Actualidad   Panorama Internacional Nº 9

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PRESENTACION


ESTE nuevo número de Panorama Internacional es una oportunidad para examinar, desde el punto de vista del marxismo revolucionario, la coyuntura mundial que está signada por la ofensiva de la OTAN contra Yugoslavia. Mostramos aquí una visión completamente diferente de la que los medios de comunicación al servicio de los agresores han difundido por todo el planeta: no es cierto que las acciones de la OTAN tengan carácter “humanitario”; por el contrario, su único objetivo es imponer por la vía de las armas la restauración del capitalismo en los Balcanes.

La presente edición tiene, por tanto, dos objetivos fundamentales: uno, examinar el proceso de restauración capitalista en los Estados Obreros, proceso del cual hace parte esta guerra imperialista y contrarrevolucionaria, y dos, que sirva de base para analizar con mayor profundidad las características de la situación mundial que hemos denominado reaccionaria y la cual venimos discutiendo en los últimos números de la revista. Es así como desde varios ángulos presentamos el contexto, las tendencias y la política que se han expresado durante el conflicto. Alejandro Pereira nos muestra el desarrollo y el estado actual en los Balcanes, mientras que Patricio Vallejo señala las repercusiones de la caída de los Estados Obreros para el movimiento obrero mundial. Felipe Valladares discute las tendencias de la política internacional del imperialismo, a partir de Yugoslavia, al tiempo que Pedro Rojas polemiza contra las posiciones que algunos sectores del trotskismo han enarbolado favoreciendo la intervención de la OTAN.

Hacia la próxima Conferencia Internacional, que realizaremos en los primeros meses del año 2000, pretendemos discutir ampliamente los puntos de vista que expresamos aquí. No sólo entre los militantes y simpatizantes del Centro Internacional del Trotskismo Ortodoxo —CITO— , sino también con otras organizaciones trotskistas, con compañeros y grupos simpatizantes y con todos nuestros lectores. La tarea fundamental, que sigue siendo el eje de nuestro programa, es la construcción del Partido Mundial de la Revolución Socialista, y de ahí la necesidad de dotarnos de una amplia comprensión de lo que le está sucediendo al movimiento obrero y de cómo enfrentar al enemigo número uno de los trabajadores y pueblos del mundo, para combatirlo a muerte: el imperialismo.

En dicho marco publicamos también la declaración del Grupo Trotskista Ortodoxo de Brasil que, sin ser miembro del CITO , ha levantado una posición revolucionaria de principios y con el cual queremos adelantar actividades comunes para unificar fuerzas en desarrollo de una política revolucionaria. Del mismo modo, como lo planteamos en el Editorial, con respecto a quienes coincidimos en una política antiimperialista desde el punto de vista de la clase obrera.

En varios países de Latinoamérica se están realizando sendos procesos de la lucha de clases que muestran también los elementos característicos de la situación mundial. Algunos de ellos son analizados en artículos escritos para este número de la revista. Con respecto a Paraguay , se reflexiona en torno a la combinación entre la intervención imperialista y la movilización de masas que llevó a la caída del gobierno Cubas-Oviedo; en el Ecuador , el devenir del derrocamiento de Bucaram y el afianzamiento de las políticas contrarrevolucionarias que el FMI y el gobierno de Jamil Mahuad están aplicando; en Colombia , el complejo proceso de “paz” que lidera el proimperialista Andrés Pastrana, con las guerrillas de las FARC y del ELN. Y desde Estados Unidos , Manuel Agon nos llama la atención sobre la correspondencia entre la política internacional del gobierno de Clinton y la crítica situación del movimiento obrero de este país imperialista que se ha erigido como “policía del mundo”.

Esperamos que nuestros lectores nos comuniquen sus apreciaciones sobre la revista y visiten también nuestra página web, en Internet. Allí podrán tener acceso, además, a los periódicos de distintos partidos del CITO .

