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"Desterremos los viejos dogmas de los individuos y de las mentes, y renovemos el sublime ideal libertario..."

Democracia, Control Social y Capitalismo

 

Juan Miguel (jmpunk@hotmail.com)

 

¿La soberanía no es un valor en sí misma. Es tan sólo un valor en la medida en que relaciona la libertad y los derechos, ya sea potenciándolos o debilitándolos.?

 

El control que ejercen las instituciones sobre nuestras vidas es un hecho recurrente a través de la historia, y algo que desde hace un tiempo se ha puesto sobre el tapete en nociones globales, en cuanto al poder soberano de una entidad política para seguir su propio curso, sin intervenciones externas. La manera en que se atropella esta soberanía se puede examinar desde dos puntos de
vista, en cuanto al modo en que ésta influye en los cambios del sistema global. Éstos dos campos son el militar y el sociopolítico. En ambos casos, se puede observar con mayor o menor sutileza que para ?el Estado ilegal por autonomasia? ?según dice Chomsky- no hay regla que valga. Al fin y al cabo quien hace las normas puede en cualquier momento obviarlas o deshacerlas apoyado en el
poder militar, económico y mediático que éstas mismas le han proporcionado. Basta con echar una mirada atrás en la historia, que de ésto sabe bastante, pese a estar escrita por los vencedores.

 

En esta amplia discusión sobre soberanía, libertad y derechos, el sistema capitalista globalizado actual (o para ser más precisos en términos económicos, el mercantilismo corporativo) antepone abstracciones políticas como empresas, Estados o Capital a las de carne y hueso, los seres humanos, que deberían ser las de mayor peso a la hora de tomar cualquier tipo de decisiones.

 

- LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA: UN INVENTO BURGUÉS

 

En materia política, se considera la soberanía ?de, por y para el pueblo? aunque la realidad no puede distar más de esta afirmación. Se califica al pueblo como una masa inerte que debe ser protegida de sí misma, por una élite conformada por quienes sí piensan y que saben mejor que nosotros mismos lo que nos conviene. Éstas ideas han causado conflictos desde el siglo XVII en Inglaterra y un

siglo más tarde en las colonias norteamericanas, cuando la mayor parte de la población exigía ser gobernados ?por gente del campo como nosotros, que conocen nuestras necesidades?, no por ?caballeros y nobles que nos imponen leyes, son elegidos por miedo, nos oprimen y no conocen los males de la gente?. Pero el sistema constitucional fue diseñado para poner un dique a esas ideas. El objetivo era ¿proteger a la minoría opulenta frente a la mayoría? y asegurar que ¿el país sea gobernado por quienes lo poseen?. Este conflicto ha permanecido a lo largo de la historia, y pese ha esto, la organización elitista no ha cambiado en lo esencial.

 

Citando de nuevo a Chomsky: ¿En el siglo XX la población ha sido considerada como ignorante y maleducada, su papel es el de espectadores, no de participantes, excepto en esas oportunidades periódicas en las que hay que elegir entre los responsables del poder privado?.

 

Durante las elecciones, particularmente el papel de espectador de la población en general se ve más acentuado, especialmente cuando las opiniones de la mayoría chocan con las de la minoría opulenta que es partícipe de la institucionalización de un orden socio-económico particular. Esto es evidente en la sociedad norteaméricana y en otras donde la sociedad se interesa por los asuntos
de política y los tratados comerciales y busca de alguna manera ejercer presión para hacer escuchar su opinión. Entonces hay un problema. Esto no es democracia, es una ¿crisis de la democracia? y hay que superarla.

 

Para superar esta crisis de la democracia, se han implementado una serie de proyectos de ingeniería social, para la fabricar necesidades y regir la opinión pública de la misma manera que un ejército rige a sus soldados. Una lobotomía bastante sutil.

 

Una forma fácil de manufacturar el consenso es minando la seguridad. La manera en que se hace esto con los acuerdos comerciales (que de ¿acuerdos? poco tienen ya que la mayoría de la gente se opone a ellos y de ¿comerciales? tampoco tienen mucho pues no son acuerdos de librecambio) es amenazando con la pérdida de empleo, lo cual es una manera fácil de disciplinar.

 

Otra manera es promoviendo la ¿flexibilidad del mercado de trabajo? que para el Banco Mundial es esencial pese a ser considerada un ?eufemismo de disminución de salarios y de despido de trabajadores? cuando es exactamente eso lo que es. De esta manera se levantan restricciones de movilidad laboral y flexibilidad salarial, mientras se pierden beneficios sociales conquistados tras una dura lucha.

