi cuarto. Tenía razón… ellos estaban preocupados por mí y yo a veces era algo duro. Por otra parte había recordado en ese momento algo importante… con todas estas cosas que habían pasado me había olvidado por completo de escribirle a Momo para contarle como estaba… pero no podía hacerlo.

Primero que nada todos se preocuparían por mí. No pararían de escribirme y de compadecerme…. Además no tenía ganas de escribir. Que le diría? ‘hola Momo… sabes estoy enfermo y si no me cuido me puedo morir!” No eso sonaba demasiado dramático y no parecía venir de mí… lo mejor era esperar a que se me fuera este mal humor para escribirle de otras cosas y para evitarles preocupaciones… a estas alturas del año Momo debería estar preocupado por sus exámenes finales en vez de por un amigo ingrato que se encontraba muy lejos de él ahora.

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OK… el tiempo pasó un poco más y mi ánimo hacía lo posible para cambiar e intentar escribirle algo simpático a Momo pero no pasaba nada. Mi vida desde que recibí la noticia había comenzado a cambiar. Ya no me dejaban hacer todo lo que hacía antes y los hábitos alimenticios en mi casa tuvieron que cambiar a la fuerza.

Mi mamá se vio obligada a botar y alejar de nosotros implementos cobrizos… mis primeras medallas fueron a parar a una caja grande encima de un estante enorme muy lejos de mi alcance en la cochera. Mamá tenía antigüedades con cobre en toda la casa y como yo era quien la ayudaba a limpiar tenía que hacer uso de unos guantes gruesos y un pañuelo en la cara para evitar el contacto.

Pero no era lo único a lo que estaba privado. Me llego la noticia que cada vez que tuviera sed no era recomendable que tomara agua del caño… a cambio de eso solo podía tomar agua destilada que sabía raro y no me parecía tan rica.

Lo horrible de mi vida era que no podía comer la comida japonesa que tanto me gustaba… por que? Estaba prohibido de comer pescado, mariscos, a salsa de soya, solo podía comer pocos condimentos para no irritar mi hígado. Pero cada vez que una prohibición aparecía yo era quien terminaba irritado.

Nada muy cítrico… adiós a la mayoría de las gaseosas… nada con demasiados preservativos… adiós Ponta, nada de chocolates… adiós vida. Nada con mucha grasa, no puedo comer nada rico! Mi vida era un asco pero por lo menos me quedaba el deporte.

Me habían dicho que podría seguir jugando pero no en exceso. Eso lo podía soportar pero había quien no. Mi papá como estaba con la hepatitis no lo dejaban moverse ni un centímetro. El no podía jugar y muy raras veces lograba escaparse para verme por la ventana. Al principio eran solo eso, miradas que no hacían daño a nadie pero después la situación se agravó un poco más para él.

Yo acostumbraba ir al colegio y regresar a la casa. Hacia las tareas y me ponía a jugar un rato para perder el tiempo en lo que llegaba mi mamá de su trabajo pero un día mamá se iba a demorar en regresar por que todas las vías estaban congestionadas por la lluvia en cierto sector de la ciudad. Yo había regresado del colegio y después de mis tareas como de costumbre quise salir a jugar pero no encontraba mi raqueta.

-“Buscas esto?”

-“Si… dámelo!” – papá se veía medio raro o era mi impresión?

-“Te lo doy siempre y cuando tu me des la mía… yo sé que tu sabes donde la esconde tu mamá…”

-“Estas loco? Tu no puedes salir… mucho menos jugar. Ahora dame mi raqueta y vete a descansar!” – me puse serio como siempre lo hacía cuando discutía con él, por una fracción de segundo pensé que eso había sido una mala idea y l verdad es que tenía razón. Papá sin más ni más golpeó la raqueta contra una de las mesas de centro de la sala y le pego con toda su fuerza a un florero. Todo se hacía añicos.

-“Juega conmigo! Es una orden!” – papá nunca me había gritado de esa manera… me daba miedo.

-“Acuérdate que el médico te ha prohibido jug…” intenté decirle pero otro golpe y un cenicero pasaron a mi costado callándome en el acto.

-“JUEGA!” – donde estaba mamá cuando la necesitaba? Lo mejor en ese momento era huir… mis pies fueron retrocediendo de su presencia poco a poco hasta que se dio cuenta de mi intención pero ya era tarde, yo estaba corriendo a toda velocidad hacia mi cuarto. Felizmente Karupin estaba en mi camino y yo solo lo cogí en mi huida y le puse seguro a mi puerta.

Los sonidos que hacia papá al otro lado de mi puerta eran intolerables… sería a causa de la enfermedad? La enfermedad traía locura? Yo no quería terminar así por nada del mundo… Estaba tan perdido en mi cabeza que ni siquiera me di cuenta cuando comencé a llorar del miedo… no me ocurría esto desde que era niño…

Toda esta bulla habrá durado por lo menos unos diez minutos. Cuando deje de sentir los ruidos quise salir para investigar las cosas pero tenía miedo de salir… pero si me quedaba allí y mi mamá llegaba iba a ver todo ese desastre… sería preocuparla más y eso no era conveniente. Me arme de valor y salí de mi cuarto… bajé las escaleras con cuidado y encontré a papá tirado en un sofá durmiendo como si nada hubiese ocurrido… limpie lo que pude rápidamente y recogí los pedazos de las cosas rotas… supuse que podría echarme de la culpa esta vez… la sanidad mental de mamá era lo más importante… no podía tener dos papas enfermos.

Para cuando ella llego todo estaba como si nada hubiese pasado. Papá para mi sorpresa no recordaba nada en lo absoluto y mamá se veía más tranquila… por mi mente cruzó contarle a mamá que a papá se le había zafado un tornillo pero era una noche tranquila… la mejor en mucho tiempo…

Pensé que eso que había pasado podía haber sido una broma muy pesada por parte de papá y ya estaba comenzando a olvidarlo cuando se volvió a repetir solo que esta vez no tuve tanta suerte y me agarró a pelotazos… me dolió si pero felizmente nada de eso me dejo moretones. Por mi mente volvió a pasar eso de decirle a mamá pero esta vez no pude por que se había ido de la ciudad para cerrar un negocio, hoy yo estaba a cargo y no podía mantener al margen a mi propio padre… el único escondite a salvo que encontré fue un árbol… el no podía trepar para mi suerte…

Pera cada vez que pasaban estas cosas no tenía a quien contarle… quizá lo mejor era no presenciarlas por lo que opté por ir al colegio y quedarme ahí lo más tarde que pudiera. La biblioteca se convirtió en un santuario… de paso aprovechaba para hacer las tareas. Lo malo era que cuando llegaba papá estaba más que aburrido. Me acusó con mamá que venía tarde por lo que tuve que decir la verdad a medias…’me quede en la biblioteca estudiando’.

