Partiendo del significado
etimológico, la Maragatería estaría formada por aquellos pueblos cuyos
habitantes se dedicaron a la arriería desde el s. XVI. Tan grande fue el
influjo y la proyección social de estos hombres que incluso cambiaron el nombre
a la tierra , conocida como la Somoza, por el más moderno y actual de la
Maragatería.
Múltiples y extrañas
han sido, y siguen siendo, las teorías sobre el origen del pueblo maragato,
basadas en los tópicos de siempre y en un estudio muy escaso, casi nulo, de los
documentos.
Luyego está rodeado de
poblaciones que destacaron por su dedicación a la arriería en los s. XVII y
XVIII, sin embargo este pueblo no tuvo tanta importancia en este oficio
distintivo del maragato. La explicación puede estar en que los pueblos más
cercanos al río Duerna, como Luyego, encontrasen su medio de vida en la vega
cercana al pueblo, regada por las aguas del Duerna.
La pobreza del terreno
fue la que condicionó la vida y costumbres de todos sus habitantes que buscaron
en la arriería la riqueza y bienestar. Esta situación influyó en la economía
de los habitantes de la comarca, de tal manera que los vecinos más pudientes de
cada pueblo eran, sin duda, los arrieros, y los menos afortunados, rayando la
pobreza, los labradores y cardadores. Una simple observación de las viviendas
de los arrieros y de los labradores y tejedores, normalmente techadas de paja,
de cuelmo, nos indica la gran diferencia de vida entre unos y otros.
Como telón de fondo a
Luyego y Maragatería tenemos al impresionante Teleno. Este monte que en la
antigüedad fue considerado una deidad, es el vigilante eterno de esta tierra,
de sus habitantes y sus costumbres.
Han llegado a nosotros
vestigios romanos debido al paso de Roma por estas tierras pertenecientes a
Astúrica Augusta: restos de explotaciones auríferas en el campo de la
"Corona", lápidas incrustadas en paredes de edificios muy cercanos a
la Ermita de la Virgen; alguna más que se puede contemplar en el museo de
epigrafía romana en los sótanos del Palacio de Gaudí en Astorga, ahora Museo
de los Caminos, que nos siguen hablando de tiempos de miseria y explotación.
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