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Miguel Montes de Oca: Historia de una empresa naviera que trajo modernidad y prosperidad a las Islas

 

   Me gustaría aportar algo al magnífico trabajo de recuperación de la Historia Canaria que Uds. están realizando.
   Esta es la historia de una empresa naviera que trajo modernidad y prosperidad a las Islas, en tiempos de abandono.
   Permaneció operando en todas las Islas durante muchos años, hasta que el gobierno de España, queriendo recuperar la influencia que los comerciantes Ingleses tenían en las Islas, realizó toda serie de maniobras para poder expulsarlos. Una de ellas fue realizar lo que hoy se conoce como una OPA hostil contra la Naviera e incorporar sus barcos e instalaciones a la Naviera Transmediterránea. 
   Estos barcos siguieron operando bajo bandera de la citada compañía hasta que fueron siendo desguazados por viejos. Excepto el "Viera y Clavijo" que fue llevado a Holanda como Museo (hoy en día también esta desguazado) y el "La Palma", que esta siendo objeto de una restauración.
   Espero que consideren este modesto trabajo de recopilación lo suficientemente interesante como para publicarlo. En caso de hacerlo, le agradecería que incluyeran las fuentes documentales, pues este trabajo esta realizado entresacando del trabajo de otras muchas personas y creo que debería reconocérselo.

Saludos
Miguel Montes de Oca

LA COMPAÑÍA DE VAPORES CORREOS INTERINSULARES CANARIOS. 

Durante la primera parte del Siglo XIX, las comunicaciones entre las Islas, tanto para el pasaje como para las mercancías, se realizaban a través de barcos veleros, conocidos como pailebotes, balandros y bergantines, que dependían completamente de las condiciones atmosféricas y el estado de la Mar y hacían de cada viaje una aventura incierta. 

En estos tiempos no existían lo que hoy conocemos como líneas regulares, ya que las escalas no eran obligatorias, de forma que si en un pequeño tenedero, embarcadero o playa, se lograba atraer la atención de los tripulantes de las embarcaciones con señales o banderas blancas, podría ser que se realizase el viaje.

Los pasajeros se acomodaban como podían encima de las mercancías para comenzar un viaje incierto que podía durar desde pocas horas a días enteros, a capricho de los vientos reinantes.

A mediados del Siglo XIX comienzan a perder protagonismo los veleros a favor de los buques a vapor. Éstos eran mucho más grandes, resistentes y fiables y gracias a ser autopropulsados, lograron ir acaparando el comercio marítimo Interinsular y el transporte de pasaje, pues dejaron de depender, en gran medida, de las inclemencias climáticas y se empezaron a programar líneas regulares interinsulares, por primera vez en la Historia de Canarias.

Así, la 1ª Línea regular Interinsular de transporte de carga y mercancías realizada con barcos de vapor se inaugura el 31.05.1855, entre Tenerife y La Gomera, con 2 expediciones al mes, había sido sugerida a la Diputación Provincial por el exgobernador de la provincia Manuel Rafael de Vargas.

Hacia 1860 ya había un servicio regular que se componía de seis viajes por mes a Las Palmas, además de dos mensuales a Santa Cruz de La Palma, con salida del Puerto de la Cruz. En estas décadas ya navegaban sin restricciones en Canarias un importante número de pequeños cargueros, la mayoría de ellos Ingleses, que permitieron participar del negocio del comercio de la agricultura a las Islas menores, a través de los embarcaderos y pescantes que posibilitaban una salida al mundo exterior, ya que debido a su orografía y a unas infraestructuras terrestres inexistentes, los núcleos rurales permanecían prácticamente aislados.

La mejora de las infraestructuras portuarias, especialmente en las Capitales de las Islas, hacen que se activen los intercambios comerciales Interinsulares y con el extranjero.

Existe un gran tráfico comercial con Europa, principalmente propiciado por el valor estratégico de las Islas como lugar de recalada y avituallamiento para las compañías que operan líneas con Africa y América y esto conlleva un aumento de la presencia de comerciantes Ingleses con inversiones en suministros (principalmente carbón) y  agricultura (Elder, Fifíes,…), lo que conllevó un  aumento de la frecuencia de tráfico con Inglaterra, principalmente Liverpool.