Pero no tenía salvación para siempre. Las vacaciones llegaron y yo no tenía a donde huir por que tenía que cuidar de él. Comencé a lamentar la falta de labores extra curriculares de mi vida estudiantil… Durante la semana de mis vacaciones le estuve huyendo entre que tenía que hacer un ‘trabajo’ en casa de alguien o que tenía que ir a comprar o un profesor que había dejado mucha tarea o alguna cita con el médico.

Papá no era ningún idiota en esta materia y varias veces trato de detenerme pero yo salía corriendo apenas lo veía con intenciones de jugar. Jugar… a mi también me hubiera gustado volver a jugar contra él pero no podía… mamá me mataría si se enterara que lo hice…

Al final de mis vacaciones recibí una noticia que la podía tomar como buena… Ryoga vendría a casa por una semana ya que su departamento iba a ser fumigado. Si el venía entre los dos podríamos mantenerlo a raya y ya no tendría la necesidad de estar saliendo de mi propia casa para estar más tranquilo.

Ese día desperté temprano y despedía a mamá en la cocina mientras tomaba mi leche, único placer que podía seguir disfrutando después de una dieta sin cobre. Papá aún dormía lo que me daba tiempo a jugar un rato en el patio… según mamá Ryoga no tardaría en llegar… pero conociéndolo yo si decía a las 9 entonces llegaba 9 y media. Hacía tiempo no jugaba así, antes había tenido un cargo de conciencia hacerlo por lo mismo que papá podía verme pero mientras dormía no había problema.

Pero jugué desde las 8 y media hasta las 10 de la mañana y Ryoga no llegaba… habría tenido algún problema? Tomé un poco de agua y me sequé con la toalla antes de entrar a la casa para bañarme… si tenía suerte papá estaría dormido. Entré por la puerta de la cocina y deje mi termo en el repostero… caminé hacia la puerta para subir a tomar un baño pero la puerta que conectaba la cocina con el resto de la casa estaba atracada… no la podía abrir.

Hice presión en ella hasta que escuche que la otra puerta se cerraba también si motivo aparente… la puerta que quería abrir no estaba atracada… había sido cerrada.

-“Vamos a jugar… no me puedes decir que no por que sé que no tienes ningún plan para hoy por que vas a esperar a Ryoga. Ya tengo una de tus raquetas… no es como la mía pero me las puedo ingeniar… vamos?”

-“Abre las puertas y déjame ir a tomar un baño. Yo ya termine de jugar y ahora estoy cansado… además tu no puedes jugar” – lo último lo dije en voz muy baja pero aún así pareció como que me pudo escuchar.

-“Por que no quieres jugar conmigo? JUEGA!” – papá volvió a perder los papeles y comenzó a perseguirme por toda la cocina con la raqueta en la mano. Si me llegaba a alcanzar tendría que defenderme… pero como… no le podía devolver el golpe por que me habían advertido de eso también… papá aparte tenía que evitar caídas y esfuerzo… corretearme por la cocina no era un esfuerzo?

Corría y esquivaba golpes además de objetos voladores que rozaban mi cabeza… lo único malo de esquivarlas era que caían al piso y eso me dificultaba correr… en una de esas terminé cayendo y todas las ollas me cayeron encima. Me asusté cuando abrí mis ojos y el estaba arrodillado a mi costado… me temblaba el labio…

-“Si no quieres jugar entonces mejor muérete!” – las últimas palabras de papá se dijeron a medida que sus manos se iban cerrando alrededor de mi cuello con fuerza. Yo trataba de sacarme sus manos de encima y de paso, si tenía suerte respirar un poco por que no podía respirar bien. – “te veré en el infierno monstruo… por que no te mueres de una vez!” – era una pregunta que me era difícil responder por que ni yo mismo lo sabía.

-“Papá! Detente!” – esa voz… Ryoga ya había llegado! – “Suelta a chibisuke! Lo vas a matar! Suelta a Ryoma!” – pocas veces Ryoga se dignaba a decir mi nombre, por lo general eso era cosas de extrema urgencia como la de ahora. Pero las palabras de mi hermano no provocaban ninguna reacción en mi papá.

-“No te dejes engañar Ryoga… este monstruo se ha disfrazado de tu hermano… tu hermano sigue en el colegio estudiando…” – Ryoga no esperaba hacerlo reaccionar a la primera así que se acerco y logró hacer que soltara mi cuello por un momento – “Se va a escapar! No dejes que se escape! Hay que matarlo!”

-“Ryoma enciérrate en tu cuarto y no salgas hasta que yo te diga!” – a duras penas me paré y corrí lo más rápido que pude a mi habitación… aún así la prisa logró hacerme chocar con varias cosas y desde el segundo piso podía oír que mi papá decía cosas horribles sobre mí… la más suave de todas era su deseo inmenso por verme muerto.

Hice lo que me hermano me dijo, me encerré en mi cuarto y no salí de ahí. Me eché en mi cama de tanto esperar a que viniera a buscarme pero ya se estaba demorando… habría pasado algo malo? Debería bajar a ver si mi hermano tenía problemas igual que yo? Papá le habría pegado? Abrí la puerta despacito y sin hacer bulla salí a mirar como estaba la situación. La casa se oía pacíficamente callada, camine por el pasadizo temiendo hacer mucho ruido y caminé hasta la escalera pasando por el cuarto de mí papá que parecía que había estado durmiendo con los ojos abiertos…

-“Regreso el monstruo!” – comenzó a gritar y se paro de su cama como buscando algo pero lo primero que encontró a la mano fue la lámpara de su velador. Ya me la iba a lanzar cuando Ryoga le agarró la mano…

-“Te dije que no salieras de tu cuarto! Regresa ahí!” – di media vuelta y regresé a mi refugio… ya había pasado bastante tiempo como para que se le quitara eso de llamarme monstruo de la cabeza… esa situación comenzaba a preocuparme.

Después de ese incidente preferí no volver a salir de mi habitación y preferiblemente tratar de evitarlo lo más posible. A mamá no le gustaría mucho esa situación pero era lo mejor para la casa. Me saqué mi polo para ponerme mi ropa de dormir, de pronto me habían dado ganas de dormir. Pasé frente a mi espejo y por primera vez me di cuenta que tenía unas enorme marcas de dedos alrededor de mi cuello. De puro instinto me las toque… me dolía. Me senté en mi cama una vez más pero antes abrí la ventana… Karupin me maullaba desde el árbol continuo a mi ventana…

o-o-o-o-o-o-o


-“Ryoma? Te sientes mejor?” – a lo lejos podía oír una voz femenina que me despertaba. Tenía que ser mamá. Abrí mis ojos y me senté… automáticamente olvide lo que había estado soñando y un dolor de cabeza me vino de pronto. – “todavía tienes algo de fiebre… mejor te quedas en cama. Tu amigo te traerá los deberes más tarde seguro…”

-“Quien?”

-“El chico que vino ayer contigo… el de los pelitos parados… lo recuerdas?”

-“La verdad que no… como se llama?”