Caracas, julio de 1999



EDITORIAL
Fuera tropas imperialistas de Yugoslavia y los Balcanes


LOS imperialistas comandados por Clinton acaban de asestarle una dura derrota a la clase obrera y a los pueblos del mundo.

El implacable bombardeo de la OTAN por más de dos meses sobre Yugoslavia cumplió su objetivo: la capitulación de Milosevic y la invasión de Kosovo.

El imperialismo de conjunto, pero fundamentalmente el yanqui, sale fortalecido militar y políticamente. Ha dado un nuevo paso en su estrategia de destruir la antigua Federación Yugoslava, proceso que inició a comienzos de la década. Primero fue la separación de Croacia y Eslovenia, luego Macedonia, después con la intervención de los Cascos Azules de la ONU, Bosnia, y ahora invade Kosovo con la OTAN. Ya está preparando las condiciones políticas para seguir con Montenegro.

Envalentonado por su victoria, lanza una advertencia a los gobiernos de las semicolonias y a los burócratas estalinistas que aún gobiernan los países de lo que se llamó el “campo socialista”. Seguirá recurriendo a la agresión militar contra todo aquel que ose oponerse a sus dictados. El bombardeo a la embajada china en Belgrado fue una muestra de ello. La restauración capitalista y la semicolonización seguirán adelante bajo el poder de la guerra, de ser necesario.

Su cinismo colonialista no tiene límites. En nombre de “la defensa de los derechos humanos y la democracia” comete los peores crímenes contra la humanidad. Somete a millones de trabajadores en todo el mundo a la miseria, el hambre, el desempleo y a condiciones de sobrexplotación como no se vivían desde finales del siglo pasado. Invade países, recurre a las armas químicas y nucleares, impone y tumba gobiernos, financia guerrillas contrarrevolucionarias y promueve guerras, todo ello, con el único objetivo de mantener sus millonarias ganacias. Los trabajadores debemos denunciar y repudiar esta infame campaña mentirosa. Los únicos derechos que defiende y la única democracia que practica es la que le conviene a los intereses capitalistas.

Esta derrota a manos del imperialismo tiene responsables. Los gobiernos del ex comunista Yeltsin y del estalinista Partido Comunista Chino que, a pesar de sus declaraciones en contra de los bombardeos, el ruso dio su aprobación a la invasión a Kosovo en el Consejo de Seguridad de la ONU, colaborando con el envío de tropas, y el chino simplemente se abstuvo. Con este hecho dejaron bien claro que lo único que quieren es negociar con el amo imperialista las condiciones de la restauración capitalista. Dejaron al pueblo yugoslavo solo e indefenso. No enviaron ayuda militar, permitiendo la derrota. Impidieron que las manifestaciones antiimperialistas de sus pueblos avanzaran, y frustraron la posibilidad de la movilización masiva en todos los países del mundo en donde los partidos comunistas dirigen política y sindicalmente a sectores importantes de los trabajadores. Al imperialismo es posible derrotarlo, ya lo demostraron el pueblo vietnamita en el '75, el Cubano en el '61, el ruso en el '17 y los pueblos de un tercio del planeta.

Son doblemente responsables los partidos socialdemócratas de Europa que dicen representar los intereses de los trabajadores y posan de “democráticos”. Se han quitado una vez más la careta mostrando su carácter de agentes de sus propias burguesías imperialistas. Desde los gobiernos en Inglaterra, Francia, Alemania e Italia, y desde la oposición en España, estos partidos lanzaron, apoyaron, justificaron y aplaudieron la canalla agresión imperialista impidiendo, como lo han venido haciendo desde la Primera Guerra Mundial, que los trabajadores de los poderosos sindicatos que dirigen se movilicen contra sus gobiernos imperialistas agresores y opresores.