Empresas como la Elder comienzan a realizar grandes inversiones en compra de tierras para la explotación agrícola y utilizan sus propios buques, en los viajes de retorno, para exportar a mercados emergentes en Europa (principalmente plátanos, tomates, papas, vino, naranjas y otras verduras) y aprovechando los viajes de bajada para incluir a pasajeros en un nuevo concepto de transporte: el viaje de placer o de turismo. El volumen del aumento del tráfico de barcos es espectacular, pasando de 236 buques en 1.883 a 1.719 buques en 1.893 y 4.833 buques en 1.905 y en el puerto de Las Palmas. En el de Santa Cruz, las cifras son similares 438 buques en 1.883, 948 buques en 1.893 y 3.529 buques en 1905. De todos estos barcos, los buques españoles representan casi la mitad de estas cifras y de éstos, el 80 % eran barcos de vela, generalmente pailebotes y goletas a vela canarios de unas 40 ó 50 toneladas, mientras que la mayor parte del cabotaje realizado por compañías Inglesas es realizado con barcos de vapor, utilizados para sacar los productos de las Islas menores y transportarlo hasta las capitalinas, con la finalidad de realizar sus exportaciones desde éstas.

A la vista de este próspero negocio, en 1886, la compañía Elder Dempster & Co., crea una compañía naviera filial denominada: Compañía de Vapores de las Islas Canarias y establece una Línea Interinsular en Canarias (excepto La Gomera y El Hierro), con los barcos Formoso, Forcados y Mersey.

En 1886, siendo Ministro de Gobernación, D. Fernando de León y Castillo acometió la tarea de modernizar las comunicaciones interinsulares y, para tal fin se convocó, por la Reina Regente Mª Cristina, un concurso para participar en la creación de un servicio de Línea Regular Marítima y de transporte del correo, con subvención. Apoyo del Ministro de la Gobernación, D. Fernando de León y Castillo.

La compañía Elder Dempster &Co., que ya tenía una larga experiencia en las líneas marítimas y un fuerte posicionamiento en las Islas Canarias, gana el concurso y  funda la COMPAÑÍA DE VAPORES CORREOS INTERINSULARES CANARIOS (Interinsular Mail Steamship Company Limited). Para comenzar el servicio fleta dos buques y encarga dos nuevos buques a vapor en los astilleros Dunlop & Brenmer & Co., en Port Glasgow (Inglaterra) asegurando, de esa manera, las relaciones marítimas entre las islas.

Estos dos buques eran de la serie “León y Castillo”: buques mixtos de pasaje y carga, de casco de acero remachado, hélice y aparejados en goleta, con cubierta de intemperie parcialmente con sombra, de 57,97 metros de eslora y 8,26 metros de manga, con máquina alternativa de vapor de triple expansión de 120 caballos y 529 TRB.

Estos barcos se llamarían “León y Castillo” (en honor del político de Gran Canaria que impulsó el proyecto de construcción del Puerto de La Luz) y el que fue encargado con el nombre de “Alegranza” y que se renombró como “Viera y Clavijo” (en honor al famoso historiador Tinerfeño D. José de Viera y Clavijo).

Los barcos fueron entregados en julio y agosto, respectivamente y los servicios se inauguraron el 6 de septiembre de 1888, con la llegada a Santa Cruz del "Viera y Clavijo" seguido luego por el "León y Castillo" y representaron, tal y como decía la prensa que celebraba el acontecimiento, "una de las piedras fundamentales del grandioso edificio de la unión y prosperidad de la provincia"

Las posibilidades de comercio y transporte que se generaron con la aparición de estas líneas regulares propició el aumento del tráfico de mercancías y pasaje, manifestándose insuficientes para la demanda que se propició. Debido a ello, en 1894 entra en servicio temporalmente el “Pérez Galdos”, para reforzar la línea Tenerife - La Palma - La Gomera – El Hierro.

Cuando finaliza el periodo de vigencia del contrato, en 1899, se procede a una nueva convocatoria y la Compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios renueva el contrato de servicios y en esta ocasión, entre las cláusulas se incluyó la obligatoriedad de realizar una expedición mensual a Río de Oro.

Para garantizar el servicio, la Compañía opera con el “León y Castillo” y el “Viera y Clavijo”, sin embargo tiene que fletar otros buque como el “Almirante Díaz” (en 1901), el “Teneriffe” (entre 1903 y 1912), el “Seagull” (en 1906 y 1910-1912) o el “Congo” (de 1904 a 1907). Este último se destinó a reforzar las líneas occidentales, con puertos de escala en: Santa Cruz, La Orotava, Icod de los Vinos, Garachico, Abona, Guía de Isora, Hermigüa, Vallehermoso, Valle Gran Rey, Playa de Santiago, San Sebastián de La Gomera, Santa Cruz de La Palma, Tazacorte y Los Sauces. Eventualmente contó con los servicios del “Joaquín del Piélago”, “Mogador” y el “Rabat”.

