Señalización de calles: una responsabilidad compartida entre el gobierno porteño y la gente Orientarse en la ciudad, una odisea
"Disculpe, señora, ¿sabe cuál es la calle Bonifacio? ¿Es ésta, por la que voy, o aquella otra?" La pregunta forma parte de la rutina de Gladis, una mujer que atiende un quiosco en la esquina de José Bonifacio y San José de Calasanz, en Caballito, y al menos tres veces al día responde esa inquietud cotidiana. Es que allí no hay carteles indicadores con la nomenclatura de las calles, un problema que se repite en casi toda la ciudad. Si bien varias normas porteñas indican que cada arteria debe estar señalizada, indicar su sentido de circulación y contar con su respectivo nombre, ese requerimiento pocas veces se cumple en la práctica. LA NACION recorrió varios barrios porteños y comprobó que en Caballito, Belgrano, Núñez, Parque Chacabuco y hasta en el microcentro, por ejemplo, ubicarse en el espacio geográfico es poco menos que una odisea. Según el gobierno porteño, la carencia de los carteles indicadores en las cuatro esquinas de una intersección, tanto los que van amurados a las fachadas de las propiedades como los postes con dos chapas, se debe a que son robados, destruidos o llevados por transeúntes como recuerdo. Por ejemplo, faltan carteles en numerosas esquinas porteñas, como en Sarmiento y Riobamba, en Estados Unidos y Boedo, Rivadavia y Catamarca y Alberti y La Plata. Roque Viggiano, director general del Sistema de Señalización del gobierno porteño, explicó a LA NACION por qué no todas las esquinas de la ciudad poseen su respectivo cartel. "De vez en cuando, la policía nos llama porque detuvo a alguna persona con cartelería con nomenclatura de calles. Y en una época estaba muy de moda entre los adolescentes tener estos trofeos como artículos decorativos. Pero hoy ya no. Nosotros colocamos 65 carteles por mes, la mayoría son de reposición y, otros, por reclamos de vecinos que los solicitaron", dijo Viggiano. El funcionario agregó: "La nomenclatura de calles en las ochavas de las esquinas suelen faltar porque también, a veces, los propietarios de los inmuebles hacen reformas y las sacan, o bien porque a los comercios les incomoda porque tienen una vidriera. En nuestra dirección tenemos un taller de 30 personas, entre los que fabrican los carteles y los colocan". Esa área del gobierno dispone y establece dónde se coloca cada cartel en la ciudad. Las nomenclaturas que van amuradas tienen un costo de entre 30 y 350 pesos por unidad, y los postes, con cartelerías de chapa, hasta 1000 pesos cada uno. En estos valores están incluidos los gastos por su colocación, aclararon en el gobierno. "Pero hay más denuncias de carteles faltantes de los que en realidad se reponen por mes. En total, se colocan unos 4000 carteles por año, incluidos las señalizaciones y prohibiciones de tránsito", confió una fuente del gobierno. La ordenanza 30.941, de 1975, dictamina que es el Poder Ejecutivo el que ordena la colocación de las chapas con la nomenclatura de calles y las que llevan flechas indicadoras del sentido de circulación. También la Reglamentación General de Tránsito de la ley N° 24.449 se refiere a este tema. A la deriva En la ciudad, cualquiera que visite barrios no tan populares como los que bordean el microcentro y busque una calle en particular, puede llegar a perderse si no tiene una referencia clara para encontrarla. Carmelo Benedetto es un remisero que trabaja en la empresa Intercar. Lleva años recorriendo los recovecos porteños, dice que su trabajo se hace más difícil cuando transita por barrios más alejados, especialmente porque las calles no tienen su correspondiente denominación. "Muchas veces das vueltas en el mismo lugar si no preguntás cuál es la calle que estás buscando. Muchas esquinas no tienen los carteles indicadores. Esto es muy frecuente; algunos se los roban y otros nunca estuvieron. Incluso, hay calles que si no hay un automóvil estacionado, no sabés para qué lado hay que doblar", contó Benedetto. Si un remisero puede extraviarse, más aún un turista, especialmente uno extranjero. También se desorientan muchos visitantes del cercano conurbano. "Hay lugares en los que podés estar caminando tres cuadras seguidas y no encontrar nunca el nombre de la calle. Esto pasa en Liniers, por ejemplo. Voy seguido, pero siempre me pierdo", dijo Miguel San Martino, que suele visitar parientes en ese barrio. Claro que mientras en algunos lugares de la ciudad falta señalización, en otros abunda. Como en la intersección de las calles Sarmiento y Uriburu. Allí, sobre Sarmiento, hay tres señalizaciones en la misma esquina que indican el nombre de la calle: dos están amuradas, una al lado de la otra, pero con diferentes estilos de tipografía. También hay un poste con las dos chapas.
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Pablo Tomino ¿Y los de "prohibido estacionar"? En la ciudad también faltan los carteles de señalización vial que indican la prohibición de estacionar. Esto suele ser un problema para los desorientados conductores, ya que, en virtud de esta carencia, muchos de ellos se encuentran con la desagradable sorpresa de que han sido multados. Por supuesto, en su defensa aducen que no estaba la señalización correspondiente en el lugar y, una vez que el gobierno comprueba ese faltante, la multa queda sin efecto. Cabe recordar que en la ciudad se labran casi cuatro millones de multas por año. Más del 50% corresponde a estacionamiento indebido. Por: Diario La Nación. Fecha: Sábado 18 de Agosto de 2007. |