 

Esta movilidad laboral no es el derecho de la gente a mudarse a donde quiera, sino más bien el derecho de las grandes empresas a despedir trabajadores cuando mejor les convenga. De nuevo se ponen por delante los derechos de las abstracciones capitalistas, dejando a un lado a los seres humanos.

 

Por supuesto, estas reformas son clave para obtener la bendición del Banco Mundial y el FMI, así que estas Instituciones las consideran como esenciales.

 

Esto no solamente afecta a los países del tercer mundo, ya que la fiebre del oro no conoce de fronteras. Si los trabajadores del primer mundo exigen condiciones de trabajo más elevadas que los de otros países, su mano de obra se desecha al tener en cuenta que gracias a la magia del ?libre mercado? se pueden obtener trabajadores de cualquier país colonizado por la hambruna capitalista a precios que ofenden la dignidad. Esto permite el aumento de horas de trabajo, mientras que los salarios se mantienen igual o descienden, al mismo tiempo que aumentan los beneficios para los empresarios.

 

- LA HISTORIA SE REPITE

 

En los países colonizados, la deuda externa viene a ser la continuación la fuga de capitales que saqueaban los conquistadores en sus carabelas, con la diferencia que ahora visten con corbata y viajan en jet. Acá el despojo es más evidente, y sin embargo es legal.

 

Una de las sucias artimañas que utiliza el FMI es el principio de la ?crisis de la deuda?. Esto consiste básicamente que la deuda no la tienen que pagar los responsables, sino sus vecinos. En Indonesia, la deuda actual es de un 140% del PIB. El dinero fue concedido a la dictadura militar y es cobrado a la población mediante crueles medidas de austeridad. Así los prestamistas están completamente a salvo de los matones del FMI.

 

Hay otras maneras de romper esta sucia cadena que es la deuda externa, y que dejan ver que no es más que una construcción ideológica. Uno de estos principios es el de ¿deuda odiosa? introducido por los Estados Unidos cuando éste ?liberó? a Cuba de España. Los Estados Unidos cancelaron la deuda con España diciendo que había sido contraída sin el consentimiento de la población. Así entró el principio de la ?deuda odiosa? en el Derecho Internacional.

 

Si las leyes internacionales no sólo funcionaran a favor de los países ricos, la deuda de los países del tercer mundo ya sería cosa del pasado, pero la realidad es otra.

 

- LA DEMOCRACIA EN EL TERCER MUNDO: CULTURA DEL TERROR

 

El gobierno de los Estados Unidos es declarado defensor de la democracia en sus dependencias, siempre y cuando esa democracia busque ser complaciente con los deseos de Washington. En caso contrario hay que hacer todo lo posible por mantener el orden tradicional, usando la violencia, sembrando el terror si es necesario.

 

Este tema es tratado ¿desde una perspectiva interna? por Tilomas Carrothers, quien trabajó en la administración Reagan en el Departamento de Estado de fortalecimiento de la democracia. En este ensayo, el especialista reconoce que la administración Reagan buscó ¿mantener un orden mínimo en sociedades no demasiado democráticas? para evitar ¿cambios basados en el populismo?, adoptando ¿políticas prodemocráticas como medio de quitar presión a tentativas de cambio más radicales, buscando sólo limitados cambios de perfil bajo, que no pusieran en riesgo las tradicionales estructuras de poder de las cuales los Estados Unidos han sido aliados durante mucho tiempo?. Él mismo dice encontrarse insatisfecho con la crítica liberal, diciendo que la debilidad de sus principios deja los problemas sin resolver. Esta debilidad no ofrece ninguna alternativa para la restauración de las estructuras tradicionales de poder más que el terrorismo militar y paramilitar, que dejó durante los años 80 doscientos mil cadáveres y millones de refugiados, heridos y huérfanos en sociedades destruidas. Lo mismo sucedió durante la administración Carter con el asesino régimen de Somoza, Estados Unidos quería que Nicaragua actuará independientemente mientras que eso no afectara
adversamente a sus intereses.

 

Los ejemplos abundan, como sucedió en Guatemala, cuando un breve episodio de democracia fue truncado por una dictadura militar que duró 40 años y dejó la misma cultura del terror que en toda Centroamérica. Lo mismo sucedió con Cuba, como explica el historiador Arthur Schiesinger, quién lee en un informe de una misión secreta de los Estados Unidos que la amenaza cubana consistía en: ¿la difusión de la idea de Castro de solucionar uno mismo sus propios asuntos?. Esta amenaza debía ser aplacada mediante terrorismo sistemático y estrangulación económica.

