La
Argentina actual.

La
Argentina de 2008 es contradictoria y creciente, con un tipo de cambio
de $3,06 = U$S 1,00, los dueños de los campos se enfocan mayormente en
la exportación de soja, obteniendo grandes ganancias, las empresas
fabrican productos para el mercado interno y para la exportación
obteniendo grandes márgenes de rentabilidad a costa de mano de obra
barata y grandes subsidios que sostienen los precios de los servicios
públicos al mismo valor (en pesos, pero mucho menos valor en dólares)
que en los años ’90.
Mientras
las industrias crecen y demandan más energía y se vuelven a instalar
beneficiadas por la devaluación, el Estado no invierte en la producción
de energía y las mismas empresas tienen que ceder sufrir interrupciones
en su producción por tener cortes de luz o gas por una falta de
panificación de la demanda energética en función del crecimiento.
Mientas
la moneda está estable, e incluso está bajando levemente el dólar, la
inflación se mantiene en un 1,5% anual según el INDEC y según la
realidad en 20%, pero es una inflación injustificada que responde a la
poca oferta y la gran demanda de productos, es así los argentinos “somos
víctimas de nuestro propio éxito”... Además el nivel de desempleo está
bajando, pero cada vez hay más pobres y eso lleva a más delincuencia que
la vemos en los noticieros, aunque muchos la sufren en carne propia.
Mientras
viajar en el tren “Gran Capitán” desde Posadas hasta Buenos Aires toma
más de 20hs de pura incomodidad y malestar a un precio irrisoriamente
barato y el transporte interurbano en ferrocarril es una bazofia, el
Gobierno anuncia la ambiciosa obra de un Tren Bala que unirá las
ciudades de Mar del Plata, Buenos Aires, Rosario y Córdoba.
La
Argentina de 2008 es contradictoria, porque mientras en Japón crisis
significa oportunidad, en Argentina la oportunidad es una crisis.
“La Krisis de la abundancia”.
Nunca mejor
definido, Cristina Fernández tiene razón en decir que ésta es la crisis
de la abundancia, porque abunda mucha soja y mucho dinero y el Estado
pretende retenerlo para así poder construir obras que sino no se podrían
realizar, es ahí cuando puedo hacer mención al famoso, emblemático,
discutido y cuestionado “Tren bala” que unirá la ciudades de Mar del
Plata, Buenos Aires, Rosario y Córdoba, personalmente me declaro
totalmente a favor de su construcción, ya era hora que lo hicieran, es
mas ¿por qué no lo hicieron antes?, porque ahora lo mas lógico sería
postergarlo un poquito, en virtud de la necesidad de la construcción de
obras públicas sanitarias de primera necesidad, ¿no?.
Hoy por hoy el campo
se disputa con el gobierno un gran desacuerdo por las retenciones que
quiere imponer el Estado sobre la exportación de soja, un producto que
se exporta en mas del 90% de su producción total y menos del 10% es para
los argentinos, un producto que requiere poca mano de obra para su
obtención y además daña la tierra en donde se cultiva si no se aplican
los tratamientos adecuados. El gobierno parece haber encarado mal el
asunto de las retenciones desde el inicio, porque apuntar al bolsillo
de un argentino es como quemarle en la cara a un estadounidense su
propia bandera, es decir, el enfoque tendría que haber sido mas
ecológico y diplomático, alegando que “tener una producción de
monocultivo de soja no solo condiciona el bienestar de las tierras
argentinas sino que además perjudica al mercado interno, el cual
escasamente consume dicho producto que es en su mayoría destinado a la
exportación. Además un exceso en el cultivo de soja provocaría una
escasez en otros productos lo que llevaría a una inflación en el costo
de la canasta básica. Por eso disponemos un impuesto a la exportación de
la soja”, o algo así, también se podría haber establecido un “área de
cultivo”, es decir: podes cultivar soja hasta en el 60% de tu campo,
aunque esto último suene más a una pseudos-expropiación de la propiedad
privada y hasta contradictorio con la economía misma.
