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El viejo Cronos tuvo, entre otros hijos, a Zeus, Hades, llamado también Plutón, y Poseidón. Sabemos que Zeus llegó a ser el rey del Universo; Hades, en cambio, era rey del Infierno, al que los griegos daban el nombre de Tártaro. A Poseidón, le había correspondido el dominio del mar.

Poesidón, el Neptuno de los romanos, era un dios muy hermoso, con largos cabellos de color azul obscuro, una barba del mismo color, y ojos espléndidos, que reflejaban las profundidades de los abismos marinos.  Habitaba con su bellísima esposa Anfitrite en un palacio magnífico, adornado de perlas, en torno al cual se levantaban otros palacios, todos igualmente bellos, donde vivían las demás divinidades marinas de su corte.

Poseidón no estaba siempre en las verdes profundidades de los océanos; de vez en cuando subía a la superficie en un carro de cuatro caballos de cascos de plata y crines de oro. Se sentaba en el carro con su esposa y le seguían las divinidades de su reino, los delfines, los tritones y las nereidas. Entre sus servidores, estaban también las sirenas, que eran doncellas bellísimas, mitad mujeres, mitad aves o peces, pues de ambas maneras se las representa, que cantaban maravillosamente y atraían a los navegantes para hacerlos perecer.

Mariluz

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