-“No me dijo su nombre… pero si me acuerdo de él… te ibas con él al colegio hace tiempo… su nombre empieza con M creo” – eso no me hacía recordar nada en lo absoluto. – “Si no lo recuerdas por que no revisamos tu álbum de fotos… o tu historia!” – mamá tenía la costumbre que cada vez que no recordaba algo me mostraba un libro garabateado varias veces… - “Por que no lo vas viendo mientras traigo tu desayuno?”

-“Hai…” – abrí el libro pero no encontré nada acerca de algún chico cuyo nombre comenzara con M… habían páginas cortadas y otras garabateadas pero no encontré nada de mucho valor. Agarre el otro libro… esta vez era un álbum de fotos… miles de caras bailaron delante de mis ojos y solo algunas me parecían conocidas… otras solo las recordaba como si hubieran ocurrido hace miles de años.

Mamá regreso poco después con mi desayuno, siempre comía tostadas y leche.

-“Ryoma, me tengo que ir a trabajar. Tu prima vendrá a recoger tu bandeja en un rato por que ahora se esta terminando de bañar. Nos vemos en la tarde cariño” – se acercó a mi con su boca pintada y me dio un beso en la frente – “Aun estas calenturado… para la tarde ya deberías estar mejor” – ella salió de mi cuarto dejándome solo y aburrido sin nada que hacer… necesitaba a alguien con quien jugar.

Capítulo 2: What I used to call live… (Parte 2)

Mi día pasó en completo aburrimiento. Nanako recogió mi bandeja apenas pudo y me tuvo que dejar solo en casa por que tenía que salir a clases. Todos tenían algo importante que hacer menos yo. Tenía calor ahí dentro metido en mi cama… que pasaría si me iba? Nadie se daría cuenta por que las dos regresarían para la tarde…

Si me apuraba aún podía llegar a la segunda hora de clases… Me levanté y me fui al baño para asearme. Me puse mi uniforme y cogí mi maleta… habían unos cuantos billetes en el repostero… suficiente como para pagar un taxi. Aún así para encontrar un taxi me tomo algo de tiempo pero termine llegando al colegio sin problemas.

Tuve suerte de que me dejaran entrar a clases aunque yo mismo me sorprendía de ello. Cuando entré al salón estaba muy cansado por la cantidad de escaleras que tuve que subir… un ascensor no le vendría mal a este lugar. Me eché en mi carpeta para escuchar las clases mientras miraba por la ventana a la gente que corría allá afuera alrededor de las pistas de obstáculos.

Por que las clases no podían ser más divertidas? Por que los salones no podían ser más ventilados? Me moría de calor…Me saqué el saco del uniforme y lo colgué en el respaldar de mi silla a pesar de las caras de sorpresa de todos por que para ellos les hacía frío.

-“Echizen… no tienes frío?” – un chico de pelos medio parados de color castaño me miraba como si estuviera loco… no me acordaba su nombre… Horio quizá?

-“Yo tengo calor…” – no le volví a hablar.

Ya para la tercera hora de clase sentía algo de frío como si la temperatura de mi cuerpo hubiese bajado… el saco no me abrigaba lo suficiente y temblaba en la carpeta esperando a que acabara las clases para correr a la cafetería y comprarme algo de beber caliente.

Frotaba mis manos y las soplaba mientras caminaba hacia la cafetería. Mientras miraba que podía tomar sentía que la gente me seguía de cerca. Pero cuando volteaba no había nadie más que simple gente caminando.

-“Que vas a pedir niño?”

-“tiene agua destilada caliente?”

-“No vendemos eso… algo más?”

-“Leche?” – la vendedora me estaba alcanzando una helada pero le pedí que me la calentara y al final accedió por que me vio temblando.

-“Estas congelado chico… Deberías ir a la enfermería, seguro se te ha bajado la presión” - la vendedora tenía razón en eso pero si me iba a la enfermería descubrirían que tenía fiebre y me regresarían a mi casa. Además que llamarían a mi mamá y mi mamá no sabía que había salido de casa.

-“Lo que pasa es que estuve en la sala de computo… el aire acondicionado ahí es fuerte…” – El agua caliente consiguió subir un poco mi temperatura corporal pero aún así seguía con frío.

Para las siguientes clases seguía sintiendo que tenía a alguien observándome… alguien me vigilaba y no era precisamente la gente que se sentaba detrás mió en las carpetas… se sentía diferente.

-“trajeron todos los informes que les pedí?” – Informes? Que informes? Todos lo habían traído menos yo…

-“Hahahha..”

-“De que te ríes Echizen?” – no sabía de que me reía pero no podía parar de hacerlo… quizás por alguna razón todo esto me parecía gracioso.

-“No lo sé…me parece chistoso…” – explote de la risa una vez más y ahora todos me miraban mal… quienes era ellos para juzgarme? Ellos se reían incluso de situaciones más estúpidas!

-“Fuera de que la situación le causa gracia señor Echizen ese no es motivo para que no me presente su tarea. Tendré que amonestarlo…”

-“Pero eso no es justo! Yo no sabía de la tarea! En ningún momento la escuche!”

-“Es probable que no la haya escuchado señor Echizen por que en el momento que la dí usted estaba muy ocupado mirando hacia las canchas y tratando de dormir en vez de prestarme un poco de atención”

-“Pero ve… eso no es justo! Si me vio distraído por que no llamo mi atención?”

-“Pero si lo llamé… usted no me hizo caso y siguió durmiendo!” – ahora todo el salón se comenzó a reír… yo no me podía controlar más…

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Ya para el final del día me sentí demasiado cansado… Como me castigaron no pude salir a comprar nada para comer. Ahora sentía más frío que en la mañana… quizá no fue buena idea venir al colegio después de todo.

-“Nyaaa… Ahí esta!” – no me dieron tiempo para voltear a ver quienes eran aunque esa voz se me hacía extrañamente conocida.

-“Suéltalo Eiji! Le puedes hacer daño!”

-“Quiza sería mejor si no lo jalaras tanto” – un chico alto con cabello extraño hablo… se le veía cierta cara de preocupación.

Me llevaron a rastras hasta una especie de cabaña junto a unas canchas de tenis… me recordaban a algo…

-“Bueno Echizen que dices si jugamos un partido? No te vas a morir por jugar solo uno” – el chico de cara sonriente me hablo… en el fondo tenía ganas de jugar… yo había jugado con el antes… unos días antes quizás…

-“Te haré comer el polvo… Fuji sempai” – Fuji… en verdad se llamaba Fuji?

