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¿Quo Vadis, EA?Arturo GoldarazenaEl próximo día 20 Eusko Alkartasuna celebrará su V
Congreso Nacional en Pamplona, en el que el partido deberá decidir sobre su línea
política de actuación para la Comunidad Autónoma Vasca, Navarra e Iparralde;
planear su estrategia de trabajo en el complejo entramado institucional en donde
está representado y dotarse de una organización eficaz y democrática para su
funcionamiento interno. Materias importantes con las que EA se adentrará en el
nuevo milenio, en el que se tendrán que solucionar cuestiones de gran
importancia para Euskal Herria. El fin de
la violencia como herramienta de confrontación política y la génesis de una
solución dialogada y no traumática para el conjunto del País; la búsqueda de
nuevas fuentes de empleo y un incremento del desarrollo para Euskal Herria que
la catapulten e igualen con el resto de los países de la Europa desarrollada;
un desarrollo sostenido y respetuoso con su entorno natural y el desarrollo de
mayores cotas de autogobierno para el País son un breve resumen de los
importantes retos ante los que todos los vascos nos tenemos que enfrentar. Y EA
deberá seguir siendo un instrumento válido para seguir trabajando aportando
sus ideas y planteamientos ante estos retos. Un nacionalismo
integrador. Un nacionalismo progresista, como es el de EA, debe
aspirar a incorporar y expandir la idea de País al mayor número de vascos
presentes en Euskal Herria. Debe desarrollar, a mi juicio, un esfuerzo por
liderar un nacionalismo cívico, ciudadano, en el que los elementos étnicos
vayan perdiendo fuerza en la definición clásica que de él se da. Un
nacionalismo "étnico-cívico" en evolución hacia un nacionalismo cívico,
plural, en el que hagamos partícipes de la idea de País a aquellos miles de
ciudadanos que no son étnicamente vascos. El nacionalismo vasco de EA debe de
esforzarse por generar un discurso atractivo con el que congregar a muchos
vascos que además, han visto el nacionalismo en relación directa con la
violencia y con la crisis durante los últimos 30 años. Por consiguiente, la
incorporación al proyecto nacional de EA debe de hacerse mediante criterios
integradores, abiertos y amables del nacionalismo. El proceso de paz y su desarrollo ha traído un
efecto perverso que EA debería intentar corregir. El nacionalismo vasco,
especialmente HB, se ha sentido atraído por la vía irlandesa para solucionar
el contencioso político vasco. ¿Pero EA desea que la sociedad vasca acabe
crispándose y bunquerizándose como lo ha estado la sociedad irlandesa durante
los últimos 100 años?. EA deberá de trabajar por superar la actual la política
de bloques que impide cualquier acercamiento entre los partidos
constitucionalistas progresistas, especialmente el PSE/PSN, y el nacionalismo
democrático. La política de bloques y la continua crispación a la que
diariamente está sometida la política vasca, puede ir trasladándose a la
sociedad de forma peligrosa. Soberanía y
Territorialidad. EA debe abandonar el binomio soberanía-territorialidad
como condición imprescindible sobre la que basar su idea de construcción
nacional. Una apuesta agresiva y a corto plazo por posturas independentistas no
conducirán más que a una desestructuración profunda del País. La compleja situación institucional de Euskal Herria
hace que la representación política sea extremadamente diversa en la CAV,
Navarra e Iparralde. La Construcción de Euskal Herria no puede contar únicamente
con la participación de los partidos nacionalistas vascos. Porque ellos solos
no estructuran el País. El proyecto de construcción nacional debe atraer a
partidos como el PSE-EE/PSN, IU y CDN. Sólo bajo esta premisa conseguiremos
acercar Navarra a la CAV mediante una Dieta confederal. Ambas comunidades
artificialmente separadas, entre otros factores por los errores estratégicos
del nacionalismo vasco, podrían de esta forma establecer relaciones
preferenciales en temas de interés común, cultural etc. El fracasado gobierno
tripartito navarro (PSN-CDN-EA) puso en marcha el Órgano de Cooperación
Permanente. Si queremos acercar ambas comunidades, debemos incorporar a nuestro
proyecto partidos constitucionalistas, y para ello hay que pactar, negociar y
