INCONDICIONALES

Inconditionales Pro Sancta Ecclesia

 
IDEARIO DE VIDA
 

a) DE LA FIDELIDAD EN LA DOCTRINA

13. Los Incondicionales se adhieren con religiosa sumisión de la voluntad y del entendimiento, con prontitud y cristiana obediencia, al magisterio de la Santa Iglesia; aceptan las verdades que la Santa Iglesia propone y enseña, y se comprometen a enseñadas sin reti­cencias debidas al temor o a la duda (cf.EN 60; LG 27).

14. La catequesis en sus distintas modalidades y la formación religiosa de niños, adolescentes y adultos ha de ser una preocupación y ocupación constante y preferida, conforme a las orientaciones de la Santa Sede y de la Conferencia Episcopal y del obispo correspon­diente (cf. CT 15; VF 32; SF 1).

15. Han de estar ellos en constante proceso de formación per­manente, tanto en lo referente a su profesión como en el conoci­miento de la doctrina de la Iglesia.
Estudiarán los documentos emanados de la Santa Sede, de la Conferencia Episcopal y de sus propios Obispos y superiores mayores.

Harán llegar estos documentos al conocimiento del pueblo fiel y de los alejados en la medida que a ellos les atañen.
Preocupados por la ignorancia religiosa, el confusionismo doc­trinal y la poca, y muchas veces deformada, información que recibe el pueblo de Dios, trabajarán por remediarlo por los medios a su alcance. Este compromiso es muy importante para los incondicionales.

16. En todas sus actuaciones, los incondicionales llevarán al pueblo únicamente doctrina segura y no opiniones ni cuestiones dis­cutidas por los especialistas; evitarán toda expresión titubeante y ambigua (cf. EN 32); emplearán siempre un lenguaje sencillo, inteli­gible y claro. Y nunca olvidarán que evangelizar no es para nadie un acto individual y aislado, sino profundamente eclesial; lo harán no por una misión que ellos mismos se atribuyen, no por inspiración personal, sino en unión con la misión de la Iglesia y en su nombre. Ninguno se considere dueño absoluto de su acción evangelizadora atribuyéndose un poder discrecional para cumplida según sus crite­rios y perspectivas individualistas, sino siempre en comunión con la Iglesia y sus pastores (cf. EN 60).


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