-“Fuji… no deberían calentar primero? Quizás unas 20 vueltas sean suficientes” – el chico de lentes sugirió sacando a relucir una libreta verde… pero había una mirada más con lentes ahí… alguien me miraba serio como si esperara ver algo mas…

-“Vamos a calentar todos!” – el chico gato alentó al resto… Antes de empezar a correr les comenté que no había traído ropa para hacer deportes pero ellos aparentemente ya tenían eso previsto por que me facilitaron una sudadera. Yo corrí con ellos como nunca lo había hecho… sentí que mis piernas eran libres después de mucho tiempo. Todos corrían a mi lado hasta que reconocí una cara dentro de las relativamente extrañas… a él lo había visto el día anterior…

-“Estas mejor Echizen? Ayer parecías tener mucha fiebre…” – el me había metido a mi casa… el sabía que estaba enfermo y que no debía estar ahí… lo mejor sería alejarme de él. – “Hey! Así corras un poco más rápido igual te puedo alcanzar!” – el chico de los pelos parados acelero para alcanzarme.

-“Estas aumentando la velocidad Echizen pero aún así creo que estas corriendo más lento de lo que solías correr… quizás…” – pero de pronto deje de oírlo… mis piernas dejaron de correr de pronto y mis rodillas se doblaron hasta chocar contra el suelo… no tenía fuerzas para moverme ni un centímetro más.

-“Nyaaaaaa! Estas bien ochibí? Te tropezaste?” – todos estaban a mi alrededor incluso los dos chicos de lentes.

-“No almorcé hoy…” – confesé por primera vez… eso debía ser, como no había comido no tenía fuerzas para nada aunque había algo que comenzaba a perforarme la oreja, como si me estuviera olvidando de algún motivo importante.

-“Hummm… si ese es el problema entonces yo tengo la solución! Justo antes de empezar la práctica preparé un jugo reponedor de energías… es una combinación de frutas y vegetales… que dices te animas a probar?” – había un extraño brillo que se reflejaba a través de sus anteojos

-“NO! Inui, si le das eso lo puedes matar! Echizen quizás sería mejor comprarte algo para que comas…” – pero yo necesitaba comida ya, estiré la mano y ya tenía el jugo en mi mano… el termo donde estaba el jugo era pesado así que lo tomé con las dos manos a pesar que toda la gente me veía con caras de sorpresa y asco.

Tome un sorbo grande y una vez que lo tuve en la boca pude percibir su desastroso sabor. Era lo más horrible que había probado en m vida y lo peor de todo era que me lo tenía que pasar por que no lo podía devolver al envase. Automáticamente sentí como si me hubiera tomado una bomba y hubiera estallado en mi estómago… me sentí mal… tan mal que desee más que nunca haberme quedado en casa…

-“Creo que deberían darle algo de espacio para que vaya al baño…” – el chico de la cara seria hablo y los demás se corrieron al solo escuchar su orden. Con algo de las fuerzas que me quedaban me paré e intenté llegar al baño más cercano con el solo propósito de botar hasta mi alma si así fuera necesario… me quemaba demasiado el estómago.

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Todos estábamos terminando de correr las veinte vueltas para el calentamiento pero a la vez no podíamos dejar de pensar en Ryoma que se había retirado en la séptima vuelta para ir al baño. No sé que demonios estaba pensando él al tomar el jugo de Inui si él mismo sabía lo perjudicial que es para la salud. Pero ahora que uno lo podía ver Ryoma estaba demasiado fuera de sí.

Aceptar el jugo de Inui? Cansarse a la séptima vuelta? No tomar Ponta o comer a cada rato comida chatarra? Ya no nos llamaba por nuestros nombres solo se refería a nosotros como ‘oye tu’. Pero había cosas algo más extrañas que eso. Cuando terminamos de correr las veinte vueltas pedidas pudimos escuchar la típica voz de Horio contar algo referente a clases. La mayoría se puso cerca de él para escuchar una de las más recientes hazañas de Ryoma en clase.

-“No comprendo Horio… tu dices que Echizen se comenzó a reír en plena clase como loco y luego comenzó a discutir con la profesora?”

-“No solo eso Oishi sempai… a todos nos pareció bastante cómico que él se ría en clase así que también nos comenzamos a reír pero el se cayó. Se enojo tanto que comenzó a tirar sus cosas por todo el salón. Obviamente todos nos callamos y fue la profesora quien intentó razonar con él. Pero Echizen no entendía razones así que los dos salieron del salón y cuando regresaron Echizen tenía los ojos hinchados… como si hubiera llorado por algo. Después de eso no hizo ni dijo nada. Se quedó castigado durante el receso del almuerzo”

-“Por eso no almorzó…” – Kawamura sempai se veía preocupado al igual que el resto.

-“Son datos muy interesantes… creo que estoy cerca de algo grande… pero investigaré un poco más…”

-“Tan pronto averigües algo Inui pásanos la voz” – el capitán siempre se le veía serio pero por primera vez se le notaba cierta preocupación.

-“Aún así esta demasiado raro… esos cambios de personalidad parecen de película no creen?” – la sonrisa de Fuji era más sombría que de costumbre.

-“Nyaaa! No creen que se esta demorando mucho en el baño? Se sentirá mal ochibí?” – tenía razón… Ryoma llevaba más de veinte minutos en el baño y aún no se sabía nada de él.

-“Voy a ver como esta” – me apresuré a decir y salí corriendo pero sabía que tarde o temprano no estaría solo por que el resto me seguiría para ver que era lo que pasaba.

Mientras tanto me puse a pensar en lo que había dicho Horio… todo era demasiado extraño… Abrí la puerta de los baños más cercanos a las canchas… pero no vi a nadie…

-“Echizen? Estas aquí? Te sientes mal?” – pero nadie me contestaba… me agache para ver por el espacio que había entre la puerta y e piso hasta que vi un par de pies en uno de los cubículos – “Echizen… sal de ahí… si te sientes mal dilo de una vez…” – pero no me contestaba. Cuando los chicos también entraron yo estaba agachado nuevamente pero esta vez tratando de jalarlo por los pies… estaba inconciente encerrado en uno de los cubículos.

-“Nya…. Lo mato, lo mato! El jugo de Inui lo mato!”

-“Tranquilo Eiji… es solo un desmayo por demasiado jugo…” - aunque todos ya teníamos la sospecha que esto no era producto solo del jugo… a todos nos enfermaba pero para un desmayo hacía falta un par de horas quizá.

-“Iré por la enfermera!” – Kawamura salió corriendo del baño. Inui en cambio se acerco a nosotros y comenzó a examinar a Ryoma.

-“Por debajo de su peso, pálido, afiebrado, anémico…. Interesante…” – decía Inui mientras agarraba su muñeca y le daba una mirada por encima del pómulo.

-“Ayúdame a cargarlo Momo…” – el capitán hizo su entrada en el baño y se acercó a nosotros.

-“No es necesario… es bastante liviano” – comenté mientras lo levantaba del piso… por primera vez nos dábamos cuenta que tenía un par de manchas de sangre en la sudadera que le había prestado Fuji quien era el que más se acercaba a su medida de ropa.

A medio camino de la enfermería nos encontramos con la doctora que rápidamente nos condujo hasta sus oficinas donde lo dejamos echado. Nos hizo una nota y mando a Mamushi a que la entregara en la dirección… aparentemente era para avisarles a sus papas pero según Kaidoh al momento que hicieron la llamada no había nadie en su casa.