adecuar nuestro discurso a la realidad. Posturas esencialistas respecto a la
territorialidad no convencen a la mayoría de los ciudadanos navarros, y su
puesta en marcha puede suponer efectos contrarios a los que se pretenden. El
esencialismo "existencial" basado en la independencia separa Álava y
Navarra de nuestra querida concepción de País, y este planteamiento debe
afrontarse y analizarse sin complejos en EA. El panorama de Iparralde es todavía más complejo,
por la escasa representatividad de los partidos nacionalistas, por lo que la
labor de EA debe apostar seriamente por el Departamento Vasco propio para el País
Vasco Francés. Nuevamente una apuesta independentista pondría en peligro la
consecución de cotas de autogobierno más realistas y pragmáticas. La Soberanía es un proceso micro evolutivo, que
debiera propiciarse con cambios pequeños pero constantes, alejados de
mecanismos traumáticos y bruscos debido a la propia diversidad presente en el
País. El desarrollo de todas las herramientas que tenemos a nuestro alcance, la
disposición adicional del Estatuto es una de ellas, no debería menospreciarse. Es
la sociedad vasca la que debe decidir Cuestiones tan importantes como las que se barajarán
durante los próximos meses no pueden ser decididas entre ejecutivas de partidos
o en cenáculos de divinos intelectos. La sociedad vasca no puede verse privada de decidir
si el Estatuto es un instrumento superado o si la Asamblea de Municipios Vascos
va a ser constituyente o no. El nacionalismo progresista de EA deberá de
explicar sin ambigüedades cual es la función de Udalbiltza, cuales son las
atribuciones u competencias de esta asociación o de las futuras que se ideen en
el ámbito de cooperación con EH y PNV. Del mismo modo, EA deberá tener presente que
decisiones que afecten a la estructura y al futuro del País, deberán ser
defendidas y explicadas a la ciudadanía vasco-navarra a través de sus
representantes democráticamente elegidos, en los Parlamentos de Navarra y de
Vitoria. La Permanente de Lizarra y de Udalbiltza no son los instrumentos más
adecuados para convencer de nuestras ideas ni para sumar apoyos en el proceso de
construcción nacional que pretendemos. EA debe recalcar que no se puede hurtar a la sociedad
vasca del derecho fundamental a decidir su futuro, un futuro que debe
articularse de forma integradora para el conjunto del País. La
riqueza de EA está en su diversidad. Eusko
Alkartasuna es un partido diverso. En él participamos personas que procedemos
de diferentes culturas políticas. Miembros que proceden del PNV, compañeros
que vinieron de la extinta Euskadiko Ezkerra y muchos militantes que nunca
formaron parte de ningún otro partido y que un día decidieron unirse al
proyecto que lidera nuestro Lehendakari, Carlos Garaikoetxea. Es precisamente esa riqueza de sensibilidades la que,
a mi modo de entender, hace a EA más operativa en diferentes ámbitos sociales.
De este modo, el nacionalismo de EA en Navarra no puede plantear las mismas
estrategias ni la misma visión que en Donostia o en Bermeo. Diferentes sensibilidades que sin duda constituirán
el mejor crisol para afrontar la etapa post-Garaikoetxeista que en un momento u
otro EA tendrá que afrontar y superar. Frente a una visión monolítica e unívoca del
corpus ideológico nacionalista, la pluralidad de criterio, hace que EA sea un
partido vivo y capaz de liderar a una porción significativa de electores
comprometidos con el País. Nunca hasta este congreso habíamos vivido una
situación de confrontación tan marcada en el seno de EA. Posturas de síntesis
e integración harán que EA salga de este cónclave como una opción política
fortalecida. Una opción capaz de liderar un proyecto que lejos del inmovilismo
originario, debe estar sujeto a la evolución constante para adaptarlo a las
necesidades de la sociedad vasca. Otras opciones menos integradoras supondrían
una falta de responsabilidad con el momento histórico que estamos viviendo y
con la ilusión de miles de votantes que elección tras elección han confiado
en el proyecto de Eusko Alkartasuna. Arturo
Goldarazena Lafuente es Doctor en Ciencias e Investigador de la Universidad de
Navarra y es compromisario por la Asamblea de Pamplona al V Congreso de EA. |