"Le hago un llamado a todos los venezolanos de buena voluntad, a que nos unamos, a que busquemos las áreas de común acuerdo, a que construyamos consenso porque la Patria es para todos, porque Venezuela es para todos. No podemos partir a Venezuela en pedazos. No. Eso es lo que han hecho los gobiernos anteriores. Eso es lo que han hecho los partidos que han dominado a Venezuela por 40 años: han dividido a Venezuela. Nosotros vamos a unir de nuevo a los venezolanos, con un solo norte: !!La patria libre!! !!La patria democrática!! !!La patria digna que todos queremos para vivir y para dejársela a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos!" (D1)
      Esa propuesta del Poder Moral y la convicción que Chávez tiene de ser portador de la verdad, nos conduce a visualizar rasgos autoritarios en su pensamiento: tanto la Moral como la Verdad son criterios incuestionables y dentro de una concepción religiosa no admiten discusión puesto que se convierte en cuestión de dogma.
      Toda la argumentación discursiva que fundamenta la doctrina Bolivariana como fuente de la racionalidad, la identidad que establece entre Bolívar y su papel como continuador de la obra del Libertador y la idea de la Moral Republicana configuran una reaparición de la "doctrina del destino manifiesto" y del "militarismo como ideología" (Avendaño, 1982); y al mismo tiempo muestran rasgos de autoritarismo en el discurso.
      El ejército aparece como el heredero de la "tradición gloriosa" de Bolívar y cuya tarea es "refundar la República" y moralizarla. Atribuye a las Fuerzas Armadas un papel protagónico en la salida a la crisis; salida que denomina "Proceso de Emergencia y Recuperación Social" en donde resalta la idea de una presencia de los militares en la vida civil para dar respuestas a una realidad que clama por recursos, moral y disciplina:
      "Nuestros hermanos de Armas no pueden estar encerrados en cuarteles y en bases navales y en bases aéreas con la gran capacidad, con el gran activo humano, con la gran cantidad de recursos que están allí como desactivados, como si fuera otro mundo eso, separados de una realidad pasmosa, una realidad cruenta que clama por inyección de recurso, de moral, de disciplina." (D2)
      Mira al país como un "Teatro de Operaciones de Guerra" y convoca a la unión de civiles y militares para el desarrollo porque "...el desarrollo es parte de la defensa".Dios y Bolívar fundan una especie de Conciencia Gnóstica sobre la que se soporta la visión mesiánica del devenir histórico en el discurso de Hugo Chávez Frías.
      El mesianismo que tiene su base en la tradición carismática intrínseca a la cultura religiosa judeo-cristiana y cuyo principal ejemplo lo constituye Moises, el Elegido de Dios (Cavalli, 1995; Abreu, 1998) es encontrado en el discurso de Chávez a través de: a) La imagen que tiene de sí mismo como producto de una profecía y de una visión de la historia profética:
      "...Lo que hoy está pasando en Venezuela es la continuación del 4 de febrero de 1992. Aquel día despertó un camino. Amaneció un camino. Amaneció una esperanza. Y hoy, además estamos demostrando que cuando yo dije, aquel ¡por ahora! No estábamos diciéndolo por decirlo, sino que estábamos diciendo que somos irreductibles. ¡siete años después el "por ahora" se convirtió en ¡llegó la hora!. Y llegó la hora, lo venimos anunciando desde hace tiempo atrás, tomando la palabra sagrada de la Biblia, démos en primer lugar !gracias a Dios!, Nuestro señor." (D1)
      b) La relación que establece entre Chávez-Pueblo-Dios. Através del uso de pasajes bíblicos construye símiles entre Cristo Salvador y Chávez Redentor:
      "¡La Resurrección de Venezuela está en marcha y nada ni nadie podrá detenerla! ¡Tendremos patria de nuevo!", ".Llegó el tiempo del amor, dice la Biblia: Hay tiempos de odiar y hay tiempos de amar. Llegó el tiempo de amar. ¡Amáos los unos a los otros!. Mensaje de Dios. Mensaje de Jesús. " (D1)
      Como el "Gloria a Dios", Chávez convoca a todos los hombres de buena voluntad para salvar a la Patria, para construir la "¡Patria de Todos!", "¡La Patria Digna!", "¡La Patria Libre!", "¡La Patria Democrática!". El, como Cristo, se auto define como la "Voz del Pueblo":
      "...yo trato y trataré siempre de hablar no por mí, sino por ustedes. Trataré siempre de interpretar el sentimiento, la conciencia del pueblo venezolano. Yo le pido a Dios que nunca me aleje yo de esa sintonía con el pueblo de Venezuela, de esa frecuencia con el pueblo de Venezuela, de ese sentimiento que galopa en el alma de todo un pueblo." (D1)