Pero el equipo no tenía permiso para quedarse al lado de Ryoma todo el rato. Después de un rato el capitán nos sacó de ahí para continuar con el entrenamiento por que la mamá vendría en camino.

Lo de seguir con el entrenamiento fue una mala idea por que nadie en verdad tenía ganas de jugar en ese momento y peor aún fue cuando de lejos vimos como caminar hacia las canchas… al parecer quería seguir en el colegio.

-“No te van a venir a recoger?” – le pregunto Oishi

-“No hay nadie en mi casa así que vine por mis cosas… la doctora me ha ordenado regresar a mi casa…” – su voz se oía cansada y débil… como si con las justas pudiera hablar.

-“Me parece que alguien debería acompañarte…” – el capitán sugirió eso y yo me iba a ofrecer sin necesidad que alguien me lo dijera pero al parecer ellos también habían pensado en mi como la primera opción.

-“Yo lo llevo… solo siéntate en la banca mientras me voy a cambiar” – lo deje con el resto del equipo mientras corría a los vestidores a sacarme la ropa deportiva y poder llevarlo a su casa…. Que mala suerte que justo la bicicleta se encontrara en el taller… con ella lo llevaría más rápido.

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Me sentía tan cansado que no tenía fuerzas ni para levantar mi cabeza… ese jugo me había matado y sentía mi cabeza a estallar. Uno de ellos me llevo casi a rastras hasta una banca a puertas del colegio para esperar a un chico de nombre... como se llamaba? ah si...Momo. Yo me sentía como flotando en esa banca de piedra mientras los sonidos que casi ni los percibía a diario se hacían cada vez más sonoros.

Alguien se acerco de nuevo a mi después de un rato e intentó despertarme de mi trance. Su voz sonaba como la de una persona mayor… creo que era el conserje que estaba haciendo la limpieza por que antes había escuchado como sonidos de escoba raspar el piso y mover hojas secas de un lado a otro.

-“Niño… deberías irte a tu casa… ya se acabaron las clases y dentro de poco tengo que cerrar las puertas. Tus papas te deben estar esperando en casa” – tenía razón… mamá debía estar preocupada por mi.

Me paré y comencé a caminar con dirección desconocida. Confiaba que mis piernas me llevarían por el camino correcto siguiendo el principio de la inercia pero lo peor de todo era que no recordaba si el camino por donde iba en verdad era el correcto.

Camine y camine pero por más que recorría las calles ninguna se me hacía familiar hasta que empecé a desesperarme. Llego un momento en el que estaba tan cansado que ya no podía caminar más y me senté en una de las bancas de un parque. De repente le podía preguntar a alguien que pasara por ahí si me conocía y si me podría decir como llegar a mi casa… como era mi casa?

Mi casa era grande? Era un templo? No… mi casa tenía jardín o era una cancha? No, no podía ser por que mi casa era pequeña ahora… pequeña como un departamento pero eso también era imposible por que yo nunca había vivido en un departamento… o si? Pero ahora tampoco podía concentrarme en eso… había alguien que estaba cerca mió… podía oír sus pasos cada vez más cerca… Retrocedí tres pasos de donde estaba hasta que choque contra algo… o alguien que ahora me sujetaba de los hombros…

-“Ahhhhhhhhhhhhhhh!”

-“Pero que te pasa? No soy un monstruo para que grites de esa manera Echizen…” – Yo tampoco era un monstruo pero sentía los pelos parados en la nunca que si él no me hubiera tenido agarrado me habría caído desmayado – “Quita esa cara… pareces un espanto” – se burlaba de mí… - “Por que te fuiste del colegio? Te estuve buscando por todas partes para llevarte a tu casa pero cuando fui a la puerta me asuste al no verte… hace como una hora que te estoy buscando” – el susto se me estaba pasando poco a poco pero no podía dejar de hacer temblar mi brazo, lo tuve que presionar contra mi para calmarlo.

-“Llévame a mi casa entonces…”

-“A propósito… a donde ibas? Por que tu casa es hacia el otro lado” – se estaba riendo otra vez.

-“Yo no estoy perdido!” – perdí los papeles…

-“uhm? Estabas perdido acaso? No te acuerdas hacia donde esta tu casa?” – ya no quería escuchar sus burlas otra vez así que me di media vuelta y empecé a caminar – “Pero… espera! Tu casa es para la derecha!” – por más que me gritaba hacia la derecha no tenía la menor intención de hacerle caso pero todo el camino que caminé el parecía estar acompañándome.

-“Deja de seguirme!”

-“No puedo dejar de seguirte por que tengo que cuidarte… es mi deber de sempai sabes? Además… te estabas olvidando de tu maleta” - miré por encima de mi hombro y por primera vez me di cuenta que no estaba cargando mi maleta… la había dejado tirada como diez cuadras atrás. Con algo de resignación me acerqué a él para que me devolviera mi maleta pero a cambio me dio la mía… y la suya también.

-“No puedes cargar tu solo tu maleta?” – le pregunté esta vez con cierta burla que parecía estar oxidada en mi interior.

-“No, la verdad que no… solo puedo cargar una cosa a la vez” – y sin decir más me cargo, a mi y a las dos maletas.

-“Espera! Yo puedo caminar solo! Bájame!”

-“No puedes caminar solo por ahí por que estas indefenso. No sabes donde esta tu casa, no te puedes defender, te quejas por cargar dos maletas y para rematarla con las justas puedes caminar además que te da miedo caminar solo cuando todo esta oscuro.. si o no?” - no pude contestarle nada por que en el fondo, muy en el fondo sabía que él tenía razón.

En todo el camino no hablamos. Yo estaba un poco cansado como para pelear con él… me sentía gracioso ahí cargado. Hacía tiempo no me sentía tan chiquito… había olvidado la sensación que producía ver las piernas colgar como si fuese un muñeco de trapo. Sentía que este momento lo podría recordar por siempre… me sentía feliz… nada podía bajarme de mi nube en ese momento salvo que…

-“Ryoma… por que no te acuerdas donde esta tu casa?” – Salvo que el hiciera esa pregunta. No quería enojarme con él por que sino… si él se enojaba seguro me bajaría de su espalda y no me podría sentir feliz. Lo mejor era ignorarlo o hacerme el dormido. Automáticamente deposité mi cabeza en su hombro y cerré los ojos. – “SI me vas a ignorar prefiero que me digas que no quieres contestar mi pregunta… no es necesario tampoco que te hagas el dormido”

Volvimos a nuestro silencio por dos cuadras más hasta que se detuvo y abrió la puerta de un edificio… yo debía vivir aquí entonces. El ascenso por las escaleras fue algo lento por que le debía ser difícil subirnos sin caerse.

