Clasificacion: R por que me gusta la violencia
Pairings: Brotherly Love

Capítulo 2: Dad´s Loving Way…

Recuerdo que todo en la casa jamás fue felicidad. Papá trabajaba básicamente para pagar las cuentas y la comida, mamá compraba cosas como ropa, o cosas necesarias para la casa. Recuerdo que siempre peleaban, se gritaban y se tiraban las cosas, muchas veces no pudimos dormir por el ruido. Lo que más me asustaba era el hecho en que mamá se encerraba en el curto mientras que papá salía a beber. Cuando regresaba entraba gritando y tumbando las cosas como si no supiera caminar bien. Cuando abría la boca olía horrible pero para entonces no sabía de cosas tan desagradables.

Recuerdo que en una de esas peleas la cosa se agravó, apenas teníamos cinco años. Me puse a llorar por el ruido. Me desperté asustado, había tenido un sueño terrible. Soñé que mi hermano se había ido con mamá, soñé que me dejaban con papá. Traté de levantarlo para contarle pero no me respondí. Salí a buscarlo pero no lo encontré, al único que vi fue a papá, tome aire y valor y le pregunte por ti. Me chocó cuando me respondió con su voz apagada y extraña, esa voz que siempre ponía cuando bebía, me dijo: ‘Idiota, tu mamá nos abandonó hace una hora. Ella se llevó a tu hermano’. No recuerdo haber llorado tanto por esa época.

Menos mal te volví a ver, menos mal mamá no te alejó por completo de mí. Te veía casi a diario en el kinder, hablábamos y jugábamos todo él tiempo, hasta que ella venía a recogerte, yo me iba a pie. Varias veces lloré por que ninguno de los dos parecía quererme hasta que por fin pude conocer a papá. Estaba yo durmiendo en mi cama, hacía demasiado frío, imagínate, tanto frío debió haber hecho que papá entró a mi cuarto y se echó a mi costado. Papá nunca hizo eso. Me abrazó por a tras agarrándome la cintura, al principio me asusté y lo miré para preguntarle que hacía en mi cuarto. Papá me dijo que me quería, me quería mucho y esta era su manera especial de darme amor. Yo estaba feliz, tenía mucho amor para darle así que dejé que todas las noches viniera a abrazarme y besarme.

No había nada de malo que de pronto papá me empezara a querer algo, yo no iba a desaprovechar esta oportunidad. Pero algo me inquieto. Una de esas noche papá metió su mano a mi pantalón, me acorde que la profesora nos había dicho que no estaba bien que alguien hiciera eso. Paré a papá y le dije lo que nos había explicado la profesora. Mi papá se rió, me dijo que era verdad pero él era mi papá y él si podía hacerlo. Me dijo que esa era una caricia especial que solo daban algunos papas para demostrarles a sus hijos cuanto los amaban. Yo estaba feliz de oír eso y le permití tocarme por todas partes aunque debo de admitir que siempre me incomodo. Supuse que estaba bien, para ese entonces no sabía casi nada del mundo, para mí en ese momento era de lo más normal.

Recuerdo algo más. Recuerdo que papá me dijo un día que llegó tarde que yo nunca le había demostrado amor, tenía razón. No supe que decir ni que contestar solo le pregunte como podía demostrarle mi cariño, el se rió y me dijo como. Se sentó en mi cama y se bajó los pantalones. Me asusté cuando lo vi, nunca lo había visto desnudo. Me acerco hacia él y me hizo arrodillar. Levantó su miembro por arte de magia y me dijo que hiciera como si fuera un chupete de caramelo. Hice lo que me indico, lo metí en mi boca y fue la experiencia más horrible de ese entonces. Tenía un sabor ácido, no podía decirle a papá que no me gustaba por que sería como decirle que no lo quería. Mientras estaba pensando en si decir la verdad o no sentí un chorro líquido que salía de mi boca, me atoraba. Traté de botarlo pero papá me ordeno que me lo pasara y así lo hice. Demostrarle amor todos los día a mi papá fue una experiencia muy poco agradable.

Otro día papá se apareció en casa con un amigo. Papá me dijo que el señor no le creía que yo lo quería tanto. Me pidió entonces que le mostrará al señor cuanto lo quería. Tuve que hacerlo, no podía dejar que papá no se sintiera querido. Cuando termine papá me llevo a un lado y me dijo al oído que ese señor estaba triste por que su hijo no lo quería tanto como yo a él y si tenía compasión que le diera algo de amor. Yo no vi a ese señor en ningún momento triste pero aún así obedecí. Al final de la noche el señor le dijo a papá que esperará a que cumpliera los seis. No se que interés tendrían en que cumpliera seis años pero esa idea también me gustaba.

Con Kouichi habíamos llegado a la conclusión que los seis años serían lo mejor por que iríamos al colegio juntos y tendríamos muchos amigos. Pero para mi cumpleaños faltaban dos meses. Esos dos meses se pasaron volando y si bien aún no era tiempo para ir al colegio seguíamos en el kinder. Ese día soplamos las velas juntos en el salón. Tenía la idea que después de clases nos llevarían por ahí para hacer algo divertido, pero solo fue mi idea. Mama como siempre te separó de mí y te llevó a celebrar tu cumpleaños a otro lugar. Mi fiesta de seis años fue en casa con mi papá y sus cinco amigos. Si tengo que decir la verdad los seis años fue mi peor cumpleaños. Lloré todo el rato, no me pude parar, no fui al kinder en una semana. Cuando volví me sentía diferente al resto, ya no era yo, me lo hiciste notar varias veces pero yo no lo iba a aceptar, no te lo podía decir, mis aventuras con papá pasaron a ser un secreto entre él y yo, un secreto que me era muy difícil olvidar por más que lo intentaba.