El
problema es que el Estado encaró el problema desde un punto vista
económico apuntando directamente a retener (quedarse) mas del 40% del
ingreso que los ruralistas obtienen por la exportación de soja, ¡una
monstruosidad de plata!. Pero que el árbol no nos tape el bosque, es
decir que debemos preguntarnos: ¿Para qué va a utilizar el Estado
Argentino el dinero de las retenciones de los ingresos de los
ruralistas?, las respuestas pueden ser varias, algunos mal pensados
podrían alegar que quienes están en los cargos mas altos (Fernández3)
podrían guardar ese dinero en sus arcas para sus futuras generaciones;
otros podrían decir que es para financiar el famosos y controvertido
tren bala; yo les puedo decir que no nos quejemos, porque ese dinero de
las retenciones es para nosotros, para “el pueblo mismo”.
Cristina
Fernández de Kirchner es como Robin Hood, le quita a los que mas tienen
para darle a los más necesitados, pregonando con un discurso que dice
que hay que hacer una mejor “redistribución de la riqueza”, pero parece
que fuera “a la cubana”, con subsidios, mas subsidios y mas subsidios y
subsidios a los subsidios. Pero no desesperen, porque todos nos quejamos
de los dichosos subsidios pero hacemos uso de ellos, cuando viajamos en
colectivo, cuando pagamos las luz, el gas, el teléfono, cuando cargamos
nafta en nuestros autos, cuando los ruralistas llenan sus camiones con
gasoil para llevar la soja al puerto, todos utilizamos esos subsidios
que son los que sostienen estable a una economía que aunque presenta un
índice de inflación bastante alto, está lejos de lo que debería ser,
porque todos los servicios públicos deberían costar, al menos, el doble.
Es por eso que en éste momento, donde los sueldos argentinos son tan
bajos en relación a lo que deberían ser, las retenciones y los subsidios
son un “bendito pecado”.
Por la
televisión también apareció publicidad oficial que anunciaba sobre las
retenciones y sus “beneficios” a fin de obtener el apoyo popular, pero
lejos estuvieron de lograrlo, la campaña mediática contra el Estado es
fuerte, y aunque todo apunte a que TN (Todo Negativo) es el
principal opositor, los demás medios de comunicación aportan lo suyo.

En el
acto mas reciente de Cristina Fernández se hizo específica mención a
algo que no estaba del todo
claro, el destino
que se le daría al dinero de las retenciones, en esa oportunidad la
presidenta que ganó con el 45% de los votos aclaró que sería destinado a
“obras públicas” de salud, pero el problema es aún mas complejo, porque
el dinero que le retienen a los propietarios de los campos va a parar al
“fondo común”, es decir a la Nación y no queda en las respectivas
provincias de dónde nacen esas acaudaladas sumas de dinero, a mi
entender eso es una súper-injusticia, porque justo sería que un
porcentaje menor (y no todo) fuese destinado a Nación, ya que mas tarde
las provincias deben pedir a la Presidente el dinero que por derecho les
pertenece para destinarlo en las famosas “obras públicas”, ya sea de
salud, vialidad, seguridad, educación, etc., esa fue la gota que rebalsó
el vaso.
Hoy ya
van más de 100 días de conflicto desde el inicio del “paro” del campo, y
sin tener conocimiento de causa estimo que el Estado lleva más dinero
perdido del que podría haber ganado, debido al cierre de exportaciones
por voluntad de los productores.
Además
hay que rescatar que el Estado no solo perdió dinero sino que también
perdió popularidad. El dinero que perdió el Estado lo destinó en
mostrar su fortaleza con distintos actos políticos en Plaza de Mayo, que
para empezar con la historia de la “distribución de la riqueza” muchas
personas desempleadas o al menos interesadas en un dinero extra
aceptaron subirse un micro para viajar desde distintos puntos del
conurbano bonaerense y desde otras provincias para ir a “un acto en
Plaza de Mayo para apoyar al gobierno”, se ve que éste gobierno es débil
que hay que ir a apoyarlo...
Los
actos políticos a mi me parecen patéticos, a los peronistas les gustan
mucho, es su estilo, yo no lo comparto, yo prefiero que se use la Cadena
Nacional, algo que Cristina Fernández usa a menudo. El problema de los
actos políticos es que generan un caos en el tránsito, cortes de calles,
interrupciones en algunos servicios (por asuetos, aunque para los
empleados es una bendición), todo eso como mínimo si no es que no hay
violencia.