-“Si quieres me puedes bajar… ya descansé así que puedo subir solo”

-“No, yo quiero asegurarme que llegues entero a tu casa así que como solo me falta un trecho no es necesario bajarte” – se hacía el fuerte y yo le comencé a creer que en verdad tenía fuerza – “Además lo único que pesan son las maletas… estas muy flaco, deberías de comer más”

Momo no mentía y decía las cosas sin muchos rodeos… la sinceridad era difícil de encontrar ahora último. Como él me tenía cargado fui yo el que tuvo que tocar la puerta… mi mamá se sorprendió mucho de verme sentado de esa manera y a una gran distancia del piso… Momo era muy alto.

-“Donde te habías metido? Ya es tarde y yo regreso y tu no estas en tu cama! Si estas enfermo y con el frío que hace afuera como se te ocurre salir? En que demonios estas pensando?” – Mamá estaba enojada conmigo… viéndola así recién pude recordar que tenía que haber regresado temprano a casa para evitar toda esta situación… justo tenía que olvidarme de eso ahora… esta enfermedad era una fastidio. – “Ve a tu cama ahora mismo!” – Momo estaba algo asustado por todo este espectáculo así que con cuidado me bajo y yo le di mi maleta antes de huir a mi cuarto aunque a lo lejos podía escuchar como mi mamá le pedí disculpas por el escándalo que me había hecho. Momo comprendió y se rió tranquilamente… yo por otra parte parecía haberme ganado un castigo.

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Ryoma se fue a su cuarto con cierto ánimo de derrota como si ya hubiera sabido el desenlace de eso. Yo por mi parte sentía un poco de vergüenza ajena por él… mi mamá solía hacerme pasar vergüenza pero nunca a tal punto.

-“No quiero que salgas de tu cuarto Ryoma hasta que vaya a verte entendido?”

-“Si mamá…” – se oyó a lo lejos. La señora parecía tener un carácter muy fuerte para la cara dulce que mostraba a los invitados como yo.

-“Disculpa por todo este espectáculo y gracias por traer a mi hijo a casa. Yo me fui a trabajr hoy en la mañana y antes de salir lo deje en su cama pero cuando regrese su prima ya lo estaba buscando. No sabía donde encontrarlo hasta que llame al colegio pero me dijeron que ya se había ido de ahí… A propósito, me dijeron que se puso mal… tu sabes que fue lo que le paso?” – la señora hablaba rápido con una habilidad única que solo se la había visto a mi madre cuando estaba demasiado preocupada, no podía cree que ese era el instinto natural de una madre… cuantas más podrían hablar así de rápido y sin respirar?

-“Ah si… bueno él fue al colegio, estuvo ahí desde temprano. Para la tarde le pedimos que jugara con nosotros un poco de tenis… como lo hacíamos antes. El se puso a jugar un rato con nosotros… corrió como unas siete vueltas y luego se cansó…” – ella parecía entender todo lo que le decía… - “Nos dijo que no había almorzado y un compañero le dio un jugo para recuperar sus fuerzas pero…”

-“Jugo? Que clase de jugo?” – la señora me corto la historia preguntándome con la voz algo más alterada?

-“Ah… el jugo…” – traté de recordar lo que le había metido Inui al jugo. Por suerte yo entré a los vestidores justo cuando él estaba echando algunos de sus ingredientes a la licuadora. Algunos parecían tener mal sabor mezclándolos pero nada era comparado a su color poco natural – “naranjas, limón, espinacas, acelga, apio, zanahorias, mandarinas…”

-“Por Dios! Con razón estaba mal!” – no entendía lo que pasaba exactamente pero si ella sabía entonces me podría contar…

-“No entiendo… que paso?”

-“Pasa… te puedo contar algo adentro… por que mejor no nos sentamos en el sofá… disculpa por haberte tenido parado tanto tiempo” –La mamá de Ryoma me guió hasta los sofás y se sentó en el con las piernas levantadas y puestas encima de la mesa de centro con una toalla en la cabeza. El cuarto de Ryoma al final del pasillo estaba con la puerta cerrada y lucía oscuro y fúnebre… una vez más la casa tenía olor a tristeza. – “Tía ya llegue con las pastillas”

-“Gracias Nanako. Pero ahora debe estar dormido, lo mandé a su cama apenas lo trajo su amigo… creo que empezaremos mañana con la dosis” – la señora se termino de sacar la toalla de la cara y me vio… pareció reconocerme

-“Tía, Ryoma tomo un jugo de frutas y vegetales… eso fue lo que le hizo daño…“ – la señora e termino de contar lo que yo le había dicho a su sobrina. Nadie hablo por un rato hasta que Nanako salió y volvió a entrar a la sala con unas tazas de té y unos dulces en platitos.

-“Disculpe el atrevimiento señora pero me gustaría saber que tiene Ryoma… no actúa como hace tres años y se le ve diferente… esta enfermo de algo?” – me pareció un poco brusco pero a mi no me gustaba andar con rodeos en especial si era una cosa tan seria como esta parecía ser.

-“Bueno… yo también quería hablar de eso contigo. Verás yo quería pedirte que lo cuidaras cuando no esta acá en casa. El no quiere quedarse en casa con un profesor particular que en su caso sería lo mejor para él, el prefiere ir al colegio pero ahí no lo podemos vigilar para ver si esta bien o si le pasa algo. El colegio esta al tanto de su situación pero aún así no se puede hacer responsable por lo que haga por que nadie lo va a cuidar como debe ser…”

-“Verás Momo…” – Nanako interrumpió – “Mi primo tiene una enfermedad genética… has oído alguna vez de la Enfermedad de Wilson?” - negué con la cabeza – “Bueno es una enfermedad mortal si no es tratada adecuadamente y a tiempo. Te habrás dado cuenta que mi primo ya no come lo que solía comer… bueno eso es por que la mayoría de los alimentos que él solía consumir contienen cobre… él no puede asimilarlo bien por lo que tiene que tener cuidado a la hora de su consumo”

-“No puede comer que?” – nunca fui bueno en biología y química ni en ninguna cosa parecida por lo que no sabía exactamente que alimentos contenían cobre. Necesitaba que ellas fueran más específicas.

-“Bueno… empezando por sus favoritos… nada de mariscos, pescados, soya y sus derivados…” – eso explicaba por que se fue corriendo cuando vio mi comida el otro día… comenzaba a pensar que se veía fea – “ …nada de chocolate ni cacao, ninguno de sus derivados… que más… hígado, corazón, carne de cerdo… algunas frutas y vegetales como…” - y la lista continuaba… en verdad la vida sin la comida que te gusta no es vida.

-“Eso explica lo del jugo… pero desde cuando esta enfermo? Ya no le gusta jugar tenis… su marido aprueba eso?” – miré a la señora esperando a que me dijera algo como ayudar a persuadirlo pero la reacción fue inmediata por parte de ella y me di cuenta que había pecado de impertinente. La cara de la señora cambio por completo de un estado tranquilo y apacible a uno de infinita tristeza.