Creo que esa fue la etapa en que empecé a evitar poco a poco a la gente, a todos menos a ti. Quise contarte lo mal que la había pasado pero no pude. Razón número uno por que papá me lo había prohibido sino algo malo te podía pasar y la segunda razón por que me daba vergüenza contarte esas cosas, estaba sumido entre tantos pensamientos acerca de eso, no quería que la gente pensara mal de mí, pero sobre todo no quería que te sintieras mal por eso.

Si bien los seis años no fue exactamente lo mejor si tuve algo de suerte. Iba al colegio contigo y habíamos logrado hacer un par de amigos. Siempre recordaré a Izumi, una niña rubia muy llorona y a Takuya, un chico con un cabello del color de chocolate. Quien diría que a tus mejores amigos los conoces en el colegio. Los cuatro éramos inseparables salvo a la hora que yo tenía que volver a mi casa a seguir viviendo en mi infierno.

Papá empezó a llevar a sus amigos solo los fines de semana por lo que nunca quería que acabara el colegio. Todos eran felices a la hora del recreo del viernes por que sabían que sus papas los llevarían a acampar o al cine o a alguna feria, todos tenían un motivo para portarse bien durante la semana. El único diferente era yo. Yo no tenía un motivo para vivir durante la semana; yo tenía un motivo para vivir durante el fin de semana y eso era verte a ti el lunes, mi motivo era llegar vivo para ir al colegio y salir de ese lugar.

Recuerdo haber estado en dificultades varias veces en el colegio, varias veces estuvieron a punto de descubrir el secreto pero para suerte de papá nunca lo hicieron por que siempre salí con excusas ingeniosas, excusas que serían muy difíciles de darse cuenta. Lo único que tenía que ocultar eran los moretones pero muy pocos eran hechos en la cara, la mayoría se disimulaban muy bien debajo de la ropa. Fue mala suerte que nadie sospechara nada pero igual no me arrepentía de nada, me alentaba con solo saber que tu estabas mejor que yo.

Te acuerdas cuando me caí de las escaleras en segundo año? Todos pensaron que me había resbalado por que el piso estaba mojado. La verdad no fue por eso. Papá había estado de mal humor el día anterior y se había desquitado conmigo, con las justas pude llegar a clases y que el piso estuviera mojado en medio de todo fue una bendición por que sino no hubiera podido explicar los moretones y mi torcedura de brazo. El que dijo que las cosas a veces pasan por suerte tuvo razón, así mi vida estuviera llena de mala suerte las cosas buenas suelen pasar.

Yo se que todo tiene un propósito en esta vida. La leche te hace crecer, las moscas te enferman pero te inmunizan de varias enfermedades así que yo también tenía que tener un propósito. Si bien no servía para muchas cosas por lo menos te podía salvar de papá. Yo se que proteger es obligación del hermano mayor pero en este caso me toco a mí ya que tú me habías protegido muchas veces intercediendo por mí y yo sigo eternamente agradecido por eso. Me acuerdo la infinidad de veces en que mamá me quería pegar con la sartén por que había roto su vaso favorito, también rompí sus floreros mientras hacía la limpieza, algunas tazas murieron mientras las lavaba, me gané muchos gritos y jalones de oreja por eso pero gracias a ti no paso a más. Tu siempre hallabas la solución para defenderme como que ella había dejado mojada la mesa, que el lava vajillas era muy grasoso o que la taza ya estaba muy vieja; mamá siempre te hacía caso.

Con papá las cosas eran muy diferentes después que te fuiste. Ya no tenía lo que decía él ‘mi abogado’, con él sí recibía el castigo completo y con creces. Según papá, su plan era hacer de mí un chico de provecho, alguien que pudiera hacer las cosas bien y para eso me iba a dar de golpes como si fuera un televisor descompuesto. Lo primero que hizo fue darme tareas, según él responsabilidades que tenía que cumplir a diario. Al principio me fue muy difícil por que a los cinco años el menú que puedes preparar es muy limitado, conforme iba recibiendo golpes iba ampliando posibilidades. Pero la cocina no era mi única responsabilidad, como te dije conforme pasaba el tiempo iba teniendo más y más, ahora no solo cocino, también lavo, limpio, reparo, ordeno, y me encargo de ‘entretener a papá y sus amigos’ cuando vienen con ganas a casa.

Detesto cuando eso pasa en especial los días de semana por que se me hace muy difícil regresar al colegio. Mover un músculo ya es una tortura china, imagínate caminar todo el camino al colegio cargando la maleta sobre mi ya adolorida espalda. No me quejo, es mi castigo. Es mi castigo por haber nacido. Como te dije antes yo pensaba que papá me quería y en definitiva si me quiere… pero en su propia y retorcida manera… así es la manera de papá, su manera de amarme, su concepto de tortura…

TBC