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¿Rito toledano o mozárabe?

    Corría el siglo XI en España. La Reconquista había tomado un gran impulso con Alfonso VI que no sólo había conseguido la unidad de los reinos de Castilla y León, sino que también conquistó Toledo a los árabes. Este monarca no sólo quiso dar un impulso a la Reconquista sino también a las costumbres viejas castellanas y también a la arraigada iglesia. Una de las cuestiones que más polémica creaba en esta época es la de realizar la Santa Misa bajo el rito toledano o mozárabe (era el rito que seguían los cristianos que se encontraban en territorio árabe).

   En diversas ocasiones, los papas habían intentado imponer la uniformidad en este rito suprimiendo el mozárabe, pero siempre encontraron la obstinada resistencia de los cristianos de España que se aferraban afanosamente a sus tradiciones y querían seguir con el rito con el que adoraban a Dios en los amargos días de la ocupación musulmana. Finalmente Alfonso VI decidió ser el impulsor que introdujera definitivamente la unificación del rito en España. Pero fue tal la resistencia que encontró entre sus súbditos que no pudo pensar otra cosa que no fuera la de dejar tal cuestión a juicio de Dios. Para ello decidió que dos guerreros pelearían por uno y otro rito , el vencedor por gracia de Dios sería el que decidiera la cuestión.

    El rey designó al que iba a batallar por el rito romano también llamado toledano, y el pueblo nombró al que iba a defender el rito mozárabe, éste último se llamaba Juan Ruiz de las Matanzas.

    El día designado para el torneo, acudieron nobles y vasallos, también asistió el rey acompañado de su esposa, de los altos dignatarios civiles y religiosos. En el combate entre ambos guerreros la suerte se decidió por Juan Ruiz. Todo parecía resuelto, pero no se cumplió lo prometido y seguía imponiéndose en las celebraciones de la Misa el rito romano.

    Grande fue el malestar de las gentes y el problema tenía tintes de tornarse en rebelión, por lo que se decidió realizar una nueva prueba que no tendría esta vez rincón para la duda: la prueba del fuego.

    Así, se ordenó que el pueblo se reuniera en una amplia plaza. Se preparó una pira de leña seca, con asistencia del rey y sus caballeros, se ordenó echar en el fuego dos misales, uno del rito romano y el otro del rito mozárabe, aquel que permaneciera sin arder sería el válido para todos.

    Ante la emoción de todo el mundo se arrojaron a la enorme masa de fuego los dos libros. Inmediatamente uno de ellos saltó fuera de las llamas si haber sufrido daño alguno, el otro se convirtió en cenizas. El que había quedado intacto era precisamente el mozárabe. El pueblo tuvo un extraordinario regocijo pensando que por fin la voz de Dios había dado su parecer. Sin embargo el tiempo pasó y la decisión de los teólogos y del rey fue contraria de nuevo, pero temiendo la ira popular, se respetó el rito mozárabe en la ciudad de Toledo y se impuso el rito romano en el resto del territorio cristiano.

    Con ocasión de aquel acontecimiento data el proverbio "Allá van leyes do quieran reyes"

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Podemos aplicarlo a la época actual, donde muchos conocen las escrituras y la voluntad que Dios nos legó en ellas, y sin embargo muchos las interpretamos o ignoramos a nuestra conveniencia. Es algo que viene de antiguo y que incluso algunos reyes practicaron.

«Pedro de Mingo»

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