-“Disculpen… mejor voy a mi cuarto… de pronto me empezó a doler la cabeza…”

-“Discúlpeme señora si dije algo malo… lo siento!” – me apresuré a decirle pero ella me dio un gesto con la mano como para que me tranquilizara por que no había sido nada alo pero aún así se fue.

-“No te preocupes… la primera vez yo cometí el mismo error…” – aún no había procesado la gravedad de mis palabras – “Creo que te tendré que contar ya que no creo que mi primo te haya dicho algo de lo que le paso en estos últimos años…”

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Me dolía el estómago muy fuerte… me preguntaba si él había sentido lo mismo que yo o si lo había sentido con mayor intensidad.

Me acordaba de esos días cuando vivir en mi casa era algo más que insoportable… me acuerdo que no podía dormir bien en las noches escuchando todo el ajetreo que ocasionaba papá en la casa. Mamá paso malos momentos esas noches estando sola con él aunque a veces Ryoga se encontraba en la casa para ayudar. No le podíamos pedir a él que dejara de lado su vida por que la universidad le exigía bastante… por eso ya eras solo nosotros tres.

Pero cuando estaba dormido todo parecía ser como antes. A veces mamá me dejaba a cargo de vigilarlo mientras ella salía a comprar pastillas. Como papá no me podía ver sin ponerse violento apenas veía que se empezaba a despertar me escondía debajo de la cama o dentro del closet como si fuera un juego. Algunas veces no me encontraba pero otras si y era entonces cuando tenía que desaparecer de su vista antes que me hiciera daño.

En medio de todo y a pesar que comprendía estas cosas la situación me comenzó a afectar… después de todo mi vida había dado un giro terrible. Mi mama decidió unirse al programa de familiares de los enfermos que promocionaban en una de esas tantas páginas de Internet y fue ahí donde le dijeron que todos deberíamos someternos a un psicólogo… en especial yo.

La idea del psicólogo no me llamaba la atención… ya era bastante estar enfermo como para escuchar a alguien que intentara entablar una charla conmigo acerca de eso… además el psicólogo era una persona totalmente ajena a mí… que podría saber él?

Pero de los cuatro el que salió más librado fue Ryoga por lo mismo que no se chupaba todos los problemas de la casa como nosotros, yo estaba en segundo lugar aunque según el psicólogo yo estaba carente de afecto y determinado a sufrir como lo veía en mi papá. Eso era cierto… a la larga me pasaría lo mismo… ver a mi papá era mirar mi futuro dentro de un tiempo.

Pero mama era la más afectada en eso. No solo tenía a su marido enfermo, también lo estaba yo. Ella tenía que cargar con nosotros dos sola… quizás fue por eso que decidió que regresáramos a Japón todos, los tres… pero papá no pudo hacerlo…

Yo comprendía a papá… ya llevaba más de un año con la enfermedad… yo hubiera hecho lo mismo en su lugar… Vivir sin comer las cosas que te gustan es horrible, si a eso le agregamos a quitarte las cosas que te gustan hacer como jugar a tu deporte favorito entonces yo diría que estaba en su derecho… a pesar que los demás lo califiquen como suicidio…

Pero papá no se quito la vida colgándose de una soga o disparándose una bala en la cabeza o en el corazón… papá murió de la manera más feliz que encontró… quizás si no fuera por mí aún estaría aquí…

Ese día corría algo de viento por que estábamos en otoño. El colegio ya había comenzado y a pesar de todo mi mamá seguía insistiendo en mandarme al colegio. Ella había pedido licencia en el trabajo para cuidar a papá y mandar su parte por correo.

Yo desde que me levante sentí que no era un buen día y preferí tomar el bus que caminar. Me sentía cansado. Durante las clases estaba distraído como ya se me estaba haciendo costumbre, dormir en clase era algo habitual en mí por que al no dormir bien en casa de algún modo tenía que suplir el sueño.

Ya para la hora de descanso recibí una llamada de mamá por el celular… me decía que fuera a la casa a penas terminaran las clases para que cuidara de papá por que las medicinas se habían acabado y tenía que ir a comprarlas.

Resignado al acabar el colegio regresé caminando por que justo ahora no tenía ganas de subirme al autobús… había gente que no me terminaba de agradar. En el camino se me olvido el motivo de ir a casa… y empecé a caminar despacio mirando a la gente… un grupo de chicos jugando tenis me distrajo… tanto tiempo que no jugaba un partido de verdad… los chicos me invitaron a jugar por que tenían una raqueta extra… justo de color rojo… la tentación fue demasiada… necesitaba jugar…

Una hora más tarde llegué a la casa, todavía estaba sudado… pero algo no estaba bien… no encontraba a papá… lo comencé a llamar pero no me contestaba… habría salido solo? Si era así era mi culpa por que yo tenía que cuidarlo… Algo me dijo que saliera al jardín… que ahí lo encontraría así que lo hice…

Papá estaba tirado en una de nuestras canchas rudimentarias con mi raqueta en la mano y un montón de bolsas alrededor de él… las bolsas cuando me acerqué eran de comida marina… un restaurante al que papá le encantaba ir en época de verano… se lo había comido todo… estaría en una especie de coma? Por que no me respondía por más que intentaba moverlo…

-“Papá…?” - pero nada. Tomé mi celular y volví a hacer la llamada que había hecho hacía un poco más de un año

-“911 cual es la emergencia?” – lo demás sucedió como por arte de magia… mamá llego a la casa, Ryoga llego a la casa, la ambulancia llego a la casa pero todo fue demasiado tarde. Ya no había nada que hacer y eso era algo que lo sabíamos desde un inicio aunque él no murió ahí sino días después...

Los días siguientes eran algo que permanecía borroso en mi memoria, que por más que intentaba recordar no lo lograba. Solo tengo algunas imágenes en mi cabeza pero todo sin conexión… lo que más me acuerdo era mi mamá llorando… no lo podía soportar, me quería morir por que eso era mi culpa… me quede jugando… era mi culpa… debí tomar el bus… era mi culpa… era mi culpa… pero también era culpa de él poner a mamá triste… nos había dejado solos con el problema.Ahora solo tenía ganas de abrazar a…

-“Karupin!” – me desperté agitado en mi cama… no me había dado cuenta en que momento se me habían cerrado los ojos. Solo recordaba haber entrado a mi cuarto y sentado en mi cama… tan cansado había estado?. Donde estaba Karupin?

Desde lejos escuchaba una voz de mujer… esa era Nanako y la otra voz? Era de hombre… Me paré y caminé apoyándome con las paredes, los muebles y las cajas que aún no había desocupado de mi cuarto. Nanako y alguien más estaban hablando de mí en la sala… por que le tenía que contar mis cosas a esa persona? No tenía derecho a hacerlo…

Caminé muy despacio hacia la sala y me detuve escondido detrás de una pared… que tanto le decía?