La
realidad es que en los últimos 100 días el país solo habla del “campo y
el paro”, a muchos le parecerá algo ajeno, pero el problema es que el
descontento está llegando, porque las formas de protesta que se conocen
en éste país son o hacer ruido con una cacerola o cortar una ruta, la
primera la sentimos hace poco masivamente, la segunda la padecen todos
los viajeros, que por cortes de los campesinos o de los camioneros se
bloquea todo, incluso el ingreso de alimentos a la Capital Federal que,
por suerte para los que vivimos en ella, está siempre indiferente a
todo, porque si las provincias son el “interior del país” la capital es
“el exterior”.
Los
cortes de ruta perjudican a las automotrices que dieron cese de
actividades a sus empleados con goce del 70% del salario por
desabastecimiento de auto partes, también lo padecen los hoteleros que
con tantos fines de semana largo uno no puede salir con el auto por
miedo a los “piquetes”, eso sumado a que uno sabe que de Capital sale
con nafta, pero conseguir nafta en el interior es otra cuestión.
Y pensar
que todo esto es nada más por el aumento de un impuesto...
“Redistribución de la riqueza”.

“La crisis de la abundancia”
es porque lo que abundan son los conflictos y discusiones y lo que
escasea es la armonía, el sentido común y la idea de explotar lo bueno,
ya sea lo poco o mucho que tengamos. Cristina hace mucho hincapié en sus
discursos en el tema de la “redistribución de la riqueza” y en sus
sueños debe rondar el por qué en un país con tantos alimentos hay gente
que no tiene para comer, la realidad es que la gente que no tiene para
comer no es porque ve su bife de chorizo viajar a Alemania sino porque
no tiene dinero para ir al supermercado a comprar lo que necesita.
El
problema está justamente en que la idea de la “redistribución de la
riqueza”, a mi siempre me pareció una idea amorfa, es decir, es un
concepto muy socialista y que no incentiva al crecimiento nacional de un
país ni al crecimiento personal de una persona, valga la redundancia.
Algo que incentivaría el crecimiento de una nación y de las personas es
un concepto que a mi entender, desde mi escaso conocimiento y abundante
ignorancia, está lejos de estar en Sudamérica y sería algo tan
revolucionario como ELEMENTAL, se trata de la “dignificación del
salario”.
La
“Dignificación del Salario” permitiría que una persona con estudios
secundarios terminados y trabajando 8hs de lunes a viernes pueda
solventarse todos sus gastos por cuenta propia sin depender de terceros.
Es decir, el salario mínimo debe ser el equivalente a la sumatoria de
varios factores, como un mes de alquiler de un departamento de 2
ambientes promedio, un “changuito de supermercado” con comida y
elementos de higiene para todo el mes, transporte publico, gastos de
servicios públicos (luz, gas, teléfono –coherente con el año 2008- TV
por cable e Internet) y algo de dinero para recreación, (sería muy osado
pedir que hasta sobre algo para ahorrar, las industria del turismo
estaría agradecida), si siguieramos éste concepto el salario mínimo en
la República Argentina rondaría los $2.000 (unos U$S650 ó €400). Yo le
pregunto a las empresas de origen norteamericano y europeo: ¿Cuánto
deberían pagarle a alguien de su país de origen por 8hs de trabajo de
lunes a viernes?, estoy muy seguro, estoy convencidísimo que acá siguen
sacando mucha mas rentabilidad.
Hoy el
salario básico en la Argentina es de $1.000. Yo soy de la idea de que es
mas importante apuntar al salario que al impuestazo cruel para destinar
ese dinero en obras para los que menos tienen.
Es hora
de pensar REALMENTE en los más necesitados y no con palabras huecas
sobre caridad y solidaridad, sino con ideas que hagan énfasis en los
“derechos humanos”, y creo yo que uno de los mayores derechos humanos es
el de percibir un salario digno por una actividad, que ese dinero le
alcance para solventar sus propios gastos. La idea es aun mas profunda,
porque buenos salarios implican también mayores gastos, mayores demandas
y, casi por lógica si hay mas demanda hay mas inversión y si hay
mas inversión se generan mas puestos de trabajo.
Es hora
de dignificar la mano de obra, porque una de las cosas que me resulta
repulsiva de vivir en devaluación es que percibimos menos dinero que un
europeo o un estadounidense por hacer exactamente el mismo trabajo, y
por consecuencia de tener un peor poder adquisitivo nos lleva a un peor
estándar de vida. Y lo peor de todo es que el tipo de cambio es de 3 a 1
porque el Estado así lo determina, la realidad es que tras el
crecimiento continuo que se vivió desde que Néstor Kirchner tomó el
mando del país, revalorizaron mucho al Peso Argentino, que está
reprimido por el Banco Central, supongo yo, para contentar a los
productores del campo y a los industriales que no quieren perder un
centavo de rentabilidad.
