-Por favor, dame una respuesta. El predicador le preguntó:
- ¿Qué es lo que quieres?
- Quisiera tener un hijo, soy estéril.
El predicador le dijo:
- Anda nomás, si te encuentras un animalito, tómalo con tus manos, cárgalo y no le tengas asco.
La mujer fue a visitar a su hermana. Allí sus atolondrados sobrinos estaban jugando en el lodo. Uno se levantó y se le acercó. La mujer lo rechazó y lo alejó con las siguientes palabras:
- ¡Oye, lárgate, me vas a ensuciar con el lodo!
La madre lo cargó y lo limpió. La mujer esperó en vano todo un largo año, pues no salió embarazada.
Nuevamente fue donde el predicador para preguntarle:
- ¿Por qué razón no he tenido un hijo?.
El predicador le dijo:
- ¿Acaso no has visto los animalitos de los que yo te hablé?.
- No.
- Sí los has visto, y no los has cargado con tus manos.
- No, no he visto ninguno.
-Escucha. Fuiste a visitar a tu hermana. Tus sobrinos jugaban en el lodo. No quisiste saber nada cuando uno de ellos se te acercó y de inmediato lo rechazaste. En cambio, su madre, tu hermana sí lo cargó, a pesar de lo sucio que estaba.
El predicador continuó:
- No tendrás hijos. Sólo la mujer que ama a los niños puede tenerlos.
La mujer se fue y perdió la esperanza de ser madre alguna vez. V