-“Bueno y eso fue lo que paso ese día… Ryoma estuvo como loco cuando se dio cuenta que no estaba Karup…”

-“Quien no estaba? Karupin? Karupin salió a pasear eso es todo… ya va a volver…” – estaba tratando de controlarme para no matarla por abrir la boca cuando nadie le dijo que lo hiciera y encima a Momo… me hervía la sangre…

-“Ryoma… ya estas mejor? Me quede un rato con tu prima para esperar ver como estabas…”

-“Mentira! Viniste a averiguar cosas… y encima ella te cuenta todo abiertamente! Te odio Nanako!” – El no había venido a buscarme para llevarme a casa… el era el espía del equipo… él les iba a contar todo mañana cuando los viera. No aguante más y me lancé encima de ella… quería hacerle daño… quería pelearme con alguien

-“Detente! Déjala en paz!” – Momo trataba de hacerme a un lado mientras ella gritaba… a lo lejos escuché que mi mamá venía en camino. Traté de zafarme del agarré pero era muy tarde por que estaba suspendido en el aire pegándole a una persona invisible – “Ryoma quédate quieto… si recuerdas a mis hermanas sabes que esto no funcionara! Deja de comportarte como un chiquito malcriado… estoy seguro que tu no quieres ser así…” – como podía estar seguro de eso… hermanas? Yo conocía a sus hermanas?

-“Ryoma! Deja a tu prima en paz! Yo le pedí a Momo que te ayude cuando estes en el colegio… en que no te acuerdas que es tu amigo? Momoshiro? A quien le escribías casi a diario?” – me quede quieto… no solo por que me había cansado sino por que eso me hacía recordar la promesa… yo había escrito cartas muchas veces y se las había mandado a…

-“Momo sempai?” – me soltó con cuidado… sentía que se me había metido algo al ojo por que sentí esa sensación ardorosa en ellos… luego el me abrazo y se me hizo un nuco en la garganta. Me volteé para ver a mi prima que seguía asustada y llorosa sentada en el sillón – “Lo lamento mucho Nanako… en verdad yo no quise…”

-“No te preocupes… lo comprendo… mejor regresa a tu cama para que descanses si?”

-“Ve a tu cuarto que te voy a llevar tus pastillas de una vez” –asentí y comencé a caminar hacia mi solitario cuarto al final del pasillo.

-“Puedo acompañarte?” – Momo se ofreció a hacerme compañía y yo acepté al igual que mi mamá.

Los dos entramos a mi cuarto que aún no lo había terminado de ordenar. Tenía demasiadas cajas por todas partes y mi cama era lo único armado a demás de mi escritorio y mi velador. Le ofrecí asiento pero el estaba más ocupado intentando caminar por entre las cajas.

-“Aún no has vaciado las cajas… quieres que te ayude?”

.”Si quieres…” – él tomo la cajas más grande y la puso encima de mi cama, justo a mi lado.

-“Wow! Tienes muchas copas y trofeos… medallas… estatuillas… esta la reconozco… esta es del campeonato!” – Momo se estaba poniendo a revisar cada uno de mis trofeos que solo eran una cruel memoria cada vez que los miraba – “Los pongo en esta repisa? Deberías ponerlos ahí para exhibirlos y que cuando la gente venga a visitarte los pueda ver…”

-“Nadie va a venir a visitarme por que no saben donde vivo… además mi cuarto es muy pequeño como para que entren todos…”

-“Pues deberían entrar aunque sea de uno en uno… ellos querían venir a verte hoy pero no sabía si podrías recibir visitas así que no los traje..” – felizmente no los trajo.

-“Momo sempai… te puedo pedir algo?”

-“Dime…”

-“Promételo!”

-“Debe ser algo muy serio para ti al parecer… esta bien…. Lo prometo!”

-“No le digas a nadie que estoy enfermo… no quiero la lástima de nadie más”

-“Bueno… eso esta algo difícil de prometer por que ellos ya saben que estas enfermo… lo que no saben es que tienes. En cuanto a lo de la lástima nadie la tiene… si lo dices por mí yo estoy aquí por que somos amigos y punto”

-“De repente soy tu amigo… pero para los demás soy otra cosa. No le digas a nadie por favor… mira que lo prometiste!”

-“Yo te lo prometí, no se lo diré a nadie pero acuérdate que tarde o temprano Inui lo va a descubrir y quiero que conste que no seré yo quien se lo diga”

-“De acuerdo entonces” – mamá entró a mi habitación cargando un vaso gigante de agua y mis pastillas. Odiaba tomar pastillas en especial por que jamás podía pasármelas enteras y me las tenían que partir.

-“Acuérdate que tienes que descansar hijo… no te canses mucho. Veo que al fin tu cuarto lucirá ordenado… gracias Momo por ayudarlo… a mi no me deja poner nada en los estantes” – Momo me miro con curiosidad como preguntándome el porque de eso. Yo simplemente no quería ver los trofeos y apenas se fuera trataría de volver a ponerlos en su caja y esconderlos en alguna parte de este pequeño departamento. – “Momo por favor pídele que después no los vuelva a guardar… los trofeos se ven bien en su cuarto” – diciendo eso mamá salió huyendo de mi cuarto y me dejo solo otra vez.

-“Por tu cara debo decir que en verdad pretendías volverlos a guardar… por que no quieres tener tus trofeos?”

-“Es tan difícil adivinarlo Momo? Eso me recuerda muchas cosas y yo… no puedo jugar como antes… me canso muy rápido… esta enfermedad es un fastidio!”

-“Bueno… no te voy a negar que si es un fastidio pero… tus trofeos no tienen la culpa de eso. Yo preferiría recordar a olvidar…” – mientras Momo seguía hablando de sus motivos por los cuales él exhibiría los trofeos yo estaba comenzando a quedarme dormido… sentía como se me cerraban los ojos… donde se habría metido Karupin?

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Solo pestañeé un par de veces pero a la tercera volví a abrir mis ojos completamente pero el entorno había cambiado. Mi cuarto estaba oscuro y la luna se dejaba ver por la ventana. Mis trofeos habían sido puestos a lo largo de la repisa pero Momo ya no estaba ahí. En que momento me había dormido? Que tan tarde era?

Giré mi cabeza hacia mi velador para ver mi despertador… ya era de madrugada… debía haber dormido por lo menos unas seis horas. Tenía sed y hambre… mi estómago hacía ruidos horribles pero no iba a despertar a nadie.

Caminé hacia la cocina y abría la refrigeradora… había una sección especial para mi en la parte de abajo. Ahora no me provocaba agua… quería leche y quizás algo para masticar… mamá me había dejado un pedazo de carne y un poquito de arroz. Suspiré con resignación y metí mi plato al microondas.

La comida no tardo mucho en ser masticada y ya con el estómago lleno tenía más fuerzas aunque nada de sueño, después de todo había dormido toda la noche. Regresé a mi cuarto y con la luz prendida de mi velador comencé a hacer mis tareas…

TBC...

 

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