Milosevic, que con la capitulación a las imposiciones del imperialismo, acepta finalmente la ocupación de Kosovo por las colonizadoras tropas de la OTAN, presentando esta derrota como un triunfo. Es muy probable que el pueblo yugoslavo solo no hubiese podido resistir, y no sabemos hasta dónde las condiciones objetivas permitían una prolongación de la resistencia por parte del gobierno. Pero la política de Milosevic desde el comienzo de la agresión imperialista, durante y después de los bombardeos, fue traidora.

Se negó a defender la Federación Socialista de Yugoslavia, como una gran conquista de los trabajadores. Quiso ser el socio mayor del imperialismo en la restauración capitalista. Para lograrlo, incentivó el nacionalismo, reprimió violentamente toda lucha de los trabajadores en contra de los planes restauracionistas y por la defensa de las conquistas socialistas. Eliminó todas las libertades, oprimió violentamente a las nacionalidades e impidió toda movilización independiente de la clase obrera. Arrojó a los pueblos oprimidos en brazos de las burocracias procapitalistas de las otras repúblicas, pactando con el imperialismo la destrucción de la Federación.

Quizo regatear con el imperialismo apoyándose en su ejército, y por eso le negó las armas a la heroica resitencia del pueblo yugoslavo, colocándolo de carne de cañón ante las bombas imperialistas. Su política siempre fue la de concertar y no la de derrotar al imperialismo.

El imperialismo no descansará hasta ver culminada su misión de destruir la Federación. La infame agresión continúa, y el odio de la población serbia, en medio de la derrota, se mantiene. Es una obligación de los revolucionarios, de las corrientes antiimperialistas y de los trabajadores del mundo, darles nuestro apoyo. La agresión militar al pueblo yugoslavo es parte de la contraofensiva imperialista para acabar con las conquistas logradas por la clase obrera mundial en lo que va del siglo. El imperialismo quiere llevar a los trabajadores a la barbarie capitalista.

En los hechos fundamentales de la lucha de clases mundial se ponen a prueba los principios, el programa y los intereses de clase que se defienden. El Centro Internacional del Trotskismo ortodoxo —CITO— reivindica con orgullo la política que ha tenido para el conflicto en los Balcanes desde 1994. Caracterizamos esta guerra como contrarrevolucionaria por sus objetivos: destruir todo vestigio de la antigua Federación Socialista de Yugoslavia con las conquistas obreras que ello significaba, a pesar de ser un Estado obrero burocrático; por la intención de establecer allí un enclave militar imperialista para controlar la región e imponer la restauración capitalista.

La burocracia estalinista, en asocio con el imperialismo, montó el proceso de restauración sobre la derrota de las luchas obreras de los primeros años de la década, en donde los obreros de todas las etnias y religiones se levantaron contra las medidas procapitalistas. Sobre la base de la destrucción de la Federación todas las direcciones nacionalistas surgidas de este proceso son burocracias proimperialistas y restauracionistas del capitalismo, por tanto enemigas mortales de la revolución proletaria.

Milosevic, como representante de la burocracia más poderosa y aliado de la rusa, es el principal responsable de esta guerra fratricida entre nacionalidades, utilizada por el imperialismo para justificar la invasión. Defendemos el derecho a la autodeterminación de los pueblos, siempre y cuando éste no divida a la clase obrera sembrándole la ilusión de que con pequeños y débiles Estados, convertidos en semicolonias del imperialismo, podrán tener una vida mejor. Estuvimos y estamos por el respeto a las nacionalidades en el marco de la lucha por la Federación Socialista de los Balcanes, libre y voluntaria, como paso a la unidad de todos los pueblos. Desde esta posición nos colocamos del lado del país o la nacionalidad oprimida.

