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¿Cuándo
y como descubriste que eras poetisa?
- Yo era muy chica, no sabía leer, ni escribir. Aunque tuviese una familia numerosa,
hasta los 6 años yo sólo hablaba con mi hermanito mas joven, y que tenia la
síndrome de Down. Ese hermano me oía, y compartía conmigo la magia del sonido
de las palabras que inventábamos y que rimaban con el canto de los gallos, con
el ladrido del perro, con el barullo del viento. Nosotros nos entendíamos. Cuándo
el viento hacía barullo, él levantaba su dedito indicador y nosotros mirábamos
en la misma dirección, para ver cómo reaccionaba la naturaleza y escuchar lo
que ella decía. Nos quedábamos atentos para oír el silencio que tras el trueno
venía y el inmediato resucitar de los ruidos. Nos gustaban las tempestades y
de dormir con la ventana abierta, mirando al cielo. Después de su muerte, me
quedé algún tiempo callada. Hasta que un día mi tío, Renato, me declamó un poema
para que yo durmiese. Tenía ritmo y no era música. El tal de Olavo Bilac también
oía estrellas y mi tío comprendía. ¿Entonces Olavo Bilac y mi tío eran mongoloides?
¡No! Ellos eran poetas. ¿Entonces mi hermanito y yo también éramos poetas?
¿Encuentras diferencia entre la poesía de los hombres y de las mujeres?
- Esta ha sido la pregunta más difícil de esta entrevista. Hice varios intentos
de elaborar una respuesta. Lo que escribía en un día, no me sentaba bien en
el otro. Decidí olvidar la opinión de todos y responder a mi gusto. Me despojé
de las ideas preconcebidas y entré en la dimensión de la poesía en estado bruto.
Allá dónde ella no necesita ser escrita ni hablada. Sólo sentida. Allá no encontré
ninguna diferencia entre la poesía del hombre y de la mujer. Me quede feliz.
Pero volviendo a la realidad, aquí, en el papel, en la palabra, o en cualquiera
forma en que la poesía se materialice, hombres y mujeres se expresan, aunque
de forma diferente. Raros son los poetas que escriben sobre cualquier tema,
exentos de la carga cultural que acompaña la educación diferenciada entre hombres
y mujeres. Pocos poetas hombres escriben sobre el cotidiano, por ejemplo. Es
un tema que no exige conocimiento especializado y por eso les parece que les
disminuyen su capacidad intelectual. Los hombres tienen por obligación siempre
afirmar sus conocimientos, su dominio, su inteligencia, su masculinidad, su
superioridad. La poesía del hombre es una poesía exteriorizada, para criticarla,
analizarla, comparararla. Es una poesía con pretenda utilidad. Tiene que comprobar
alguna cosa para alguien o para un determinado grupo o segmento. Normalmente
viene cargada de argumentaciones y es conclusiva. La de la mujer, por otro lado,
es más intimista y cuestiona mucho más. Deja que el lector saque sus conclusiones.
Es después de la lectura de un poema típicamente masculino que yo, como lectora,
me quedo con la obligación de concordar, o no concordar con el poeta.
Y es al término de una poesía con lenguaje femenina, yo me quedo con la sensación
de que me haya gustado o no la poesía. Esta diferencia sutil, no es buena ni
mala. Es a penas una constatación personal. Cuándo se escribe sobre sentimientos,
las mujeres llevan ventaja: pueden exponer con claridad los sentimientos humanos
más íntimos, sin grandes penalidades. A final, son las mujeres (ese juicio es
gritaste). Aún hoy son consideradas emocionalmente débiles, incultas y románticas
. A las mujeres se las permite la contradicción (al final, ¿Quién entiende las
mujeres?, ¿No es así?) Y es una escrita en la primera persona del singular,
en el presente del indicativo: yo lloro, yo soy traída, usada. Yo tengo miedo
de la muerte, de quedarme sola, de la vejez, de la incompetencia, del paro,
del futuro. Yo tengo odio de ese hombre, yo amo esa mujer, yo estoy insegura,
ansiosa, confusa. Los hombres son severamente criticados si entran en contradicciones
o admiten ser inseguros. Ni las propias mujeres les perdonan. Para exentarse,
generalmente usan la tercera persona, cuándo expresan sentimientos y los expresan
en el pasado o cómo preocupación del futuro.
Entonces, creo que es eso. La sensibilidad de los hombres y de las mujeres es
igual, pero al exteriorizar, la poesía sufre mutaciones y mutilaciones de los
juicios.
¿Si volvieras a nacer, serias nuevamente poetisa y porqué?
- Si, pero con una condición: Que todos los que renaciesen, también fuesen contaminados
por la esencia de la poesía. Estoy segura que en poco tiempo la tierra volvería
a ser un paraíso.