En 1909, se produce la explosión del Volcán Chinyero y el “Viera y Clavijo” es enviado a Guía de Isora a auxiliar a la población y evacuarlos.

En octubre de 1910, el “León y Castillo” naufragó en Africa, a 22 millas al norte del Rio de Oro, en la costa del Sahara Occidental y se consideró pérdida total. Fue sustituido por el “Seagull”, lo que originó descontento, pues consideraban que este buque tenía unas condiciones muy inferiores.

El “Viera y Clavijo” fue vendido en 1911 a una compañía naviera Griega y renombrado como “Niki”.

Han pasado otros 10 años, en 1911 la Compañía renueva el contrato por otros diez años, y esta vez, en el contrato, se especificaba una capacidad mínima de los buques de forma que garantice el incremento en los transportes interinsulares, tanto de mercancías como de pasajeros, se contemplaban unas Líneas principales y otras Líneas secundarias que se deberían cumplir y se incluía igualmente una expedición mensual al Río de Oro.

Para cumplir con las exigencias del contrato, deciden sustituir los viejos buques y la Compañía Elder Dempster & Co. encarga la construcción de seis barcos en Inglaterra y Escocia: en los Astilleros W. Harkess & Son Ltd., en Middlesbrough, encarga el buque “León y Castillo” y el “La Palma”, en los astilleros Smith’s Docks Company Limited, en Middlesbrough, encarga el “Lanzarote” y el “Fuerteventura” y el los astilleros Caledon Shipyard & Engineering Co. Ltd, en Dundee, encarga el “Viera y Clavijo” y el “Gomera-Hierro”

De éstos, los tres grandes (“Viera y Clavijo”, “León y Castillo” y “La Palma”) eran de la serie “Viera y Clavijo”: buques mixtos de carga-pasaje, de casco de acero remachado, con cubierta de intemperie de madera y cubierta de abrigo, de 66,98 metros de eslora y 9,14 metros de manga con máquina alternativa de vapor de triple expansión de 700 caballos, 11 nudos de velocidad, 862, 871 y 871 TRB respectivamente y una capacidad de 176, 190 y 190 pasajeros, respectivamente, distribuidos en tres tipos de alojamientos (1ª, 2ª y 3ª Clase).

Los tres pequeños (“Lanzarote”, “Fuerteventura” y “Gomera-Hierro”) eran de la serie “Lanzarote”: buques mixtos de carga-pasaje, de casco de acero remachado, con cubierta de intemperie de madera y cubierta de abrigo, de 48,8 metros de eslora y 7,9 metros de manga con máquina alternativa de vapor de triple expansión, 10 nudos de velocidad y 475, 478 y 447 TRB respectivamente.

Estos buques, fueron llegando a las Islas a partir de marzo de 1912 y todos ellos se incorporaron inmediatamente al tráfico Interinsular.

Entre las condiciones de la convocatoria estaba considerado el cumplimiento de trayectos que se denominaban Líneas principales y Líneas secundarias o comerciales, en las que se repartieron los seis buques, de forma que los correíllos realizaban travesías en las que enlazaban los puertos de: Las Palmas, Las Nieves, Sardina, Mogán, La Aldea de San Nicolás, S/C de Tenerife, El Porís de Abona, El Médano, Los Abrigos, Los Cristianos, Adeje, Guía de Isora, La Orotava, Icod de los Vinos, Garachico, San Sebastián de La Gomera, Hermigua, Agulo, Vallehermoso, Valle Gran Rey, S/C de La Palma, San Andrés y Sauces, Tazacorte, Gran Tarajal, Tarajalejo, Pozo Negro, Puerto Cabras, La Tiñosa, Arrecife, Arrieta, Valverde, El golfo, La Restinga, Río de Oro, Cabo Jubi y Cabo Blanco.

En aquella época, el vapor "La Palma", al igual que sus compañeros de flota eran denominados como los “correíllos” (por la función que realizaban en el transporte del correo), tenía el puente abierto y el casco pintado de negro (posteriormente lo tendría blanco, luego gris y finalmente se pintaron definitivamente de negro) y llevaba dos lanchas "caleteras" para las faenas en los embarcaderos de las islas menores.