Denunciamos y combatimos al imperialismo como enemigo fundamental de los trabajadores y los pueblos del mundo. Esta posición de principios divide de manera tajante los bandos. Cuando el imperialismo agrede, como lo ha hecho con Yugoslavia, defendemos por encima de todo al país agredido, así éste tenga a la cabeza de su gobierno a un dictador o a un burócrata. Primero hay que derrotar al imperialismo, pues ello permitirá a los trabajadores ajustar después cuentas con sus asesinos directos. Sin confiar en su política, ni llamar a los trabajadores a confiar en esos gobiernos, nos ponemos de su lado y apoyamos sus acciones en contra del enemigo común.

Ésta no fue ni es la política de la inmensa mayoría de las direcciones que se reclaman del trotskismo, y mucho menos la de los partidos estalinistas de todos los matices. En nombre de la defensa del derecho a la autodeterminación de las nacionalidades, le capitularon al imperialismo en su “campaña de ayuda humanitaria” a Bosnia. Ahora, con Kosovo, al colocar a Milosevic en la misma condición de Clinton, le llevaron agua al molino de la invasión imperialista y de la restauración capitalista.

El CITO hace un llamado a los comunistas, a los maoístas honestos y a todas las corrientes que se reclaman marxistas y defensoras del socialismo, a los antiimperialistas y a los demócratas, a que impulsemos la más amplia unidad de acción en contra de la agresión imperialista, levantando una política y un programa consecuentes que nos permitan movilizar a los trabajadores en todos los países del mundo.

Estamos por la unidad de los trabajadores yugoslavos de todas las etnias, para expulsar a las tropas imperialistas de la ONU y la OTAN, por que se unifiquen en la resistencia, por el armamento general de la población yugoslava. Exijimos a los gobiernos chino y cubano apoyo concreto con hombres y armas para la resistencia.

A los soldados rusos, que hoy están en Kosovo, a voltear sus armas contra el imperialismo. Al gobierno de Milosevic, a que no pague la deuda externa y arme a la población, organizándola y estimulándola para expulsar a los invasores. A los trabajadores europeos y norteamericanos, a que exijan de sus gobiernos el retiro de las tropas. A los trabajadores latinoamericanos y asiáticos, a movilizarnos en contra de esta nueva agresión imperialista y en contra de los planes económicos de sobreexplotación que nos están imponiendo en todo el mundo.

A rechazar la “sentencia” y la orden de captura de la Corte imperialista de la Haya, que condena a Milosevic por crímenes de lesa humanidad. Juicio a Clinton, Blair y Aznar.

Llamamos a las organizaciones trotskistas con las cuales hemos coincidido en una política de principios, a impulsar una campaña conjunta, a elaborar una declaración común y a iniciar una discusión programática que nos permita construir juntos el partido mundial de la revolución socialista: la Cuarta Internacional.

Esta política de principios, que se reflejó en que nos colocamos en la trinchera de Yugoslavia como país agredido por el imperialismo, en que sin capitular ni por un momento a su campaña mentirosa de “defensa de los derechos humanos” denunciamos al gobierno de Milosevic y a todas las burocracias restauracionistas de las distintas nacionalidades por dividir a los trabajadores y hacerle el juego a la política imperialista, nos permite hecerles este llamado.

Los hechos ocurridos del '90 para acá han mostrado la corrección de los pronósticos de León Trostky, tanto en el terreno teórico como en la necesidad de construir la dirección revolucionaria de los trabajadores. Hoy más que nunca esta necesidad se hace imperiosa ante el avance del imperialismo por la profunda crisis de dirección revolucionaria. Creemos firmemente en que el futuro de la humanidad está en manos de la clase obrera, la que retomará su lucha por construir el socialismo a nivel mundial para impedir la barbarie capitalista.

¡Fuera tropas imperialistas de Yugoslavia y los Balcanes!
¡Por la derrota militar de la ONU y la OTAN!
¡Apoyo al pueblo yugoeslavo!
¡No al pago de la deuda externa!
¡Abajo el tribunal imperialista de la Haya!
¡Juicio a Clinton, Blair, Aznar y los gobiernos de los países miembros de la OTAN!

Julio de 1999


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