 

Las mismas preocupaciones se ocultan debajo de los Tratados de Libre Comercio. Es vital para los Estados Unidos garantizar que los demás países mantengan sus economías subordinadas a las transnacionales, de lo contrario serán considerados sus más feroces enemigos.

 

Esto demuestra de nuevo como se pone por encima de los seres humanos entidades políticas como empresas, capitales y estados. En el siglo pasado los ejemplos más prominentes fueron el bolchevismo, el fascismo y la libre empresa, los dos primeros colapsaron, el tercero ha sido una forma de tiranía que hoy avanza disfrazada de globalización.

 

En la actualidad, la forma que utilizan las empresas multinacionales para acabar con la soberanía de sus dependencias viene amparada por el fuerte nexo con el Estado. Por supuesto, estas violaciones sólo se permiten en los Estados débiles, nunca en los países del primer mundo. Es éste el doble discurso que habla el capitalismo globalizado. Mientras que el presidente Wilson se oponía a las concesiones por parte de los Estados Unidos, estaba consciente de que consiguiéndolas en otros países, eran capaces de subyugarlos pues según él mismo ¿un país es controlado y dominado por el capital que en él se ha invertido?.

 

Interesantísimo es el caso de Guatemala, cuando se intentó reducir las altas tasas de mortalidad infantil regulando el comercio de leche para niños por parte de las multinacionales. Las medidas que Guatemala propuso se adaptaban a las directrices de la Organización Mundial de Salud y respetaban los códigos internacionales, pero la Gerber Corporation denunció estas sanciones y la amenaza de una queja por parte de la OMC fue suficiente para que Guatemala retirara la propuesta por miedo a las represalias que podrían tomar los Estados Unidos.

 

Decenas de millones de personas mueren en todo el mundo a manos de enfermedades evitables gracias a las medidas proteccionistas que toma la OMC para mantener los monopolios de las grandes empresas farmacéuticas. A todo esto se le llama ¿derechos comerciales? pero nada tiene que ver con comercio. Son medidas tomadas para asegurar los derechos empresariales, de la misma manera en que se frena el desarrollo y las innovaciones. El principio de los tratados de la OMC es mantener las tiranías privadas y los derechos de los inversores por encima de la soberanía y los derechos democráticos. Un ejemplo claro de esto es el caso de los transgénicos. En el protocolo de bioseguridad redactado en Montreal se puede encontrar el ?principio de precaución? según el cual los estados soberanos deben tener el derecho de protegerse de semillas genéticamente modificadas, animales, microbios y cosechas que se consideren perjudiciales. Frente a este protocolo, Estados Unidos se amparó en la OMC, la cual
dice que sólo se puede prohibir una importación si existe evidencia científica.

 

Por supuesto, no es responsabilidad de los productores demostrar que los alimentos lácteos que vende Nestlé para suplantar la leche materna causan enfermedades en los niños. Es responsabilidad de los consumidores el conseguir evidencia científica de que están siendo víctimas de un experimento, para lo cual tienen que confiar en agencias gubernamentales con bajos presupuestos que suelen dejarse influir por las presiones de la industria. Un muy buen chiste.

 

- LA ORGANIZACIÓN POPULAR ES LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA

 

Es causa de alarma para las minorías opulentas y los guardianes del orden establecido, ese orden de la humillación de las mayorías y de la tranquilidad de que el hambre siga siendo hambrienta y la injusticia siga siendo injusta; la movilización de grandes multitudes como las que se han venido sucediendo desde Seattle, y el descontento manifiesto de quienes creemos que otro mundo es posible. Es el auge de organizaciones populares llamada según las alas liberales, una crisis de la democracia que debe ser superada, para volver a convertirnos en una masa apática, y seguir haciéndonos creer que las cosas del estado y estado de las cosas son producto de una maldición irrevocable o un designio astral, para retomar nuestro papel de espectadores en ese juego donde siempre apostamos a perder.

 

En respuesta a eso, los anarquistas seguimos haciendo de nuestros sueños, sus pesadillas; surcando mares de sonrisas en la construcción de alternativas horizontales y participativas, confiando en nosotros y en nosotras como responsables del único cambio que pueda llevar a una sociedad más justa y libre, sin delegar nuestras responsabilidades en terceros/as ni esperar con los brazos
abiertos a que nos llueva la suerte del cielo, manteniendo en duda siempre cualquier vestigio de autoridad. Te invitamos a construir junto a nosotros/as una historia donde los medios se fusionan con el fin, la autogestión íntegra de una nueva sociedad, sin amos ni esclavos.

 

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