      Otro de los símiles a través de los cuales se visualiza su mesianismo religioso es la evocación que Chávez hace del origen de su discurso y de las adversidades que tuvo que vencer para difundir su palabra:
      "Este mensaje nuestro que sale de las catacumbas no lo va  a debilitar nadie", " Ustedes saben cuántas dificultades hemos vencido para llegar aquí hoy. !!Cuántos caminos hemos cruzado, Dios mío!! A veces las fuerzas parecían fallar. A veces uno se sentía flaquear. Hemos cruzado desiertos. Hemos sido vilipendiados. Hemos sido sometidos al escarnio público durante estos últimos años..." (D1)
      Se trata además de momentos de perdón y de resurrección:
      "¡Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa!..." (D2)
       y pide a los pecadores reconocer sus culpas para poder ver la resurrección del pueblo:
      "...Hoy en Venezuela estamos presenciando, estamos sintiendo, estamos viviendo una verdadera resurrección. Sí, en Venezuela se respiran vientos de                    resurrección, estamos saliendo de la tumba..." (D2)
      Además, en el marco del uso de la metáfora de la resurrección  Chávez se ve a si mismo como el resucitador y habla del momento de su elección presidencial como el momento en que el pueblo ha resucitado, el momento en que el pueblo recupera la conciencia de si mismo y está clamando por esa revolución a la que él ofrece un cauce.
       Las claves de sentido religioso de su discurso conducen, además, a una suerte de refundación del populismo  que se expresa en el uso de una relación que apela constantemente a la idea de "pueblo" y a la promesa de abrir espacios para redimirlo a partir de su liderazgo y conducción. La fuente del poder está en el pueblo y Chávez es el pueblo, de tal suerte que Chávez representa el sentimiento del pueblo: "Chávez Sentimiento Nacional". Será el "Gobierno de las Mayorías", el "Gobierno de la Dignidad":
        ¡¡Ustedes guiarán el gobierno que no será el gobierno de Chávez!!, ¡¡Porque Chávez es el pueblo!!. ¡Será el gobierno del pueblo!. (D1)
       Reiteradamente encontramos las frases: "¡Chávez hombre de un pueblo!", "¡Chávez soldado de un pueblo!", "¡Chávez luchador de un pueblo!", "¡Chávez dispuesto a todo por un pueblo!"
"Lo he dicho siempre. Yo, Hugo Chávez Frías no me pertenezco a mí mismo. Yo, todo mi ser, le pertenece a ustedes, al pueblo de Venezuela. Y aquí, con mi esposa, con mis hijos, con mis padres, con mis amigos de la vida, aquí vengo a arrodillarme ante ustedes. Aquí vengo a rendirme ante ustedes. !!Ustedes son los dueños de la Venezuela futura!! " (D1)
      El estilo populista de su discurso es muy semejante al usado por Betancourt quien como sostiene Ellner, empleaba fuertes dosis de lenguaje coloquial y de folclore para ser comprendido por la gente común (Ellner, 1995:423). Así encontramos que en otro nivel de la construcción de la relación Yo-Pueblo, establece una vinculación entre su historia de vida y la experiencia de vida en que se desenvuelve el sentido de las mayorías. Dicha vinculación se realiza por dos mecanismos: Por una parte, construyendo imágenes evocadoras de la experiencia de vida compartida entre él y los otros y a partir de allí se produce la identificación con una raíz común de carácter telúrico y popular que tiene que ver con su origen campesino,  (un origen que aún está presente en la memoria de la historia de vida de la mayoría de los venezolanos), y por la otra, construyendo interpretaciones de la situación de vida de la gente, sus referentes políticos, sus vivencias sociales, sus demandas y sus expectativas:
      ¿Cómo puede ser que se estén muriendo de hambre los muchachitos de Apure a la orilla del inmenso Apure, del inmenso Arauca o los muchachitos de oriente al lado del Orinoco o los de Guayana? ¿Y los pueblos de la costa, con tanta riqueza pesquera, tanta riqueza marítima, Igual la gente de los campos?. Tenemos que volver a los campos, pero de verdad. Yo, que campesino también soy y así fuí y así me crié y me formé, estaré al frente de esos proyectos, hasta donde el tiempo y la fuerza me lo permitan..." (D2)
      Y en la propia evocación de la memoria social presenta en un lenguaje popular los caminos de los que él llama la "Revolución":
      "Yo tengo una gran fe en que le vamos a poder dar cauce, como se le puede dar cauce a un agua o a un río para que vaya al mar de manera ordenada y lleve vida a las riberas y a los pueblos, pero en