Un
ejemplo que podría explicar un poco mas, si todavía hace falta, la
“dignificación del salarios” y de las personas, sería con los famosos y
molestos cartoneros, si digo molestos es porque con sus carros ocupan la
calle y a veces se complica para circular con los autos, suelen dejar
sus carros a veces a mitad de la calle y carecen de iluminación u “ojos
de gato” que reflecten la luz. Su trabajo consiste en separar la basura
y encontrar papel, cartón y aluminio que venden por kilo a distintas
empresas que lo reaprovechan. Ésta modalidad de trabajo nació después o
en conjunto con la crisis del 2001, y es destacable que al menos estas
personas no están robando ni delinquiendo, sino que están exponiéndose a
enfermedades por ganarse algo de dinero dignamente. Es ahí donde nuestro
Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Mauricio Macri,
debe entrar en acción y cumplir con lo que en su campaña prometió, que
era justamente dignificar el trabajo de los cartoneros, dándoles todo lo
necesario para que preserven su higiene y perciban un salario digno y en
blanco, con eso también serían menos personas que requerirían de los
servicios de los actuales hospitales públicos, o los que Cristina
Fernández pretende construir con las retenciones, porque estas personas
contarían con una obra social y podrían ir a clínicas privadas.
Esto de
la dignificación del salario es algo que siempre quise escribir y por
suerte hoy tuve la inspiración justa y pude concretarlo; me parece mas
justo que el Estado se ocupe de controlar que los salarios alcancen para
sobrevivir y respondan a todas las exigencias de las leyes de trabajo a
quietarle a los que mas tienen para seguir reprimiendo la economía. Es
eso lo que hay que perseguir: el cumplimiento de la ley y la dignidad
salarial y laboral en virtud de hacer no solo lo que es correcto sino
también lo que es mejor para un país que necesita mayor credibilidad y
respeto a las instituciones.
Y al final...
Y al
final esto no es un artículo periodístico, es solo una opinión personal
de cómo estoy viendo a la Argentina actual de 2008. Es sorprendente
pensar que estamos en un momento económico espectacular, con ventas de
autos 0km programas en mas de 600.000, lo que equivale a un record
absoluto, pero que a la vez el incremento en las retenciones provoca
malestar en la población, cortes de ruta y desabastecimiento (o mejor
dicho faltantes de algunos productos) que perjudican a otras industrias
no ligadas directamente al campo, ya sea el turismo, la industria
automotriz y otras mas.
La
Argentina está recuperándose de una crisis que nos marcó muy fuerte, la
del año 2001, sin embargo hoy todo está mucho mejor gracias a la acción
del gobierno de Néstor Kirchner y ahora de Cristina Fernández, pero sin
embargo queda mucho por hacer. Y mucho por arreglar, entre otras cosas
los salarios que están muy por debajo y los precios del transporte y los
servicios públicos que están también muy por debajo de los valores que
deberían estar. Creo que el tipo de cambio es excesivamente
“competitivo”, el dólar debería estar al nivel del Real Brasileño en
nuestro país para evitar bajar la inflación y aumentar el poder
adquisitivo de los argentinos y así sincerar los precios.
Es hora
que el Estado reflexione sobre las retenciones que tantos problemas
traen, y todo viene a razón de la “redistribución de la riqueza”, pero
mas que nada se tiene que apuntar a la dignificación del salario, porque
si hay argentinos que pasan hambre no es por las exportaciones ni por la
falta de alimentos, sino por la falta de empleo o subsidios de desempleo
que le brinden un ingreso mensual digno para poder ir al supermercado.
Carlos
Saúl Menem dijo alguna vez “estamos mal pero vamos bien”, yo creo que
hoy “estamos bien pero vamos mal” si no se apoya y controla tanto al
campo, así como a otros sectores que también necesitan de la mano del
Estado para seguir expandiéndose en un país que puede ser económicamente
competitivo hoy, pero inseguro jurídicamente y peor aún, impredecible.
Por:
Ignacio Manchado.
Fecha:
Domingo 22 de Junio de 2008. |