Durante la 1ª Guerra Mundial, disminuyen los suministros de carbón en las Islas, por lo que la Compañía se ve obligada a reducir parte de los servicios y aumentar las tarifas, llegando al punto en que, cuando la falta de carbón era importante, el vapor "La Palma", junto a sus gemelos "Viera y Clavijo" y "León y Castillo", fueron fletados a armadores de Bilbao y desplazados al norte de España, quedando el servicio Interinsular a cargo de los tres pequeños, a los que llamaban los playeros. Así permanecieron hasta que terminada la guerra y restablecido el envío de carbón a los puertos canarios, los tres gemelos regresaron al archipiélago.

Fueron los tradicionales veleros de cabotaje y pequeños vapores de compañías Canarias los que experimentaron un auge en estos tiempos difíciles para la navegación.

A finales de 1919, en El Hierro se producen numerosas quejas por el servicio, ya que desde el principio de la guerra esta Isla quedó marginada de la línea comercial, lo que les hizo sufrir un gran aislamiento.

En 1921, la Compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios gana un nuevo concurso, esta vez con la competencia de Trasmediterránea. Para el cumplimiento del nuevo contrato, se aumentan las escalas entre S/C de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, se amplían las escalas en El Hierro (incluyendo en sus escalas los puertos y embarcaderos de La Estaca, Punta Grande, El Golfo y La Restinga) y se amplían las expediciones a Río de Oro, Cabo Juby y La Güera.

En Enero de 1922 el Fuerteventura remolcó a puerto, junto al remolcador “Roodézce” al buque británico “Highland Pride”

En marzo de 1923 el Lanzarote acudió en auxilio del “Cataluña”, buque de la Compañía trasatlántica que había embarrancado en la entrada de Villa Cisneros.

En 1925, el vapor “La Palma”, embarrancó en el puerto de Arrecife y pasó más de 17 días en seco, hasta que pudo ser reflotado auxiliado por el “Gomera-Hierro”. Su reparación, en Las Palmas, duró cuatro meses.

En 1927, Ministro de Justicia y Cultos realiza una visita por las Islas, en parte a bordo del “La Palma” y se le planteó la necesidad de aumentar los servicios (si dispuso de un viaje diario entre S/C y Las Palmas y dos veces por semana entra las demás capitales de las Islas menores. Se aumentó un 50% las líneas comerciales).

En 1929, para dar una mejora en el servicio, la Compañía compró un nuevo vapor al que denominó “Hierro”, con lo que el “Gomera-Hierro” pasó a denominarse sólo “Gomera”.

En 1930, D. Emilio Ley, Jefe de la Casa Elder en Canarias y Director de la compañía y D. Juan March, siguiendo las indicaciones del Gobierno,  negociaron el traspaso de la concesión de servicios marítimos a la compañía “TRASMEDITERRÁNEA”. En el mes de junio se resolvió definitivamente la absorción de la Compañía de Vapores Correos Interinsulares Canarios, pasando a manos de Trasmediterránea todas las posesiones e instalaciones que tenía la Compañía en todos los puertos Canarios y en la costa africana, la flota de barcos y el personal.

Durante todos los años en los que la Compañía operó en Canarias, cooperó en mejorar las duras condiciones que padecían los pueblos de las Islas. Tiempos difíciles en los que las infraestructuras terrestres eran casi inexistentes: Transportaron a bordo toneladas de agua y víveres, gratuitamente, para poder suplir las condiciones de escasez, precariedad y miseria que padecieron las Islas menores; Auxiliaron a las poblaciones en las grandes catástrofes, como la erupción del volcán Chinyero; Participaron en numerosos rescates y salvamentos de buques nacionales y extranjeros; realizaron obras de utilidad pública en las Islas menores, transportaron mercancías libres de flete desde las Islas mayores, concedieron pasajes gratis a personas y familias sin recursos, realizaron aportaciones económicas y suscripciones públicas para fines benéficos, colaboraron con las Autoridades de los Territorios del Sahara Occidental en la creación y desarrollo del tráfico comercial……

Pero, muchos avatares les estaban esperando a los correíllos, esta vez bajo la bandera de la Compañía Trasmediterránea, hasta el momento de sus jubilaciones: Una Guerra Mundial, embarrancamientos, salvamentos, huelgas, erupciones volcánicas,…… pero eso es otra historia. 

Miguel A. Montes de Oca Zarza
Capitán de la Marina Mercante
Gerente de la Fundación Canaria Correíllo La Palma

 

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Última actualización de esta página 24/11/05

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